Monasterio
de Santa María de Valbuena de Duero (Valladolid)
Resumen introductorio
El Monasterio
de Valbuena de Duero es, sin duda, uno de los monumentos esenciales
de la provincia de Valladolid. Su importancia es doble: artística
e histórica.
Como resumen
introductorio, diremos que el 15 de febrero de 1143, Dª Estefanía
de Armengol, nieta del Conde Ansúrez, hija de Armengol V
de Urgel y de María Ansúrez, funda el monasterio con
la Regla de San Benito, en honor de Dios Padre y de la Virgen María.
Este monasterio de Santa María de Valbuena es Casa del Císter
repoblada en 1151 por monjes de la abadía francesa de Berdona.
La iglesia
es un gran templo de tres naves construidas en el siglo XIII separadas
por arquerías apuntadas que apoyan sobre columnas dobles
al estilo hispano-languedociano.
El
crucero y la cabecera triabsidal son las partes más primitivas,
del siglo XII. Los ábsides escalonados son de planta semicircular
y por tanto de sabor indudablemente románico. La
austeridad cisterciense se aprecia en el uso exclusivo de contrafuertes
y vanos rasgados. La
fachada occidental es hermoso con su puerta de arquivoltas apuntadas
sobre jambas y el gran óculo de iluminación.
Otro de
los espacios de que hablaremso en este artículo, por su primorosa
belleza, es el claustro, de estilo románico de transición,
con arquerías de medio punto sobre columnas de capiteles
vegetales.
A continuación
desarrollaremos este resumen previo de forma mucho más detallada.
Monasterio de Santa María en Valbuena
del Duero, Valladolid
Este antiguo monasterio se ubica al este de la
provincia de Valladolid, entre las localidades de Valbuena y Pesquera,
en unas tierras regadas por el cauce del río Duero en medio
de un paisaje de una indudable belleza, y una zona famosa por sus
vinos, de reconocido prestigio internacional. En este lugar, se
fundó a mediados del siglo XII un cenobio que prácticamente
desde sus orígenes perteneció a la poderosa orden
del Cister, y llegó a acumular importantes cotas de poder
en la Edad Media.
En la actualidad, el edificio sirve a un fin muy distinto
del que fue creado, ya que desde mediados de los 90 del siglo XX
pertenece a la fundación Las Edades del Hombre, que en el
año 2002 instaló aquí su sede permanente. En
una parte del monasterio se han instalado las oficinas y talleres
de restauración, mientras que en el otro ala recientemente
se ha abierto un hotel.
La
iglesia funciona como parroquia del pueblo de San Benito, localidad
junto a la que se ubica el cenobio. Aunque el edificio fue calificado
en 1931 como Monumento Histórico-Artístico, hasta
los años 50 del siglo XX perteneció a manos privadas,
y cuando la fundación lo ocupó, se encontraba en muy
mal estado de conservación. Como consecuencia, a finales
de los 90 se llevó a cabo una campaña de restauración,
para adaptar el edificio a sus nuevo cometido, y se realizó
una excavación arqueológica y un estudio histórico-artístico.
En el año 2000 la Junta de Castilla y León otorgó
al edificio la categoría de Bien de Interés Cultural.
Fundación Las Edades del Hombre
Las Edades del Hombre es una fundación religiosa,
cuyo patronato se integra por arzobispos y obispos de las Diócesis
de Castilla y León. Esta comunidad autónoma es la
que tiene un mayor número de ciudades declaradas Patrimonio
de la Humanidad de nuestro país, y sus bienes artísticos
y culturales son de una enorme riqueza. A pesar de ello, este patrimonio
se encuentra a menudo en situaciones muy vulnerables, debido a que
en ocasiones se encuentra en un medio rural muy empobrecido, o a
que no siempre se valora de forma adecuada.
La Fundación tiene como fines la investigación
del Patrimonio Cultural de Castilla y León, así cómo
la lucha por su protección y conservación, contribuyendo
a su divulgación y adecuado conocimiento. Una de sus actividades
más conocidas son las grandes exposiciones temporales que
organiza, que con el paso de los años, se han convertido
en un importante motor económico para muchas capitales de
provincia y núcleos rurales de esta comunidad autónoma.
