Monasterio
de Gradefes
Introducción
Se
trata de un monasterio fundado en 1177 como cenobio cisterciense
femenino por monjas procedentes de Tulebras (Navarra).
De estas
fechas es la impresionante cabecera, inspirada en el de Moreruela
(Zamora).
Como veremos
de manera pormenoriza más adelante, la cabecera es una espacio
amplio con arcos, columnas y ventanas que dan gran luminosidad y
sensación de amplitud. Rodeando el ábside hay un deambulatorio
en el que se abren tres capillas radiales.
Desgraciadamente
tan prometedora construcción debió quedarse sin fondos
y no pudo completarse como se proyectó.
Como
veremos, otro espacio interesante es la entrada a la Sala Capitular
con los habituales haces de columnas que soportan coquetos arcos
decorados con zigzags.
Historia y arte en el monasterio de Santa María
la Real de Gradefes
El
monasterio de Santa María la Real de Gradefes se sitúa
en la zona de Rueda, en la localidad del mismo nombre. Pertenece
a una comunidad femenina de monjas cistercienses. Las obras del
monasterio comenzaron a finales del siglo XII aunque, como ocurre
con la mayoría de los monasterios del Cister en la Península
Ibérica, se terminó en época gótica.
Salvo un pequeño paréntesis de tres años en
el siglo XVI, el edificio siempre ha estado habitado por una comunidad
de monjas. La iglesia del monasterio fue declarada Monumento Histórico-Artístico
en el año 1924; y en 1985 todo el conjunto se declaró
Monumento de Interés Cultural.
La fundación del monasterio

La fundación del monasterio se debe a la noble
leonesa Teresa Petri, que fue además su primera abadesa.
Teresa Petri fue la mujer del caballero García Pérez,
que en el año 1151 recibió del rey Alfonso VII todo
el patrimonio de realengo que éste tenía en Gradefes.
A la muerte de su marido en el año 1166 Teresa Petri decidió
fundar un señorío eclesiástico con un monasterio
del que se nombró abadesa, cargo que ocupó hasta su
muerte en el año 1187. En 1168 este monasterio sería
ocupado por una comunidad de monjas procedentes del monasterio cisterciense
de Santa María de la Caridas (Tulebras, Navarra), de quien
dependería en un primer momento. En el lado norte de la iglesia
se conserva una inscripción fundacional en la que se puede
leer en latín la siguiente inscripción:

Tradicionalmente se ha considerado esta fecha como
el momento en el que se iniciaron las obras de la iglesia. En el
año 1189 la comunidad de monjas dejó de depender del
monasterio navarro, para someterse a la jurisdicción del
monasterio real de las Huelgas (Burgos), que se había fundado
tan sólo dos años antes.

Durante esta primera etapa el monasterio gozó
de una próspera economía, y ello le permitió
crear dos casas filiales: Santa Coloma de las Monjas (Benavente)
en el año 1181 y Otero de las Dueñas (León)
en 1245, este último, desaparecido por completo. En estos
primeros años el cenobio gozó de las rentas y los
privilegios reales que consiguió para él su fundadora,
Teresa Petri, gracias a su influencia que tenía sobre el
rey. En esta primera etapa, el convento llegó a tener poder
para ejercer jurisdicción civil y criminal sobre varios pueblos.
Fue en esta época cuando se iniciaron las obras de una monumental
iglesia, así como los claustros y las dependencias anexas.

La iglesia
Se pueden diferenciar tres fases en la construcción
de la iglesia: un primer momento, que se corresponde con la etapa
fundacional del último cuarto del siglo XII, cuando se construyó
el crucero y la cabecera con el deambulatorio, siguiendo la estética
del románico tardío; una segunda fase en el siglo
XIV, cuando se realizaron las bóvedas de la girola y se construyó
el primer tramo del cuerpo de la iglesia; y un tercer momento, ya
en el siglo XVII, al que obedece la prolongación de la nave
central y la de la epístola, y la construcción del
coro.

