El pasado sábado día
21 de enero tuvo lugar el primero de los Viajes Guiados ARTEGUIAS
programados para el nuevo año 2023 que, como ya es tradición
para dar el pistoletazo de salida a nuestras rutas, tuvo como
escenario la ciudad de Toledo y, dentro de las varias rutas que
solemos proponer por esa ciudad, la centrada en su arquitectura
subterránea y desconocida.

Con el frescor propio del mes de enero
pero con un agradable sol que paulatinamente fue calentando un
poco el ambiente, salimos puntuales de la Glorieta Puerta de Toledo
para, en algo menos de media hora, desembarcar frente al Puente
de San Martín de la capital imperial.

Tras las fotos de rigor en tan precioso
lugar y tras exponer varias de las leyendas que en él tuvieron
escenario, iniciamos nuestro ascenso hasta el casco histórico
toledano propiamente dicho, para de inmediato acceder a la Sinagoga
de Santa María la Blanca.
Se trata de una de las dos sinagogas
medievales conservadas en Toledo, quizás la más
espectacular desde el punto de vista visual ya que condensa en
un solo espacio la esencia de las tres culturas: edificio de culto
hebreo, hecho por mano de obra musulmana y todo ello bajo un régimen
de dominio cristiano.

Desde Santa María la Blanca y
a través de las intrincadas callejas de la Judería
Toledana ascendimos hasta la artería principal de la ciudad,
pasando frente al altísimo campanario mudéjar de
la iglesia de Santo Tomé, y que conserva empotradas varias
piezas reaprovechadas romanas y visigodas.

A continuación accedimos a la
iglesia parroquial del Salvador, muy poco conocida pese a su emplazamiento
en el corazón de la urbe, y es que su anodino aspecto externo
oculta tres elementos de sumo interés como son una arquería
sobre columnas romanas, una pilastra visigoda labrada y, accediendo
a través de un recoveco en su nave norte, los restos del
antiguo patio de abluciones de la antigua mezquita que se ubicaba
en su solar. Toda una sorpresa para muchos viajeros que, pese
a haber estado en Toledo antes, no sospechaban de la existencia
de este lugar.

Desde la Plaza del Salvador ascendimos
hacia una de las zonas más elevadas de la ciudad para visitar
las antiguas Termas Romanas, rescatadas y puestas en valor en
los sótanos del hoy moderno inmueble que acoge las oficinas
del Consorcio de Toledo.

El último de los espacios subterráneos
de la mañana fueron las Cuevas de Hércules, también
tan espectaculares como desconocidas y a las que se accede a través
de una escalera de caracol que literalmente te lleva a las entrañas
y profundidades del Toledo romano.

Tras la comida en un céntrico
restaurante, iniciamos la jornada de tarde visitando uno de los
conventos más herméticos y desconocidos de Toledo,
pese a la dilatadísima historia que atesora. Se trata del
de Santa Clara la Real, casi siempre cerrado y solo accesible
en contadas fechas.

Como no pudo ser de otra manera, el
espacio hizo las delicias de toda concurrencia, tanto su iglesia,
sus dependencias musealizadas cargadas de obras de arte sacro,
sus sepulcros de importantes eclesiásticos y sus insospechados
claustros, con dos bellísimas portadas mudéjares
y un fantástico "belvedere" hacia las vegas del
Tajo.
Iluminada por las sugestivas luces del
atardecer, descendimos de nuevo hasta el centro neurálgico
Toledo para admirar el exterior de su catedral y la iconografía
de sus portadas, mientras que en dos tandas nos acercamos a otra
de las sorpresas subterráneas toledanas.
Nos referimos a la Casa Árabe
de la Calle Cardenal Cisneros, muy cerca de la fachada sur de
la seo y, por lo tanto, de lo que fue la antigua mezquita aljama.
Recuperada y musealizada con cierto enfoque esotérico,
esta estructura subterránea nos permitió conocer
la arquitectura civil hispanomusulmana de ese Toledo árabe
del que quedan pocos vestigios.

Pasando frente a los ábsides
mudéjares de las iglesias de Santa Úrsula, Santa
Justa y Rufina y Santa Isabel, todas ellas desconocidísimas
para el turismo de masas, nos encaminamos hacia el sector norte
de la ciudad dirección al río Tajo, deteniéndonos
también durante el trayecto en las parroquias de San Bartolomé
con su espectacular cabecera y en la de San Sebastián.

Como fin de fiesta, ya atardeciendo,
visitamos los restos de los Baños Árabes de Tenerías,
desde donde, pasando frente a los miradores de la sede de las
Cortes de Castilla La Mancha, llegamos a nuestro punto de reunión
frente al Monasterio de San Juan de los Reyes para regresar al
autocar.

Muchísimas gracias a todos por
vuestra compañía.