Historia del Monasterio de Santa María de
Valbuena
El monasterio de Santa María de Valbuena de
Duero fue creado en el año 1143 por la condesa Estefanía
de Armengol (? - c. 1143), nieta del conde Pedro de Ansúrez
(c. 1037-1118) e hija del conde Ermengol V de Urgel (1078-1102).
Apenas nueve años después de su fundación,
el cenobio se desligó del obispado de Palencia y acató
la obediencia de la orden del Cister, siendo ocupado por monjes
procedentes de la abadía francesa de Berdoues. Poco a poco
la comunidad fue alcanzando importantes cotas de poder, como demuestra
el hecho de la dependencia que tenían de Valbuena otros monasterios
como Palazuelos, Bonaval o Rioseco. A lo largo de la segunda mitad
del siglo XII y las primeras décadas del XIII todo esto se
vio incrementado gracias a los privilegios papales, reales y señoriales
que se le concedieron.
Sin embargo, esta situación cambió en
los siglos del gótico. A finales del siglo XIII y durante
todo el XIV el monasterio entró en un periodo de decadencia
del que tan sólo se recuperó cuando en 1430 el abad
fray Martín de Vargas (? - 1446), inició allí
una reforma de la Orden Cisterciense, que posteriormente se extendió
por toda Castilla. Desde entonces el monasterio volvió a
recuperar su importancia, y durante los siglos XVI, XVII y buena
parte del XVIII mantuvo su actividad religiosa.
En la segunda década del siglo XVIII y sobre
todo en los primeros años del XIX, el monasterio volvió
a sufrir una crisis de la que ya nunca se recuperará. Debido
a la ocupación francesa, entre 1810 y 1814 se le privó
de todos sus bienes y posesiones y, pocos años después,
durante el Trienio Liberal (1820-1823) se abandonó el edificio,
que fue adquirido en 1822 por el barón Carlos Kessel, que
lo devolvería al año siguiente. En 1835 se vio afectado
de forma definitiva por las desamortizaciones. En 1848 Kessel volvió
a comprar todas las dependencias, a excepción de la iglesia,
y en 1849 lo vendió a un particular, cuya familia lo poseyó
hasta 1950, cuando fue expropiado por el Instituto Nacional de Colonización,
una institución del régimen franquista dependiente
del Ministerio de Agricultura. En esos años se creó
junto al monasterio un nuevo pueblo, San Bernardo, donde fueron
realojados los vecinos de la localidad de Santa María de
Poyos (Guadalajara), que fue destruido como consecuencia de la construcción
del pantano de Entrepeñas.
Durante la segunda mitad del siglo XX el Instituto
Nacional de Colonización emprendió algunas obras menores
de restauración en el monasterio, pero no sería hasta
la segunda década de los 90 cuando volvió a recuperar
una parte de su esplendor pasado de la mano de la fundación
Las Edades del Hombre.
Rcientemente se ha instalado en el monasterio un lujoso
hotel de cinco estrellas, compartiéndolo con la citada Fundación
Las Edades del Hombre
La iglesia
La iglesia del monasterio de Valbuena es un claro ejemplo
de la sobriedad característica de la arquitectura cisterciense.
El templo tiene planta de cruz latina, con tres naves
-la central más ancha y más alta- que finalizan en
un amplio crucero. Cada nave presenta cuatro tramos, con bóvedas
crucería, que se extienden por los brazos del transepto.
Desde éste se abren cinco ábsides, los tres centrales
con forma semicircular y bóveda de cañón, y
los dos de los extremos de planta rectangular y bóvedas de
nervios.
Esta parte de la iglesia fue lo primero que se empezó
a construir, alrededor del año 1200 ya debía de estar
terminada la cabecera y el crucero. En la parte central del transepto
hay una bóveda de paños sobre cuatro trompas, en donde
se abre un cimborrio que permite la iluminación del interior
del edificio, luz que también entra por las ventanas abiertas
en los lienzos que marcan la diferencia de altura entre la nave
central y las laterales.
