El Hospital Tavera, también
conocido como el Hospital de San Juan Bautista o de Afuera, se
encuentra situado en los arrabales de Toledo, a extramuros de
la muralla, cerca de la puerta de la Bisagra. Es uno de los primeros
monumentos que verá el visitante que se acerque a la ciudad
en autobús, dada la cercanía de la estación.

El interior es visitable, y está
ocupado por el Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli, propietaria
del edificio, la Sección Nobleza del Archivo Histórico
Nacional, un colegio, y un museo que alberga importantes obras
pictóricas de El Greco, Tintoretto, Zurbarán, o
Carreño de Miranda, entre otros.

Historia
El hospital se comenzó a construir en el año
1541 por orden del Cardenal Tavera (1472-1545). Se realizó
siguiendo el proyecto de Alonso de Covarrubias, que ejecutó
principalmente la parte delantera del edificio. A él le
siguió Bartolomé de Bustamante, un jesuita que fue
secretario personal del cardenal Tavera, y hombre de confianza,
que proyectó la iglesia, y al que siguieron Hernán
González de Lara y Nicolás Vergara "el Mozo".
No presenta la tipología tradicional de los
hospitales reales, que se estructuran en torno a cuatro patios
interiores formando una cruz griega. Es probable que en un principio
se concibiese así, pues el solar es rectangular y, en la
parte delantera hay dos patios paralelos que permiten suponer
que originariamente se proyectaron otros dos traseros. Pero la
parte de atrás está totalmente incompleta. La crujía
norte, donde se situaba la enfermería, es la única
que se construyó en su totalidad, ocupando todo el largo
del solar. A partir del año 1550, ya muerto el cardenal,
sus albaceas modificaron el proyecto con el propósito de
terminar cuanto antes la capilla para darle allí sepultura.
La fachada principal
La fachada principal se abre en el lado oriental,
el más cercano a la puerta de Bisagra y a la ciudad de
Toledo. Consta de tres niveles. En el inferior vemos un almohadillado
y grandes vanos adintelados, con jambas reforzadas con sillares
colocados a soga y tizón.

En el superior los sillares son lisos, a excepción
de las jambas y las arquivoltas de las ventanas, que tienen arcos
de medio punto, y están resaltados con almohadillado, al
igual que en los ángulos. Por encima se sitúa un
tercer piso, con ventanas de un tamaño mucho más
pequeño, que recuerda de forma lejana a las galerías
de los palacios tardogóticos.

El proyecto original seguramente comprendiese la
construcción de cuatro torres en las esquinas, como en
otros palacios renacentistas, pero finalmente tan sólo
se llegó a realizar una, la que se sitúa en el ángulo
sureste. La portada fue trazada en el año 1760 por Pedro
Martínez Morales y ejecutada por José de Montessomo
entre esa fecha y 1762. Se estructura en torno a un arco de medio
punto, enmarcado por dos columnas que se levantan sobre sendos
pedestales, que rematan en dos jarrones. En el piso superior,
sobre el vano de entrada se abre un balcón enmarcado por
pilastras, con los escudos del cardenal y de la casa ducal de
Medinaceli. Por encima, una imagen de san Juan Bautista, patrón
del hospital, en una hornacina que se rodea también de
pilastras. Remata el conjunto un frontón y una cruz.

Los patios
Tras atravesar el atrio de entrada se accede a los
dos patios, que son una de las obras maestras de Covarrubias.
Se trata de estructuras totalmente clásicas, abiertas y
comunicadas entre sí por medio de una panda común,
que es más ancha que las demás, y se abre en los
dos pisos.

Las cuatro galerías se cubren con bóvedas
de arista. Los patios tienen dos niveles de arquerías.
En las inferiores hay columnas y capiteles dóricos, y arcos
de medio punto con pequeñas molduras que crean un pequeño
claroscuro. En las enjutas encontramos la decoración de
espejos, característica de la arquitectura de Bramante.
Al orden dórico de este primer piso se superpone el jónico
en el superior, donde también hay arcos de medio punto,
pero ligeramente rebajados.

La panda que comparten los dos patios conduce a la
capilla, que se sitúa en el centro de la parte trasera.
La capilla-panteón
La iglesia tiene una planta de cruz latina, pero
tiende a la centralización, ya que la nave de los pies
tan solo es un poco más larga que la del presbiterio. Éste
se remata con un pequeño ábside semicircular. La
iglesia se comenzó a construir en 1550, y se terminó
en 1603. Se trata de una basílica preherreriana, de una
gran pureza de líneas. La decoración se reduce a
unas pilastras acanaladas, que crean pequeños juegos de
claroscuros.

La cúpula cobra un gran protagonismo. Se trata
de una estructura semiesférica, que se oculta en el exterior
bajo un cimborrio poligonal, que la protege y la dota de mayor
esbeltez. Está construida en ladrillo, y recubierta por
cemento y yeso, disfrazado con pequeñas molduras en la
parte interior. En la parte exterior el cimborrio tiene una estructura
de hierro y un armazón de madera, y se cierra en la parte
de arriba con una linterna, de forma que es imposible adivinar
la verdadera forma de la cúpula. Sobre la madera se recubre
con placas de pizarra, un material que también encontramos
en El Escorial, que se estaba construyendo en las mismas fechas,
y que es una influencia de Flandes y del norte de Europa. En los
ángulos hay cuatro pirámides, rematadas con decoración
de bolas, que crean un movimiento ascensional que visualmente
conduce a la linterna.

Volviendo al interior de la iglesia, bajo la cúpula
se encuentra el sepulcro del cardenal Tavera. Es una estructura
realizada en mármol de Carrara, tallado siguiendo el proyecto
de Alonso de Berruguete. Fue encargada en 1552 y se concluyo en
1561. En el contrato se especifica que debía tomar como
modelo el sepulcro del cardenal Cisneros, que se encuentra en
la capilla de la Universidad de Alcalá de Henares. Es una
de las últimas obras del escultor, que murió poco
después en este mismo hospital. La estructura tumular tiene
un programa iconográfico que gira en torno a la vida del
cardenal: en los laterales el bautismo de Cristo y la decapitación
de Juan el Bautista y, en el contrario, Santiago, pues Tavera
fue arzobispo de Compostela, y en los frentes una Caridad y San
Ildefonso, en relación a la arzobispado del Templo Primado.
En la cama sepulcral, con las Virtudes Cardinales en las esquinas,
reposa el yacente, cuyo rostro es de un gran realismo.

En el lado de la Epístola se expone el cuadro
del Bautismo de Cristo, unas de las obras de El Greco que terminó
su hijo Jorge Manuel Theotocópuli. Se trata de una composición
basada en el mismo tema, cuya más famosa representación
se encuentra actualmente en el Museo del Prado.

La sacristía

La sacristía se encuentra adosada al costado
de la Epístola de la Capilla, siendo un espacio renacentista
equilibrado y sobrio, ejecutado por Nicolás de Vergara
el Mozo. Sin embargo, lo más importante de este espacio
es que, en la actualidad, se exponen un total de seis obras de
Doménikos Theotokópoulos El Greco:
