
Sólo
un año después de la citada victoria en la Batalla
de Toro, -en 1477- se encargó la obra al maestro mayor
de las obras reales: Juan Guas -del que luego nos ocuparemos-
sin escatimar en medios para realizar una rápida y fastuosa
edificación.
Para la reina Isabel este proyecto no era nada
novedoso pues ella misma se había encargado de finalizar
la burgalesa Cartuja de Miraflores como panteón funerario
de su padre Juan II de Trastámara.
Tras la muerte de Juan Guas en 1496 quedó
al frente de la obra del claustro el discípulo de Guas,
Enrique Egas, siendo terminado el conjunto en los primeros años
del siglo XVI.
A pesar de que finalmente los Reyes Católicos
no fueron enterrados en San Juan de los Reyes sino en la Capilla
Real de Granada, como afirmación de la conquista de Granada
al Islam, este majestuoso edificio fue empleado en 1502 para
las exequias del Príncipe de Gales, yerno de los Reyes
Católicos por haberse casado unos meses antes con su
hija Catalina.
También se empleó el templo para
contener un monumento funerario tipo catafalco en honor de la
propia Isabel, encargado por su nieto el emperador Carlos I
de España
En 1808 San Juan de los Reyes va a sufrir su más
importante afrenta destructiva. Un incendio provocado por las
tropas napoleónicas va a acabar con un claustro plateresco
que existía contiguo al gótico, la biblioteca
y el retablo del templo, entre otros muchos destrozos. También
se derrumbaron las bóvedas de una de las pandas claustrales.
Tras la Desamortización de Mendizábal
fue cedido a la Comisión de Monumentos para instalar
un museo.
En 1881, el arquitecto Arturo Mélida inició
importantes obras de restauración, lo que incluyó
la aplicación de los excesivos criterios historicistas
románticos en la reconstrucción de algunas dependencias,
por ejemplo, en el artesonado del piso superior y las gárgolas
del claustro.
San Juan de los Reyes, como símbolo
de la nueva monarquía
San
Juan de los Reyes se convierte en un edificio de gran valor
simbólico para Isabel y Fernando que lo eligen inicialmente
como panteón regio.
Sin duda, el mecenazgo
real de San Juan de los Reyes se aprecia no sólo en la
calidad artística (quizás la mejor obra del llamado
gótico isabelino) sino también en su grandilocuencia
propagandística.
Para ello se hace toda
una exhibición de elementos heráldicos: escudos
de los Reyes Católicos; símbolos del yugo y las
flechas; inscripciones conmemorativas de carácter político
y religioso y relieves en forma de "Y" y "F",
iniciales de Isabel y Fernando, etc.
Como veremos más
detenidamente a continuación, la construcción
del templo fue encargada al arquitecto a la figura más
importante del panorama artístico español del
último cuarto de siglo XV: Juan Guas.
Juan Guas, genio del Gótico Hispano-flamenco
Como ya hemos explicado, la obra de San Juan de
los Reyes es considerada una de las obras cumbres del Gótico
Isabelino o Estilo de los Reyes Católicos, que no es
otra cosa que la fusión entre el último momento
del gótico (flamígero) imperante en Francia, Flandes
y Alemania con la tradición decorativa y lujosa del mudéjar
hispano. Por eso ahora se tiende a definir este modo de construir
y ornar como Gótico Hispano-Flamenco.
Este estilo se desarrolla entre las últimas
3 décadas del siglo XV y la primera del XVI en las principales
ciudades de la Corona de Castilla como Toledo, Segovia, Ávila,
Guadalajara, Madrid, etc.
Se cree que los primeros artistas flamencos llegan
a España en la primera mitad del siglo XV para intervenir
en la catedral de Sevilla. Pero es Hanequin de Bruselas el primer
maestro flamenco que acude a Toledo con un nutrido taller de
operarios para realizar importantes intervenciones en la seo
toledana, entre ellas la de la famosa Puerta de los Leones (fachada
sur del crucero).
En este taller vendrían los padres de Juan
Guas: Pierre Guas y Brigite Madama Testes, originales de la
Bretaña francesa.
Juan Guas trabajará desde muy joven en la
catedral de Toledo y de ahí va a pasar a dirigir las
obras de la catedral de Ávila, así como otros
insignes monumentos: el Monasterio del Parral, el claustro de
la Catedral de Segovia, el Palacio del Infantado de Guadalajara,
etc.
Su principal obra es, sin embargo, nuestro Monasterio
de San Juan de los Reyes.
Este gótico hispano-flamenco combina las
formas llameantes del gótico flamígero (por ejemplo,
los arcos conopiales y los pináculos erizados) con una
tendencia al ornato mural propia de lo mudéjar a base
de pequeños elementos rítmicamente acumulados,
como ramas y hojarasca de cardinas y otras plantas en cuyo interior
se esconden animales de todo tipo.
