Guía
del Monasterio de Sant Pau del Camp, Barcelona
Siempre
resulta sorprendente la visita a un monumento medieval, con siglos
de historia a sus espaldas, en el corazón de una gran ciudad
moderna. Pues bien, éste es el caso del Monasterio de Sant
Pau del Camp, cenobio que ha sobrevivido varios siglos en la ciudad
de Barcelona.
No obstante, tenemos que
aclarar que este monasterio, de cuya confusa historia luego nos
ocuparemos, nació y vivió sus primeros tiempos de
vida fuera de las murallas de la ciudad barcelonesa, de ahí
su nombre "del Camp" puesto que se hallaba originalmente
en pleno campo en dirección a Monjuic.
Historia
El origen de
este monasterio no se conoce con exactitud por la ausencia de documentos
que lo certifiquen. La existencia de relieves y capiteles visigodos
en la portada de la iglesia hace pensar que pudiera haber existido
un templo en esta época.
En la sala capitular
hallaremos la lápida sepulcral de Wifredo II Borrell, hijo
del celebérrimo conde Wifredo I el Velloso, que vivió
en el siglo X, por lo que es probable que existiera una comunidad
benedictina en estos tiempos que desaparecería con el ataque
de Almanzor a la ciudad de Barcelona en el año 985.
A
comienzos del siglo XII Geribert Guitard y Rodlendis efectuaron
una nueva restauración y unieron el monasterio, en calidad
de priorato, al de San Cugat.
Hay que advertir
que la existencia de comunidades de monjes a lo largo de estos siglos
altomedievales nada asegura sobre la fecha del actual complejo edilicio.
Para el autor Eduard Junyent, el templo sería algo anterior
al claustro, pero ambos podrían datarse a finales del siglo
XII o, incluso, a comienzos del XIII.
Tras diversas
restauraciones en los siglos XIX y XX, en que se eliminaron edificaciones
parásitas, el complejo de Sant Pau del Camp conserva toda
su armonía medieval, sólo "interrumpida"
por la espadaña barroca del cimborrio.
Iglesia
De tamaño generoso,
su planta es de cruz casi griega con una sola y corta nave, transepto
y tres voluminosos ábsides escalonados. En el crucero se
levantó un cimborrio.
La fábrica combina
el sillarejo propio del románico lombardo y la sillería
en las partes más nobles, como en las esquinas y partes del
hastial occidental donde se enmarca la puerta.
Fachada occidental
Ésta es una de las
partes más vistosas del templo, gracias a su doble arquería
mural de arcos superpuestos, el gran óculo superior y dos
ventanas de arco de medio punto, además de la preciosa portada
de la que nos ocuparemos a continuación.
Portada
La portada está
constituida por una gruesa arquivolta baquetonada, trasdosada por
un guardapolvos con diversos relieves: bolas, peces, aves, cabezas
humanas, etc. La citada arquivolta cobija un tímpano y bajo
él se añadió un dintel.
El tímpano
y el dintel se combinan para mostrar el relieve de Cristo entre
San Pedro (derecha del observador) con la inscripción "SCS
PETRVS" y San Pablo (izquierda), con la inscripción
"SCS PAVLVS".
Las dos columnas
que soportan el conjunto tiene capiteles reaprovechados, posiblemente
visigodos, aunque uno de ellos, el izquierdo, recuerda vivamente
los volúmenes y formas de los capiteles califales de nido
de avispa.
Hay que fijarse
también en los bloques pétreos con función
de imposta entre los capiteles y la arquivolta, pues son también
visigodos del siglo VI y están decorados con cruces patadas,
rosetas inscritas en círculos, estrellas de diversa morfología
y otros símbolos de carácter claramente solar.
Pero probablemente,
lo más interesante de esta puerta son los circo relieves
que rodean la estructura: cuatro de ellos corresponden a los Evangelistas:
el león de San Marcos, el buey de San Lucas, el águila
de San Juan y el ángel de San Mateo. Más arriba, sobre
el eje de la puerta, tenemos el quinto relieve, el de una Dextera
Domini bendiciendo.
