Guía
monumental (arte e historia) de Besalú, Girona
|
 |
Besalú |
|
 |
Girona |
 |
La
Garrotxa |
 |
2.360 |
 |
140 |
Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Besalú,
Girona
A 30 kilómetros
de Girona, en un entorno natural sin igual perteneciente a la comarca
de La Garrotxa, se encuentra la ciudad medieval de Besalú.

Bisuldunum,
como se conocía al lugar en sus orígenes, nació
como una gran fortaleza levantada entre los ríos Fluviá
y Capellades, y aún hoy conserva su magia medieval, impregnada
en cada piedra, material por excelencia en la arquitectura local.

La
belleza indiscutible de Besalú ha convertido a esta localidad
en una de las más visitadas de la provincia gironesa, atrayendo
a amantes de la historia, del arte y también del buen comer,
siendo bien conocidas sus carnes a la brasa y sus embutidos. Merece
la pena perderse entre sus calles, algunas realmente estrechas,
y deambular por el casco histórico ya sea a pie o en bicicleta,
imbuyéndose en un ambiente que ha permanecido casi inalterable
desde los tiempos del conde Bernat I, alias "Tallaferro",
con quien Besalú vivió su época de gloria,
allá por los siglos X y XI.
El
Puente Viejo
La mejor manera
de entrar en Besalú es cruzando este magnífico puente
medieval levantado en el siglo XII sobre las caudalosas aguas del
río Fluviá, una obra que, sin duda, se ha convertido
en la tarjeta de visita por excelencia de la villa, emblema de la
localidad desde tiempos inmemoriales y protagonista de las mejores
postales en la actualidad.

Su estructura,
enteramente de piedra y perfectamente adaptada a la caprichosa orografía
esculpida por el curso fluvial que debe salvar, consta de siete
arcadas apuntadas de distintas luces que se van sucediendo a lo
largo de los nada menos que 145 metros, describiendo incluso un
atrevido ángulo oblicuo que divide en dos el pasaje.
Justo al final
del puente y haciendo las veces de portillo de acceso a la ciudad,
se yergue una estructura torreada de eminente carácter defensivo,
mientras que, más o menos a la mitad del trazado y en el
punto donde la construcción traza el mencionado ángulo,
se eleva una segunda torre mucho más esbelta abierta en su
cuerpo inferior mediante un arco apuntado
Monasterio
de Sant Pere de Besalú
La iglesia del
antiguo Monasterio de Sant Pere de Besalú es un edificio
de tres naves separadas por arcos de medio punto, un marcado crucero
rematado en cada uno de sus extremos por sendas capillas absidales,
y una monumental cabecera caracterizada por la inusual e interesantísima
girola que permite rodear la zona presbiterial.
Del conjunto
eclesial conservado destaca por su singularidad, sin lugar a dudas,
la esbelta galería de cuatro arcos sobre pares de columnas
que separa la girola del presbiterio. Dichas columnas rematan en
capiteles de excelente factura, siendo dignos de mención
dos de ellos en los que son reconocibles escenografías figurativas
alusivas el Ciclo de la Infancia de Cristo, concretamente los episodios
de la Matanza de los Inocentes y de la Huida a Egipto.

En un registro
intermedio entre la arquería descrita y la bóveda
de horno que cubre el presbiterio, se describe un friso de arquillos
ciegos de sabor lombardo enmarcado por sendas impostas de sillares
en esquinilla.
Al exterior,
resulta llamativo el enorme porte y la sobriedad de la cabecera,
tan sólo aliviada por sencillos vanos dovelados y por una
cornisa de arquillos ciegos semejante a la que orna el espacio presbiterial
en su registro superior.
La fachada principal,
abierta al costado occidental de la fábrica, presenta un
sencillo vano de ingreso con decoración de entrelazo. Sobre
ella, y con el fin de iluminar la nave central, fue horadado un
soberbio ventanal de triple arquivolta sobre columnas con capiteles
decorados, quedando flanqueada a cada uno de sus lados por dos felinos
de marcadas fauces que, con sus garras, someten a diversas figuras
alegóricas alusivas al pecado.
Iglesia
de Sant Vicenç
En el mismo
centro del casco urbano, la Iglesia de Sant Vicenç es una
construcción de tres naves cubiertas con bóveda de
cañón la central, y cuarto de cañón
las laterales. Presenta, al igual que la de Sant Pere, un marcado
transepto precediendo una proporcionada cabecera triabsidal en cuyo
exterior se repite la ornamentación a base de arquillos ciegos
en las cornisas.