Tampoco falta en este estilo la decoración
epigráfica, tomada del mundo musulmán, e incluso
en ocasiones los mocárabes tan empleados en la decoración
nazarí.
Descripción artística del monasterio
de San Juan de los Reyes
La entrada de los turistas
al conjunto conventual se hace por una puerta del costado este
que accede a la escalera que conduce a la antigua sacristía.
Esta puerta está coronada por el célebre conjunto
escultórico flamenco del Calvario donde María
y San Juan flanquean una gran cruz convertida en Árbol
de la Vida sobre la que se encarama un gran pelícano
que está alimentando a sus crías. El pelícano
ha sido desde los primeros siglos del Cristianismo símbolo
del propio Jesucristo.
La antigua sacristía
es una estancia amplia donde se ha instalado la actual taquilla.
Tiene bóveda de crucería compleja y restos de
pinturas murales.
La iglesia
La entrada más
monumental al templo se encuentra en el muro septentrional.
Es bastante posterior al resto de la construcción -comienzos
ya del siglo XVII- y aunque pretende ajustarse a las formas
isabelinas del conjunto, denota falta de nervio. Además
de la estatua de Cristo, aparecen santos franciscanos y relieves
con el yugo y las flechas.
La entrada a la iglesia
desde el claustro está formada por un arco mixtilíneo
que cobija a la Verónica mostrando el lienzo de Jesús
que está sujeto también por dos ángeles.
Interior
La amplia iglesia conventual
tiene nave única finalizada en ábside hemidecagonal.
Tiene capillas entre los contrafuertes -no existen arbotantes-
y coro elevado a los pies.
El claristorio está
constituido por enormes ventanales apuntados que cobijan sencillas
tracerías flamígeras. Por su parte, las bóvedas
tardogóticas son estrelladas presentando múltiples
nervios.
El actual retablo no
es el original que despareció en el incendio de la Guerra
de Independencia. El que hoy vemos procede del Hospital de Santa
Cruz y tiene la particularidad de contener pinturas alusivas
al descubrimiento de la cruz de Cristo por Santa Elena, madre
del emperador Constantino el Grande.
El transepto no sobresale
en planta pues su única ampliación con relación
a la nave es aprovechar el espacio de las capillas laterales.
Presenta una torre cimborrio de planta poligonal (concretamente
octogonal) y nervios que forman una estrella que recuerda estructuras
mudéjares e, incluso, las bóvedas de crucería
cordobesa.
Los muros interiores
del citado transepto concentra la más exuberante decoración
del templo a base de potentes y grandiosos motivos heráldicos
entre los que destacan los repetidos escudos de los Reyes Católicos
(anteriores a la toma del Reino de Granada), acogidos por águilas
nimbadas de San Juan más parejas de leones a los pies.
No podían faltar los símbolos del yugo y las flechas.

Exterior
En este contexto fuertemente
propagandístico, el Monasterio de San Juan de Reyes se
ha hecho célebre por la exposición en sus muros
externos de cadenas que simbolizan la liberación de cautivos
cristianos en algunos territorios andaluces, como Málaga,
durante la Guerra de Granada.
También refuerza
la simbología del poder real la presencia de un total
de doce estatuas de heraldos, que en la época a la que
nos referimos eran personajes encargados de preceder a los monarcas
en sus apariciones en público y presentar sus mensajes
en cortes de otros reinos.

El claustro
Si la iglesia del Monasterio
de San Juan de los Reyes es importante, su claustro ha de considerarse
como excelente. Incluso se le ha llegado a calificar como el
más hermoso del estilo gótico en toda España.
Consta
de dos pisos. El inferior presenta arcos apuntados con tracerías
de purismo gótico. El superior lleva arcos mixtilíneos
de influencia andalusí. La cubierta del claustro es de
madera con artesonado mudéjar muy decorada con motivos
geométricos.
La labra de los conjuntos
escultóricos que salpican las galerías del claustro
bajo son exquisitas. Junto con grandes estatuas adosadas a los
muros y pilares de las galerías, se desarrolla todo un
programa de filigrana en decoración vegetal y zoomorfa
que puede pasar desapercibida por la exuberancia del conjunto.
Hay que detenerse a
contemplarla para hacerse una idea de la minuciosidad con la
que trabajaron el conjunto de escultores.
Como ya indicamos anteriormente, en el siglo XVI
se construyó otro gran claustro simétrico y de
estilo plateresco, conocido como Claustro del Rey y que tristemente
desapareció en tiempos de la Guerra de Independencia,
siendo destruido por las tropas francesas.