Iglesia
de Santa María de Melque, San Martín de Montalbán
(Toledo)
Introducción
La iglesia de Santa María
de Melque se encuentra en el término municipal de San
Martín de Montalbán, enfrente de su castillo, en pleno
corazón de la provincia de Toledo.
Como
en el caso de la extremeña basílica de Santa Lucía
del Trampal (Cáceres) su aislamiento en el medio rural ha
posibilitado su conservación. Lamentablemente esto no es
lo habitual, pues los innumerables templos altomedievales que a
buen seguro existieron en las principales ciudades han desaparecido
tras siglos de guerras, destrucciones y reconstrucciones.
Y
es que si algo tiene las construcciones visigodas es su reciedumbre.
Los muros de ésta y otras iglesias de la época, siguiendo
la tradición de la arquitectura tardorromana, están
construidos con grandes sillares pétreos colocados a hueso
(sin argamasa) de gran consistencia.
Por ello, salvo por acción
destructiva directa del hombre, pueden llegar a nuestros días
en aceptable estado, a pesar de los más de trece siglos que
nos separan de su construcción. Quizás sea por este
motivo que la iglesia de Santa María de Melque es la mejor
conservada de todas las visigodas de la Península Ibérica.
Fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Historia y polémica
La fundación
cristiana
Ha existido alrededor de
este templo una larga polémica sobre su datación y
estilo. Se han aventurado hasta tres posibles momentos de su fundación.
Para algunos expertos es
una construcción propia de la arquitectura visigótica
de finales del siglos VII o muy comienzos del VIII (anterior, en
todo caso, a la ocupación musulmana de la Península
Ibérica a partir de 711 d. C.)
Para otros, estaríamos
ante una fundación de la segunda mitad del siglo VIII. En
este caso, el monasterio nacería en época emiral poco
después del comienzo de la dominación de Toledo y
de casi toda Hispania por los musulmanes de Arabia y el Magreb.
La tercera posibilidad es
retrasar su creación al siglo IX o comienzos del X y por
tanto habría que adscribirla al mundo mozárabe. Esta
hipótesis parece haber quedada definitivamente descartada
puesto que según un estudio de Luis Caballero y Margarita
Fernández, modernas pruebas con Carbono 14 datan el estuco
de la iglesia y restos del patio monástico entre la segunda
mitad del siglo VII y la segunda mitad del siglo VIII.
Tampoco la segunda teoría
resulta sostenerse demasiado, ya que los musulmanes, aunque permitieron
el culto cristiano a los mozárabes, establecieron la prohibición
de construir nuevos templos en su territorio.
Por ello, y a pesar de que
sus orígenes siguen siendo inciertos, parece que la teoría
más aceptada es que la de Melque fue la iglesia de un monasterio
visigodo construido probablemente a comienzos del siglo VIII y en
fecha muy cercana a la ocupación musulmana sobre algún
asentamiento romano anterior.
También sobre este
extremo hay dudas. Si bien en los estratos inferiores del asentamiento
se ha hallado abundante cerámica sigillata romana, ésta
podría haber sido acarreada de otros lugares y utilizada
como apoyo a la impermeabilización del suelo.
La reconversión
musulmana
Durante una primera etapa
de dominio árabe, seguiría existiendo una comunidad
de monjes cristianos (mozárabes) ocupando el monasterio,
pero en un momento sin determinar (aunque probablemente en el último
tercio del siglo IX, el cenobio sería abandonado y los árabes
lo acondicionaría como poblado y la iglesia como fortaleza.
Al menos esto es lo que
parece deducirse de la existencia, todavía hoy, del arranque
de una torre que se construyó sobre el primitivo cimborrio
allá por el siglo X. Es posible que la construcción
de esta torre-fortaleza coincidiese con la edificación del
vecino castillo de San Martín de Montalbán.
Vuelta a manos cristianas
Entre el siglo XI estas
tierras fueron reconquistadas como consecuencia de la toma de Toledo
en 1085 por Alfonso VI, rey de León y Castilla, el edificio
volvió a su función de centro religioso cristiano.
Se sabe que Alfonso VIII
donó este poblado junto al castillo a la Orden del Temple.
Tras su supresión en 1309 la propiedad del lugar pasa de
mano en mano a distintos nobles.
El poblado prácticamente
llegó a desaparecer en el siglo XIX tras la desamortización
de Mendizábal y el cese del culto en la iglesia. Pasó
entonces a ser un establo de una granja rural.
Santa María de Melque
no salió de su olvido hasta que personajes ilustres como
el conde de Cedillo o Manuel Gómez Moreno comenzaron su divulgación,
para ya en los años sesenta del pasado siglo comenzar un
largo proceso de restauración, que no sólo ha permitido
la salvación de tan insigne monumento sino que lo ha habilitado
para una muy agradable visita. A ello no es ajeno su bonito y acogedor
centro de interpretación que explica las características
del edificio y el contexto histórico en que nació.
Este centro se ha instalado en algunas de las viviendas del poblado
agrícola que había junto al templo.
