Guía de la iglesia de San Cipriano, Zamora
Introducción
La
iglesia de San Cipriano es considerada como uno de los templos
románicos más antiguos de los muchos que atesora
la ciudad de Zamora
Se ubica en el costado oriental del casco antiguo
y dentro de la que fue la primera muralla.
Como casi todas las iglesias medievales de la capital
zamorana, la de San Cipriano ha sufrido inevitables transformaciones
a lo largo de su historia.

Su origen habría que buscarlo posiblemente
en las finales décadas del siglo XI o las primeras del
XII. De esta fecha, aunque con evidentes reconstrucciones como
ya se ha indicado, sería la cabecera de tres ábsides
rectangulares.
Todo parece que parte de los muros laterales del
templo, la puerta meridional y la torre-campanario de la esquina
suroeste fueron levantados en una segunda fase ya avanzado el
siglo XII.

Lamentablemente, como sucedió en numerosas
iglesias románicas zamoranas, las tres naves paralelas
que tuvo la iglesia de San Cipriano fueron suprimidos en el siglo
XV con el fin de unificar el espacio y convertir el templo en
una gran sala-nave unida a la citada cabecera triabsidal. Tal
nave única se cubrió con techumbre de madera a dos
vertientes soportados por arcos diafragma perpendiculares al eje
del edificio.
Como veremos a continuación, uno de los aspectos
más interesantes de la iglesia de San Cipriano de Zamora
es que en diversos lugares de sus muros se encuentran empotrados
varios relieves también románicos. Dichas lápidas
esculpidas pudieron proceder de otras partes perdidas de este
templo pero también de la muy modificada en el siglo XVI
iglesia de San Andrés.
De hecho, existen dos lápidas con inscripciones
que mencionan a este apóstol.
En el tímpano del ventanal del ábside
central aparece de una inscripción de consagración
de la citada iglesia de San Andrés. Este texto va acompañado
de tres figuras humanas: un hombre y dos mujeres. El texto indicado
dice así:
En el nombre de Dios. En honor]
del apóstol San Andrés, en el día[ ... ]
del año 1094, este lugar lo cimentó Alfonso (posiblemente
el mismo Ildefonso de la inscripción anterior) y (la iglesia)
se terminó con la ayuda del resto del concejo y con el
maestro Sancho y con Raimundo, quien hizo esta (inscripción).
Hermanos, orad por sus almas".

Por su parte, en un arcosolio del muro norte tenemos
esta inscripción:
En el nombre de Dios. En honor
del apóstol San Andrés este lugar recibió
los cimientos el día 2 de febrero de 1093. En primer lugar
el maestro de obra fue Sancho, con mano firme. (Siguió)
Ildefonso con la ayuda de todo el concejo y puso la techumbre
el maestro de obra Raimundo. Hermanos, orad por sus almas
Arquitectura
Cabecera
La cabecera de la iglesia de San Cipriano de
Zamora es básicamente la original alzada cerca del año
1100 aunque con evidente reformas y reconstrucciones puesto que
la mayoría de los sillares exteriores se encuentran casi
nuevos, posiblemente de la restauración de 1975. El ábside
menos "tocado" por las reparaciones es el septentrional.
Lo más importante es su planta: tres
ábsides rectangulares siendo el central más largo
que los colaterales. Esta cabecera de ábsides de muros
de cierre oriental planos suponen una reminiscencia del prerrománico
español y que en los reinos de Asturias y León,
a los que perteneció Zamora, se construyeron numerosos
templos con este tipo de ábsides.
Sin embargo, los citados ábsides tienen
en la actualidad ventanales de tipología románica
mediante arco de medio punto sobre columnas.

En el tímpano del ábside central
se empotró el relieve indicado anteriormente. Junto
al texto aparecen tres personas que parecerían ser los
personajes citados, si bien dos de ellas aparecen ataviadas y
tocadas a la moda de las mujeres casadas medievales.
También en el tímpano del ventanal
del absidiolo del Evangelio hay otro relieve de ruda talla. Se
trata de una composición conformada por varios personajes
que parecen participar de dos relatos bíblicos diferentes:
el de la izquierda podría ser la Ascensión de Cristo
(Nuevo Testamento) y el de la derecha el Sacrificio de Isaac (Antiguo
Testamento).

Por su parte, en el absidiolo sur, el respectivo
tímpano muestra un total de cuatro personajes: uno con
bastón o báculo, otro con los brazos en alto, el
tercero apenas interpretable por la erosión más
el último a la derecha portando una cruz.
Puerta
La puerta que encontramos en el muro meridional
es pequeña y sencilla y está parcialmente reconstruida.
En la actualidad muestra tres arquivoltas casi de medio punto
que se apoyan en jambas sin columnas.

