Guía
de la iglesia de San Martín de Segovia
Introducción
La iglesia de San Martín de
Segovia es Monumento Nacional y uno de los templos medievales
más emblemáticos de esta ciudad castellana. Se encuentra
situada en el corazón comercial y turístico de la
ciudad intramuros, en la Calle Real, paseo que comunica dos de los
monumentos más visitados de la ciudad: la catedral y el acueducto,
en un ensanchamiento o Plaza de Medina del Campo (los segovianos
la conocen con los nombres de Plaza de Juan Bravo o de las Sirenas).
El barrio de San Martín fue uno
de los más importantes de la Segovia medieval, documentado
a comienzos del siglo XI y que vivió un auge urbanístico
singular durante la Baja Edad Media y el comienzo de la Modernidad,
fruto del cual la iglesia de San Martín está rodeado
por palacios como el de Arias Dávila, el Real de Enrique
IV, la Casa de la Parra y la monumental Torre de Lozoya.
La iglesia de San Martín es un
edificio de tres naves con tres tramos cada uno, transepto no acusado
en planta, cimborrio sobre el crucero y una cabecera tripartita
de ábsides semicirculares escalonados (el central perdido
y sustituido por otro más moderno). Una enorme torre campanario
de ladrillo se erigió sobre el penúltimo tramo más
próximo al hastial occidental. Cuenta, además, con
una magnífica galería porticada que rodea las fachadas
sur, oeste y norte.
Además de reformas y aditamentos
que desfiguran algunas partes del edificio, hay que advertir que
el templo de San Martín se encuentra muy restaurado. La piedra
caliza original de color rosado está muy meteorizada, razón
por la cual buena parte de la escultura repartida en canecillos
y capiteles presenta un aspecto negruzco (¿Resultado de los
humos urbanos?) con los relieves casi disueltos.
Es relativamente fácil advertir
las partes repuestas en las restauraciones contemporánes
ya que los sillares, fustes de columnas, etc. sustituidos adquieren
una tonalidad más amarillenta.
Interior
El juego de volúmenes que forma
su compleja estructura, fruto de las diferentes fases constructivas
y de una topografía irregular, no restan armonía a
este formidable templo románico.
Contiguo a los pies hay un espacio que
ha sido interpretado tradicionalmente -desde los escritos de Gómez
Moreno- como prerrománico, formado por un cuadrado de nueve
tramos (tres tramos de las tres naves), con la gran particularidad
de que las bóvedas de los tramos laterales presentan bóvedas
de medio cañón dispuestas perpendicularmente al eje
de la iglesia, lo cual no es nada habitual. Los restantes espacios
se cubren con bóveda de arista.
Tan peculiares planta y alzado se achacaron
a un edificio prerrománico mozárabe de progenie bizantina
que existiría antes de la construcción del templo
románico.
Hoy, sin embargo, esta hipótesis
ha perdido seguidores y se explica, como luego ampliaremos, por
una reforma del siglo XII para afianzar una base sólida y
equilibrada que fuera capaz de sostener la torre que se elevó
encima.
En la actualidad, se considera que
a finales del siglo XI o comienzos del XII se construyó un
pequeño templo románico de tres naves y tres ábsides.
Pocas décadas más
tarde, a mitad de la duodécima centuria, se decidió
ampliar hacia el este, con una nave de transepto y una nueva cabecera.
En el crucero se elevó un cimborrio mediante una cúpula
con nervios paralelos secantes pero sin coincidencia en la clave
que se alza sobre cuatro trompas. Aunque esta cúpula está recubierta
de yeserías, parece que se trata de un ejemplar semejante a la de
San Millán.
En
esta misma segunda campaña constructiva románica de
mitad de siglo XII también se decidiría levantar en
el segundo tramo de los pies de la nave central la torre que hoy
vemos al exterior. Posiblemente esta decisión fue la que
llevó a reforzar los pilares y muros del núcleo primitivo
y a cambiar la disposición de las bóvedas antes mencionadas,
puesto que las bóvedas de cañón dispuestas
perpendicularmente entre sí se equilibran mutuamente y son
más capaces de absorber el peso de una estructura como el
campanario, que a su vez se edificó en ladrillo mayoritariamente
para aligerar la masa.
Exterior
Torre campanario
La torre de ladrillo también pertenece
a la fase románica del siglo XII-XIII, aunque hubo de ser
reformada en 1362 y recuerda, por la combinación de arcos
de ladrillo sobre columnas pétreas, la de San Tirso de Sahagún.
Es un ejemplar de extraordinaria nobleza, situada en el segundo
tramo de la nave central. Consta de tres cuerpos de ladrillo. Los
dos inferiores tienen dobles vanos de medio punto con columna común
de piedra, en cada cara. El cuerpo superior, cubierto con chapitel
barroco, es posterior.
