Estudio
arqueológico de Santa María la Antigua de Carabanchel
Bajo
La iglesia de Santa
María la Antigua de Carabanchel Bajo, hoy ermita
del cementerio es un importantísimo monumento mudéjar,
desde luego, el mejor conservado en la provincia de Madrid,
especialmente tras la completa restauración acometida en
1998 por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid.
En
esta actuación, además de los trabajos habituales
que incluyeron la eliminación de algunos cuerpos parásitos,
se ha descubierto cerámica perteneciente a algún
poblado carpetano, indígenas prerromanos que vivieron en
el centro de la península. Además se ha hallado
una losa con quemaduras perteneciente a un horno de época
romana y parte de una pared de esta época que seguramente
formaban parte del complejo de servicio y explotación de
una villa romana de los siglos I y II. Algunos fragmentos de ánforas
romanas encontrados parecen confirmarlo.
Sin saber nada de la historia
de este lugar durante la dominación visigoda y árabe,
el siguiente hecho conocido es la construcción en el siglo
XIII, en época de estabilidad repobladora cristiana, de
la iglesia mudéjar actual.
Santa María la Antigua de Carabanchel Bajo, iglesia mudéjar
La
actual iglesia románico-mudéjar de Santa María
la Antigua conserva en buen estado la cabecera, el muro meridional
con su portada y la torre de los pies.
El templo, originalmente
de una nave, debió se ampliado a tres en época posterior,
incluso posiblemente desplazando los muros laterales.
La
cabecera, orientada hacia oriente, tiene tramo presbiterial rectangular
de mayor anchura que el ábside que tiene la habitual planta
semicircular. La fábrica es de mampostería con hiladas
de ladrillo situadas de forma equidistante, lo que -a pesar de
su modestia- imprime un aire homogéneo y armónico.
En el centro del semitambor
y rodeando la pequeña aspillera de iluminación hay
un arco túmido de ladrillo muy bien conservado.
La cornisa está
soportada por canecillos de perfil de nacela formada por ladrillos
cortados.
Otro elemento muy importante
de la Ermita de Santa María la Antigua de Carabanchel Bajo
es su preciosa portada meridional que -a pesar de la restauración-
se encuentra claramente inclinada hacia el exterior de forma inquietante.
Tiene tres arquivoltas
ligeramente abocinadas. La interior es de medio punto y es superada
por otra angrelada de 12 lóbulos. La tercera arquivolta
vuelve a ser de medio punto. Los apoyos, al modo mudéjar
habitual, son ladrillos cortados en forma de nacela que encabezan
las jambas en degradación.
En el interior, el arco
de triunfo es túmido y trasdosado por otro polilobulado.
El presbiterio está abovedado con medio cañón
y el ábside con bóveda de horno.
La
arquitectura mudéjar mampostería y ladrillo
El caso de esta ermita
de Carabanchel tiene su importancia pues es muy infrecuente encontrar
edificios de este tipo que han conservado más que sus cabeceras.
En efecto, lo frecuente es que sólo nos haya llegado el
ábside y el cuerpo de la nave haya sido sustituido (especialmente
a partir del auge constructivo del siglo XVI).
El modelo de Carabanchel
es paradigma de un tipo de arquitectura mudéjar que se
puede ubicar entre las últimas décadas del siglo
XIII y las primeras del XIV.
Se trata, ni más
ni menos, de la etapa crepuscular de degeneración del románico
puro que tiene como primera etapa el mudéjar de ladrillo
y termina en este tipo de fábricas más pobres y
sencillas de mampostería con hiladas o verdugadas de ladrillo.
No es que estas fábricas
sean originales ni de la civilización románica cristiana
ni de la árabe musulmana. Su origen está en la arquitectura
romana que la empleo con frecuencia y que sigue siendo empleada
después de muchos siglos por los andalusíes que
entran en contacto con ella en el sur de la Península,
muy romanizada, por cierto.
Por último, diremos
que esta arquitectura mudéjar y de tradición románica
popularizada se halla en numerosas zonas del centro e incluso
sur de la Península.