Guía
de la Ermita de Santa María de Arce, Navarra
Introducción
La ermita de Santa María (Purísima
Concepción) de Arce pasa por ser una de las construcciones
del románico rural navarro con mayor encanto.
Se ubica al nordeste de Pamplona, ciudad de la que
dista unos 40 kilómetros por carretera. Tampoco está
muy distante del conjunto jacobeo de Roncesvalles (a 23 kilómetros).
En la actualidad está junto al llamado Embalse
de Nagore, correspondiente al río Urrobi, donde se ha permitido
el disfrute de los bañistas desde marzo de 2021.
Santa María fue la iglesia parroquial de la
localidad de Arce, actualmente desaparecida por lo que quien la
visita la encuentra como una encantadora ermita ubicada en medio
del campo.
Existió un personaje en el siglo XII llamado
Lope Garceiz de Arce, que gozó de cierta confianza de los
monarcas García Ramírez y Sancho el Sabio, del que
consiguió beneficios para su comunidad. Es posible que
fuera el impulsor de la construcción de esta iglesia en
la que intervino un taller de calidad tanto en el ámbito
constructivo como escultórico.
Santa María de Arce gozó de una restauración
en 1960 y en 2014 ha sido de nuevo objeto de una intervención
para limpiar los sedimentos que agobiaban la cabecera, amén
de otras reformas.
En 1984 fue declarada Bien de Interés Cultural.
Arquitectura
La ermita es un edificio de modesto tamaño,
todo él ejecutado con sillería un tanto irregular,
realizada a maza (hay espacios donde se pueden considerar sillarejos),
a partir de rocas procedentes del medio cercano.
Consta de una nave de tres tramos abovedada con medio
cañón. Los arcos fajones que se construyeron bajo
ella se corresponden con estribos o contrafuertes en en exterior.
La cabecera tiene un largo presbiterio y un ábside
con la habitual planta semicircular. Adosada al muro presbiterial
meridional se encuentra la sacristía moderna, que es el
único postizo que sufre este templo románico.
Sobre el tramo occidental se construyó una
torre campanario de no demasiada altura.
Exterior
Además de por su material pétreo y
la sabia disposición de puerta y ventanales, una de las
razones por la que el aspecto exterior de este templo resulta
tan agradable es por el escalonamiento de volúmenes. En
efecto, es fácil observar que la máxima altura la
alcanza el citado campanario, mientras que nave, presbiterio y
ábside continúan descendiendo progresivamente en
altura, como es preceptivo en casi la totalidad de las iglesias
románicas, si bien en Navarra esto no sucede tan habitualmente..
Cabecera
El ábside cuenta con tres ventanales (simbolismo
trinitario) de tipo portada y una imposta que lo anilla al nivel
de los alféizares de dichos ventanales. No cuenta con columnas
entregas.
Los ventanales tienen baquetón y escocia,
además de una chambrana lisa. Los capiteles son vegetales,
de diseño muy distinto entre sí. Algunas de las
piezas han sido sustituidas por modernas en las citadas restauraciones.
Lo que son los vanos de iluminación se reducen a anchas
aspilleras.
Ventanal y puerta del muro meridional
El muro meridional cuenta con la puerta de ingreso
y un ventanal que es el más cuidado de todos los que dispone
el edificio.
El ventanal tiene una arquivolta de baquetón
y Escocia El guardapolvos muestra un taqueado jaqués. Los
apoyos son dos columnitas acodilladas. El capitel de la izquierda
imita al corintio romano con sus hojas de acanto y volutas. El
derecho muestra dos parejas de aves, las superiores posadas sobre
el lomo de las inferiores.
La puerta es de modestas dimensiones. Se abre en
un arimez con un tejaroz sostenido por diez canecillos, algunos
muy deteriorados y otros están restaurados. Dispone de
tres arquivoltas de grueso baquetón y escocias en las que
aparecen cabezas humanas alternando con bolas.
Las columnas son cuatro y en dos de sus capiteles
se esculpió probablemente el pasaje de la Ascensión
de Cristo puesto que Jesús aparece dentro de una mandorla
con dos ángeles flanqueándolo. Además, entre
los citados capiteles suman un total de doce personajes ataviados
con finas ropas que deberían ser los apóstoles,
si bien en el momento de la Ascensión sólo quedaban
once por el suicidio de Judas Iscariote. A pesar de que las figuras
se encuentran bastante meteorizadas, podemos entrever un taller
de bastante calidad como responsable de la ejecución de
estos capiteles.
Canecillos
Los canecillos de cabecera y nave son una delicia
a pesar de que el estado de la piedra es bastante deficiente.
Encontramos todo tipo de seres y actitudes que podemos resumir
en los siguientes tipos:
Interior
Al entrar en el interior, nos damos cuenta de la
perfección del edificio a pesar de pertenecer a un románico
rural.
La cabecera muestra los abovedamientos clásicos:
cuarto de esfera para el ábside y medio cañón
(en este caso muy achatado) para el presbiterio respectivamente.
En el hemiciclo aparece las tres ventanas que ya vimos en el exterior.
En el muro presbiterial observamos el ventanal correspondiente
y, en su lado opuesto, una imitación de ventanales porque
no tiene hueco de iluminación, probablemente realizados
para guardar simetría con la composición del muro
meridional.
En cuanto a la nave, ahora apreciamos con claridad
la no desdeñable altura del edificio. Su abovedamiento
es, como ya indicamos, de medio cañón un tanto achatado,
con arcos fajones que apean en las responsiones de los muros.
En el primer tramo desde la cabecera volvemos a observar el binomio
ventanal auténtico y falso ventanal.
Los capiteles de estas estructuras son mayoritariamente
vegetales: acantos interpretados con libérrima inspiración,
piñas, etc. Entre los figurados, tenemos aves en combate
con serpientes y una cabeza humana entre dos leones.
Además de lo ya relatado, hay que mencionar
un nicho tipo arcosolio en la parte inferior del muro norte del
presbiterio. Podría tratarse de un lugar reservado para
algún miembro de la familia del comitente. Más estraños
son los dos nichos, esta vez situados en los alto del muro norte
hacia los pies.
Su función se desconoce, puesto que están
demasiado altos para contener sarcófagos, si bien esta
altura no sería tan difícil de alcanzar cuando exisitió
un coro a los pies del templo.