Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, Ourense
Introducción
La iglesia de Santa Marina de Aguas Santas se
ubica en el municipio del mismo nombre, localizado entre los valles
de los ríos Arnoia y Barbaña, en el concejo de Allariz.

La
población es famosa por la leyenda de de una mártir
local, Santa Marina, en honor a la cual se levantaría la
iglesia, que es un interesante ejemplo de románico rural
gallego.
Se trata de un templo de enormes dimensiones, situado
a unos 20 km. de Orense, y a unos 10 del monasterio de Junquera
de Ambía, con el que guarda algunos paralelismos. Debido
a su importancia artística, fue declarado Monumento Histórico-Artístico
en el año 1931; y en 1963 se reconoció como Conjunto
Monumental.

La leyenda de Santa Marina de Aguas Santas
La iglesia se levanta muy cerca del lugar donde supuestamente
se produjo el martirio de Santa Marina, cuya vida tiene un origen
legendario.
Existen varias versiones sobre la vida de esta santa.
La más extendida cuenta que Marina fue una de las hijas de
Teudio, un gobernador romano que vivió en el s. II d. C.
La niña nació en el año 123, en Ginzo de Limia,
un municipio cercano a Orense (otras fuentes dicen que nació
en Bayona, provincia de Pontevedra, en el año 119). Su madre
parió a nueve hijos de golpe, y pensando que podrían
acusarla de infidelidad, asustada, encomendó a una nodriza
que ahogase a Marina en el río Miño. Pero la nodriza,
que profesaba la religión cristiana se apiadó de ella
y en lugar de matarla, la bautizó y la educó en esta
religión.

Siendo adolescente, un lugarteniente del emperador
se encaprichó de e la niña e intento forzarla para
mantener relaciones. Pero al saber que era cristiana y que no accedía
a cumplir sus deseos, fue encarcelada y posteriormente sometida
a todo tipo de torturas: intentaron quemarle la piel con hierros
incandescentes, le ataron pesos en manos y pies y la tiraron al
fondo de un pozo, y la intentaron quemar viva en un horno (que se
encuentra muy cerca de la iglesia). De todos estos castigos la santa
salió ilesa y el lugarteniente, que ya había perdido
la paciencia, ordenó que se la decapitase. Entonces su cabeza
rebotó tres veces, dando lugar a unas fuentes cuyas aguas
tienen efectos milagrosos, y su cuerpo fue enterrado por la comunidad
cristiana, alcanzando fama de santidad.

Los orígenes de la iglesia
Muy cerca del lugar en donde se encuentra el pueblo
y la iglesia actual, se creó un eremitorio, que luego dio
lugar a una institución secular, con un edificio prerrománico,
que estaría situado en la zona que se conoce como el Horno
de la Santa y el Castro de Armea. En este lugar estuvo enterrada
Marina antes de que sus restos se trasladasen a la iglesia actual.
Aquí todavía pueden verse las ruinas de la basílica
de la Asunción, un edificio que nunca llegó a terminarse,
levantado sobre una cripta, que sería el lugar del primitivo
eremitorio, y que se sitúa en el entorno de un castro del
que no se ha conservado prácticamente nada.

Esta pequeño espacio es el antecede del edificio
actual, que situado a unos 2 km., debido a que a finales del siglo
XII, cuando se comenzó a construir, el núcleo de población
se había trasladado. Fue en este momento cuando se trajeron
los restos de la santa. La iglesia estaba administrada por unos
canónigos regulares de la orden de San Agustín, de
la que formaban parte 12 clérigos y un prelado. En un principio
sería una institución dependiente del monasterio de
San Salvador de Celanova, pero en la segunda mitad del siglo XII,
pasaría a estar bajo la protección del obispado de
Orense. A finales del XIII se entregó a la orden del Temple,
que será la encargada de terminar la construcción
iniciada en el siglo anterior. Tras la disolución de la orden
en 1312, volvió a depender de los agustinos de Celanova y,
aunque seguramente se mantuvo el número de 12 racioneros
dirigidos por un rector, debió de entrar en un periodo de
decadencia. Sin embargo, hay un enorme vacío documental que
impide hacer una reconstrucción de la iglesia en esta época.

En el siglo XV el templo continuará sumido en
la crisis y parece que en el XVI estaba al borde de la ruina.
Durante toda la Edad Media el culto de Santa Marina
siempre se mantuvo en el ámbito regional de la provincia
de Orense, sin que llegara a trascender su importancia a nivel peninsular.

Historia del edificio en la Edad Moderna
En el siglo XVI el rey Felipe II (1556-1598) convirtió
la iglesia en un beneficio del Patronato Real. A finales del siglo
XVII el municipio pasó a ser un Señorío Jurisdiccional
Episcopal, dependiente del obispado de Orense. En el XIX se convirtió
en una parroquia independiente, bajo la advocación de Santa
Marina, continuando con su dependencia de la cátedra de Orense
hasta el día de hoy.
El exterior de la iglesia
El edificio tiene una planta basilical de tres naves,
que rematan en sus correspondientes ábsides semicirculares.

Toda la estructura interior del edificio es visible
desde el exterior. La fachada principal se articula por medio de
cuatro contrafuertes que marcan la división de las naves.
En la parte inferior de la calle central se encuentra una portada
formada por un arco de medio punto con dos simples arquivoltas sin
decoración, que descansan en cuatro capiteles muy sencillos,
decorados con formas vegetales. Sobre esta portada se abre un arco
ciego de medio punto que contribuye a transmitir los empujes y por
encima, una línea de imposta recorre las tres calles de la
fachada, dividiéndola en dos horizontalmente.

