El Monasterio de
Irache se encuentra ubicado, no por casualidad, en un lugar
privilegiado en cuanto a románico se refiere. Se sitúa
junto al pueblo de Ayegui, a muy poca distancia de Estella
y el Camino de Santiago y también próximo
al Monasterio de Iranzu.
Estamos ante una de
las construcciones más notables de la arquitectura medieval
navarra, edificada en varias fases que incluyen partes netamente
románicas y una de tendencia gótica cisterciense.
Además, en lugares localizados encontraremos un conjunto
de relieves figurados románicos de la máxima calidad.

Otro
de los alicientes de la visita a Irache es su ubicación
en pleno Camino Francés a Santiago, rodeado por una gran
riqueza monumental, por lo que es recomendable realizar incursiones
a otros lugares con importante presencia románica.
Centrándonos
en el monasterio, diremos que es un cenobio benedictino
de antiguo origen (Ya es citado en el siglo X) y que, gracias
a la prosperidad económica de que gozó, reconstruyó
sus dependencias a partir de la segunda mitad del siglo XII
y cuya construcción llegaría a bien entrado el
XIII.

De esas fechas sólo
nos ha quedado la iglesia pues el resto de dependencias se reconstruyeron
posteriormente. Por ejemplo el claustro es de formas arquitectónicas
tardogóticas -con bóvedas estrelladas cubriendo
sus cuatro pandas- y escultura decorativa renacentista.

Las relativamente tempranas
fechas en que se construyó la iglesia del Monasterio
de Irache permitieron que el templo sea uno de los "más
románicos" de cuantos se construyeron en Navarra
durante aquellos tiempos.

Interior
de la iglesia del Monasterio de Irache
Una vez accedamos al
interior se aprecia la monumentalidad de esta iglesia propia
de otras abadías cistercienses vecinas. Se trata de un
magno edificio de tres naves con tres tramos, crucero no expresado
en la planta y cabecera triabsidal con los tres ábsides
de planta semicircular al interior, mientras que al exterior
el principal es de forma poligonal.

Su alzado se compone
del piso de arquerías y claristorio con vanos agudos.

Los arcos son ligeramente
apuntados y se apoyan sobre pilares cruciformes con dos semicolumnas
en cada cara, al estilo hispanolanguedociano, más una
columnilla acodillada. Las primeras reciben los arcos formeros
y fajones y las segundas los arcos cruceros de sección
rectangular de las bóvedas de crucería sencilla.

Es evidente que la estructura
de las naves, la más tardía de la iglesia, se
corresponde a lo que antiguamente se denominada "arquitectura
cisterciense" y que podemos observar en monasterios navarros
del Císter como Fitero.

Como es de esperar de
este tipo de arquitectura ligada a las maneras cistercienses,
los capiteles de las naves son anicónicos, protagonizados
por cestas con bajorrelieves vegetales, volutas, pomas, piñas,
etc.

Sin
embargo, una agradable sorpresa es que en las claves de las
bóvedas de crucería existen una serie de medallones
y relieves interesantes. Dos son los más interesantes
alusivos al martirio de San Esteban y al Bautismo de Jesús.
Cabecera
El ábside central
es un prodigio de elegancia, sentido de la verticalidad y decoración
armoniosa. Se accede a esta parte de la iglesia a través
de un arco triunfal doblado y de perfil muy agudo, tras el que
aparece el presbiterio abovedado con cañón apuntado
y luego el propio ábside cubierto por bóveda de
cuarto de esfera.

El muro interior del
ábside se articula excelentemente en tres partes. La
inferior es lisa, la intermedia lleva una arquería sobre
columnas donde se abren los propios ventanales. Por encima corre
un friso con óculos redondos que alternan con arcos baquetonados.

Por su parte, a los
ábsidiolos laterales también se entra por arcos
apuntados y se aboveda con cuarto de esfera. En el centro de
los muros absidales hay ventanales con arquivolta apoyada sobre
columnas.

Debemos fijarnos con
atención en los capiteles del arco triunfal y de los
de dentro del ábside central, en los pequeños
capiteles de los ventanales y la arquería mural que corre
a su altura, ya que muchos de ellos son figurados.