De las dos portadas
conservadas, la occidental presenta un perfil dovelado sostenido
por dos pares de esbeltas columnas rematadas en capiteles que sostienen
un tímpano liso; mientras que la meridional, considerablemente
más antigua y más interesante, abre mediante dos arquivoltas
decoradas con palmetas y un bocel entorchado que van a apear en
capiteles decorados con con motivos vegetales, y un variado repertorio
de animales monstruosos alados que parecen engullir cabezas humanas.
Colegiata
de Santa María
En la zona más
elevada de la localidad, muy cerca del solar en el que se ubicaba
el castillo, resisten los restos de lo que fue la antigua canónica
de Santa María, hoy de propiedad privada.
De la primitiva
fábrica, en la actualidad expoliada, se conserva parte del
transepto y la cabecera, formada esta por dos absidiolas menores
abiertas a los brazos del crucero, y por un profundo tramo recto
que da paso a un ábside mayor recorrido al exterior por una
tosca banda de arquillos ciegos.
Proceden de
este templo varios restos fragmentados conservados hoy en monasterio
barcelonés de Pedralbes, entre ellos, una interesante portada
enriquecida por un tímpano historiado
Antiguo
Hospital de Sant Julià
Justo enfrente
del ábside del Monasterio de San Pedro y muy cerca de una
de las puertas del perímetro amurallado que protegía
la villa, se ubicaba el importante complejo hospitalario de Sant
Juliá, del cual, tan sólo se han conservado la espectacular
portada sur de su iglesia.
Se presenta
ésta embebida en un cuerpo en resalte dentro del cual, se
dibujan las cinco arquivoltas que la componen, conservándose
en la más externa una cuidada decoración vegetal de
características muy similares a apreciable en el Monasterio
de Ripoll. Los capiteles llegados a nuestros días presentan
decoración vegetal de sabor corintio y los prototípicos
felinos antropófagos ya vistos en el cercano monasterio de
Sant Pere.
La
Judería
El entramado
de calles que conforma la antigua judería de Besalú
constituye una invitación constante al deleite y A la admiración,
pues aquí pueden encontrarse auténticas joyas arquitectónicas
sin parangón.
Basta adentrarse
un poco por el laberíntico barrio judío para encontrar
plazas típicamente medievales como la de la Llibertat, rodeadas
de antiguas casonas donde aún pueden apreciarse inscripciones
con la fecha y autoría de la obra, según la costumbre
hebrea.
Sin embargo,
la joya de la judería la constituyen los llamados "miqwe",
antiguos baños utilizados por los judíos para la purificación
de su cuerpo. Estos baños ofrecen una estructura sencilla,
rectangular, generalmente cubiertos por bóveda de cañón.
Los de Besalú datan del siglo XII y gozan del privilegio
de ser los únicos que se conservan en toda España
y, prácticamente, en el resto de Europa, pues sólo
hay dos ejemplos más en el viejo continente, uno en Lieja
(Bélgica) y otro en Nimes (Francia).
Impacta también
el espíritu medieval de las populares calles de Cano, Tallaferro
o Pont Vell; así como el encanto de la Casa dels Tres Arcs.
Junto a la belleza arquitectónica, el casco histórico
de Besalú ofrece otras peculiaridades que enamoran al visitante,
como la presencia de enormes flores carlinas decorando puertas y
ventanas a la usanza de siglos atrás, cuando los locales
preveían la humedad del ambiente en función de si
la flor estaba más o menos abierta.
Festival
medieval de Besalú
Tal vez el mejor
momento para visitar Besalú sea durante el primer fin de
semana de septiembre, cuando la ciudad se viste de gala para celebrar
su tradicional festival medieval. Durante los festejos el Medievo
se instala en la ciudad, los lugareños cambian su vestimenta
por ropajes clásicos y se preparan para disfrutar con el
espectáculo e juglares, trovadores e incluso batallas entre
caballeros.
Rutas
por los alrededores de Besalú
Es
La Garrotxa gerundense una de las comarcas catalanas donde mayor
densidad de edificios románicos han llegado a nuestros días,
conservándose en torno a Besalú y en un radio de kilómetros
perfectamente abarcable en una jornada, un interesante elenco de
monumentos de interés:
A escasos cinco
kilómetros de Besalú se emplaza la localidad de
Beuda, cuya iglesia parroquial, dedicada a Sant Feliú,
es un interesante edificio románico de tres naves sin crucero
que rematan en tres ábsides semicirculares decorados al exterior
con impostas en esquinilla
Su portada principal,
muy sencilla, presenta decoración zoomórfica en sus
erosionados capiteles, destacando por su originalidad los herrajes
originales conservados en la puerta de ingreso. Digna de mención
es también la magnífica pila bautismal depositada
en el interior del templo, decorada con un registro de arquillos
que cobijan distintos pesonajes individualizados.
En el mismo
municipio de Beuda, la Iglesia del Sant Sepulcre de Palera
es otra sobria pero interesante obra románica de tres naves
rematadas en otros tantos ábsides semicirculares