En la parte superior de esta calle central hay un gran
rosetón, sobre el que se levanta la espadaña, que
es una construcción del siglo XVIII. La parte inferior de
las dos calles laterales no presenta ninguna decoración,
mientras que en el tramo superior hay sendos arcos apuntados, que
cobijan dos pequeños rosetones, uno a cada lado.

Los extremos laterales de la fachada se coronan por
dos pequeñas torres circulares rematadas con una cúpula
de media naranja, que dotan al conjunto de un cierto carácter
defensivo y militar. No se olvide que la orden del Temple fue la
responsable de buena parte de la construcción.

La fachada recuerda a otras iglesias de la Ribera Sacra
como San Esteban (Ribas de Miño, Lugo), San Pelayo (Diomondi,
Lugo) o la iglesia fortaleza de San Juan (Portomarín, Lugo).
También se observan semejanzas con las fachadas de la iglesia
del monasterio de Santa María (Junquera de Ambía,
Orense), y la de Santo Tomé de Serantes (Leiro, Orense),
situada a pocos kilómetros de Santa Mariña.

Los muros laterales se articulan por medio de grandes
arcos apuntados que apoyan en cuatro contrafuertes, que coinciden
con los tramos de las naves interiores, mostrando de esta forma
la estructura interior desde fuera. Bajo los arcos hay pequeñas
ventanas que contribuyen a iluminar el interior del edificio. En
el lado de la epístola, cerca de la cabecera hay una pequeña
portada. El muro sur queda oculto en su parte inferior por una estructura
construida posteriormente, que rompe con la armonía del edificio
medieval. Estos contrafuertes quizás se hicieron para soportar
el peso de las bóvedas del interior, aunque lo cierto es
que la iglesia se cubre con una estructura de madera del siglo XV,
que tal vez sustituya a una estructura de piedra anterior. Este
tipo de muros con contrafuertes comunicados por una arquería
bajo la que se encuentran las ventanas también guardan paralelismos
con algunas de las iglesias que ya se han mencionado, como San Esteban
en Ribas de Miño, y San Pelayo, en Diomondi.

La cabecera del edificio es de una gran belleza. El
ábside central es más ancho y alto que los laterales,
y se articula por medio de pequeñas columnillas adosadas.
En los tres centrales hay pequeñas ventanas con forma de
aspillera.

Los dos ábsides laterales son lisos, y también
tienen ventanas con una estructura similar. En el lienzo del muro
que queda por encima de los tres ábsides se abre un gran
rosetón en la parte central, y otros dos más pequeños
en los laterales, en una conjunción perfecta con la fachada
del edificio. Este rosetón encima del ábside recuerda
a la estructura de la iglesia del monasterio de San Esteban (Ribas
de Sil, Lugo).

Junto a la cabecera de la iglesia se encuentra la famosa
fuente de Santa Mariña, en donde, según la leyenda,
rebotó la cabeza de la santa cuando fue decapitada.
El interior

En el interior, muchas de las influencias a las que
nos acabamos de referir también son visibles. Lo primero
que sorprende al cruzar la puerta es el gran volumen del edificio.
La nave central, más ancha y alta que las laterales, se separa
de éstas por medio de pilares con cuatro medias columnas,
cada una de ellas adosada en un frente. Dos de ellas finalizan en
unos capiteles donde descansan los arcos fajones, por encima de
los cuáles hay una línea de imposta sobre la que hay
un falso triforio conformado por pequeñas columnas pareadas,
al igual que en Junquera de Ambía.

Las otras dos medias columnas adosadas a los pilares
y situadas en los frentes de las naves central y lateral, se elevan
por encima de los arcos fajones hasta la línea de imposta
sobre la que está el falso triforio (mejor debiera llamarse
"falsa tribuna") y finalizan con capiteles, pero junto
a éstos hay otros dos, uno a cada lado, sostenidos en el
aire y que cumplen una función decorativa. Esto también
puede verse en la catedral de Orense.

La mayoría de los capiteles tienen decoración
vegetal hermosamente tallada, si bien hay un grupo muy interesante
por su carácter historiado en uno de los soportes del arcos
formero al pie de la nave sur. Tenemos la fortuna de que, subiendo
a lo alto del coro, podemos avistarlos a la altura de los ojos.
En uno de ellos tenemos las habituales arpías de lejanos
ecos mateanos y, en otro, una representación abigarrada con
personas interactuando pero que no adivinamos su significado.


El falso triforio que se levanta sobre los arcos formeros
se comunica a la nave central, pero también a las laterales,
lo que contribuye a que las ventanas de las naves den una iluminación
uniforme, y a su vez dota al edificio de una elegancia singular.

Las naves se dividen en cuatro tramos. Tanto la central
como las laterales se cubren con una estructura de madera. Las tres
naves finalizan en sus correspondientes ábsides, separados
por medio de dos escalones, y en el central hay un pequeño
presbiterio, que precede al hemiciclo, cubierto por una bóveda
de horno con unos curiosos nichos triangulares.

Del mobiliario litúrgico del interior,
lo más destacado es una pila bautismal, que se encuentra
a los pies de una de las naves laterales, y que no presenta ninguna
decoración. También destaca el templete que alberga
el sarcófago con los restos de la santa, situada en la nave
de la epístola. Se trata de una estructura realizada siguiendo
la estética neoclásica, que se construyó en
el año 1775.

(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)
