Durante el fin de semana del sábado 22 y domingo
23 de septiembre tuvo lugar la II edición del Viaje Guiado
ARTEGUIAS "Monasterios Desconocidos de Burgos", una
segunda edición planteada con la intención de que
ninguno de nuestros amigos que quedaron sin plaza en la primera
allá por abril, se viesen privados de realizar esta fantástica
ruta con nosotros.

Así pues, con una puntualidad digna de agradecer,
nuestro autobús partió de la Plaza de Castilla para,
tras una parada técnica obligatoria a la altura de Aranda
de Duero, llegar a nuestro primer atractivo monumental de la ruta:
Gumiel de Izán.
La localidad de Gumiel de Izán es una de las
muchas localidades burgalesas que, pese a quedar al lado de una
gran artería como es la autovía A-1, resulta una
gran desconocida para el gran público ya que son muy pocos
los viajeros que se detienen a visitarla.

Maravillosamente cuidado, Gumiel conserva un interesante
conjunto urbano del más puro carácter castellano
que tiene su punto culminante en su iglesia parroquial de Santa
María; templo gótico de dimensiones auténticamente
catedralicias que conserva en su interior, bajo la denominación
de "Museo Gomellano" un reseñable conjunto de
obras de arte.
De entre todas las piezas custodiadas en la iglesia
de Gumiel, destaca el lapidario románico procedente del
prácticamente desaparecido Monasterio de San Pedro y en
el que resulta más que patente la maestría del taller
silense.

Prácticamente igual de desconocido o incluso
más que Gumiel de Izán es el monasterio cisterciense
de Villamayor de los Montes, cuyo claustro e iglesia visitamos
con la inmejorable compañía de la Hermana Rocío,
religiosa encargada de las visitas y que, con una encantadora
sencillez, nos explicó además de las particularidades
histórico-artísticas del conjunto, las claves de
la vida monacal bajo la regla benedictina cisterciense.

Por supuesto, no podíamos abandonar Villamayor
de los Montes sin pasar por la tienda del monasterio, en el que
se venden varios tipos de dulces manjares realizados por la propia
comunidad monástica.

Tras la comida en Briviesca, iniciamos la jornada
de tarde visitando la llamada ermita de Nuestra Señora
del Valle de la población de Monasterio de Rodilla; una
ermita que, como el propio nombre de la localidad nos revela,
es el único resto conservado de un antiguo monasterio románico.
Además de su inigualable fotogenia acentuada
con las luces del atardecer, la ermita de Monasterio de Rodilla
resulta un auténtico deleite para cualquier aficionado
al románico que la visita tanto por su entorno, su equilibrio
y la rica escultura monumental que adorna sus canecillos y capiteles.

Desde Monasterio de Rodilla descendimos al encuentro
del Camino de Santiago hasta desembocar en el Monasterio de San
Juan de Ortega, otro de los grandes cenobios burgaleses quizás
en este caso algo más conocido por constituir uno de los
enclaves más señeros de la ruta jacobea.

Visitamos San Juan de Ortega a esta hora de la tarde
de una manera totalmente deliberada, ya que nuestra estancia en
la zona coincidía con el llamado "fenómeno
de la luz equinoccial", un acontecimiento que tiene lugar
dos veces al año coincidiendo con el equinoccio y por el
cual, a través de una de las ventanas de la iglesia, penetra
la luz irradiando directamente sobre el famoso capitel de la Anunciación.

Finalizado el fenómeno de la luz del que fuimos
testigos junto a un grupo de personas allí congregadas,
continuamos nuestra visita estrictamente artística al conjunto
monacal antes de emprender rumbo al hotel de Briviesca para cenar
y descansar.
La jornada dominical la iniciamos en la población
de Santa Gadea del Cid, que como Gumiel de Izán y pese
a conservar uno de los conjuntos urbanos más interesantes
de la provincia, resulta una gran desconocida para el turismo
de masas.
En Santa Gadea, tras recorrer sus preciosas callejuelas
y atravesar las puertas conservadas de su antigua muralla, nos
acercamos en primer lugar a la hoy ermita de la Virgen de las
Eras, antigua parroquia del barrio alto y que luce al exterior
prácticamente intacta de reformas y aditamentos.

De regreso al casco urbano de Santa Gadea, no podíamos
marcharnos de allí sin visitar su iglesia parroquial, edificio
tardogótico erigido sobre una construcción anterior
y en cuyo interior conserva varias obras e arte que hicieron las
delicias de todos los presentes.

Tras una breve parada técnica en una cafetería
de la histórica población de Pancorbo, nos aceramos
al antiguo monasterio premostratense de Bugedo de Candepajares,
en la actualidad propiedad de los Hermanos de La Salle.
Precisamente de la mano de uno de los hermanos, realizamos
un sugestivo recorrido por los elementos medievales llegados a
nuestros días, prestando especial interés a la cabecera
de la iglesia abacial, de una volumetría y perfección
arquitectónica que nos dejó boquiabiertos.

Tras un agradable paseo por los jardines del antiguo
cenobio, regresamos al autobús para dirigirnos al centro
geográfico de Burgos para comer en un hotel restaurante
de Villagonzalo-Pedernales y seguir la ruta.
Para el domingo por la tarde, antes de iniciar nuestro
regreso a Madrid, aún nos aguardaban dos agradables sorpresas.
La primera de ellas fue el monasterio de San Salvador de Palacios
de Benaver, también desconocido para la mayor parte incluso
de burgaleses pese a albergar en su interior una de las piezas
románicas más sobresalientes de la escultura románica
en madera como es el llamado Cristo de los Ojos Grandes.

Tras la explicación de la madre abadesa y
aún sobrecogidos por la belleza y la eternidad que respira
y se desprende de ese Cristo, visitamos la tienda del monasterio
antes de dirigirnos a la última de las paradas temáticas
del fin de semana: Hormaza.
De discutibles orígenes monacales, la iglesia
de Hormaza, coronando su pequeño caserío, se enorgullece
de conservar en su portada uno de los escasos calendarios agrícolas
llegados a nuestros días en el románico español;
un calendario que, como el resto de motivos figurativos de la
portada, tuvimos la ocasión de analizar con detenimiento.

Finalizadas las visitas y tras la reglamentaria
parada técnica en Lerma, llegamos a nuestro destino en
Madrid dentro del horario previsto, despidiéndonos hasta
futuros viajes. Muchas gracias a todos por lustra maravillosa
compañía.