Guía
monumental (Arte e Historia) de Artà, Mallorca
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Artà |
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Islas
Baleares |
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Llevant |
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7.500 |
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154 |
Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Artà, Mallorca
Siempre bella
y seductora, la península de Artà se muestra como
un pequeño paraíso aparte, con un carácter
propio y un encanto realmente singular.
Su ubicación,
a 70 kilómetros de Palma, en la costa noreste de la isla,
la ha mantenido en parte apartada del turismo masivo, protegida
además por un terreno accidentado y unas costas agrestes
que sin duda conquistan a todo aquél que se aventura a visitarlas.
Considerado
uno de los lugares más hermosos de Mallorca, Artà
cuenta con una historia fascinante, mezcla de mitología y
realidad, según la cual su fundación estuvo en manos
de los arethos, pueblo superviviente de la destrucción de
la antigua Troya. Curiosamente en la Grecia actual existe también
un pueblo llamado Artà. No obstante, la población
de Artà, tal y como la conocemos hoy, fue fundada por Jaume
II hacia 1302, quien quiso crea aquí un coto de caza, deslumbrado
por la belleza agreste del lugar.
En esta guía
de Artà nos centraremos en sus principales monumentos
y lugares que son: La Almudaina, el Santuario de Sant Salvador,
EL Museo Histórico, las ermitas de Bellpuig y Betlem, etc.
La
Almudaina
Una recia muralla
de piedra corona el monte en cuyas faldas se despliega la vida popular
de Artà. Allí, en la cima, divisando el horizonte
desde la época en que los árabes poblaron esta región,
la antigua Almudaina rememora su antigua función de fortaleza
inexpugnable a cuyo amparo emergió la primitiva ciudad, protegida
así de los frecuentes ataques piratas que durante siglos
trataron de expoliar estas tierras.
Tras los gruesos
muros de la Almudaina y a la sombra de sus torreones de vigilancia
se encierra una superficie de 4.000 metros cuadrados donde el tiempo
parece haberse detenido, entre piedras y verdín. Todo ello
recrea un marco perfecto para la construcción más
emblemática de Artà, el antiguo santuario de Sant
Salvador.
Santuario
de Sant Salvador
La construcción
que puede verse en la actualidad data del siglo XIX, aunque el templo
original fue levantado en el siglo XIII. No obstante, tras funcionar
como hospital para cuidar a los enfermos de la peste que asoló
la ciudad en el verano de 1820, los propios locales decidieron quemar
el edificio para así evitar la propagación de la plaga.
El santuario
conserva la planta original de cruz latina, adoptando un estilo
ornamental neoclásico. Destaca el bello pórtico, finamente
decorado con escenas de la Última Cena, siendo igualmente
hermosas las pinturas al fresco de las pechinas que sostienen la
cúpula, y en las que aparecen representados los cuatro evangelistas.
No obstante,
el gran tesoro de Sant Salvador es una pequeña talla románica
de la Virgen de origen incierto, aunque se estima que fue traída
de Cataluña. Esta Virgen es venerada por propios y ajenos,
y ha llegado a convertir al templo en un centro importante de peregrinación
mariana.
Casco
Urbano
A los pies de
la Almudaina, por las laderas del cerro, se abre uno de los núcleos
urbanos más ordenados y armónicos de la isla. Una
curiosa escalinata facilita el descenso, desembocando directamente
en la iglesia parroquial de la ciudad. Su construcción se
inició en la segunda mitad del siglo XVI, lo que lo convierte
en una de las construcciones más antiguas del lugar. Se caracteriza
por su planta rectangular y su fachada de reminiscencias góticas,
en contraste con la decoración interior, netamente barroca,
apreciable en los retablos.
A partir de
ahí se abren las calles siguiendo una estructura ordenada,
flanqueadas con edificios de fachada homogénea y cuidada,
recreando un ambiente realmente grato para el paseo. A simple vista
pueden distinguirse dos barrios bien diferenciados: la zona obrera
o de los menestrals, en la parte baja de Artà, y el núcleo
señorial, en la parte alta, con mansiones caracterizadas
por el lujo y la opulencia, como Can Marquès, antaño
residencia de los marqueses de Bellpuig, que conquista con sus bellas
escalinatas interiores, las arcadas de sus balcones y la presencia
de escudos señoriales en su fachada. Igualmente bellas son
las casonas de Can Cardaix, Can Sureda o Can Epifanio. Destaca también
Ca Na Batlesa, la antigua casa de la alcaldesa, convertida en la
actualidad en un centro cultural bien conocido por exponer la obra
del artista Miquel Barceló natural de la vecina población
de Felanitx.
