Ermita de San Cristóbal de Canales de la Sierra
Introducción
En el extremo suroriental de La Rioja y a apenas 5
kilómetros de los límites provinciales burgaleses,
la pequeña población de Canales de Sierra se
sitúa a más de mil metros de altitud muy cerca de
la cabecera del valle del río Najerilla.
Su hoy ermita de San Cristóbal, antaño
una parroquia más de la localidad, se yergue airosa coronando
uno de los cerros que encajonan el minúsculo casco urbano
de Canales. Fue declarada Bien de Interés Cultural en el
año 1980.
Presenta en la actualidad una planta de nave única
dividida en cinco tramos cubiertos con bóveda de lunetos
que desemboca en una cabecera de planta cuadrangular. Adosada al
hastial norte se eleva su torre campanario, mientras que al costado
sur se habilita lo que queda de su primitiva galería porticada,
única en territorio riojano.
La construcción que admiramos hoy es el resultado
de varias fases constructivas y de sucesivas reformas y ampliaciones
tardías, de manera que los elementos más antiguos
del conjunto serían la cabecera y parte de la caja muraria,
que vendrían a datarse según la mayoría de
estudiosos a mediados del siglo XII.
En una segunda etapa aún en tiempos del románico,
concretamente hacia finales del siglo XII y contemporáneamente
a la de Pineda de la Sierra y tantas otras del entorno geográfico
de la Sierra de la Demanda, sería añadida la galería
porticada sur.
Ya en época posmedieval la iglesia fue objeto
de una ambiciosa ampliación consistente en elevar y alargar
hasta cinco tramos hacia los pies el espacio de la nave, renovándose
por completo sus cubiertas. Probablemente durante esta misma campaña,
además de reformarse la torre campanario, parte de la galería
porticada fue eliminada con el fin de habilitar un pequeño
cuarto de diezmos o trastero.
Tras
décadas en estado de semiabandono, durante los años
noventa de la pasada centuria fue objeto de un plan de restauración
que, por problemas económicos, no pudo ser ejecutado más
que parcialmente. En la actualidad, a esa restauración inacabada
se le han unido problemas de humedades, goteras e inestabilidad
debido a lo precario del terreno sobre el que se asienta, motivo
por el cual se encuentra cerrada a culto y visitas, aunque su atractivo
desde el punto de vista medieval se concentra exclusivamente en
su exterior.
Exterior
La Cabecera
Como indicábamos, el elemento más antiguo
conservado es la cabecera, levantada a mediados del siglo XII. Llama
la atención su planimetría cuadrangular con tejado
a dos aguas, lo que unido a su desproporción respecto el
resto de la nave sobreelevada en época moderna, da cierta
sensación de arcaísmo.
Se articula todo el espacio absidial exterior mediante
arcos de medio punto ciegos que ocupan toda la superficie mural:
dos en los costados laterales y tres en el muro del testero. Estas
arquerías descansan sobre pilastras adosadas animadas con
impostas taqueadas, abriéndose justo en el eje un pequeño
ventanal de rosca sogueado.
Completa la decoración absidial una colección
de catorce canecillos; siete en el muro norte lisos, y otros tantos
en el sur en el que se despliegan motivos geométricos y figurativos.
Esta articulación cabecera mediante arcos murales
ciegos ha sido puesta en relación con la vecina iglesia de
Monterrubio de la Demanda y con la ermita de Coruña del Conde,
si bien algo más alejada, sí se encuentra en la misma
ruta de comunicación entre los pagos serranos y la meseta
castellana.
La puerta
La portada, abierta al lado sur bajo la galería
porticada despliega tres arquivoltas de medio punto decoradas con
fórmulas geométricas que descansan sobre pilastras
y dos pares de columnas acodilladas culminadas en capiteles vegetales.
Junto a la puerta y muy desfigurada se aprecia una inscripción
en la que parece leerse la fecha del 26 de diciembre (sin especificar
año); muy probablemente alusiva a su consagración.
