Iglesia
de San Andrés, Ávila
Introducción
La iglesia de San Andrés,
modesta en dimensiones es, sin embargo, uno de los monumentos capitales
del románico castellano, declarada Monumento Histórico-Artístico
el 23 de junio de 1923.

Está
ubicada extramuros, a unos metros de San Vicente, en dirección
al norte. Debió ser levantada por el gremio de canteros que
ocupaban este arrabal tras la repoblación. Para algunos autores
es la más antigua de Ávila (construida alrededor del
año 1100). Para otros es posterior al arranque de San Vicente
y San Pedro.
Lo que es seguro es que la primera vez
que se cita es en 1250. Dada sus reducidas dimensiones fue finalizada
en pocos años, observándose una gran unidad de estilo,
todo él en plena época románica. La torre debió
erigirse poco después, a finales del siglo XII.

Dejó de ser parroquia en 1911,
siendo restaurada primero en 1930 y posteriormente en la década
de los sesenta, en que se añadió el contrafuerte del
muro sur y se sustituyó el cuerpo superior de la torre, todo
con granito, lo que provoca un feo contraste.
Mucho se ha dicho de la influencia leonesa
de la construcción (segundo maestro de San Isidoro), cosa
nada extraña si atendemos al impulso regio de la repoblación
de la ciudad, por lo que canteros leoneses podrían haber
ocupado esta barriada.

Construida íntegramente con sillería
arenisca, tiene tres naves rematadas en cabecera triabsidal. Tiene
un tamaño modesto: 29,75 metros de longitud interior y 15,65
metros de anchura, con una altura máxima de 11,45 metros
en lo más alto de la nave principal.
Exterior
La cabecera
La cabecera tiene la particularidad de
que los ábsides laterales son de diferente tamaño,
más pequeño el de la Epístola, y además
no tienen tramo recto presbiterial (otra similitud con San Isidoro
de León)

Externamente, el ábside principal
es de baja altura, y se secciona en tres paños mediante dos
columnas entregas con capiteles muy maltrechos. En cada calle hay
un ventanal con arquivolta plana de medio punto sobre columnas.
Dos impostas recorren el hemiciclo a la altura de los alféizares
y por encima de los ventanales, la superior es ajedrezada y la inferior
lleva tres finos baquetones paralelos. El tramo presbiterial es
muy acusado, con dos arcos murales gemelos soportados por doble
columnilla central. Los capiteles también deteriorados muestran
todavía motivos animalísticos. Los canecillos, al
haber sido restaurados, tienen perfil de nacela.

El ábside de la Epístola
es aún más sencillo con un ventanal aspillerado rodeado
de doble arco de aristas vivas. Por encima corre una imposta de
rosetas y entrelazos y el alero es soportado por canecillos de triple
rollo. El ábside del Evangelio es liso, sin ventanas ni columnas.
Los canecillos son de nacela, como los del muro septentrional.
Dado el estado de deterioro general de
las tallas externas de la cabecera de San Andrés, interesan
más los cimacios de los capiteles de las columnas que muestran
variedades de entrelazos, ajedrezados, róleos, palmetas,
etc.
Las puertas
En el muro meridional se abre una puerta
sobre arimez, aunque el tejaroz no conserva canecillos. Es muy equilibrada
de proporciones, tiene cuatro arquivoltas planas decoradas con flores
de cuatro y ocho pétalos, salvo una con sencillo baquetón.
Las jambas y dos pares de columnas, con fustes y basas de granito,
son los soportes. Los capiteles muestran esfinges, grifos, cuadrúpedos
encorvados y cesta vegetal, motivos muy habituales no sólo
en Ávila, sino en todo el románico del sur del Duero.
Otro aspecto interesante es la presencia de un Crismón en
la arquivolta baquetonada. A los lados de la puerta se abren dos
vanos de medio punto de aristas vivas. El alero del muro exterior
está sostenido por canecillos de nacela, rollos, etc., mientras
que los del alero de la cornisa de la nave central son todos de
nacela.

El hastial occidental también es
sobrio. Coincidiendo con la nave central se abre una puerta no muy
diferente de la meridional, aunque algo más reducida, con
cuatro arquivoltas de semejante decoración a la anterior.
No tiene Crismón. De nuevo animales fabulosos como sirenas
en postura frontal y grifos acompañan a los habituales cuadrúpedos
y un capitel de cesta vegetal.