Interesa la inscripción que hay en la
arquivolta interior cuyo texto se reparte caóticamente
por las dovelas que fueron trastocadas en la citada reconstrucción
y que alude a la muerte de Alfonso VII el Emperador en el año
de 1157. Ésta dice:
ADEFONSVS INPERATOR TOC!VS SPANIE OBllT DUODECIMA KALENDAS
SEPTEMBR!S IN ERA MlillSIMA CENTESIMA NONAGESIMA QUINTA. REQUIESCAT
IN PACE. AMEN
(Christus), es decir, "Alfonso (VII), emperador de
toda España, murió el día 21 de agosto
de 1157. Descanse en paz. Amén (Cristus)".
En las enjutas hay diversos relieves que, como ya
indicamos, pudieron pertenecer a zonas suprimidas de esta propia
iglesia de San Cipriano o también de la casi desaparecida
fábrica románica de la vecina parroquia de San Andrés.
Uno de los relieves se ocupa del pasaje veterotestamentario
de Daniel condenado a morir en el foso de los leones. El profeta
aparece en actitud de oración y dos leones rampantes se
acercan a él.

En el lado oeste hay un friso formado por cuatro
relieves que muestran a un herrero junto a una inscripción
alusiva:
VERMV /do: FERAIRIO; QVI FE/CIT MEMIORIA
dE / SVA FRA/VICA
Al lado derecho tenemos la figura de San Pedro con
una llave enorme en la mano diestra y otra inscripción
que dice:
PE/TRVS / APOS/TO/LVS

Más a su derecha
se encuentra uno de los tres extraños crismones que aparecen
en esta iglesia de San Cipriano. Dentro de un círculo aparecen
las letras simbólicas pero fuera y rodeando su perímetro
hallamos la inscripción alusiva a los evangelistas:
MARQVM ET MATEV[m] LVCAS ET IOANNES
Por último aparece un animal cuadrúpedo
con cuatro patas, larga cola y siete cabezas. Estamos sin duda
ante la bestia que el evangelista vio subir de las profundidades
del mar y que quedó consignado en el Apocalipsis:
Y yo me paré sobre la arena
del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete
cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos tenía diez diademas,
y sobre las cabezas de ella, nombres de blasfemia. Y la bestia
que vi era semejante a un leopardo, y sus pies eran como de oso,
y su boca, como boca de león.

Interior
Al entrar al interior de la iglesia de San
Cipriano de Zamora, rápidamente sentimos el contraste entre
la cabecera de origen medieval y el "exceso de espacio"
que apreciamos en su nave procedente de las tres románicas
pero unificadas siglos después.

También en la cabecera triabsidal, rápidamente
apreciamos reconstrucciones en las bóvedas de medio cañón
de los absidiolos laterales o la sobreelevación y apuntamiento
del arco triunfal del ábside central, que genera una clara
desarmonización del conjunto.
El citado ábside central lleva una arquería
mural es su espacio inferior muy rehecha. En uno de los capiteles
hay tallada una sirena-pez con un pez en su mano.

Por fortuna, estas reformas no se llevaron los seis
capiteles románicos de los tres arcos triunfales originales
y que son muy interesantes por su primitivismo. Es evidente la
relación que hay entre algunos de ellos y la escultura
de Santiago de los Caballeros y Santa María la Antigua,
considerados habitualmente entre los templos románicos
más ancianos de Zamora.
Generalmente se califican de rudas estas cestas pero
hay que pensar que en aquellos años tan tempranos para
el románico internacional pleno, salvo los grandes talleres
que circulan por el Camino de Santiago (Camino Francés),
los escultores suelen tener poca experiencia en las tallas figuradas.
Uno de ellos, de cuidada temática fitomórfica
resulta muy interesante porque su collarino muestra doble sogueado
como en los capiteles de la arquitectura mozárabe y ello
nos vuelve a hablar de la vinculación de las primeras iglesias
románicas zamoranas con la tradición del prerrománico
anterior.

Otro de ellos muestra a dos hombre introduciendo
sus manos en bocas de leones y que recuerdan a uno de Santiago
de los Caballeros.

Otro muestra el pasaje del Antiguo Testamento del
Pecado Original con los primero padres tapándose la entrepierna
junto al árbol del conocimiento del bien y del mal y la
serpiente.

Otro muestra la Adoración de los Reyes Magos
que se dirigen andando hasta la esquina de la cesta donde se ubican
la Virgen y el Niño y en el extremo opuesto San José.

Por último, hay otra cesta en la que
hay una composición formada por tres individuos: un guerrero
con espada, un hombre con báculo y otro personaje central
con las piernas cruzadas que podría tratarse de un monarca
o de algún tipo de gobernante.

Por último, citaremos aquél capitel
que muestra una ruda imagen de un hombre con lo que parece un
bastón a su lado izquierdo rodeado de otras figuras entre
los que hallamos una especie de ave y un hombre.

Los crismones
La iglesia de San Cipriano de Zamora cuenta
nada menos que con tres crismones que Juan Antonio Olañeta
data durante el reinado de Alfonso VI lo que coincide con las
fechas de erección del templo que nos ocupa. Uno de ellos
se halla en el muro exterior meridional y ya ha quedado consignado.
Los otros dos los encontraremos en el interior.
Uno en el frontal del altar y el otro en el muro sur del ábside
central. Tienen un evidente parecido por tener las letras rodeadas
por una figura octolobulada que podría llegar a confundirse
con un octógono. Además ambos van acompañados
de figuras alusivas al Tetramorfos.

En el derrame interior de la ventana del muro
norte quedan restos de policromía perteneciente al estilo
gótico lineal o franco-gótico con la figura de un
Maiestas Domini rodeada por el Tetramorfos.
