Iglesia
de Santa María de los Reyes de Laguardia, Álava
Introducción
El
templo parroquial de Santa María de los Reyes es el principal
monumento religioso de Laguardia, a pesar de que esta histórica
villa posee otros encantos como la muralla, algunos palacios y,
sobre todo la iglesia de San Juan con importante restos medievales.
Pero el turista que se acerca a Laguardia lo hace atraído
por tres razones: visitar su encantador y pintoresco entramado de
calles perfectamente conservado; para probar sus buenos vinos de
La Rioja Alavesa en sus innumerables bares y bodegas y para visitar
el pórtico de Santa María de los Reyes.
Su ubicación es al norte de Laguardia y a ella
desembocan las principales calles de la localidad: Santa Engracia,
Páganos y la propia Calle Mayor.
Son muchas en España e, incluso, en el País
Vasco, las portadas góticas de gran espectacularidad, pero
hay muy pocas que estén policromadas completamente. Además,
hay que reconocer que la impresión que ejerce en el espectador
la primera vez que se acerca a visitar este monumento se hace inolvidable.
Hay un punto de teatralidad y de suspense. Los turistas se arremolinan
ante la puerta invisible al estar cerrada por un pórtico
moderno que nada espectacular ofrece. Luego hay que entrar por una
pequeña puerta que da paso a un espacio vertical oscuro.
De repente se encienden unos focos a nuestra espalda y lo que era
un mero conjunto amorfo de brillos y sombras pasa a ser una espectacular
portada gótica riquísima en abigarrada escultura intensamente
policromada (predominan los dorados, rojos y ocres).
Por este motivo siempre se asocia la portada de Santa
María de los Reyes con el pórtico de la Colegiata
de Toro, también policromado.
Proceso constructivo
Se ha especulado con que este templo perteneciera,
en origen, a un monasterio de la Orden del Temple, pero nada hay
con seguridad. Quienes sostienen tal autoría afirman que
el abad tenía su residencia en la torre.
La iglesia debió comenzarse a edificar en estilo
románico en el siglo XII. Si bien las principales intervenciones
son bajomedievales, de los siglos XIII al XV, por lo que Santa María
de los Reyes de Laguardia es un edificio básicamente gótico.
Una nueva intervención en el siglo XVI demolió
la cabecera medieval formada por tres ábsides y la reconstruyó
con formas propias del Renacimiento.
Exterior
El edificio tiene tres naves, un transepto ligeramente
marcado en planta y una cabecera poligonal al exterior -semicircular
al interior- con grandes contrafuertes en sus esquinas.
Entre dicha cabecera y la nave sur se edificó
una sacristía renacentista a mediados del siglo XVI.
Las partes más antiguas de la iglesia se pueden
observar en las fachadas norte y oeste. En la primera encontramos
arquillos de medio punto y en la segunda una serie de vanos (puerta
y ventanales) que nos remiten a siglo XIII. Concretamente tenemos
una puerta de arquivoltas apuntadas sobre columnillas, bajo un tejaroz
con canecillos -algunos figurados- que nos remiten a esas fechas.
Hoy esta portadita se encuentra cegada. También hay una serie
de ventanales de transición del románico al gótico.
Sin embargo, la gran puerta neorrománica que ocupa el centro
de la fachada es una licencia de las restauraciones del siglo XX
(1954)
Enfrente de esta fachada esta la llamada
torre abacial, un interesante campanario tardorrománico exento
con dos pisos de troneras para las campanas. Se construyó
sobre espacio abovedado con medio cañón, visible tras
una reja.
En este primer cuerpo hueco de la torre
se ha guardado un lapidario -donde no faltan capiteles románicos
y góticos- de diferentes épocas y procedencias.
El Pórtico o Portada Sur
La espectacular portada gótica del muro sur
que, como ya hemos anotado, supone el mayor atractivo de la iglesia
y uno de los alicientes principales de los turistas que llegan a
Laguardia, fue construida en piedra a finales del siglo XIV.
La policromía superficial del conjunto escultórico
data de finales del siglo XVII.
Llama poderosamente la atención su extraordinario
nivel de conservación, consecuencia de haber estado a refugio
de las inclemencias meteorológicas al estar protegido por
el porche exterior.
Pero para quien sepa observar, lo que verdaderamente
destaca es la calidad de los escultores que ejecutaron la obra.
Prima un naturalismo casi renacentista en algunas de las figuras.
Las proporciones de los personajes y sus movimientos son correctísimos
y los rostros -todos individualizados- transmiten sentimientos y
pensamientos.
Estamos, sin duda, al margen del primer impacto visual,
ante una obra maestra.
En cuanto a la iconografía, como veremos posteriormente,
se trata de la típica portada gótica mariana, donde
se exalta la gloria de la madre de Dios.
Las arquivoltas
La portada dispone de cinco arquivoltas, siendo las
tres impares las que aportan figuración esculpida al modo
gótico, esto es, con las estatuas colocadas siguiendo la
dirección de los arcos.
En la primera arquivolta interior los representados
son bellos ángeles que tocan instrumentos musicales, tales
como un laúd, una gaita, un salterio, un arpa, una trompeta,
etc.
La segunda arquivolta historiada -la tercera del conjunto-
está constituida por relieves de mujeres santas y mártires
con sus correspondientes atributos que permiten su identificación.
La arquivolta más externa está ocupada
por esculturas de reyes y profetas del Antiguo Testamento.
En la enjuta derecha aparecen dos estatuas de reyes,
se trata de Don Sancho Abarca, fundador de Laguardia y su esposa.