Cabecera
Semioculta por
palmeras así como otros árboles y arbustos cabecera
de la iglesia de Sant Pau del Camp tiene un notable desarrollo con
sus tres ábsides semicilíndricos con ventanales, bastante
más grande el central que los laterales. El ábside
principal tiene arquillos y lesenas de tipo lombardo aunque más
finas y evolucionadas, como corresponde al siglo XII. Los absidiolos
colaterales sólo tienen arquillos.
Interior
La sensación
que transmite el interior es de diafanidad y volúmenes limpios,
sin obstáculos que se interpongan entre la arquitectura y
el espectador. Además, dada la modesta longitud de la nave
en relación con la anchura del transepto y la de los ábsides,
se origina una apreciación distinta al sentido longitudinal
de las iglesias basilicales a las que estamos habituados.
Los arcos torales,
de medio punto, apean sobre grandes pilares y, por encima, se construyó
un cimborrio de cúpula semiesférica sobre trompas,
que crean un octógono irregular, con cuatro de sus lados
más largos que los restantes. Esta linterna tiene cuatro
óculos circulares de iluminación en los muros correspondientes
a los puntos cardinales.
Claustro
El famoso claustro de Sant
Pau del Camp se adosó al lado sur de la iglesia. Es de dimensiones
reducidas, lo que hace de él un lugar de gran intimidad y
recogimiento, que aísla al visitante de la bulliciosa ciudad
moderna que lo rodea.
Su forma es de cuadrado,
con grandes pilares en las esquinas y en los ejes de las cuatro
pandas. Estos grandes machones dividen cada galería en dos
arcos por cada lado.
La originalidad de este
claustro radica en la sustitución de los arcos de medio punto
-o apuntados- habituales por trazados polilobulados (de tres y cinco
lóbulos, según la panda).
La influencia musulmana
no sólo se deduce por la morfología de los arcos lobulados
sino por la disposición empleada en los sillares que se aparejaron
no radialmente, mediante dovelas, sino en disposición horizontal
"enjarjados".
Estas particulares estructuras
apoyan sobre parejas de columnas con sus fustes bastante separados,
por lo que los capiteles sólo comparten los cimacios, apareciendo
individualizados. El podio en que se sustentan es bastante bajo
por lo que la figuración escultórica de los capiteles
no queda demasiado alta con relación a la vista.
De los 48 capiteles, la
mayoría son vegetales, aunque de distinto relieve. Algunos
son muy sencillos, apenas esbozados, mientras que otros imitan el
capitel corintio o compuesto romano mediante el trazado de hojas
carnosas de acanto carnosas, ahuecadas por el trépano.
Terminaremos el apartado
dedicado al claustro haciendo notar al visitante la existencia de
varios sepulcros de benefactores del cenobio. Se ubican adosados
a los muros perimetrales, estando algunos de ellos sujetos por ménsulas
y los restantes, en sus respectivos arcosolios.
Iconografía
de los capiteles
La iconografía de
los capiteles figurados la podemos clasificar en tres apartados
genéricos:
Zoomorfos: en ellos
encontramos los habituales animales del románico: leones,
águilas, grifos, sirenas ave (de espectacular tamaño
y belleza).
Escenas de combate (caza
y guerra): también es de lo más frecuente hallar
este tipo de escenas como las de combate o caza entre hombre y animales:
infante contra oso, arquero a caballo disparando a un ciervo, un
monstruo que agarra con su pata el escudo de un soldado, un león
que atrapa a un hombre con la garra sobre su cabeza, etc.
Episodios bíblicos
y escenas moralizadoras: la más evidente es la escena
del Pecado Original, con una enorme serpiente enroscada al árbol
prohibido y a uno de los lados, Adán con la mano en la garganta.
El contiguo a este capitel
tiene una clara escena moralizadora sobre el pecado de la lujuria:
una mujer con largos cabellos, pero que ha perdido el rostro, se
encuentra semidesnuda mientras dos enormes sapos succionan sus pechos
colgantes.
Sala
Capitular
La comunicación entre
la sala capitular y el claustro es un vano con arco de medio punto
flanqueado por dos ventanales bíforos de estilo gótico.
En el interior de dicha
sala se conserva un bloque de piedra que es la lápida del sepulcro
del conde Wifredo II.