Monasterio
de San Andrés de Arroyo (Palencia)
San Andrés
de Arroyo es uno de los más conocidos monasterios
románicos de Castilla y León, al hallarse en el norte
de Palencia, la zona más promocionada y divulgada del románico
español. Se encuentra en un lugar apartado del término
de Santibáñez de Ecla, en la comarca de la Ojeda palentina.

Historia
del Monasterio
La condesa doña Mencía
de Lara funda en 1181 este monasterio femenino con la ayuda de Alfonso
VIII. La iglesia monástica fue terminada
en 1222.

Aunque como el resto de comunidades monásticas
de España sufrió la exclaustración de Mendizábal
del año 1836, volvió a cobrar vida dos décadas
más tarde con una nueva comunidad de monjas cistercienses
El conjunto monástico de San Andrés
de Arroyo
El conjunto monacal de San Andrés de Arroyo
ha gozado de dos restauraciones modernas: una de mediados del siglo
XX y la más reciente hace tan solo unos pocos años.

Como consecuencia de estas reparaciones y de que el
monasterio fue habitado de nuevo por monjas sólo una veintena
de años después de su desalojo por la Desamortización,
el conjunto del monasterio se nos ofrece con una pulcritud verdaderamente
admirable.

Como
insistiremos más tarde, el arte deplegado en este cenobio
muestra el dominio que alcanzan algunos importantes talleres de
la época en su ejecución de los grandes monasterios
cistercienses.
Si éstos tenía la obligación de
evitar las pinturas murales y la escultura figurada, los artistas
supieron compensarlo con una elegancia de formas y una finura en
la talla expecionales. Las finas arquivoltas acoceladas, los esbeltos
fustes de las columnas y los capiteles de superficies caladas a
trépano dan fe de ello.

Como todo cenobio medieval, el conjunto de iglesia
y dependencias claustrales se halla rodeado por una muralla abierta
mediante una gran puerta clasicista.

Una vez que ingresamos en el interior, lo primero con
lo que nos topamos es con el rollo de justicia ya que la abadesa
tenía "privilegio de horca y cuchillo" es decir
jurisdicción penal sobre los aldeanos de un total de once
villas. Realmente este rollo se encontraba en lo alto del cerro
(El Cerro de la Horca) donde los reos eran ajusticiados, pero se
trajo aquí en tiempos más recientes.

A la izquierda (norte) encontramos una pequeña
capilla con una espadaña tardorrománica y una pequeña
puerta de arco apuntado. Un pequeño cartel reza "Capilla
de Forasteros" aunque en origen fue la Capilla de Ajusticiados
donde pasaban sus últimas horas aquellos que iban a ser llevados
al citado cerro para ser colgados de la horca.

Observando a la derecha (sur) un amplio patio ajardinado
con las modernas dependencias monacales.

Enfrente tenemos la iglesia abacial que es junto al
claustro y la sala capitular las estructuras monumentales que verdaderamente
nos interesan.
La
iglesia
Como veremos, el burgalés
Monasterio de las Huelgas Reales va a servir de modelo para la construcción
de San Andrés de Arroyo La planta coincide con Las Huelgas
en el pórtico lateral y la forma de su cabecera, que dispone
de un ábside poligonal precedido de un tramo recto, y dos
capillas laterales cuadradas.

El hemipolígono del
presbiterio se cubre con bóveda todavía románica
de cuarto de esfera con refuerzo de ocho nervios que concurren en
una clave común y que apoyan sobre esbeltas columnas adosadas
a los muros del ábside que flanquean los cinco elegantes
ventanales que iluminan el interior.

Por su parte, el tramo recto
y las capillas tienen bóvedas de crucería simple.

El transepto, no acusado
en planta, daba paso a tres naves de las que sólo se construyó
la central, para coro de las monjas, y un tramo de la norte.
La cabecera y el transepto se separan del resto de
la iglesia mediante un muro perpendicular horadado por tres vanos
acristalados puesto que el espacio de la nave se emplea como coro
de las monjas.

