Monasterio
de Ansemil
El monasterio de San Pedro de Ansemil se encuentra
en la aldea homónima, perteneciente al término municipal
de Silleda, a unos 65 km. de la ciudad de Pontevedra, y a unos 40
km. de Santiago de Compostela.
Orígenes
Sus orígenes se sitúan a finales del
siglo IX o principios del X, cuando se fundó aquí
un monasterio dúplice adscrito a la regla de san Benito.
Los monasterios dúplices, esto es, con una comunidad masculina
y otra femenina, fueron muy frecuentes en esta zona durante los
siglos de la alta Edad Media.
A raíz del Segundo Concilio de Letrán
(1139), poco a poco este tipo de cenobios fueron desapareciendo,
y convirtiéndose en monasterios simples, y seguramente fue
en esta época cuando se modificó San Pedro de Ansemil,
dado que no deja de citarse en los documentos, pero a partir del
siglo XII sólo se menciona a las monjas.
La iglesia actual debió de construirse en el
momento en que el que la comunidad masculina abandonó el
monasterio, es decir, hacia la mitad del siglo XII.
Durante
el siglo XV el monasterio fue perdiendo gran parte del dinero y
la influencia que había acumulado durante las centurias anteriores,
debido entre otros motivos, a la mala gestión de los abades,
y a que muchas de las propiedades que gestionaba y se encontraban
bajo su jurisdicción fueron puestas en almoneda, o se encomendaron
a la protección de los nobles castellanos. A finales de siglo
el cenobio estaba a punto de desaparecer. Por este motivo, siendo
abadesa Isabel de Ulloa, que también lo era de San Pedro
de Vilanova, anexionó los dos en San Paio de Antealtares,
en Santiago de Compostela.
¿Una obra eminentemente prerrománica?
Los avatares de la historia han acabado con este maravilloso
monasterio, y en la actualidad tan sólo ha sobrevivido la
iglesia, que funciona actualmente como parroquia.
Las excavaciones arqueológicas acometidas en
los años 70 del siglo XX y cuyas conclusiones fueron publicadas
por Yzquierdo Perrín delatan la existencia previa de un templo
prerrománico -de tipología asturiana- de tres naves
rematadas en un ábside central de planta rectangular.
Es más que probable que gran parte del edificio
actual sea el prerrománico indicado, aunque algunas partes
se ampliaron y otras se modificaron en el siglo XII en estilo románico.
Actualmente se piensa que la estructura de arcos y
pilares que divide en tres naves la iglesia es, salvo el último
tramo de los pies, prerrománica. También es anterior
a las renovaciones románicas la capilla central, aunque las
columnas románicas se añadieron en la segunda campaña.
Es posible que las capillas laterales también sean originarias
del siglo XII.
Resulta obvio que la fachada occidental con la puerta
de la que luego nos ocuparemos es románica, así como
la curiosa e interesante colección de canecillos del templo
y parte del muro sur de la Capilla de Santa Ana.
Exterior
En el exterior el templo es sencillo y de unas dimensiones
reducidas. Se trata de un edificio de estructura rectangular, con
cubierta a dos aguas, y sólo en la cabecera se adivinan las
tres naves interiores del templo.
Ésta tiene tres ábsides rectangulares,
que sobresalen en diferentes volúmenes -el central más
ancho y largo que los dos laterales, que a su vez destacan del cuerpo
de la iglesia-, y con cubierta a dos aguas el central, y a una los
laterales. Los tres tienen una pequeña ventana saetera en
el centro, y en el muro sur se abre otra ventana de factura moderna.
La fachada de los pies se remata con una torrecita
moderna, que es un añadido posterior a 1909, puesto que en
esta fecha Enrique de Campo dibujó la fachada y sobre ella
había una espadaña de dos troneras. Bajo la misma
se encuentra la portada de acceso al templo, que es realmente interesante.
Está compuesta por un arco de medio punto peraltado
enmarcado por guardapolvos ajedrezado y dos arquivoltas, que apoyan
en sus correspondientes capiteles y columnas de fustes monolíticos
y un dintel liso.
Los dos capiteles exteriores presentan decoración
vegetal, mientras que el interior situado hacia el lado del evangelio
tiene formas animales, con dos leones afrontados, y el contrario
una figura de un hombre que lleva en sus manos un libro, junto a
otros dos que se sostienen los genitales con una mano, y con la
otra se tocan el muslo. Entre los tres hombres hay otras dos cabezas,
que contribuyen a dotar de profundidad la escena. Quizás
la figura que lleva el libro sea un monje, que enseña la
Biblia como fuente de salvación de los pecados.
Por último, el muro septentrional parece que
se ha modificado en exceso. Lo más interesante de este muro
es una pequeña puerta adintelada, en cuya parte superior
se encuentra un arco de descarga con un arquillo ciego pentalobulado
y una cruz griega patada. Esta puerta comunicaba con el antiguo
claustro del monasterio, que se encontraba situado en esta zona.
Interior
En el interior el espacio se divide en tres naves,
separadas por gruesos pilares que sostienen arcos formeros de medio
punto formando tres tramos, y cubierta de madera a dos aguas en
la nave central, y a una en las laterales. Dado que el exterior
carece de contrafuertes, no parece que nunca se cubriese con una
cubierta abovedada, por lo que desde sus inicios debió de
concebirse una estructura de madera similar.
El ábside central tiene dos tramos. Se cubre
con una sencilla bóveda de cañón, separada
por un arco fajón sostenido por dos columnas románicas.
El arco triunfal es semicircular peraltado y gravita sobre columnas
cuyos capiteles están decorados con formas vegetales muy
compostelanas. En total, las cuatro columnas son netamente románicas.
Como indicamos, para muchos autores este ábaside
sería prerrománico, pero gozaría de una reforma
durante el siglo XII donde se añadirían los arcos
y las columnas románicas citadas anteriormente.
Los absidiolos laterales son mucho más pequeños,
contando con tan sólo uno.
Capilla de Santa Ana o de Los Deza
Adosada a la nave de la epístola se abrió,
en el siglo XIV, la capilla funeraria de Santa Ana, más conocida
como de los Deza, concebida como una estructura independiente de
la iglesia, con la que se comunica por el interior por medio de
un vano de arco apuntado, pero que también tiene una entrada
desde el exterior. Esta capilla modifica la planta rectangular del
edificio. Está compuesta por una única nave con su
correspondiente ábside, cubierta en el exterior a dos aguas,
igual que la iglesia.
Muchos de los elementos constructivos y decorativos
de la Capilla de Los Deza provienen del conjunto románico
adyacente, incluyendo los interesantes canecillos de la misma, donde
encontramos un animal andrófago, un espinario, personajes
desnudos y animales variados.
En muro occidental, sobre la portada de acceso, hay
una figura de una Virgen amamantando al Niño, bajo un doselete
de factura gótica.
Bajo la misma se encuentra la portada, adintelada,
y sobre él mismo, un relieve con un Agnus Dei rodeados de
un sol y una luna, que se sostiene por dos mochetas con decoración
figurada.
Lo más interesante del interior de esta capilla
es el sepulcro de Diego Gómez de Deza, muerto en 1341, que
es una sencilla caja de piedra con una inscripción y decoración
heráldica.
(Autores del texto del artículo:
Víctor López Lorente y David de la Garma)