Introducción
Eclipsada en parte por el celebérrimo
friso de su vecina iglesia de Santiago, así como por la
enorme relevancia histórica del recientemente rehabilitado
monasterio de San Zoilo, la iglesia de Santa María del
Camino, antiguamente bajo la advocación de Nuestra
Señora de las Victorias es quizás la iglesia medieval
menos conocida de las llegadas a nuestros tiempos en la localidad
palentina de Carrión de los Condes.
Estratégicamente levantada junto a uno de
los lienzos de la muralla por los que se accedía al viejo
burgo medieval a través del Camino de Santiago, se trata
para la mayoría de estudiosos de la construcción
románica más antigua de la población, habiendo
servido en parte de inspiración para la propia iglesia
de Santiago.
Levantada en noble sillería, sus orígenes
se remontan al segundo o tercer cuarto de la duodécima
centuria, presentando en origen una estructura de tres naves de
cuatro tramos cada una (siendo más alta y ancha la central)
separadas por arcos ligeramente apuntados sobre pilares cruciformes.
Llama la atención que a estas alturas del desarrollo del
románico de mediados del siglo XII, los arcos formeros
y fajones no graviten sobre columnas sino sólo sobre pilastras.
El edificio también incluye un crucero marcado
en alzado aunque no sobresaliente en planta y cabecera de triple
ábside conformada por un ábside semicircular y sendas
absidiolas laterales de menor relieve.
Ya
en la Edad Moderna el templo fue objeto de varias reformas, algunas
de ellas obligadas como se aprecia en los potentísimos
contrafuertes que reforzaban el muro sur por los problemas de
estabilidad y sujeción de la bóveda y que hoy sirven
de pórtico lateral, y que lamentablemente acabaron siendo
baldíos ya que el sistema de contrapesos no aguantó
y la bóveda primitiva de la nave central se vino abajo
siendo sustituidas por las barrocas que apreciamos hoy y en las
que aún quedan huellas de los arranques de los arcos originales.
Igualmente en el siglo XVII el ábside central
fue sustituido por una capilla mayor más acorde a las modas
de la época siguiendo planos del arquitecto Felipe Berrojo
a instancias del Arzobispo de Palencia Juan del Molino Navarrete,
oriundo de Carrión de los Condes y cuyo panteón
funerario se conserva en el propio templo.
También hacia el muro norte fueron levantadas
nuevas capillas laterales enmascarando parte del hastial y la
aún hoy oculta absidiola septentrional, como la del Cristo
del Amparo o los Calderones, o la dedicada a Nuestra Señora
del Pópolo también conocida como del Clérigo
Pastor. Por tanto, al exterior sólo nos ha quedado el ábside
meridional.
En el interior se conserva una espléndida
escultura de piedra policromada que representa a la patrona: Nuestra
Señora del Camino o de las Victorias, muy venerada en esta
localidad palentina. Se trata de una preciosa escultura gótica
(segunda mitad del siglo XIII) de la Virgen como Trono de la Sabiduría
sosteniendo al Niño.
La portada sur
El elemento más destacado del conjunto de
Santa María del Camino es sin lugar a dudas su portada
sur, protegida como antes señalábamos por el improvisado
pórtico que se concibió una vez fueron techados
los contrafuertes de refuerzo erigidos en el siglo XVI con el
fin de dotar de mayor estabilidad a la iglesia.
Fechada a mediados del siglo XI, consta de cinco
arquivoltas de medio punto animadas con cenefas y guirnaldas decorativas
que descansan sobre pilastras las roscas impares y columnas acodilladas
rematadas con capiteles figurados las pares. De las cinco roscas,
la más interesante es la cuarta, decorada en toda su extensión
con una sucesión de figuras en posición radial entre
las que se distinguen músicos, personajes desempeñando
diferentes oficios, animales.
Sobresaliendo de las jambas interiores de la portada
apreciamos sendas mochetas decoradas con cabezas de bóvidos
pareadas que bien podrían haber sostenido un tímpano
desaparecido.
Los capiteles de la derecha representan grifos la
cesta más interna y, bastante más erosionados dificultando
su identificación, personajes encaramados a leones, por
lo que podría tratarse de la escena de Sansón desquijarando
al león, simétricamente duplicada. Este tema es
muy habituial en el románico porque Sansón es una
prefiguración veterotestamentaria de Cristo como vencedor
definitivo de la muerte.