Los arcos formeros que separan las naves son apuntados
y se sostienen sobre gruesos pilares con medias columnas adosadas
en sus frentes.
Como es característico de la arquitectura del
cister, destaca en el interior de la iglesia la ausencia casi total
de decoración, que se limita tan sólo a las formas
vegetales presentes en los capiteles.
El claustro
El claustro y todas las dependencias monacales debieron
de construirse a continuación de la iglesia, en el siglo
XIII. Este espacio es un ejemplo muy característico de arquitectura
de transición entre la estética románica y
la propia de la baja Edad Media.
Originalmente, el claustro tenía tan sólo
un piso, aunque a raíz de la reforma introducida por Martín
de Vargas, en la primera mitad del siglo XV se levantó otro,
de madera, que fue sustituido por el actual en los primeros años
del siglo XVI.
Junto con la iglesia, el piso inferior es la parte
que mejor se ha conservado de época románica. El claustro
tiene una planta cuadrada, y se sitúa al sur del templo.
Las galerías se cubren cada una con ocho tramos de bóvedas
de crucería, y se abren a la parte central por medio de seis
grandes arcos apuntados, separados por contrafuertes. Cada uno de
estos arcos alberga otros tres arquillos de medio punto, sostenidos
por seis columnas pareadas que se apoyan en un pretil.
En las pandas norte, oeste y en una parte de la sur,
los tímpanos se encuentran horadados por medio de pequeños
óculos. Todavía puede verse el lugar en el que se
encontraba el lavabo, aunque éste no se ha conservado, pues
es el único tramo de la galería meridional cuyo tímpano
no tiene estos rosetones.
Los capiteles, mayoritariamente se adornan con motivos
vegetales, algunos de garn finura plástica. Sin embargo,
hay un pequeño grupo con temática figurada donde aparecen
cabezas quizás de equinos, cabezas humanas, dragones, etc.
Este conjunto de capiteles es bastante más tosco que los
demás y parecen de factura posterior.
Las dependencias monásticas
Las dependencias monásticas de Valbuena se distribuyen,
casi todas, siguiendo el característico esquema propugnado
por la orden del Cister.
La antigua sacristía
En la panda este del claustro, adosado al crucero de
la iglesia se encuentra una sala que en su origen hizo las funciones
de sacristía, y que está precedida de otra estancia,
la antesacristía, desde donde se accede a la capilla de San
Pedro.
La sacristía tiene una planta rectangular, paralela
a la panda del claustro. Por desgracia, es bien poco lo que conserva
de época medieval, tan sólo los muros oriental y occidental,
en donde hay un arco de medio punto flanqueado por otros dos de
menor tamaño, que permite el acceso desde el claustro y la
iluminación de la sala.
La capilla de San Pedro
La capilla de San Pedro, construida en el siglo XIII,
se sitúa al este de la sacristía, adosada a uno de
los ábsides de la iglesia. Se trata de un pequeño
espacio cubierto con tres tramos de bóvedas de crucería
y un ábside poligonal. En sus muros hay arcosolios funerarios
que acogen los restos de los descendientes de la fundadora del monasterio,
y que se decoran con interesantes pinturas al frescos, ejecutados
en el más puro gótico lineal.
El locutorio y la sala de los monjes
A continuación de la sacristía hay unas
escaleras, que permiten el acceso al segundo piso del claustro,
y que fueron construidas a la vez que éste, en los primeros
años del siglo XVI. Es posible que la parte inferior de esta
escalera se aprovechase como prisión. En el piso superior
de esta galería se encontraban los dormitorios de los monjes.
Dejando atrás la escalera, hay otras dos salas,
estrechas y alargadas, perpendiculares a la galería claustral.
La primera de ellas se conoce como pasaje de la huerta, puesto que
permite el acceso a esta parte del monasterio, mientras que la segunda
es el antiguo locutorio.
