Guía del Monasterio de Batalha, Portugal
Introducción y algunos apuntes históricos
El
Convento de Santa Maria da Vitória, también
conocido como Monasterio de Batalha, se fundó en
el siglo XIV en un lugar próximo a donde se libró
una de las más importantes batallas ganadas por el reino
de Portugal. Concretamente, se erigió para conmemorar la
victoria portuguesa contra el rey castellano Juan I en la batalla
de Aljubarrota el 14 de agosto de 1385. En aquellos años,
desde 1383, Portugal vivía una grave crisis monárquica
pues el rey Fernando I había muerto sin hijos varones y
el rey castellano reclamaba el trono portugués al estar
casado con la hija de Fernando: Beatriz de Portugal.

El vencedor de este lance guerrero fue D. João,
Maestre de Avis y futuro rey de Portugal. Esta victoria ayudó
a consolidar definitivamente la independencia del reino de Portugal
respecto al resto de las coronas peninsulares y consagró
a João I como nuevo rey portugués, con el correspondiente
cambio dinástico de a la Casa de Avis.

Un año después del enfrentamiento
armado (1386), João I mandó erigir este monasterio
que donaría a los dominicos, orden a la que pertenecía
su confesor. Se inició así una obra extraordinariamente
ambiciosa dirigida a afianzar la nueva dinastía legitimada
por la voluntad divina. La edificación de tan vasto complejo
duró nada menos que dos siglos y abarcó siete reinados
de la segunda dinastía, desde 1385 hasta 1580.

El valor arquitectónico de Santa Maria
de Vitória y su significado histórico motivaron
la calificación del monumento por la UNESCO como Patrimonio
de la Humanidad en 1983.
Además de su portentosa iglesia gótica que tiene
una altura de casi 33 metros y las vidrieras medievales de la
capilla mayor, merece la pena una visita sosegada a sus dos claustros,
la sala capitular, el dormitorio, el refectorio y la cocina del
monasterio.
Breve historia del complejo monástico
Esta fundación real fue dirigida por
una importante colección de maestros constructores (tanto
portugueses como extranjeros) que se conocen bien por la documentación
de la época:

El monasterio fue siempre de los dominicos
hasta la supresión de las órdenes religiosas en
1834. Santa Maria de Vitória fue incorporado posteriormente
al Tesoro Público, quedando hoy bajo la responsabilidad
de la Dirección General de Patrimonio Cultural Su empleo
en la actualidad es patrimonial, cultural, turístico y
de espacio devocional.
Iglesia
La iglesia es un enorme templo del gótico
tardío con partes ya manuelinas. Mide 80 metros de longitud
y 22 de ancho. Tiene tres largas naves, transepto acusado en planta
con una anchura de 32 metros y una cabecera conformada por una
capilla central poligonal y otras cuatro cuadradas, dos a cada
lado.

Su nave central es altísima, elevándose
a 32,5 metros desde el suelo, cubriéndose con bóvedas
de crucería que se apoyan sobre arcos formeros y perpiaños
apuntados y éstos, a su vez, sobre ocho pilares fasciculados
con doce semicolumnas rodeándolos. La capilla central tiene
dos pisos de ventanales apuntados con buenas vidrieras.

Del exterior de esta iglesia sobresale su grandiosa
fachada occidental de estilo gótico flamígero con
una gran puerta, tres ventanales con complejas tracerías,
además de pináculos y cresterías.

La portada incluye las esculturas de 78 personajes
del Antiguo Testamento, además de santos y ángeles.
En el tímpano aparece un Cristo en Majestad rodeado por
los cuatro evangelistas escribiendo sus textos sobre atriles,
rematado en la parte superior por una escena de la coronación
de la Virgen. Todas las figuras humanas aparecen bajo doseletes.

Capilla del Fundador
La Capilla del Fundador está adosada
a los tres primeros tramos de la nave de la Epístola desde
los pies. Es un edificio de planta cuadrada que se convierte en
octogonal al interior y sobre el que se construyó una especie
de cimborrio octogonal cubierto con bella bóveda de crucería
estrellada, mediante el empleo de arcos terceletes.