También muy interesantes son los capiteles
del costado izquierdo de la puerta, apareciendo en la primera
cesta un grupo de hombres con barba, y en su contigua otro de
mujeres. Estas dos escenas han sido identificadas como la representación
del Milagro de las Cien Doncellas, por el cual, cuando las cuatro
doncellas que le correspondía entregar a Carrión
como tributo a Miramamolín salían del pueblo, estas
pidieron despedirse de la Virgen, quién en respuesta a
sus plegarias hizo aparecer cuatro bravos toros (representados
en las mochetas) que provocaron la huída de los musulmanes.
En las enjutas y algo mutiladas por la adición
de los antes mencionados contrafuertes se ven dos personajes cabalgando
sendos animales. El de la izquierda tiende a identificarse con
Sansón desquijarando al león, aunque hay quien lo
ha interpretado como el rey David.
En la enjuta contraria el caballo parece pisar a
un personaje tendido en el suelo. Se trata de la iconografía
conocida como "El caballero victorioso", muy abundante
en el románico francés. La interpretación
de esta escena ha sido estudiada por numerosos expertos y no ha
dado un resultado claro. En ocasiones se identifica al jinete
como el emperador Constantino o, incluso al emperador franco Carlomagno.
Si bien, lo más probable es que se trata de una alegoría
del triunfo del Cristianismo sobre el mal puesto que el personaje
vencido no resulta normalmente un ser humano real sino una caricatura
o mascarón grotesco (personificación de los maligno).
De especial interés resulta el friso que corona
la fachada, no tan famoso como su homónimo de la iglesia
de Santiago pero sí más antiguo y más que
probable inspirador de aquel. Dada la advocación mariana
de esta iglesia no sorprende que abarque pasajes de la Natividad
de Jesús.
En concreto, aparece labrado un completísimo
y muy narrativo Ciclo de la Epifanía o Adoración
de los Reyes Magos al Niño, iniciándose con la efigie
de Herodes en el trono dando la orden de acabar con los infantes
menores de dos años, los Magos dirigiéndose primero
al palacio y después a Belén, así hasta finalizar
en una bellísima Adoración. Llama la atención
como los relieves que hubieran quedado tapados por los contrafuertes,
fueron recolocados en posición perpendicular.
Por último, no carece de importancia la interesante
colección de canecillos y metopas que animan el tejaroz
que protege friso y puerta, distinguiéndose canecillos
zoomorfos (reales y fantásticos), personajes en distintas
actitudes (un arpista, un contorsionista, etcétera) y en
las metopas entre modillón y modillón, hay quien
ha querido ver parte de un zodiaco.
Bastante más desapercibida pasa la portada
occidental, de triple arquivolta de medio punto sobre columnas
culminadas en capiteles de sencilla figuración. Sobre ella
se conserva horadada una hornacina en la que se veneraba una talla
de la Virgen en madera que fue sustituida por una réplica
moderna.
Otros monumentos de Carrión de los Condes
Sin lugar a dudas, la construcción más
conocida y que ha colocado en el mapa de cualquier amante del
románico a Carrión de los Condes es su iglesia de
Santiago, más concretamente su friso escultórico
tardorrománico (del llamado Maestro de Carrión de
los Condes, que expresa ya unas maneras naturalistas protogóticas),
cuya importancia fue tal que inspiró otros muchos en Palencia
como el de Moarves de Ojeda.
En él aparece representada una monumental
efigie de Cristo en Majestad flanqueado por el Tetramorfos y por
todo el Colegio Apostólico. Tampoco conviene perder de
vista los capiteles y la figuración de la arquivolta labrada
de la puerta.
A las afueras de la localidad y convertido hoy en
un encantador establecimiento hostelero, el Monasterio benedictino
cluniacense de San Zoilo presume de ser uno de los cenobios con
más historia de Castilla.
Varias veces reformado y ampliado, durante
una intervención en la década de los 90 de la pasada
centuria fue descubierta y puesta en valor una interesantísima
portada del románico pleno íntimamente emparentada
con Frómista, San Isidoro de León o Jaca.
Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)