La parte inferior de los fustes y las
basas de las columnas fueros sustituidos por unos feos bloques de
granito que no creo costase mucho reemplazar por una imitación
de lo original. Sobre el cuerpo resaltado de la puerta se abre un
ventanal sencillo de arco semicircular de aristas vivas. A su derecha
hay un contrafuerte de granito coincidiendo con la arquería
de la nave sur, que ya citamos que se añadió en este
siglo y más a su derecha una pequeña aspillera para
iluminar la nave meridional.

La torre
Para finalizar la descripción exterior,
de la torre diremos que es de sección cuadrada, con tres
cuerpos, cada uno de sección progresivamente más pequeña.
El primero es de granito mientras que los otros dos son de arenisca.
El campanario corresponde a una reforma moderna.
Interior
Si agradable y equilibrado es el aspecto
exterior, influido por el cálido color de la piedra arenisca
abulense, el verdadero interés de San Andrés lo constituye
su interior. En él se aprecia su planta con tres naves de
cuatro tramos separadas por arcos formeros de medio punto y doblados
que apoyan sobre tres pilares de sección cuadrada con semicolumna
en cada cara que a su vez descansan sobre un alto zócalo
cilíndrico.

Las columnas interiores que estarían
reservadas para apoyar los arcos fajones de la bóveda no
tienen capitel, por lo que al cambiar de plan y cubrir la iglesia
con madera a dos aguas, se dejaron sin concluir.

La cubierta actual es del siglo XV. La
mayoría de los capiteles de las naves son de hojas nervadas
y rebordeadas y de idéntica factura, salvo uno que muestra
a un león con serpientes. A la capilla mayor se entra atravesando
el arco triunfal de medio punto doblado que apoya sobre dos columnas
que apean sobre ménsulas de pie de lámpara.

El presbiterio se cubre con bóveda
de cañón con el refuerzo de un arco fajón en
su centro que apoya de nuevo sobre columnas truncadas. A los dos
lados de estas columnas hay arcos ciegos de similar estructura que
los exteriores. El arco de engarce de presbiterio y ábside
se apoya sobre parejas de columnas geminadas.

La bóveda del ábside es
de horno y el muro del hemiciclo deja ver sus tres vanos de amplio
derrame interior, enmarcados por arquivolta plana sobre columnillas.
Hay una imposta al nivel de la base de las ventanas, de triple baquetón
corrido, como al exterior, mientras que la segunda, a la altura
del arranque de las bóvedas es de rosetas en círculos.

Los absidiolos laterales son muy pequeños,
especialmente el meridional. El ábside del Evangelio tiene
arco triunfal de medio punto con capiteles vegetales. Más
interesante es el de la Epístola, que es pentalobulado, al
estilo de San Isidoro de León, descansando sobre capiteles
sin fustes, de entrelazos y mascarón animal y cuadrúpedos
en los costados. El ventanal central es de doble arquivolta de aristas
vivas y derrame interior.

La compleja estructura columnaria descrita
del ábside central muestra en sus capiteles la mejor iconografía
románica de la ciudad, muy relacionada con el segundo maestro
de San Isidoro de León.


Parece que el autor quisiera plasmar
situaciones de profundo simbolismo sobre la lucha entre el bien
y el mal, la perdición y la salvación. Lo más
significativo son episodios de combate entre hombres y animales
o entre diversas bestias. Otro factor sobresaliente es la abundancia
de figuras humanas -que no serán tan usuales en el resto
de capiteles de la ciudad- y de leones

Por citar sólo algunos,
destacamos los capiteles que llevan esculpidos un personaje que
cabalga un león, dos leones con cabeza común, un león
que muerde en el cuello a otro cuadrúpedo, el combate entre
dos zancudas con serpientes que a su vez muerden sus cuellos, lucha
entre un león y un ave de largo pico, guerrero a caballo
luchando con un monstruo, etc. Frecuentemente estas escenas se combinan
con volutas en forma de "Y".

A tal riqueza escultórica
se suman los cimacios de las columnas, que además de la habitual
decoración de ajedrezados y entrelazos, aporta mayor contenido
iconográfico a los capiteles, mostrando aves, cuadrúpedos
en lucha, piñas, basiliscos, caballos, etc.