En el centro está el enterramiento de
João I y su esposa Filipa de Lancaster, con túmulo
doble octogonal sobre leones, en el que los reyes unen sus manos.
Él rey está ataviado con armadura y porta una espada.
Ella lleva manto y una Biblia. Alrededor hay tumbas de otros miembros
de la familia real.

Claustro real o de João I
En este hermoso claustro trabajaron los principales
maestros de los talleres de construcción: Afonso Domingues,
David Huguet, Martim Vasques y Mateus Fernandes.

Cada galería tiene siete grandes arcos
apuntados. Sus complejas tracerías llevan motivos vegetales
y emblemas reales del rey Manuel I (cruces de Cristo y esferas
armilares). Se puede considerar fruto de la fusión entre
formas góticas puras con manuelinas.

Sala capitular
Tiene planta cuadrada, a la que se accede por
una gran puerta ojival flanqueada por los lados dos por ventanas
góticas con ricos capiteles, que describen diferentes pasajes
de la vida de la Virgen. Rápidamente, llama la atención
su excelente bóveda estrellada construida por el maestro
David Huguet.

En una de las ménsulas aparece representado
el cantero artífice de estas obras y un expresivo green
man. Son también destacables sus vidrieras.

En la actualidad y desde 1921, la sala capitular
de este monasterio es también la Tumba al Soldado Desconocido,
en memoria de los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Allí se encuentran enterrados los cuerpos de dos soldados
portugueses que murieron en ella, de los que no se sabe su identidad.
Está constantemente vigilada por soldados del ejército
portugués y los turistas pueden asistir a los cambios de
guardia.

Refectorio
Es el comedor de los frailes dominicos. Se
trata de una estancia rectangular muy sobria cubierta por bóveda
de medio cañón apuntado. En la actualidad alberga
el museo del monasterio con numerosas obras de arte mueble.

El claustro de Alfonso V
El llamado claustro de Afonso V fue realizado
por Fernão de Évora, sobrino del citado Martim Vasques
entre 1448 y 1477. Es de planta cuadrada, de estilo gótico
de gran sencillez y austeridad aunque tiene el valor de ser el
primer claustro portugués compuesto por dos pisos. El inferior
lleva arcos apuntados sobre columnas pareadas, mientras que el
superior es más sencillo aún: columnas que soportan
dinteles de madera bajo las sobrecubiertas.

Las dependencias anejas a este claustro son
habitaciones individuales, biblioteca y áreas de estudio
y de trabajo.
Capillas inacabadas
Las Capelas Imperfeitas (Capillas Inacabadas)
constituyen uno de los espacios del conjunto conventual más
atractivo para los turistas, como sucede con las ruinas medievales,
o, este caso, con un edificio abierto al cielo por no haberse
podido abovedar.

Se encuentran adosadas al este del ábside
principal. Su origen fue el deseo del rey Eduardo (Duarte), hijo
y sucesor de João I, de servir de panteón real complementario
a la Capilla del Fundador. El maestro David Huguet se ocupó
de las obras, iniciándola en 1437. Para ello se estableció
un pasillo o atrio de comunicación entre la cabecera y
este edificio. Su planta es octogonal, como era bastante usual
para los espacios funerarios, y en cada cara se abre una capilla
radial. Lo llamativo es que se piensa que fue el propio maestro
Huguet quien paralizaría la obra al llegar a las bóvedas,
seguramente por miedo a tener que cubrir un espacio de tamaña
superficie.

Durante el reinado de Manuel I, con el maestro
Mateus Fernandes encargado de las obras del monasterio entre 1490
y 1555, se cubrieron las capillas radiales mediante bóvedas
de crucería estrellada. También se hizo una entrada
a una de las capillas que se considera uno de los trabajos de
estilo manuelino más antiguo. Sin embargo, el espacio central
quedó sin cubierta y así ha permanecido hasta nuestros
días.