Desde este último se accede a la sala de monjes,
el lugar destinado al trabajo intelectual de la comunidad, que presenta
las características propias de estas estancias en la arquitectura
cisterciense: planta rectangular con dos naves, separadas por tres
columnas, y cubiertas con bóvedas de crucería.
Los arcos fajones de las dos naves descansan, por un
lado, en las columnas centrales y, por el otro, en pequeñas
ménsulas adosadas al muro. Se trata de una habitación
sencilla y funcional, con apenas decoración para evitar la
distracción de los monjes y un espacio diáfano.
El refectorio, las cocinas y el calefactorio
En la panda sur del claustro se encuentran las habitaciones
destinadas al refectorio, las cocinas y el calefactorio, aunque
sólo ha conservado bastante bien la estructura medieval.
Se trata de una sala situada en el centro de la galería,
perpendicular a ésta, y de planta rectangular. Enfrente del
refectorio, en el claustro, se encontraba el lavabo, que no se ha
conservado.
Como es habitual, la sala del refectorio tiene tres
ventanas en la pared del fondo, que posteriormente se cegaron y
que en la última restauración fueron abiertas de nuevo.
El espacio se cubre con una gran bóveda de cañón
apuntada con tres arcos fajones, que nacen en la mitad de los lienzos
laterales, y descansan sobre pequeñas ménsulas sin
decoración
El antiguo calefactorio se situaba junto a la sala
de los monjes. Era el lugar destinado a calentar a la comunidad
monástica durante los meses más fríos del año.
Es un espacio que se modificó mucho en las reformas que se
emprendieron en los siglos XVI y XVIII, de forma que tan sólo
se ha conservado de época medieval la planta de la sala.
En el extremo occidental de esta galería se
encontraban la cocina, comunicada con el refectorio. Esta parte
del monasterio se alteró mucho en el siglo XVIII, y nada
ha conservado de su pasado medieval. Tal y como se presenta en la
actualidad, es una sala de planta rectangular, perpendicular al
claustro, cubierta con bóvedas de crucería en el extremo
sur.
Junto a la cocina se abre una pequeña sala que
en realidad es un vestíbulo, construido a finales del siglo
XVI, y que comunica el claustro con el exterior.
La panda oeste
En la secuencia constructiva de la arquitectura
cisterciense, en la panda occidental de los claustros se ubican
la zona de conversos, la cilla y el lagar, esto es, la despensa
y el lugar donde se elaboraban los vinos. Pero en Santa María
de Valbuena no hay nada de esto, y esta galería se cierra
con un muro liso reforzado con contrafuertes.
Es posible que esta parte del edificio se modificase
en épocas posteriores, destruyendo por completo las salas
medievales, pero al no haber aparecido ningún resto arqueológico
en las excavaciones que se han realizado, se cree que simplemente,
estas salas no se ubicaban aquí. En ocasiones, en los monasterios
cistercienses la cilla ocupa un edificio independiente del resto
de dependencias monásticas, y es posible que éste
sea el caso de Valbuena. El lugar que le correspondería a
la cilla lo ocupa un estancia de grandes dimensiones construida
en los últimos años del siglo XVI, que ocupa las dos
alturas del claustro, y que tiene en uno de sus extremos, una escalera
monumental. El acceso a esta sala no se realiza desde el claustro,
sino desde otro patio, que se construyó en la misma época.
Las reformas de la Edad Moderna
En el extremo sur de esta panda se abre una puerta
que comunica con este gran patio, de forma trapezoidal, que permite
el acceso a la gran sala que se acaba de describir, y articula las
estancias de la antigua hospedería, el dormitorio de novicios,
la bodega, y diferentes estancias abaciales y de servicio de la
comunidad (caballerizas, pajares...). Toda esta parte del monasterio
fue construida en el siglo XVI y reformada en el XVIII. Al sur de
este patio se encontraban las estancias del V Conde de Montijo,
don Cristóbal Portocarrero (1692-1763), realizadas en el
siglo XVIII, y de las que no se ha conservado prácticamente
nada.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)