Cúpula
de la Roca, Jerusalén
Introducción histórica
Terminada en el año 72 de la Hégira
(691 de nuestra era) durante el califato de Abd al-Malik, el Qubbat
al-Sakhra o Cúpula de la Roca en Jerusalén es el monumento
islámico más antiguo que se conserva. Aunque sea un
lugar de oración, este edificio no fue construido como una
mezquita, su propósito original era conmemorar la victoria
del Islam, que completa la revelación de los otros dos credos
monoteístas, y competir en esplendor y magnificencia con
los grandes santuarios cristianos.
Se
encuentra situado en el recinto sagrado donde había estado
el templo de Jerusalén, y donde, según la tradición,
había tenido lugar el sacrificio de Isaac. Según la
narración del Coran, Mahoma emprendió un viaje desde
el santuario más cercano, La Kaaba en La Meca, hasta el más
lejano, el templo de Jerusalén. Desde la roca que alberga
en su interior el edificio, el profeta se elevó a los cielos,
para recibir la primera revelación del arcángel Gabriel.
Según la tradición, en la roca se quedaron grabadas
las huellas del Al Borak, el caballo mitológico de Mahoma.
La arquitectura de la Cúpula de la Roca
El edificio es un ejemplo muy claro de qubba islámica.
Presenta una estructura de planta centralizada, en torno al elemento
de culto, cubierto por una cúpula de media naranja. Sin embargo,
la Cúpula de la Roca no debe relacionarse con los monumentos
funerarios, cuya forma adoptó, sino con la práctica
generalizada de erigir un símbolo del poder o de la fe de
los conquistadores dentro del territorio conquistado. En el Islam
de los Omeyas esta ratificación de victoria estaba íntimamente
unida al celo misionero.
En torno a la cúpula hay dos deambulatorios.
El más cercano a la roca es circular; y el exterior, octogonal,
define el exterior del edificio. Todo el trazado es de una rigidez
matemática asombrosa.
La planta es el resultado de dos cuadrados superpuestos
y girados el uno sobre el otro formando ángulos de 45º,
dando lugar a un octógono sobre el que se inscribe una circunferencia.
En el exterior, la cúpula se encuentra recubierta
por unas chapas de cobre dorado que, al igual que las fachadas de
los muros exteriores, proceden del siglo XI. No obstante, parece
que desde un primer momento la cúpula estuvo recubierta por
este material.
El exterior del octógono que conforma la planta
de la Cúpula de la Roca está revestido de mármol
hasta la altura de las ventanas. En la parte superior, el revestimiento
actual es de cerámica turca, y se añadió en
1554 sobre un mosaico vidriado que cubría también
el tambor de la cúpula.
Tal y como relatan algunos viajeros parece que estos
mosaicos tenían fondo dorado y policromo, y que los dibujos
representaban árboles, plantas en flor y edificios; probablemente
símbolos del Paraíso, como los que todavía
se conservan en los riwak de la Gran Mezquita de Damasco.
La encrucijada entre arte bizantino y arte
islámico
Globalmente considerada, la Cúpula de la Roca,
es la muestra más clara de la encrucijada entre el arte bizantino
y el incipiente arte islámico. Tiene un carácter particular,
que lo distingue de las demás mezquitas omeyas y, por el
contrario, lo acerca más a los santuarios cristianos de Jerusalén
y de Tierra Santa. El califa Abd al-Malik, queriendo hacer lo mismo
que los cristianos, pero mejor, edificó una réplica
musulmana de los santuarios conmemorativos de los cristianos, y
es desde este punto de vista como tenemos que examinar la decoración
de la Cúpula de la Roca.
Los términos formales utilizados para expresar
esta apropiación simbólica no eran nuevos, sino que
consistían casi exclusivamente en formas del arte bizantino
y, en mucho menor grado, del arte sasanida. El único aspecto
puramente islámico, las inscripciones, se encontraban en
su mayor parte en lugares en donde apenas eran visibles.
La arquería que sustenta el tambor de
la cúpula y la intermedia ofrecen una inteligente alternancia
de pilares y columnas, procedentes éstas de edificios romanos
y bizantinos, aunque integrados en una organización tan novedosa
en lo estructural como clásica en su decoración, pues
los arcos aparecen atirantados con unos arquitrabes de madera recubiertos
de metal damasquinado. Las naves del tawaf llevan techo plano, en
contraste con la cúpula interior, que está separada
de la cubierta.
