El pasado sábado día 27 de enero
tuvo lugar el primer viaje guiado ARTEGUIAS del año 2018,
para el cual, como en otras ocasiones para iniciar el curso y
dada su proximidad con Madrid en estas fechas en que anochece
tan temprano, el destino elegido fue la ciudad Toledo.
Ciudad visitada por ARTEGUIAS en varias ediciones
anteriores ya fuera para la ruta de las Tres Culturas o del Toledo
subterráneo, la capital toledana conserva un bagaje histórico
artístico de tal calado que permite un sinfín de
itinerarios, uno de las cuales, muy poco explorado por el turismo
de masas, fue el que nosotros propusimos: El Toledo Imperial.
Y es que Toledo, entre finales del siglo XV
y durante todo el siglo XVI, coincidiendo con los reinados de
los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II, fue el auténtico
centro político y económico del enorme Imperio Español,
motivo por el cual desde la propia corte se promovieron numerosas
obras y se atrajeron los mejores artistas con el fin de dotar
a la urbe de equipamientos acordes a tal distinción.
Así, tras una breve hora de trayecto
desde la salida de Madrid, llegamos a nuestro destino descendiendo
del autobús frente a la icónica Puerta de la Bisagra,
auténtico y eterno icono de bienvenida para todo aquél
que visita la urbe toledana desde Madrid.
Tras comentar la Puerta de la Bisagra, presidida
por el enorme escudo imperial, nos acocamos a una cafetería
para reponer fuerzas antes de iniciar el grueso de la visita,
la cual comenzó en el Hospital de Tavera, una de las más
colosales obras arquitectónicas toledanas pero que, quizás
por situarse algo apartado del cogollo monumental, suele pasar
desapercibido para la mayoría de visitantes.
En Tavera, de la mano de una guía de
la propia Casa de Medinaceli propietaria del inmueble, iniciamos
la visita por las diferentes estancias del antiguo hospital transformado
hoy en residencia, finalizando en su maravilloso patio desde el
cual, ya de la mano de nuestro guía oficial de Toledo Luis
Fernando, visitamos la enorme capilla, en cuyo interior se conservan
varias obras del insigne pintor Domenikos Theotokopoulos, universalmente
conocido como El Greco.
A la salida del Hospital de Tavera fuimos recogidos
por el autobús con el fin de dirigirnos al oeste de la
ciudad, concretamente al Puente de San Martín para, desde
él, acometer pacientemente el ascenso hasta el segundo
de los monumentos propuestos para la mañana: el Monasterio
de San Juan de los Reyes.
Reabierto recientemente al público tras
años siendo objeto de diferentes intervenciones de restauración,
en San Juan de los Reyes tuvimos la ocasión de conocer
uno de los monumentos más sobresalientes del llamado "gótico
isabelino", en el cual además, como rasgo que le confiere
una personalidad aún mayor, se observan rasgos mudejaristas
que comentamos in situ primero en el interior, y posteriormente
en su fotogénico claustro.
Desde San Juan de los Reyes y a través
de las calles del Ángel y de Santo Tomé, desembocamos
frente a la catedral primada, aunque en este caso, dada la temática
de nuestra visita, el interés se centró en el edificio
del Ayuntamiento, también de época imperial.
Tras la comida en un céntrico restaurante,
descendimos al entorno de la mítica plaza de Zocodover
para visitar el Alcázar, junto a la catedral, la construcción
más conocida y visitada de la ciudad.
En el descomunal edificio del Alcázar,
iniciamos la visita por su zona arqueológica en la que,
tras las diferentes excavaciones, pueden apreciarse sustratos
de la práctica totalidad de civilizaciones que han poblado
Toledo a lo largo de la historia.
A continuación, a través de las
salas y pasillos que hoy configuran el Museo del Ejército,
fuimos admirando parte de la colección de armaduras, armamento
y miniaturas hasta salir a su precioso patio central, reconstruido
tras la devastación sufrida en la Guerra Civil pero que
conserva prácticamente intacta su esencia clasicista.
Desde el propio patio central del Alcázar
nos asomamos a su gran terraza norte desde la que, además
de contemplar la preciosa fachada obra de Alonso de Covarrubias,
pudimos admirar las mejores panorámicas de la ciudad, las
cuales, nos sirvieron para adentrarnos un poco más en esa
pujante Toledo de la época del Imperio.
Como más que digno colofón a
nuestra visita, no podíamos dejar de visitar el otro gran
hospital del renacimiento toledano junto al de Tavera como es
el de Santa Cruz, hoy convertido en museo y que acoge una de las
mejores colecciones de pintura y arte sacro de época de
los Austrias de toda España, entre ellas, varias de las
más conocidas obras del Greco.
En Santa Cruz, tras comentar detalladamente
la colección y su armónico patio, tuvimos la fortuna
de poder admirar una exposición temporal del pintor Sorolla,
que si bien se salía de nuestro hilo temático, no
podíamos dejar pasar la ocasión de asomarnos a ella.
Finalizado el recorrido y tras despedirnos
de nuestro guía Luis Fernando, disfrutamos de cuarenta
minutos de libre disposición para reponer fuerzas y hacer
las pertinentes compras antes de descender por las escaleras mecánicas
hasta el parking donde nos esperaba el autobús y así
iniciar nuestro viaje de regreso a Madrid.
Muchas gracias a todos por vuestra compañía
y hasta una próxima ocasión.