En general, en toda la iglesia
se emplearon soportes de tipo hispano-languedociano, a base de columnas
pareadas que recogen anchos nervios de sección rectangular,
como se aprecia en el arco triunfal.

La luz se
deja entrar mediante grandes ventanales. El gusto cisterciense tardío
impregna la construcción. La estampa del hastial occidental
es ejemplo de todo lo que venimos diciendo de este cenobio palentino:
monumentalidad y sobriedad no exenta de finura en los detalles.

De esta
guisa vemos el muro de sillería completamente liso, con su
bien cortada y escuadrada sillería. Sólo en la mitad
superior encontramos un gran vano de iluminación de arco
apuntado rodeado por arquivoltas de delgados boceles y escocias
sobre dos parejas de columnillas.

El
pórtico lateral

Como en el monasterio de
Las Huelgas, se alza un pórtico lateral en el lado norte
de la iglesia.

Está constituido
por cuatro amplios ventanales rodeados por arcos ligeramente apuntados
que voltean sobre finas columnillas con capiteles de ornamentación
vegetal. Tanto éstos como los cimacios se prolongan por el
muro en una banda decorativa. El alero está sostenido por
canecillos.

En algunos rincones de su
esculturan aparecen tema figurativos (contrarios al espíritu
del Císter y a las instrucciones de Bernardo de Claraval)
como una escena con San Miguel venciendo al dragón.

El pórtico tiene
su acceso en el lado occidental, sin embargo, la portada principal
de la iglesia se encuentra a oriente de éste, en el único
tramo que se llegó a construir de la nave norte. Esta es
la disposición habitual para la entrada a la iglesia en los
monasterios cistercienses femeninos
El
claustro y la sala capitular
Acaso lo
más admirado del monasterio es la sala capitular y sobre
todo el claustro.

Y es que
el claustro del Monasterio
de San Andrés de Arroyo es una de las piezas exquisitas del
tardorrománico palentino y castellano. La influencia del
claustro de las Claustrillas de Las Huelgas es apreciable en la
decoración vegetal plena de filigranas del de San Andrés.
Sin embargo, a diferencia
de aquél, en el de San Andrés de Arroyo las arquerías
son ligeramente apuntadas y se aprecia una mayor sofisticación,
próxima al gótico, en la manera de esculpir los capiteles,
cuya decadente belleza nos anuncia que el románico se encontraba
ya en su fase de extinción.

De las pandas del cuadrilátero
han sobrevivido de estilo tardorrománico todas menos la este
que es del gótico final.
Las arquerías de
estas tres galerías están formadas por arcos ligeramente
apuntados moldurados a base de bocel y escocia más gurdapolvos.
Los apoyos son parejas de columnas con fustes separados y capiteles
muy abiertos con figuración vegetal muy detalladamente esculpida.
Posiblemente, los elementos
que más han llamado siempre la atención son las columnas
angulares del claustro, de grueso fuste decorado con motivos geométricos
y florales cuyos capiteles vegetales, muestran entrelazos que casi
de desprenden del resto gracias a los esmerados calados conseguidos
a base de trépano.
Como ha
destacado algún autor, si la Orden del Císter trató
de imponer una estética contenida como reacción al
manierismo románico francés del siglo XII, no cabe
duda que este claustro demuestra que también al mundo cisterciense
le alcanzó un espíritu barroco y efectista.

Como era
preceptivo en los monasterios medievales, a este claustro se abría
la sala capitular, que en San Andrés de Arroyo tiene una
entrada muy elegante mediante arquivoltas apuntadas y los habituales
ventanales bíforos flanqueándola.

La visita a San Andrés
del Arroyo ha de ser aprovechada para visitar lugares muy cercanos
y tan importantes para el aficionado al románico como Pelayos
de Perazancas o Santa Eufemia de Cozuelos y algo más al norte,
todo el conjunto de Aguilar de Campoo y sus alrededores en la Montaña
Palentina.