La galería porticada
De la galería porticada, que originalmente recorrería
toda su fachada sur, tan solo han llegado a nuestros días
la puerta de ingreso a la misma y los tres arcos dispuestos hacia
el lado este.
Con total seguridad, hacia el costado oeste del arco
de ingreso continuaba la galería con otros cuatro arcos (hasta
sumar siete, número de gran simbolismo y de lo más
recurrente en galerías análogas), sin embargo en una
de las reformas posmedievales fue eliminada con el fin de habilitar
una estancia auxiliar.
Hoy en día, empotrados en los muros de la iglesia
parroquial de Canales de la Sierra, dedicada a Santa María
y levantada en el centro del caserío, pueden apreciarse restos
de piezas labradas, algunas con forma de arco, que bien podrían
proceder del tramo eliminado de la galería porticada de San
Cristóbal.
La puerta de acceso al pórtico, en el mismo
eje que la portada principal de la iglesia, despliega dos arquivoltas
de medio punto, una de ellas decoradas con palmetas de remate rizado.
Apean sobre columnas acodillados de fustes monolíticos (uno
de ellos entorchado) culminados con capiteles; uno vegetal y el
otro decorado con aves que giran sus cuellos en un pronunciado escorzo
para picotear sus patas.
Los tres arcos supervivientes de la galería
porticada son de medio punto sobre columnas pareadas, llamando la
atención la alternancia decorativa entre el taqueado y las
puntas de clavo de sus guardapolvos.
En cuanto a los capiteles, comenzando la lectura de
izquierda a derecha, el primero de ellos representa, según
varios especialistas, el tema del martirio de San Esteban, apareciendo
el diácono con vestimenta eclesial y los brazos abiertos
siendo apedreado por un diablillo, junto a lo cual identificamos
por su llave la figura de San Pedro dirigiéndose hacia un
monje con un libro del que parece tirar violentamente otro ser monstruoso
que podría aludir de nuevo al diablo.
Pero también podría aludir dicha escena
a la entrega de Cristo de las llaves del Cielo a San Pedro y su
promesa de que el infierno no prevalecerásobre la Iglesia
recién fundada.
A continuación, tras una cesta vegetal, encontramos
otro capitel figurado donde además de unos monos o cuadrumanos
y una escena de lucha, destaca una representación del Maiestas
Domini con el libro abierto y en actitud de bendición.
Por último, en la más oriental de las
cestas aparece una escena en la que un personaje es atacado por
lo que podría identificarse como un felino y otro ser híbrido
de aspecto monstruoso.
Completa la decoración escultórica de
San Cristóbal de Canales de la Sierra una amplia nómina
de canecillos figurados dispuestos a lo largo de las cornisas del
lado sur, pudiendo distinguirse un hombre bebiendo de un tonel,
una mujer pariendo, una contorsionista que dobla su cuerpo hacia
atrás, luchas del hombre contra el diablo, un ave devorando
un animal prisionero entre sus patas, mascarones y cabezas monstruosas,
etcétera.
Interior
Al acceder al interior se puede comprobar rápidamente
que el edificio necesita una intervención restauradora. Al
margen de este problema, comprobamos las modificaciones que ha sufrido
durante siglos.
De especial interés es la pila bautismal románica
que se encuentra en la esquina noroeste del templo. Es de tipo cubeta,
con una cenefa con dientes de sierra en la parte superior y arcos
de medio punto sobre parejas de columnas de fustes torsos.
Conclusión
A modo de resumen, pese a situarse en territorio riojano,
la hoy ermita de San Cristobal de Canales es un templo que bien
podría definirse como "muy burgalés". Para
la mayoría de estudiosos, esta íntimamente relacionada
con la de Pineda de la Sierra, obras ambas, como las de Jaramillo
o Vizcaínos, de artífices procedentes de esos talleres
serranos conocedores más o menos difusos de los modelos silenses
pero que los llevan a la práctica de una manera más
popular.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)