Monasterio
de San Lorenzo de Carboeiro
Monasterio
Benedictino del siglo X, San Lorenzo de Carboeiro reedificó
su iglesia a partir de 1170 para seguir su construcción hasta
finales del siglo XII.

Hace unos
años estaba bastante arruinado con las techumbres caídas
y aspecto de abandono, con buena parte de su estructura invadida
por la vegetación.
Afortunadamente,
las tareas de restauración, iniciadas a partir de los años
setenta del siglo XX, han reacondicionando el edificio hasta el
punto de recobrar buena parte de su original estampa, siendo un
auténtico placer visitarlo en la actualidad.
Introducción histórica
San Lorenzo de Carboeiro se encuentra en la comarca
del Deza, al norte de la provincia de Pontevedra, a pocos kilómetros
al norte de la importante localidad de Silleda.
Se conoce -aunque no sin dudas ni confusión-
que el origen monástico de Carboeiro hay que buscarlo en
el primer cuarto del siglo X como una fundación de los condes
de Deza. Después de un periodo de decadencia es reimpulsado
por iniciativa del rey leonés Bermudo II a finales de esa
centuria.
La vida del monasterio avanza sin sobresaltos durante
el siglo XI y en el XII se reforma para acatar la regla de San Benito.
Este suceso ocurrió en la inmensa mayoría de los cenobios
hispanos que, siguiendo otras reglas como la de Fructuoso de Braga,
tuvieron que cambiar su organización a la benedictina bajo
el empuje internacional de Roma, Cluny y los monarcas hispanos,
deseosos de homologar sus reinos con los restantes de Europa.
Será durante el decisivo mandato del abad Fernando
(1162-1192) cuando se acometan las obras de la actual iglesia. Por
dos inscripciones sabemos que la campaña se comenzó
en 1171 y se finalizaría después de su muerte, en
una fecha indeterminada cercana al año 1200.

A pesar de ser tiempos de crisis para los monasterios,
Carboeiro también puedo acometer algunas obras de reforma
allá por los siglos XIII y XIV.
Arquitectura
de la iglesia monástica
Se trata
de uno de los edificios tardorrománicos (transita hacia las
primeras manifestaciones del gótico) más ambiciosos
e importantes de Galicia y de toda España.

Lo primero
que hay que resaltar es que el edificio no tiene una relevante longitud
dado el lugar de ubicación del antiguo cenobio, en un estrecho
meandro del río Deza. Al oeste y al este, el terreno llano
se convierte en fuerte pendiente hacia las orillas de este emblemático
río.

La
cripta
En efecto, para salvar el gran desnivel oriental, se
tuvo que edificar una enorme cripta que reproduce en planta la cabecera
con girola de la iglesia superior. Como veremos, destaca su recio
abovedamiento pétreo de gran resistencia para soportar el peso de
la estructura que había de levantarse encima.
Tiene esta cripta tres grandes capillas con bóveda
de medio cañón en los tramos presbiteriales y cascarón
en los ábsides. Rotundos pilares cilíndricos ayudan a soportar
las bóvedas de arista de la girola. No hallamos aquí
ninguna concesión escultórica figurativa, Todo es
arquitectura en estado puro.
Al exterior los tres ábside se encinchan en
un gran muro circular, lo que hace que la estructura se haga más
fuerte y estable, recordando al famoso Cimorro de la catedral abulense.
Para bajar a la citada cripta se construyeron sendas
escaleras a ambos lados de la girola superior. En una de las respectivas
puertas hay un timpanito con una cruz patada de la que penden dos
símbolos que debieran ser el alfa y el omega, aunque el escultor
los interpretó de forma confusa.