Santa María de Melque como templo de un
monasterio visigodo
El monasterio
Uno de los aspectos de interés
de esta construcción es la existencia de restos de edificaciones
coetáneas al templo en su periferia, lo que denota que la
iglesia se encontraba en el interior de un patio poligonal -anexo
a otro cuadrado- rodeado por edificios perimetrales que serían
las dependencias y las celdas monásticas.
Hay que recordar que el
tipo de estructura que estamos acostumbrados a ver en los monasterios,
cuyas dependencias se sitúan alrededor de un claustro, siendo
la iglesia uno de los edificios que cierran este espacio, procede
del mundo carolingio y se universaliza ya en tiempos del románico.
Sin embargo, los monasterios visigodos no tenían esa morfología.
De hecho, los monasterios altomedievales hispanos seguían
la configuración paleocristiana y bizantina que sigue siendo
el habitual en el mundo cristiano oriental (ortodoxo).
La iglesia
La iglesia de Melque es
semejante a la que muestran las ruinas de la cercana iglesia de
San Pedro de la Mata y a la de la orensana Santa Comba de Bande,
formando un grupo de iglesias cruciformes puras (no basilicales)
de clara influencia bizantina.
Por lo dicho, Santa María
de Melque tiene planta de cruz latina muy poco alargada (casi de
cruz griega) establecida mediante una nave orientada oeste-este
y otra de transepto norte-sur. En el extremo oriental se construyó
un ábside algo más bajo que cuenta con planta rectangular
al exterior y ultrasemicircular (herradura) al interior.
A los dos lados del anteábside
se añadieron dos habitaciones o capillas de uso desconocido,
semejantes a absidiolos. De ellos sólo ha perdurado el septentrional,
puesto que del costado sur ha desaparecido.
Los cuatro brazos de la
cruz de la iglesia se cubren con medio cañón ultrasemicircular,
siguiendo las pautas de todos los arcos que son de herradura. El
ábside se cubre con bóveda de horno.
En el interior del brazo
sur del transepto hay un gran arcosolio que presumiblemente pertenecería
al noble fundador del cenobio. Se ha especulado que pudiera ser
un importante dignatario de la corte goda toledana.
En el crucero se construyó un cimborrio o linterna
con bóveda semiesférica sobre difusas pechinas. La
iluminación viene dada por cuatro pequeñísimos
óculos redondos (uno en el centro de cada cara).
Aunque en la actualidad los distintos espacios de la
iglesia se conservan fácilmente comunicados, hay que imaginarse
la existencia de un iconostasio y varios canceles para separar la
cabecera -donde el sacerdote oficiaría la misa de espaldas-
del coro -donde se establecería el resto del clero, y éste
de la nave, espacio reservado para los laicos.
En el extremo occidental
existió un pórtico ligeramente menos ancho que la
nave, del que sólo quedan algunos de sus muros de arranque.
Posiblemente, en fecha algo
más tardía se construyó una sala al norte del
templo con enormes arcosolios o nichos de arcos de herradura. En
la actualidad se cree que fue un espacio funerario donde se colocaban
los sepulcros de los monjes fallecidos.
El material de construcción, como es propio
del mundo romano y visigodo, lo constituye enormes sillares de granito
-no del todo regulares- colocados sin mortero o argamasa (técnica
de colocación "a hueso"). Los ventanales de todo
el templo son abocinados y de arco de herradura.
Tiene esta iglesia una serie
de particularidades como es el redondeo a abocelamiento de las esquinas
de lo muros exteriores. En este mismo sentido, los pilares que soportan
los arcos del interior también están redondeados con
la intención de imitar columnas.
Por otro lado, también
son interesantes las decoraciones de estuco que se conservan en
algunos arcos interiores. De hecho hay que descartar de nuestra
mente que la estética original fuese tan grave y pétrea
como ahora se nos muestra, pues estaría decorada con cortinajes,
lámparas e, incluso, joyas del estilo del Tesoro de Guarrazar.
Centro de interpretación de Santa María
de Melque y el mundo visigodo
Al sur de la iglesia, a pocos metros, se habilitó
el llamado Centro de interpretación de Santa María
de Melque y el mundo visigodo, que ha sido engrandecido recientemente.
Es conveniente visitarlo pues a través de sus cuidadosos
paneles gráficos se hace un detenido recorrido por lo que
ha sido este monumento en época visigoda como monasterio,
pasando por una bailía musulmana hasta llegar a ermita prácticamente
abandonadas en los siglos modernos.
También se muestran fotografías del estado
del templo hace unas décadas antes de su restauración,
así como el proceso de reconstrucción y limpieza.
No debemos olvidarnos de leer y apreciar los paneles
que contextualizan la situación política, social y
religiosa del Reino Hispano-visigodo de Toledo, desde la caída
del Imperio Romano de Occidente hasta su rápida disolución
tras la ocupación musulmana del siglo VIII.
Al noroeste de la iglesia, una de las antiguas dependencias
de la villa agrícola, se ha acondicionado con paneles informativos
sobre la Orden del Temple.