El Apostolado
Junto a la estatua de María que ocupa el parteluz
y de la que luego nos ocuparemos, sin duda son los apóstoles
que se colocaron en las jambas de la portada los que más
perceptibles son gracias a sus buenas dimensiones y por estar situadas
en posiciones más bajas, cercanas a los ojos de los visitantes.
Todo en ellos nos habla de la calidad del taller: los
rostros, la delicadeza en los modelados de los peinados y barbas,
las túnicas y ropajes con multitud de matices, los pliegues
perfectamente resueltos, las manos con detalles anatómicos
como las venas, nudillos y tendones, etc.
En efecto se trata de dos grupos de seis apóstoles
en cada lado, donde Judas Iscariote es reemplazado por San Pablo
el "apóstol de los gentiles".
Llevan atributos que permiten aproximarnos a su identificación:
San Pablo con su habitual alopecia y la espada con que fue decapitado,
San Andrés con su cruz, San Bartolomé con un diablo
encadenado, San Pedro y las llaves, Santiago con atuendo de peregrino,
etc.
El tímpano
El tímpano que cobijan las arquivoltas se compone
de tres franjas muy bien aprovechadas espacialmente para establecer
una serie de relatos bíblicos destinados a glorificar a la
Virgen María como madre de Dios.
La franja inferior relata de izquierda a derecha su
papel en la redención como madre del Mesías. A la
izquierda aparece el arcángel san Gabriel anunciándole
la buena nueva a María. Lo que hace especial a esta representación,
al margen de su elegancia y belleza formal, es que la Virgen aparece
ya embarazada.
A la derecha, siguiendo el orden del relato neotestamentario
y su reflejo en la iconografía medieval, se nos muestra la
Visitación. En ella María y Santa Elena se toman las
manos mutuamente.
A la derecha y ocupando el espacio central de este
friso inferior tenemos la Epifanía o Adoración de
los Reyes Magos. Además de los tres reyes (el mayor en postura
de genuflexión) aparecen las estatuas de dos pajes y uno
de los caballos. Llama la atención que uno de los magos y
su paje aparecen con sus rostros pintado de negro. Volvemos aquí
a recordar que la policromía actual es de finales del siglo
XVII, cuando ya se había atribuido la raza negra africana
a uno de los reyes. De hecho, la estatua medieval no muestra ningún
rasgo negroide puesto que el escultor del siglo XIV talló
a los tres con rasgos europeos. Hay que recordar que en la Edad
Media, hasta finales del siglo XIV y sobre todo el XV, los tres
Reyes Magos no representan los continentes ni sus diferentes razas,
sino las tres edades del hombre.
El friso o banda intermedia se ocupa de la Dormición
y Asunción de la Virgen pero con elementos tomados de textos
apócrifos.
En el extremo de la izquierda aparecen los doce apóstoles
en dos filas superpuestas de seis, con gestos de tristeza sobre
una serie de relieves lobulados pintados de blanco que, sin duda,
quieren representar las nubes. Estamos ante el episodio del evangelio
apócrifo de San Juan Bautista el Teólogo en que los
apóstoles son llevados en una nube por el cielo hasta el
lecho de muerte de María.
Precisamente, la Dormición se nos muestra en
el lado opuesto. Los apóstoles se hallan ante el lecho de
María cuya piel se pintó de color blanquecino para
dejar evidencia del trance en que se halla. Uno de los apóstoles
toma delicadamente su cabeza, mientras que otro, probablemente San
Juan por su cara imberbe, toma sus manos. En medio de ellos, aparece
Cristo, esculpido con mayor altura, que acoge con su brazo izquierdo
sobre su pecho una figurita femenina pequeña que simboliza
el alma de María.
En el centro, aparece la Asunción propiamente
dicha. La Virgen aparece entronizada dentro de una mandorla dorada,
siendo impulsada a los cielos por tres ángeles. También
esta iconografía tiene orígenes apócrifos como
el hecho de que María lanza su cinturón a Santo Tomás
que aparece arrodillado en la parte inferior.
En el registro superior del tímpano se esculpió
la Coronación de la Virgen. María recibe una corona
colocada al alimón por Cristo que se encuentra a su lado
y por un ángel. Otros dos ángeles rodean la escena
y portan instrumentos musicales como un salterio y un laúd.
El parteluz y la Virgen
Siendo como es ésta una portada netamente mariana,
la imagen encastrada en el parteluz corresponde a la Virgen, dispuesta
de pie con el Niño sujeto por su brazo izquierdo. El volumen
de Jesús es aquí deliberadamente desproporcionado,
muy pequeño, frente al gran porte de María. Un nuevo
matiz que nos lleva a pensar que el escultor quería dar todo
el protagonismo a la madre.
Hay que fijarse en la postura de la cadera y las piernas
que realizan el llamado "contraposto" clásico revivido
por los primeros grandes escultóricos del gótico clásico
francés.
El interior del templo
Desde el punto de vista arquitectónico, Santa
María de los Reyes de Laguardia es un notable edificio, de
grandes proporciones, Su planta es de cruz latina con tres naves
y un breve transepto.
Como hemos indicado al principio, la mayor parte de
su estructura es tardogótica con pilares y bóvedas
de crucería estrellada con terceletes.
La cabecera y el transepto, reconstruidos a finales
del siglo XVI ya presentan hechuras renacentistas como su ábside
de planta semicircular.
En la cabecera tenemos un magnifico Retablo Mayor,
de Juan de Bascardó realizado ya en pleno siglo XVII, de
estilo manierista.