En el tímpano de la puerta opuesta encontramos
una estrella de seis puntas inscrita en un círculo, flanqueada
por dos flores de ocho pétalos y botón central. Encima
hay un arco angrelado de cinco lóbulos.
La iglesia superior
La iglesia superior del Monasterio de San Lorenzo de
Carboeiro consta de tres naves de tres tramos cada una, transepto
y soberbia cabecera rodeada por girola rematada en tres capillas
radiales.
Los arcos formeros, como en la catedral compostelana
y con el fin de alcanzar mayor altura, son de medio punto peraltados.
Las naves laterales conservan sus bóvedas de
arista reforzadas por nervios en sus bordes.
Bastante se ha hablado de la cubierta de la nave central.
La actual es moderna, de madera, fruto de la restauración.
Para algunos autores, la cubierta original también debió
ser de madera. Para otros se practicaría una bóveda
de piedra, bien de cañón o bien de crucería.
Llama notablemente la atención el enorme transepto
que se marca en planta y que es de considerable anchura. Su abovedamiento
era aristado con nervaduras de refuerzo.
Desde el transepto, pasamos a la cabecera. En los extremos,
a cada lado, tenemos un pequeño absidiolo cuyo arco triunfal
ya es apuntado. Incluso, su forma parece insinuar la herradura,
con lo que estaríamos ante arcos túmidos.
En el espacio central de la cabecera se dispone el
presbiterio abierto de forma hemidecagonal, conformado en los extremos
por grandes pilares y en el centro mediante cuatro grandes columnas
que se prolongan en columnillas que ayudan a soportar la bóveda
superior de cuarto de esfera. Los vanos que comunican este presbiterio
con la girola son apuntados y peraltados (de nuevo la obsesión
del maestro del taller por la verticalidad) y arriba hay tres ventanales
de iluminación de medio punto.
En planta, la girola que discurre tras este presbiterio,
consta de cinco espacios con forma de trapecio, de los que los tres
centrales se comunican con otros tantos capillas con presbiterio
y ábside.
La
planta y el alzado de la iglesia del Monasterio de Carboeiro tienen
estrecha relación con algunos templos monacales del Císter
en España, como es el caso de Moreruela (Zamora), Veruela
(Zaragoza), Fitero (Navarra), etc.
Es posible que existiera un edificio precedente del
Císter borgoñón, actualmente desaparecido,
que sea la llave para comprender la exquisitez de estas cabeceras
monumentales que, además, en nuestro caso de Carboeiro se
interpreta con pulcra perfección.
Para algunos autores, el Maestro Mateo, director de
las reformas de la catedral de Santiago de Compostela en la segunda
mitad del siglo XII, pudo ser el responsable de este proyecto.
En cuanto a los capiteles del interior de la iglesia,
ninguno es figurativo, lo que de nuevo nos relaciona este templo
con el mundo cisterciense. No obstante, la mayoría de dichas
cestas tienen un diseño vegetal muy notable, así como
una ejecución verdaderamente bella.

Las portadas
Cuando se llega por la carretera hasta el costado meridional
de la iglesia abacial, lo primero que observamos son las grandes
proporciones del edificio y su monumentalidad acrecentada por su
sillería granítica de tonos grises y anaranjados.
Observamos el protagonismo de la fachada sur del transepto con su
óculo de iluminación.
Las concesiones estéticas del exterior de Carboeiro
son pocas, pues los vanos de iluminación, salvo varios óculos
dispuestos en las fachadas del transepto y muro oeste, se limitan
a simples saeteras. Además, los canecillos no son figurados.
Todo ello respira un innegable aire cisterciense sin haber pertenecido
Carboeiro nunca al Císter. Sus artífices, como ya
se indicó en un apartado anterior, muy posiblemente borgoñones.

Sin embargo, cuenta la iglesia con dos puertas con
motivos historiados que rompen el aniconismo general del templo.
Es evidente que sus autores proceden de Santiago de Compostela,
dada su plástica mateana.
Puerta sur
La puerta del muro meridional se abre al último
tramo de la nave. Tiene guardapolvos decorado más dos arquivoltas
de medio punto que apeaban sobre dos pares de columnas hoy desaparecidas.
La arquivolta exterior se adorna con once grandes flores tetrapétalas
y botón central.
En la arquivolta interior se colocaron en disposición
radial y frontal un total de seis ángeles con las alas desplegadas.
En el espacio de la clave hay una estatua con cabeza mutilada pero
parece que se trata de un Cristo en Majestad que bendice y porta
el libro de la Vida en la mano.

Rodeado por la citadas arquivoltas existe un tímpano
en que se encontraban encastradas tres placas con relieves, hoy
perdidas. Las mochetas que sostienen este tímpano están
esculpidas con dos figuras de ángeles con filacterias.
Puerta oeste
La
portada occidental es la principal del templo, además de
la más bella y monumental. En ella es fácil rastrear
la influencia del Pórtico de la Gloria de la catedral de
Santiago de Compostela.
Consta de un total de cuatro arquivoltas y guardapolvos.
Todo el conjunto está muy decorado con temas vegetales más
la representación de los 24 ancianos del Apocalipsis (realmente,
sólo aparecen un total de 23). En efecto, lo que muestra
esta puerta es la Parusía de Cristo, pues el tímpano
llevaba los relieves de Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos.
Las mochetas están labradas con las figuras de dos ángeles
con filacterias.
En la actualidad, de los cuatro evangelistas, sólo
nos quedan San Mateo y San Marcos pues los relieves de San Lucas
y San Juan fueron arrancados y depositados en los años cincuenta
en el Museo Marés de Barcelona. También han desparecido
las columnas de toda su estructura.

Hay que añadir que hay otra pequeña puerta,
mucho más sencilla, que da acceso al muro de la nave norte.
En cima hay un nonito rosetón que forma una cruz compuesta
de cinco figuras en cuyas trecerías hay sendas cruces grabadas
a base de cinco círculos
El entorno
El visitante al Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro
puede estar tentado en entrar rápidamente al templo y ver
apresuradamente su exterior.
Sin embargo, uno de los grandes alicientes de recorrer
recónditas y sinuosas carreteras para llegar hasta este lugar
es dar un paseo por la ribera del río Deza que quedan a la
espalda del edificio abacial. Especialmente en primavera, este lugar
es de una asombrosa belleza por el verdor del soto que acompaña
a las revoltosas aguas de este emblemático río gallego.