En un primer momento, la iglesia preveía una
gran monumentalidad, tal y como se puede ver en el crucero y el
deambulatorio. Aunque la girola se cubre con bóvedas de arista,
realizadas en el siglo XIV, los soportes revelan que el proyecto
original proyectaba un abovedamiento románico. Sin embargo,
a lo largo del siglo XIII, la comunidad atravesó serias dificultades
económicas, y esto impidió que se finalizase la construcción
de la iglesia según el proyecto original. Las obras se paralizaron,
aunque es posible que se avanzase en la construcción de la
sala capitular y las dependencias monásticas. En el siglo
XIV se terminó el templo, añadiendo a la cabecera
un primer tramo de tres naves, que siguen ya la estética
gótica.

La cabecera de la iglesia tiene planta semicircular.
El ábside se precede de un presbiterio, y se comunica con
el deambulatorio por medio de arcos apuntados. Sobre estos, una
pequeña moldura lo divide en dos cuerpos, situándose
en el superior cinco ventanas con arcos de medio punto que permiten
la iluminación del edificio.

El deambulatorio se divide en siete tramos, y en los
centrales se abren tres absidiolos, que tienen su reflejo en el
exterior del edificio, y que presentan pequeñas ventanas
en forma de aspillera. Quizás también formaba parte
del proyecto inicial construir dos absidiolos más en los
tramos laterales.

En el segundo tramo de la girola hay dos sepulturas
yacentes, que se han identificado con los sepulcros de García
Pérez y su esposa, Teresa Petri, fundadora del monasterio.
Estos sepulcros fueron trasladados desde el monasterio de San Benito
de Sahagún (León), donde fueron enterrados en un primer
momento, atendiendo a las mandas testamentarias.

El ábside central se abre a la iglesia por medio
de un gran arco de medio punto, que apoya en estilizadas medias
columnas adosadas al muro.

Son dos las peculiaridades de la iglesia de Gradefes.
En primer lugar, el deambulatorio, que ya había aparecido
en el monasterio de Moreluela (Zamora), fundado en el año1132.
Y en segundo lugar, y unido a este deambulatorio, las capillas que
lo rodean, y que se encuentran en la cabecera del templo. Gradefes
es el único ejemplo de esta singular tipología arquitectónica
en un monasterio cisterciense femenino; aunque sí que pueden
verse en varios monasterios masculinos, como Santa María
de Moreruela (Zamora); Santa María de Fitero (Navarra); Santa
María de Veruela (Zaragoza); Santa María de Poblet
(Tarragona), así como en la catedral de Ávila.

El profesor Isidro Bango afirma que estas capillas
obedecen a una función práctica, ya que de esta forma
se podían celebrar diferentes oficios a la vez, lo que indica
el gran número de capellanes y la intensa actividad que debía
de haber en estos monasterios. Según este profesor, en todos
estos monasterios este modelo responde a una interpretación
libre de la tipología creada por Claravall II.

En
pocos lugares como en la cabecera de Gradefes puede percibirse tan
claramente las sensación de orden, perfección y esencialidad
de las construcciones cistercienses.

Escultura
Otro de los aspectos que sorprende de esta iglesia
es la presencia de escultura figurada, tan aborrecida por el impulsor
de la Órden, San Bernardo de Claraval.

En efecto, aunque en el interior, los capiteles son
mayoritariamente vegetales y de esquematismo geométrico (uno
de ellos, incluso, lleva arcos sobre columnas como si se tratase
de un claustro) también los hay con cabezas humanas y animales
fantásticos, mayoritariamente arpías.

Por su parte, en el exterior también hay algunos
canecillos historiados, con escenas como una lucha entre dos hombres
u un Pesaje de almas.

Las portadas de la iglesia
La iglesia conserva cuatro portadas, dos en el lado
de sur, o de la epístola y dos en el lado norte, o del evangelio.
En la nave norte se sitúa la más antigua
de todas, que también es la única accesible al público,
realizada en el siglo XIII. Se trata de una portada sencilla, con
jambas que sostienen un doble arco apuntado, decorado en su exterior
con un friso en zigzag, y enmarcado con una moldura doble paralela
al arco.