Encontraremos animales
del bestiario fantástico como una pareja de nereidas
agarrando peces con las manos, arpías de largas colas
de serpiente, grifos, centauros sagitarios y un espectacular
combate entre San Miguel y un gigantesco dragón de cola
acaracoladas en bucles. También hay una escena de combate
entre caballeros y una Adoración de los Reyes Magos.

El
crucero y su cimborrio
En el crucero se construyó
un cimborrio cuya cúpula fue sustituida posteriormente
por otra en el siglo XVI, pero de cuyo arranque quedan cuatro
grandes figuras de los Evangelistas con cuerpo humano y cabeza
de su respectivo animal-símbolo.

La
Virgen de Irache
En la iglesia parroquial
de Dicastillo se guarda la conocida Virgen de Irache, soberbia
talla románica en madera de la Virgen coronada con el
Niño en su iconografía habitual de Sedes Sapientiae.
En el ábside del Monasterio de Irache encontramos una
buena réplica de esta imagen. De más de un metro
de altura, llama la atención la estricta simetría
del cuerpo de María que acoge en el centro de su regazo
al Niño, que aunque de pequeño tamaño,
muestra rasgos de joven, no de bebé.

Exterior
Portadas
En el exterior, además
de la cabecera de la que luego nos ocuparemos con detenimiento,
hay que fijarse en las dos portadas.
La puerta occidental,
que es por donde el visitante penetra en el interior del templo,
es bastante tardía como señalan sus cinco arquivoltas
apuntadas lisas y de aristas vivas y grandes columnas con capiteles
vegetales. Tiene esta portada un bonito crismón sostenido
por "la Mano de Dios" en acto de bendecir, esculpida
minuciosamente en bajorrelieve.

En el costado septentrional
tenemos otra puerta, llamada de San Pedro. Se trata de una portada
algo más antigua e interesante que la anterior y de excepcional
calidad escultórica. No sólo se aprecia por el
menor apuntamiento de sus arcos sino por la decoración
de los capiteles y canecillos que ofrecen escenas de combate
y una larga serie de animales reales y fantásticos, un
Agnus Dei, etc. También tiene el habitual crismón
trinitario. El aire silense es innegable y algunas de las piezas
son casi idénticas a las de la iglesia burgalesa de ahedo
de Butrón.


Cabecera
Más espectacular
es, sin duda, la estampa de la cabecera con el gran cimborrio
cabalgando sobre el crucero -rodeado de cuatro torrecillas como
en los cimborrios del Duero- y la perfecta definición
de sus tres ábsides escalonados que reflejan al exterior
parecida articulación que la vista en el interior.

El ábside central
lleva potentes contrafuertes que forman siete calles o paños
animados por tres ventanales en la parte central (con doble
arquivolta) y óculos en la superior. Más arriba
corre un friso de arquillos murales trilobulados que caen sobre
ménsulas esculpidas a modo de canecillos y más
arriba, sosteniendo el alero, aparece la corona de canecillos
propiamente dicha.

Los ábsides laterales
son bastante más pequeños y austeros. Tiene columnas
entregas y en el centro del semitambor hay sendos ventanales.

Canecillos
y ménsulas
Algo que puede pasar
desapercibido si no nos acercamos lo suficiente o no contamos
con prismáticos o teleobjetivo es la excelsa calidad
de los ya citados canecillos y ménsulas del ábside
central.

Son de extraordinaria
calidad escultórica y rica iconografía, constituida
por cabezas monstruosas, animales reales y fantásticos,
como aves, perros, cabras, ciervos, arpías, dragones
y grifos, aunque la figura más curiosa es la de un dromedario.
Entre los personajes, aparecen algunos bustos que parecen corresponder
a canteros por las herramientas que portan. Muy interesante
es la ménsula en que aparece, como en la portada occidental,
una Mano de Dios bendiciendo.

Por encima de esta monumental
cabecera se avista el no menos espectacular cimborrio octogonal
que cabalga sobre el crucero. En sus esquinas hay sendas torres
cilíndricas con cubierta cónica.
