Ermita
de San Bartolomé del Cañón del Río Lobos
(Soria)

En el Parque
Natural del Cañón del Río Lobos se asienta
la preciosa Ermita de San Bartolomé. Este lugar pertenece
al Comunero y Comunidad de San Bartolomé, regido por los tres pueblos
colindantes: Herrera de Soria, Nafría de Ucero y Ucero.
Parece que
originalmente fue la iglesia del convento templario de San Juan
de Otero, aunque tal extremo no está del todo claro.

El
lugar en que se encuentra, de extrema y misteriosa belleza, que
fue usado por poblamientos de la Edad del Bronce y por eremitas
en época visigoda, era el ideal para el retiro místico
de los templarios.
En pocos lugares
como éste (no viene a la cabeza la ermita de San Frutos del
Cañón del Duratón) la Naturaleza se integra
con la obra humana siendo resaltada las belleza de ambas.
El romántico
edificio, situado en un estrecho valle surcado por el río
Lobos y rodeado por cuevas y farallones calizos de caprichosa silueta
forma una de las más bellas estampas que podamos encontrar
en Soria.
La Ermita de
San Bartolomé del Cañón del Río Lobos
es un lugar para visitar sosegadamente e inspirar el aire espiritual
que allí se vive (aunque el creciente flujo turístico
que atrae este emblemático lugar en fines de semana lo hace
difícil)
La iglesia
fue construida en las primeras décadas del siglo XIII, en
estilo románico muy tardío y sobrio, al gusto cisterciense,
y con una bella impronta oriental como corresponde a las obras templarias.
Para Teodoro Ramírez los canteros constructores pudieron
provenir de la región francesa de Aquitania. Tras la supresión
de la Orden del Temple fue confiscada y convertida en abadía,
pasando posteriormente a ser administrada por la villa de Ucero.

Todo el edificio
es de perfecta sillería casi isódoma. Posee planta
de cruz latina con crucero más bajo que la nave y cabecera
con tramo recto presbiterial y ábside semicircular.
El citado ábside
es muy sobrio con dos pilastras a modo de columnas y ventanales
de arco de medio punto rodeado por guardapolvos con puntas de diamante.
También tiene estas pilastras en la unión con el presbiterio.
Los hastiales del crucero llevan sendos óculos circulares
con tres roscas y celosías de atractivo gusto oriental. A
pesar de su trazado sencillo, las formas geométricas trazadas
son diversas. Cinco corazones entrelazados dibujan interiormente
una estrella de cinco puntas invertida cuyo corazón es un
pentágono.

La puerta meridional
tiene seis arquivoltas apuntadas con decoración de baquetones,
puntas de diamante y rosetas, además de seis columnas cuyos
capiteles tiene cabecillas humanas entre flores y hojas. Los canecillos
de la iglesia son figurados, mostrando objetos simbólicos
como el sol, la luna, crismones, parejas de personajes en diferentes
actitudes, cabezas humanas, etc.

Contrasta sobremanera
la diferencia de calidad plástica de las tallas, de factura
poco refinada con relación a la monumentalidad arquitectónica
del edificio.
En el interior,
la bóveda de la nave es de cañón muy apuntado
y la del ábside lleva nervios apuntados protogóticos.

Aprovechando
la visita a la Ermita de San Bartolomé, se puede visitar
otros parajes del Cañón del Río Lobos. También
es recomendable visitar las magníficas ruinas del Castillo
de Ucero o las iglesias con restos románicos de Rejas de
Ucero, Santa María de las Hoyas y Arganza.
