Monasterio
de Rodilla (Burgos)
Introducción
La llamada
ermita de "Nuestra Señora del Valle" es la antigua
iglesia del Monasterio de Rodilla que se edificó en
la segunda mitad del siglo XII (Después del 1170).
La visita
exterior a este monumento es como un remanso de paz producido por
el lugar idílico en que se encuentra, apartado del caserío
en un verde valle burebano entre montañas. Ninguna casa,
almacén u otro edificio impiden su contemplación directa.
Incluso, si somos capaces de subir la ladera del monte que se encuentra
en su costado sur, podremos fotografías los detalles arquitectónicos
y escultóricos del edificio a ras de vista o, incluso, por
encima.
Pero este
placer visual no sólo es mérito de su ubicación,
sino que estamos ante un templo románico bien hecho, de líneas
esbeltas y limpio estilo. Su planta -como veremos- es sencilla pero
ofrece volúmenes equilibrados, su fábrica de piedra
de sillería está bien concertada y tiene mucha personalidad.
También disfrutaremos con su amplia colección de esculturas
que, aunque no son de extraordinaria calidad plástica, sí
llaman la atención por su expresividad y viveza.
La torre campanario
Se trata de una iglesia de una sola nave, de dos tramos,
abovedados con medio cañón reforzado por fajones.
El tramo previo al ábside se ensancha para fortalecerse y
poder soportar la cúpula semiesférica que gravita
sobre arcos torales y sus cuatro perfectas pechinas. Está
bóveda semiesférica es el apoyo al prisma del campanario
que se yergue orgulloso por encima de la construcción. Cada
cara de esta torre cuenta con dos huecos para las campanas.
Estamos ante una tipología de templo muy burgalés,
y que encontramos en otras iglesias cercanas como San Pedro de Tejada
y El Almiñé.
Lo normal en las iglesias románicas con torre
campanario es que éstas se encuentren adosadas a un costado
del templo, normalmente el norte. De poseer una estructura sobre
la iglesia, se trata normalmente de linternas o cimborrios, no de
torres.
Pues, bien, en esta tipología burgalesa, la
torre de campanas ocupa el lugar habitual del cimborrio.
Exteriormente los tramos del templo se hallan señalados
por contrafuertes. En cada espacio mural hay una ventanita.
El original ábside
Otro de los aspectos reseñables del exterior
de la Ermita de Nuestra Señora del Valle del Monasterio de
Rodilla es su cabecera. El ábside tiene la habitual planta
semicircular. Tres grandes arcos murales ciegos lo anillan apoyándose
sobre pilastras encapiteladas. En cada uno de los tres paños
resultantes hallamos un ventanal estrecho, con su aspillera más
la habitual estructura de arquivolta sobre columnillas.
La portada de ingreso se encuentra en el muro norte.
Se abre en un cuerpo resaltado o arimez, disponiendo de arquivoltas
apuntadas. Las cenefas decorativas son ajedrezadas y de puntas de
diamante, lo que data a esta puerta en un momento tardío
de la segunda mitad del siglo XII.
Los cuatros capiteles de las columnas inciden en el
bestiario románico: basiliscos y leones. Más interesantes
nos parecen las mochetas, con cabezas de leones algo deterioradas
pero muy impactantes y expresivas, cumpliendo las funciones de "protectores
del templo" que avisan a quien penetre en la iglesia que se
hallan en un lugar sagrado por lo que su actitud ha de cambiar y
ser la adecuada.
Tanto el tejaroz de esta puerta como el de la nave
y el ábside se encuentran jalonados de canecillos atractivos,
no tanto por su calidad plástica, sino por lo motivos esculpidos.
Encontramos águilas, dragones, una sirena pez
(nereida) con un pez en su mano, leones de cuerpo entero o sólo
su cabeza, perros, bustos de seres humanos, algunos mostrando sus
oficios y actividades: herrero o carpintero con un martillo, músico
con una fídula, un hombre desnudo, seguramente itifálico,
etc.
Las
únicas esculturas historiadas con figuras religiosas de toda
la ermita -tanto del exterior como del interior- son dos relieves
encastrados en lo alto de la torre, en las enjutas entre las troneras
de los costados meridional y septentrional.
El relieve
sur representa a la Virgen María con el Niño, en su
habitual disposición frontal de origen bizantino "Sedes
Sapientiae" o trono de Sabiduría, donde María
se encuentra coronada. La escultura del Niño está
prácticamente perdida.
El relieve
del lado norte corresponde a un ángel.
En el interior sus volúmenes son armónicos.
Uno de los aspectos más llamativos es el falso crucero o
primer tramo de la nave con sus cuatro arcos torales doblados que
soportan las perfectas pechinas que transforman el cuadrado en el
círculo de la cúpula semiesférica que sirve
de base a la citada torre campanario.
Los capiteles que encontramos en el interior, con restos
evidentes de policromía, combinan motivos vegetales con otros
zoomorfos donde parece que el escultor intentó imitar las
anatomías y escorzos de las bestias de estilo silense, aunque
con escasa fortuna.
Pero con todo, lo más sobresaliente de este
interior, es que además del gran ábside principal,
existen dos pequeños nichos o absidiolos en los muros de
este falso crucero, orientados hacia el sur y el norte respectivamente,
en sentido perpendicular a la orientación de la nave y la
cabecera. Estos absidiolos están monumentalizados y enriquecidos
con sendos baldaquinos con arco de medio punto, superados por una
forma triangular, a modo de frontón clásico, sobre
una pareja de columnas.
Estos baldaquinos o ciborios servían para abovedar
y dignificar estos nichos secundarios, con el objetivo de poder
albergar altares y poderse oficiar misas en ellos.
Otros lugares próximos
Por la carretera que nos lleva a la Ermita de Nuestra
Señora del Valle del Monasterio de Rodilla, y antes de llegar,
a unos pocos cientos de metros, avistamos la iglesia de Santa Marina
perteneciente al "Barrio de Arriba", antiguamente abandonada
y hoy reconvertida en exposición sobre el Camino de Santiago
en su Vía de Bayona.
Es un edificio tardogótico erigido sobre un
templo románico anterior, del que quedan algunos canecillos,
una puerta cegada en el hastial occidental, junto a un ventanal.
Esta iglesia se encarama en la falda del monte donde
se conservan algunos restos del castillo, fortaleza de gran importancia
histórica puesto que se construyó en el siglo IX,
junto a otras fortificaciones como Pancorbo o Urbel, con el fin
de asegurar frente a los musulmanes las recientes repoblaciones
del centro de lo que hoy es la provincia de Burgos.