En la misma
ribera del Fluvía, y geográficamente muy cerca de
Besalú, la iglesia de Santa Eulalía de Crespiá
llama la atención por su potente ábside, de aspecto
abaluartado a modo de fortificación defensiva. En el muro
sur, abre su portada principal, de cuatro arquivoltas que enmarcan
un tímpano liso.
A escasos kilómetros
de Crespiá, justo al otro lado del Fluvía, la localidad
de Esponellá queda dominada por su Iglesia de Sant
Cebriá, edificio documentado ya en el siglo X pero cuyos
restos conservados se remontan a finales del siglo XII, destacando,
al igual que en Beuda, los herrajes románicos originales
de su sencilla portada de cuatro arquivoltas.
Junto a la carretera
que une Besalú con Figueres, se eleva el templo de Sant
Vicenç de Maia de Montcal, compacto edificio de una única
nave cubierta con bóveda de cañón que remata
en un ábside semicircular abierto mediante un arco triunfal
apuntado.
Al sur de Besalú
y muy próxima a la también relevante localidad de
Banyoles, la Iglesia de Santa María de Porqueres es
una de las construcciones religiosas más singulares de La
Garrotxa.

Consagrada en
1182, no dejaría de ser una más de las numerosas iglesias
medievales que salpican la geografía catalana de no ser por
la curiosísima articulación interior de la cabecera,
la cual, precedida por un potente arco triunfal sobre capiteles
decorados, queda estructurada mediante cinco absidiolas menores;
las dos extremas de planta cuadrangular, y las centrales semicirculares,
confiriendo a la cabecera una exótica compartimentación
trebolada sólo apreciable desde el interior.

A medio camino
entre Besalú y Banyoles, la pintoresca población de
Serinyà se yergue en un espectacular espolón
rocoso desde el que se dominan amplísimas panorámicas.
Su iglesia parroquial, dedicada a Sant Andreu, es una interesante
construcción fechada a finales del siglo XII en la que destaca
la decoración externa de su único ábside, de
factura muy similar al de Sant Pere de Besalú.
En la misma
población, es también de origen románico la
ermita de Sant Miquel de Ses Vinyes.
También
de origen românico son las cercanas iglesias de Santa María
de Argelaguer (población que conserva los restos reformados
de una potente torre defensiva), Sant Mateu de Vilademires,
Sant Martí Sesserres, Sant Juliá de Corts,
Sant Miquel de Campmajor o la de Sant Andreu del deshabitado
núcleo de Lliurona.
Por último,
merece ser mencionada la espectacular localidad medieval de Castellfollit
de la Roca, muy apreciada por el visitante debido a su vertiginoso
emplazamiento sobre un peñón basáltico.
(Autores
del artículo/colaboradores de ARTEGUIAS:
Almudena San Román y Jose Manuel Tomé)
