Introducción histórica
La iglesia de San Salvador de Vilar de Donas
se encuentra en el concello de Palas de Rei, municipio lucense
cercano ya a la provincia de A Coruña. Lugar jacobeo
de renombre pues el Camino Francés a Santiago de Compostela
lo atraviesa de lado a lado (apareciendo en el célebre
Códice Calixtino)
Palas de Rei cuenta con un denso bagaje histórico.
Todas las culturas y civilizaciones que han tenido importancia
en España han pasado por aquí. Tal es el caso
de la civilización castrense (existe una veintena de
castros en municipio, y que han aportado valiosas piezas como
el torques de plata de San Xusto, del Museo de Lugo).
También
se establecieron aquí romanos (puente de Ferreira), suevos
(fue sede obispal durante el reinado suevo) y visigodos.
La breve dominación árabe no dejó
demasiadas huellas en este territorio porque desde muy pronto
pasó a pertenecer a la recién nacida Monarquía
Asturiana. Los siglos medievales legaron una gran riqueza monumental,
existiendo numerosas iglesias románicas -de las que sobresale
especialmente San Salvador de Vilar de Donas- y el castillo
de Pambre.
La iglesia de San Salvador de Vilar de Donas
en la actualidad
La iglesia de Vilar de donas es un templo de origen
monástico, lo que justifica su magnífica calidad
arquitectónica en el contexto del románico gallego.
La familia Arias de Monterroso fundó un monasterio familiar
femenino, de aquí el nombre de "donas". Fue
donado a la Orden de Santiago en 1184. Supuestamente fueron
los caballeros santiaguistas quienes man-daron construir el
edificio románico que hoy vemos, que por su calidad fue
declarado monumento nacional en 1931.
Los santiaguistas emplearon Vilar de Donas como
lugar de enterramiento general de los caballeros de la orden
muertos en Galicia, lo que ha permitido conservar en el interior
de la iglesia numerosos sepulcros y laudas de diferentes fechas.
Tras la desamortización de Mendizábal
en la cuarta década del siglo XIX, pasó, como
en tantos otros casos, a servir de Iglesia parroquial del caserío.
Exterior
La iglesia es románica tardía (terminada
en 1224) tiene una longitud de 22 metros y 16 de anchura. Su
planta es de cruz latina de una sola nave y largo crucero, mientras
que la cabecera es triabsidal. Se trata de una planta no demasiado
común en Galicia. Es probable que se proyectaran tres
naves para hacerlas coincidir con sus respectivos tres ábsides
pero que se simplificara el trazado por razones desconocidas,
incluyendo siempre la posibilidad de exigencias económicas.

Cabecera
Los tres ábsides de la cabecera son un portento
de monumentalidad y buena fábrica, con grandes y perfectamente
tallados sillares de granito. Los ventanales son estrechos y
alarga-dos lo que conduce a una impresión visual de gran
verticalidad. Los canecillos y capiteles no muestran temas figurados.
La fachada oeste es muy hermosa destacando la esbelta
portada, prodigio y paradigma del virtuosismo en que incurre
en ocasiones al tardorrománico gallego influenciado por
las obras mateanas de Santiago. Muestra cinco arquivoltas ligeramente
apuntadas y muy decoradas con motivos geométricos (zigzagueados),
plantas de distintos tipos y carnosos florones. Un detalle curioso
es el capitel que cuelga de la clave de la arquivolta interior
a modo de pinjan-te.

El tejaroz de sostiene gracias a una serie de arquillos
semicirculares que se apoyan sobre ménsulas a modo de
canecillos, siguiendo modelos zamoranos y orensanos.
Los capiteles de la portada principal ofrecen
elementos vegetales, seres teriomorfos como una pareja de dragones
en el lado norte y otra de arpías encapuchadas en el
flanco sur. También existe seres humanos (o ángeles),
algunos de los cuales parece que portan filacterias.
Merece mención especial los herrajes que
unen las maderas de la puerta, contemporáneos a la construcción
de la iglesia, que están muy vinculados a los de la puerta
norte de la catedral de Lugo, lo que permite suponer que ambos
pueden ser obra de un mismo autor.
Delante de esta puerta existió un pórtico
o nártex que se conserva parcialmente y que se constituye
mediante pilares con semicolumnas adosadas en dos de sus frentes
y que soportan arcos ligeramente ojivales.
Interior
Está cubierta con madera la nave del brazo
mayor, mientras que el brazo del crucero lo hace con bóveda
de cañón y el transepto con bóveda de aristas
con nervios. La cabecera constituida por un ábside central
y dos absidiolos a los que se accede mediante arco de me-dio
punto sobre pilastras con columnas adosadas, se cubre al modo
tradicional: medio cañón para el presbiterio y
horno para los ábsides.
Al parecer trabajaron tres maestros, el primero
de los cuales hizo la capilla mayor, el ábside derecho
y parte del izquierdo; el segundo el resto del crucero y el
tercero que remata la nave.
Muy interesante es el baldaquino de piedra, con cuatro columnas,
arcos conopiales cubierto por tejado de cuatro vertientes lleva
relieves de San Pedro y San Pablo.
Pinturas
Capítulo aparte merecen sus pinturas murales
góticas del siglo XV que se hallan en el interior del
ábside central y que han sido recientemente restauradas.
Están hechas al temple predominando los
tonos rojos, negros y amarillos. Al parecer son obra de varios
artistas. Las escenas más hermosas son las de la Anunciación
y Cristo en Majestad.
Por último debemos reseñar el retablo
de granito que perteneció al altar mayor, que lleva en
el centro un cáliz y a ambos lados el Descendimiento
y la Consagración. Tampoco hay que obviar la ya citada
colección de tumbas y elementos sepulcrales de caballeros
santiaguistas.

(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)