En el mismo lado del evangelio, pero en el costado
septentrional, hay otra portada, que en la actualidad está
cegada y se encuentra en muy mal estado de conservación.
Es una portada sencilla, con un triple arco apuntado sostenido por
jambas.

En el costado oeste del muro sur se encuentra la puerta
que comunica la iglesia con la sacristía. Es la más
sencilla de todas, con un arco apuntado, y un friso decorado con
motivos geométricos.
Por último, la portada occidental del lado de
la epístola, permite el acceso desde la iglesia al claustro.
Está compuesta por un triple arco apuntado, que descansa
sobre pequeñas columnas, con capiteles decorados con formas
vegetales.

El claustro, la sala capitular y las dependencias
monásticas
Cuando las obras de la iglesia se paralizaron, en un
momento indeterminado del siglo XIII, debieron de continuarse en
el claustro, que se sitúa al sur del templo. El lienzo este,
al que se abre la sala capitular, fue el primero que se realizó,
y es el único que se conserva de la Edad Media. El profesor
Isidro Bango ha hecho notar que el descenso de la calidad de la
labra evidencia que pertenece a una segunda fase constructiva; mientras
que el profesor José Carlos Valle, uno de los mayores especialistas
de arquitectura cisterciense, considera que debió de construirse
en torno a 1190, esto es, en el mismo momento que la cabecera del
templo.

La mayoría de las dependencias monásticas
fueron sustituidas en el siglo XVII, así como las otras tres
pandas del claustro, que originalmente fueron construidas en el
siglo XII, pero que tuvieron que ser demolidas debido a diversas
ampliaciones del monasterio.

La Sala Capitular se abre al claustro por medio de
siete arcos ligeramente apuntados, el central más ancho y
más largo. Estos arcos apoyan sobre dos columnas en los laterales
y cuatro en el central, que a su vez descansan sobre un zócalo
corrido. Los capiteles son muy sencillos, casi planos. Tienen decoración
vegetal, y son muy similares a los de la portada de acceso al claustro.
La rosca de estos arcos tiene una decoración en zigzag paralela,
similar a la que aparece en la más antigua de las portadas
de la iglesia, así cómo en los monasterios de Carracedo
y Sandoval. Si no fuese porque se trata de un motivo decorativo
muy común en estos edificios, este detalle podría
ayudar a fechar el claustro en la misma etapa constructiva que la
iglesia, hipótesis que apoyaría la teoría planteada
por el profesor José Carlos Valle. En el interior de la sala
capitular se conservan algunos elementos medievales, como dos sarcófagos
cobijados bajo un nicho con arco de medio punto en los muros norte
y sur.
Esculturas destacadas del monasterio
El monasterio alberga un pequeño museo, donde
se conservan algunas piezas de notable interés. En su mayoría
son objetos de orfebrería realizados en época moderna.
Una de las piezas más destacadas es una Virgen de aproximadamente
un metro de altura, realizada en el siglo XIII y repintada en el
siglo XVI. La figura de la Virgen conserva una corona que simboliza
su realeza, y una sencilla toga. En su mano derecha sostiene una
esfera, símbolo de la manzana del pecado original que ensalza
el papel de María como intercesora ante los hombres, y con
la mano izquierda sostiene a Jesús, que se encuentra sentado
sobre la rodilla de su madre, bendiciendo con la mano derecha, y
sosteniendo un libro con la mano izquierda, donde se puede leer
en latín la frase "El verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros".
En el Museo Catedralicio Diocesano de León se
puede ver otra Virgen entronizada que procede del monasterio de
Gradefes. Se ha fechado en el siglo XII, y es de menor tamaño
que la que se conserva en el museo del monasterio. Se trata de una
imagen de una Virgen hierática, a la que le falta el brazo
derecho. Con el contrario, sostiene al niño, que bendice
con la mano derecha, y con la izquierda sostiene una esfera cósmica.
En este museo también se conserva un pequeño altar
portátil, que también procede de Gradefes.
Por último, el Museo Arqueológico
Nacional atesora unas imágenes policromadas de María
y san Juan, que formaban parte de un calvario gótico, cuya
taya principal, una imagen del Cristo crucificado, se conserva en
la Biblioteca del monasterio.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)