Tras el paseo,
nada mejor que descansar en la hermosa plaza del Conqueridor refrescarse
a la sombra de los frondosos árboles que la pueblan, muchos
de ellos traídos de las Américas durante la Conquista.
Y para los que aman la belleza envuelta de misterio, una buena opción
es acercarse al Cementerio, considerado una extraordinaria muestra
de arte funerario al aire libre.
Museo
Histórico
Ubicado en la
Plaza Mayor, este museo expone todo tipo de objetos y documentos
de épocas pasadas de la ciudad, cuando ésta estuvo
bajo el dominio de romanos primero y árabes después.
No obstante, la joya de la colección son los guerrers de
Son Favar, curiosas figuras de bronce creadas en torno a los siglos
V y II a.C. En ocasiones la muestra es trasladada al museo de Mallorca,
en la capital de la isla.
Poblado
Talaiótio de Ses Païses
Apenas a un
kilómetro del casco urbano de Artà se encuentran los
orígenes más primitivos de la ciudad, resquicios de
los primeros pobladores que decidieron asentarse en estas bellas
tierras y establecer aquí su residencia.
El poblado talaiótico
de Ses Païses data del año 800 a.C. aunque no fue descubierto
hasta 1957. Diversos estudios de la zona estiman que aquí
debió habitar una comunidad de unos 300 individuos. Destaca
la presencia de un fastuoso talaiot o torreón circular, que
luce imponente en medio de lo que hoy es un gran encinar. La belleza
del paraje ha servido de inspiración a numerosos artistas,
como el poeta Miquel Costa i Llobera, que describe el encinar en
los versos de su obra La deixa del geni grec (El legado del genio
griego):
Alrededores
de Artà
A pocos kilómetros
del casco urbano pueden encontrarse interesantes parajes merecedores
de ser visitados, templos legendarios llenos de historia y las más
hermosas playas, que han convertido a Artà en un destino
privilegiado de veraneo.
Ermita
de Bellpuig
A dos escasos
kilómetros de Artà, en la espesura del bosque de Bellpuig,
se encuentra este enigmático templo, construido en 1230 para
ensalzar la victoria cristiana en tierras mallorquinas.
La construcción
es un buen ejemplo de gótico inicial, con planta rectangular
y cubierta por una sencilla bóveda, con recios muros de piedra
apenas abiertos por pequeños vanos.
Ermita
de Betlem
Ubicada sobre
un acantilado, a unos 10 kilómetros al norte de Artà,
esta construcción de principios del siglo XIX invita a la
reflexión y el silencio, alejada como está de cualquier
perturbación de la sociedad. No es de extrañar que
fuera un pequeño grupo de ermitaños quien se ocupase
de su fundación.
La ermita destaca
no sólo por su singularidad arquitectónica, perfectamente
equilibrada y con bellas proporciones, sino porque desde aquí
se tiene una de las mejores vistas panorámicas de la isla,
especialmente al atardecer, cuando el cielo se llena de un juego
de colores sin igual en contraste con el mar.
Naturaleza
en Artà
Paralelamente
a su legado arquitectónico, Artà ofrece una diversidad
de recursos naturales para disfrutar al aire libre de los encantos
de una isla.
Entre las playas
más reconocidas se encuentran posiblemente las que circundan
la zona de Cala Ratjada, donde además se concentra una variada
oferta de ocio, con un puerto deportivo y multitud de restaurantes.
Destacan también
las playas de Canyamel, Cala Agulla, Es Caló, Sa Canova,
Cala Torta, Cala Mijana y muchas otras calas, paraísos terrestres
donde se aúnan las más limpias aguas con una bella
costa de dunas y pinares que ofrecen refugio a la sombra.
Artà
es también un refugio para los apasionados de la espeleología,
y en sus alrededores pueden encontrarse recónditas cuevas
que esconden su fastuosa belleza bajo tierra. Tal vez las más
afamadas sean las cuevas de Cap Vermell, a unos 7 kilómetros
de distancia en la carretera que lleva a Canyamel.