Introducción geográfica
El cenobio benedictino de Valvanera se encuentra
en la localidad de Anguiano, a unos 50 km. de Logroño,
en plena sierra de la Demanda. Se trata de una pequeña
población que nació en el siglo XI al abrigo del
cenobio, a orillas del río Najerilla.

Se sitúa en un paraje de excepcional belleza, en
la ladera del Monte Mori en la Sierra de San Lorenzo (Macizo
de La Demanda) rodeado de montañas de vegetación virgen y vistas
preciosas.
Historia
Este
monasterio tiene un ancestral origen altomedieval. La tradición
sitúa el origen fundacional del cenobio en el descubrimiento
de la famosa talla de la Virgen que se alberga en su interior.
Este hecho se narra en la "Historia latina", custodiada
en el archivo del monasterio y atribuida a Gonzalo de Berceo,
aunque tan sólo se conoce la copia realizada en 1419
por el abad Domingo Castroviejo.

La historia narrada en este documento indica como
un bandolero llamado Nuño, intenta atacar a un agricultor,
pero al ver su humildad se arrepiente y decide comenzar una
vida de oración en una cueva cercana. Allí se
le unió un sacerdote. Entonces se les apareció
un ángel, revelándoles la existencia de una talla
de la Virgen junto a un árbol cercano. Cuando la vieron
construyeron un altar en su honor, que dio lugar a un pequeño
eremitorio, a donde también se trasladó a vivir
la hermana de Nuño, de nombre Coloma. Su ubicación
era muy cercana a la actual ermita, de estilo neoclásico,
que se sitúa en los alrededores del monasterio.

No conocemos con certeza el origen del cenobio,
pues no se dispone, por el momento, del acta fundacional. Seguramente
éste ya existiese desde unos años antes, quizás
desde finales del siglo X. En la "Historia latina"
se indica que el primer abad del monasterio fue un tal Sancho
y aporta una referencia cronológica, indicando que durante
ese tiempo el rey de Pamplona García III (995-1004) realizó
una donación al abad y sus monjes. El documento más
antiguo es una escritura que acredita la compra de una viña
en el año 1035, que se contiene en el "Libro Becerro",
siendo Nuño el abad en este momento.
En el siglo XI el monasterio vivió su época
de máximo esplendor. A lo largo de esta centuria se sucedieron
las donaciones y los privilegios reales, lo que aumentó
las posesiones del monasterio y multiplicó su área
de influencia. Sin embargo, en los últimos años
del siglo parece que comenzó un periodo de decadencia,
aunque los monarcas continuaron otorgándole privilegios.
Se tienen noticias de la construcción de
una nueva iglesia, consagrada en 1183 por el obispo de Calahorra
y que sustituiría a una anterior. Se sabe que en el año
1111 un incendio provocó graves destrozos, lo que pudo
motivar esta nueva construcción, que debería seguir
los cánones del románico. Nada más sabemos
de este edificio, del que nada se ha conservado, pues volvió
a sucumbir a las llamas en 1413. Gracias a la protección
de Pedro Manríque de Lara y Mendoza, adelantado mayor
del Reino de León, y la de su hijo, el poeta Diego Gómez
Manrique, se construyó la iglesia actual, que sigue los
parámetros del tardogótico.

A finales del siglo XVI se edificó la hospedería,
que tuvo una gran importancia en el siglo XVII debido a los
muchos peregrinos que acudían a venerar a la Virgen.
En torno a 1630 se construyó el edificio que se encuentra
adosado a la cabecera de la iglesia, en cuyo interior se encuentra
el camarín que acoge a la talla románica, así
como el panteón y la capilla del Santísimo, que
originariamente se concibió como sacristía. Durante
estos años también se hizo un nuevo edificio monástico,
que sustituyó a la construcción medieval. En el
año 1782 se construyó una ermita, de estilo neoclásico,
en el lugar en el que la tradición dice que Nuño
y el sacerdote encontraron a la escultura.

El monasterio se vio gravemente perjudicado en
el siglo XIX, debido a un incendio que se produjo durante la
guerra de la Independencia y que arruinó las dependencias
monásticas. Durante el Trienio Liberal la comunidad volvió
a ser disuelta y, posteriormente, sufrió la desamortización
de Mendizábal. En 1883 volvió a congregar a una
comunidad benedictina, orden que parece que desde sus inicios
rigió a este monasterio, y se restauró la iglesia,
construyéndose las dependencias monásticas actuales,
dado que las anteriores eran prácticamente irrecuperables.
La iglesia
Debido a estos avatares históricos, la iglesia
del Monasterio de Valvanera tan sólo conserva
de su pasado medieval el edificio que ha llegado hasta la actualidad
con su torre que son de finales del siglo XV.

La portada de entrada en el muro meridional tiene
cuatro austeras arquivoltas apuntadas y lisas que no presentan
ninguna decoración, y que se asientan sobre otras tantas
columnas, cuyos fustes y capiteles también son sencillos.
Sobre la clave del arco hay una pequeña imagen que puede
representar a san Benito o a san Atanasio de Alejandría,
que según la tradición vivió en este monasterio,
y que constituye el único elemento ornamental de la portada.

El interior es un espacio diáfano, de gran
altura. Tiene una única nave con crucero, de considerables
dimensiones, con arcos fajones apuntados donde se aprecian ya
bóvedas complejas estrelladas con terceletes, características
del gótico final.

El edificio anexo a la cabecera, construido
en el siglo XVII, sustituyó el ábside medieval.
Por un lateral es posible acceder al camarín en el que
se encuentra la talla de la Virgen -de la que luego trataremos-
y que se asoma a la nave central de la iglesia cobijada por
una estructura neorrománica formada por una arquería
de cinco arcos de medio punto sobre columnas, el central de
mayor luz.

Bajo los arcos laterales se encuentran las
imágenes de cuatro santos que rodean a la talla románica
dos a dos, y que representan a san Pedro, san Pablo, san Benito
y san Atanasio. Por encima del arco central hay un coro de ángeles
que tocan instrumentos de cuerda y de viento, y, sobre los mismos,
un precioso relieve de un Cristo en Majestad rodeado por el
Tetramorfos de estética también neorrománica.

Con
todo, visitar el Monasterio de Valvanera tiene un especialísimo
interés por tres razones fundamentales: por albergar
la magnífica Virgen románica de Valvanera, Patrona
de La Rioja; por ser el centro espiritual de La Rioja y destino
de importantes peregrinaciones; y por el paraje tan extraordinario
en el que se halla el conjunto.

Virgen
de Valvanera (Monasterio de Valvanera)
El
Monasterio de Valvanera es uno de los corazones espirituales
de La Rioja. Como ya indicamos al principio de este artículo,
la iglesia actual es gótica y sólo conserva de
estilo románico la especialísima Virgen de Valvanera
con El Niño.
La Virgen
de Valvanera es la patrona de La Rioja. Es una gran talla que
se considera de un románico bastante primitivo (finales
del siglo XI o comienzos del XII).
Se piensa
que pudo copiarse en esta época a partir de una imagen
asturiana, puesto que las ropas de la Virgen y el Niño
corresponden a "la moda real" de la monarquía
asturiana.
La Virgen
se encuentra sentada y sujeta con la mano derecha las piernas
de Jesús.
Por
su parte,
el Niño está sentado sobre su regazo, y vuelve
su rostro hacia el costado derecho, bendiciendo y mostrando
un libro, mientras sus pies se giran en sentido opuesto. Este
fenómeno le da una gran peculiaridad y extrañeza
a este conjunto.
(Autores del texto del artículo
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente y David de la Garma)