Los mosaicos de la Cúpula de la Roca
Los únicos mosaicos que conservamos del siglo
VII en la Cúpula de la Roca se encuentran en su interior.
El interior del edificio está recubierto de mármol
en las paredes y los pilares. La maravillosa decoración musivaria
situada bajo la inscripción en ambos lados del octógono
interior y en los tímpanos del lado exterior del tambor,
así como en el lado interior del tambor mismo, hasta el arranque
de la cúpula, se conserva en lo sustancial, tal y como los
dispuso el proyectista de Abd al-Malik: Motivos vegetales en forma
de árboles enteros o volutas de vid en vasos o matas de acanto,
extendidos en rica profusión sobre la superficie. Aunque
se ven motivos orientales, sasánidas, dominan los de origen
grecorromano, al mismo tiempo que falta totalmente el ornamento
geométrico y el entrelazado, tan característico del
arte islámico maduro. En la cara interior del octógono
y, si bien con menos profusión, en la cara interior del tambor,
aparecen frecuentemente representaciones de ricas joyas, como coronas,
elaborados collares y otros tipos, que nos ofrecen el más
antiguo ejemplo de una decoración monumental y, sobre todo,
la más antigua decoración suntuosa de un lugar de
culto musulmán.
La decoración a base de joyas no aparece de
modo uniforme entodo el edificio, sino casi exclusivamente en la
cara interna del peristilo octogonal y del tambor. Las joyas de
la cara interior del tambor se han adaptado en su mayor parte a
la base vegetal del esquema decorativo. Todos estos ornamentos se
pueden identificar como ornamentos reales e imperiales de los príncipes
bizantinos y persas, predominando ampliamente los primeros, o como
ornamentos utilizados por Cristo, la Virgen y los santos en el arte
religioso bizantino. En otras palabras, la decoración de
la Cúpula de la Roca atestigua una utilización consciente
de símbolos pertenecientes a sus adversarios, sometidos o
aun activos, del estado musulmán.
A primera vista los mosaicos de la Cúpula de
la Roca, puramente decorativos, no cumplen ningún programa.
En ellos no hay ninguna representación figurativa y, por
lo tanto, ningún "motivo" narrativo o simbólico.
Se trata de la primera vez que se realizan mosaicos en los muros
de un lugar de culto musulmán, y desde este momento los musulmanes
aplican la regla que desde este momento siempre fue firme: el arte
que decora una mezquita no incluye a ningún ser vivo, aunque
sin excluir el mundo vegetal.
La Cúpula de la Roca es extraordinariamente
rica en inscripciones. La principal, de 240 metros de longitud,
se halla sobre los arcos de la arcada octogonal interior, en ambos
lados, y es totalmente contemporánea del edificio, con excepción
de un punto en el que el califa Al-Mamun sustituyó el nombre
de Abd al-Malik por el suyo en el siglo IX. El contenido de las
inscripciones es casi exclusivamente religioso, a excepción
del nombre del constructor y de la fecha, y en su mayor parte se
compone de citas del Corán. Estas citas tienen un carácter
misionero, se trata de invitaciones bastante insistentes a someterse
a la nueva y definitiva fe, y al mismo tiempo son una afirmación
de la superioridad de la nueva religión y del estado basado
en ella.
Una de las principales aportaciones de la Cúpula
de la Roca es la creación de una nueva relación entre
arquitectura y decoración. Hasta entonces, el Mediterráneo
había mantenido, aunque con modificaciones, el principio
clásico de la decoración, sobre todo de la decoración
ornamental, al servicio de la arquitectura, resaltando determinadas
partes de los edificios. Los constructores de la Cúpula de
la Roca, sin embargo, ocultaron toda su estructura claramente definida
y basada en lo clásico. Esto no significa que los creadores
de los mosaicos de la Cúpula de la Roca rechazaran por completo
la arquitectura que decoraban: ciertamente adaptaron las formas
de los árboles o de las volutas a los espacios rectangulares
o cuadrados, pero si que crearon alrededor del edificio un lujoso
armazón que se aleja de las tradiciones del lugar y que tiene
su origen una vez más, en el arte bizantino.
(Autor
del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente