Guía
monumental de Guadix, Granada
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Guadix |
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Granada |
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20.310 |
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949 |
Introducción
a Guadix
Es muy difícil
determinar cuáles son los monumentos más importantes
de Guadix. Pues, por un lado, la población se adorna con
castillo, plaza y catedral y, por otro, ofrece un magnífico
barrio de casas-cuevas, recuerdo de una ingeniosa arquitectura popular.
Imágenes
de gran formato de Guadix
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Calle
típica de Guadix |
Otro
rincón pintoresco de Guadix |
Casa típica de Guadix |
Castillo,
catedral e iglesias de Guadix
Bien podría
decirse que Guadix alberga dos ciudades en una sola. La más
clásica se estructura en torno a su la plaza de la Catedral
y recuerda viejos tiempos de gloria, cuando la ciudad llegó
a competir en riqueza y esplendor con la misma Granada.
Por entonces, el lugar era
un importante enclave agareno, bautizado con el nombre de Guadh-Haix,
que significa "río de la vida".
La
plaza de la Catedral es el conjunto arquitectónico
y monumental más importante de Guadix. La misma catedral
es la auténtica protagonista de este espacio, centro de la
ciudad noble y cristiana. Se trata de un templo de grandes dimensiones
erigido sobre la antigua mezquita entre los siglos XVI y XVII siguiendo
los planos de Diego de Siloé. De estructura gótica,
su largo proceso de construcción (las obras no finalizaron
hasta el siglo XVIII) permitió que se le añadieran
elementos renacentistas y barrocos, destacando especialmente la
sacristía.
Frente a la fachada principal
del templo catedralicio, se extiende la Plaza de las Palomas
o de la Constitución, levantada entre los siglos XVI y XVII.
Conforma un rectángulo totalmente porticado que ofrece una
agradable sombra en las jornadas más calurosas. Cerca, se
levanta la iglesia y convento de la Concepción, del
siglo XVI, y, al sur de la citada plaza, el convento de San Francisco
que señorea una espléndida arquitectura mudéjar
del siglo XV.
Otras templos de Guadix
ofrecen pequeñas sorpresas de indudable valor artístico.
Así, la iglesia de Santa Ana, centro del barrio de
igual nombre, se levantó sobre una mezquita árabe
en el siglo XVI.
Preside la placeta del
Recreo, adornada con una fuente renacentista de 1567. En el
barrio de San Miguel, se encuentran las iglesias dedicadas a la
Magdalena, con fachada barroca, y a San Miguel, en
cuyo interior se conserva un hermoso artesonado mudéjar.
Cerca, en el barrio de Santiago, se alzan el templo de San Agustín,
obra también de Diego de Siloé, y el palacio de Peñaflor,
cuyas obras se iniciaron en el siglo XVII.
Un intrincado laberinto
de calles de indudable sabor musulmán conduce hasta la antigua
alcazaba de época califal. Construida en el siglo
XI, semeja una fortaleza del desierto norteafricano, debido a sus
rojos y sobrios muros sin apenas vanos. En el interior, se alojó
un lujoso palacio, ya desaparecido. Mas, merece la pena descubrir
sus rincones, sus murallas y sus torres, como el del Ferro, desde
donde se disfruta de unas excelentes vistas sobre las vegas de la
comarca.
El
Barrio de las cuevas de Guadix
A los pies de la alcazaba
árabe se extiende la otra Guadix. Es una ciudad más
popular, pero, acaso, con más sabor y sabiduría. Se
trata de un barrio compuesto por casas-cueva, es decir, viviendas
excavadas en la roja arcilla de la de la zona cuyo origen se remonta
a la época de la reconquista.
Auténticas viviendas
troglodíticas, conforman un barrio verdaderamente adaptado
al medio natural, pues, para su construcción, se aprovecharon
los pequeños cerros que salpican la zona. Cada uno de ellos,
fue prácticamente vaciado y ocupado por unos habitantes que
no sólo se beneficiaron de la economía de la construcción,
sino también de sus excelentes condiciones para soportar
el riguroso y cambiante clima de Guadix. Estas cuevas se muestran
frescas en verano y cálidas en invierno y, sobre todo, permiten
realizar cualquier ampliación en el momento que se precise,
pues basta excavar nuevas estancias profundizando en la misma tierra.
En la actualidad, unas dos
mil viviendas están ocupadas mayormente por vecinos del mismo
Guadix. Antaño, denostadas por ser las viviendas de los más
humildes; hoy, se han convertido en un auténtico lujo, asemejándose
a una segunda residencia donde pasar el fin de semana o donde, gracias
a la cercanía con la villa, acercarse a dormir la siesta
en pleno verano.
Perfectamente encaladas,
sus chimeneas sobresalen en los cerros, conformando una sorprendente
visión. Para descubrir su interior, nada mejor que visitar
la Cueva-Museo de Guadix, donde no sólo se puede ver cómo
es una cueva, sino también acercarse a la interesante etnografía
guadijeña. Aunque no es extraño que algún vecino
permite el paso al visitante a su propia cueva, dejando traslucir
un evidente orgullo.