Duratón,
Segovia. Iglesia de la Asunción
Introducción
La
iglesia de la Asunción de Duratón se encuentra
en la mitad del campo, en las afueras del poblado, junto a la carretera
que conduce a Sepúlveda.
Duratón,
por lo restos arqueológicos hallados, fue una importante
ciudad romana y visigoda de la que se han hallado numerosas obras
de arte.
Las
gentes que a lo largo de los siglos XII y XIII arribaron a este
lugar, aprovecharían no sólo el material de las construcciones
anteriores, sino sus lugares sagrados. Por ello levantaron la iglesia
de Nuestra Señora de la Asunción sobre una necrópolis
visigoda del siglo VI con más de 600 tumbas, a su vez superpuesta
a un poblado romano, denominado de "Los Mercados".
Todavía
es frecuente encontrar en las cercanías de la iglesia algúna
persona dotada de detector de metales en busca del hallazgo arqueológico.
Es incuestionable
que Nuestra Señora de la Asunción es uno de los ejemplos
más espléndidos del románico rural segoviano.
Como la mayoría de los casos, se encontraba en un lamentable
estado, hasta que a mediados de los ochenta gozó de una esmerada
restauración dirigida por el arquitecto Ramiro Moya.
En esta intervención
se liberó a la maltrecha galería de los muros que
cerraban sus arcos; se eliminó una sacristía y se
limpió y montó de nuevo piedra a piedra, lo que permitió
recuperar su esplendor original.
Exterior
de la iglesia
De planta y
estructura habitual, el templo de Duratón no es de grandes
dimensiones: dieciocho metros de largo por nueve de ancho, pero
destaca sobremanera el sentido unitario de la construcción
y la elegancia de los volúmenes arquitectónicos y
delicadeza de su escultura.
La galería
porticada tiene dos tramos de cuatro y seis arcos separados por
el ingreso, con rica estructura de tres arquivoltas, la inferior
polilobulada. Las columnas dobles que soportan los arcos presentan
una serie de capiteles de magnífica factura, y aunque es
reconocible la presencia de varios artistas.
El conjunto
iconográfico es de una belleza singular. Parece que los autores
quisieron simbolizar la lucha entre el mal que acucia al hombre
y el bien que, a la postre, se impone. Entre los capiteles que representan
lo primero, contamos con el capitel de machos cabríos rampantes,
otro con la lucha entre un guerrero y un animal demoniaco. También
magnífico es el de las maléficas ocho arpías
de extraordinaria factura.
El canto a la
esperanza vendría simbolizado por el capitel de magníficas
aves de delicado plumaje picoteando racimos de uvas con evocaciones
silenses, y sobre todo las escenas neotestamentarias del Ciclo de
la Navidad, algunas de clara influencia apócrifa. A saber,
quedan talladas en la rosada piedra de Duratón las escenas
de la Encarnación, la Visitación, el Nacimiento, la
Adoración de los pastores, la Epifanía de los Reyes
Magos. Probablemente el capitel del Nacimiento, por su ritmo, composición
y expresividad es la obra maestra de esta iglesia, y motivo de primer
nivel entre todos los de la provincia.
Su tendencia
al naturalismo nos habla de un estilo que ya anuncia el gótico.
Esta escena muestra a la Virgen atendida por dos mujeres (Salomé
y Zelomí) y el Niño junto a las cabezas del buey y
la mula. Es notorio que la imagen representada está basada
en evangelios apócrifos, muy frecuentes en la Edad Media.
La exuberancia
decorativa continúa en la cornisa de la galería con
un amplio conjunto de canecillos y metopas que aluden a la forma
de vida de la época: faenas agrícolas y ganaderas,
actividades artesanas, cacerías, situaciones cotidianas,
etc., de una sociedad austera y ligada a la tierra y a sus tradiciones.
Algunos han
querido ver en estas esculturas un posible mensario con actividades
propias de cada mes (poda de la viña, siega, jinete con halcón,
banquete, etc.)
Junto a estas
plasmaciones cotidianas no faltan las de carácter simbólico,
en este caso representadas por animales fabulosos del bestiario
medieval: centauros, arpías, grifos, etc. Especial relevancia
tiene la representación de un dromedario esculpido en una
de las metopas y que podría ser obra, como otros elementos
de la iglesia, de artífices mudejares, como vimos en Sotillo.
El estilo de
la escultura de este pórtico de Duratón se va a perpetuar
en numerosas iglesias de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda,
como ya indicamos para la iglesia de Sotillo. Es por ello, y por
su calidad, que se ha dado en llamar a este conjunto de artistas
el nombre de Taller de Duratón.
Volviendo a
la iglesia propiamente dicha, no fijaremos ahora en la portada meridional,
cuyos cuatro capiteles representan grifos, entrelazos, sirena con
doble cola, cetrería. En ellos, se vuelve a ver la mano del
escultor que en Perorrubio y Santa Marta del Cerro talló
los capiteles de puertas o arcos triunfales y que, en Fuentidueña,
talló algunos canecillos del hemiciclo. Otra puerta más
pequeña y peor conservada hallamos en el hastial occidental,
con capiteles gastados en que se aprecian aves y arpías.
En la cabecera
se sustituyen las columnas habituales por dos contrafuertes que
a la altura de los cimacios de los ventanales disminuyen su espesor.
Cada calle tiene un elegante ventanal.
Interior
En el interior,
sorprende la belleza de la cabecera con una articulación
mucho más compleja que la habitual. El arco triunfal es ligeramente
apuntado, y el presbiterio se cubre con bóveda de crucería
sobre columnas, mientras que el ábside lo hace con bóveda
de horno con nervaduras de refuerzo. Cada muro del presbiterio tiene
un gran arco ciego sobre par de columnas. En el ábside, columnas
que flanquean los tres ventanales reciben las nervaduras de la bóveda.
Esta estructura
columnaria ofrece un repertorio escultórico amplio y variado,
aunque el desgaste de la mayoría de los capiteles no permite
una fácil identificación. Destacan los capiteles que
representan a Susana y los viejos, Daniel entre leones, Sansón
desquijando el león y la Epifanía.
Por la finura
de sus tallas y el equilibrio de su arquitectura, este templo se
erige en el mejor del grupo del Alto Duratón, e hito inexcusable
para el viajero que desee conocer el románico de Segovia.
Rutas
desde Duratón
La población
de Duratón se halla en el corazón de la antigua Comunidad
de Villa y Tierra de Sepúlveda, lo que es sinónimo
de románico.
De todas las
poblaciones que se pueden visitar a muy poca distancia de Duratón,
escogemos las dos más cercanas (¡a menos de 5 kilómetros
cada una!). Se trata de Sotillo y El Olmo.
Ambas son iglesias
modestas desde el punto de vista arquitectónico pero muy
interesantes por la iconografía de su escultura. Especialmente
en los canecillos de ambas iglesias bulle la vida medieval en sus
diferentes facetas. Se plasman los oficios y las actividades de
aquellas personas, pero también sus creencias, ideales, esperanzas
y miedos.