Cabecera
Los absidiolos laterales, muy restaurado el del
a Epístola y en mal estado el del Evangelio, son soberbios
y de estructura exterior poco común respecto a las cabeceras
segovianas. El juego de dos pisos superpuestos, con arquería
ciega sobre columnas en el inferior y ventanales en el superior,
se parecen más bien al interior de los ábsides de
San Millán y Santísima Trinidad.
El ábside central, bajo criterios
estéticos de escaso gusto, fue sustituido por un soso y feo
cascarón cúbico en el siglo XVII para poder agrandar
el retablo.
En el exterior de este ábside
central barroco -empotrado en una hornacina- se ha colocado una
buena imagen del santo titular (el obispo San Martín de Tours),
del siglo XII, representado en posición frontal, con mitra,
nimbado y bendiciendo en extraño escorzo con su mano derecha.
Con la izquierda sujeta un báculo.
Puertas
Dos puertas románicas permiten
el acceso al templo. Nada significativo tiene la puerta meridional,
de arquivoltas aboceladas. Sin embargo, la que se abre a los pies
es un portento de monumentalidad y belleza.
Probablemente se trate de una de las portadas
más grandes del románico castellano, cualidad que
pasa algo desapercibida y ensombrecida por la magnificencia del
pórtico que le antecede, y que describiremos posteriormente.
La citada puerta tiene seis arquivoltas que combinan alternativamente
formas lisas y aboceladas sobre jambas y columnas acodilladas. La
profusión floral de algunas arquivoltas es verdaderamente
notable. En resumen, una soberbia portada en la que echamos en falta
una buena limpieza.
Galerías
porticadas
San Martín es el único ejemplo
segoviano conservado que presume de tener una galería porticada
que rodea completamente la iglesia salvo por su cabecera. El desnivel
del terreno que rodea el templo por sus costados meridional y septentrional
obligó a realizar un escalado de alturas para su adecuación.
Como es habitual, dicha galería
es el añadido más tardío de la construcción,
seguramente de comienzos del siglo XIII.
Galería sur
El tramo meridional es el más bello
si atendemos a la armonía de su estructura. Tiene trece arcos
de aristas vivas sobre columnas dobles sin interrupción por
contrafuertes ni puertas, que dada su amplitud y continuidad recuerda,
más que ninguna otra, la estructura cerrada de las arquerías
de los claustros.
Sin embargo, hay que señalar que
este tramos está muy reconstruido y falseado por una restauración
del siglo XIX, por lo que buena parte de los capiteles son nuevos
y los demás están muy retocados y/o erosionados.
Los relieves de estos capiteles se centran
en el bestiario: leones, aves, grifos, sirenas-ave, siendo especialmente
reseñables una colección de seres híbridos
vestidos con grueso manto y toca, de apariencia humana, pero con
garras en lugar de pies.
Galería norte
El tramo septentrional está cegado
porque el espacio entre la columnata y el muro fue reutilizado para
abrir una serie de dependencias que afean su visión. Sin
embargo, la escultura de sus capiteles es más interesante
y muestra todo un repertorio de escenas neotestamentarias, muy descriptivas
y con claro fin catequético.
Desgraciadamente, están muy maltratadas
por la erosión. Son reconocibles, entre otros, momentos del
ciclo de la Natividad y de la Pasión.
Entre las escenas de la Natividad podemos
citar la Anunciación, la Huida a Egipto, la Matanza de los
Inocentes, la Presentación de Jesús en el templo,
etc.
Entre las escenas de la vida pública
y la Pasión de Cristo, reconocemos la Resurrección
de Lázaro, la entrada en Jerusalén, la Última
Cena, la traición de Judas, la Ascensión con Cristo
en una mandorla elevada por cuatro ángeles, etc.
A todo ello se añadieron otros
capiteles de temática no estrictamente bíblica como
luchas de guerreros (no tiene desperdicio el capitel que muestra
a dos infantes combatiendo a un diablo de llameantes cabellos).
Galería oeste y el pórtico
principal
La gran entrada principal del pórtico,
a los pies del templo, es otro primor de este monumento y viene
a ser una especie de "nártex".
Consta de cuatro grandes arquivoltas aboceladas
con riquísima decoración de entrelazos geométricos
y círculos secantes. La segunda y cuarta arquivoltas apoyan
sobre dos pares de pilares rematados por capiteles. Por debajo de
los mismos, los pilares se convierten en cuatro figuras humanas
de gran tamaño.
Se trata de apóstoles o personajes
del Antiguo Testamento, de gran hieratismo, con cuerpos esbeltos
y rígidos y un rico tratamiento del plegado de las vestimentas.
Tradicionalmente se han vinculado estas esculturas a las de la francesa
Catedral de Chartres o a la iglesia de Santa María la Real
de Sangüesa, aunque es más probable que sean una copia
-en versión más ruda- de las del pórtico occidental
de San Vicente de Ávila. Este tramo del pórtico tiene
bóveda de crucería.