La
iglesia de San Juan Bautista de Barbalos o de Bárbalos
es uno de los templos románicos menos conocidos de Salamanca
y, sin embargo, es una pequeña joya que merece ser visitada
y contemplada.
Su ubicación es al noroeste del casco antiguo
salmantino, que era la zona que correspondía a la repoblación
de gentes venidas de Castilla durante el siglo XII.
Este barrio y su parroquia quedaban fuera de la
antigua muralla romana pero ya dentro de la que Alfonso VII
el emperador mandó alzar en 1147.

En la actualidad, esta zona de la capital salmantina
-la Plaza de San Juan Bautista- está completamente urbanizada
por edificios modernos que rodean la iglesia a mucha mayor altura
que ésta, lo que genera un choque estético difícil
de expresar. A pocos metros hacia el este se encuentra la histórica
Plaza de los Bandos y la comercial calle de Zamora.

El prestigioso arqueólogo e historiador
Manuel Gómez-Moreno dató su construcción
en 1139 y para él sus fundadores fueron los caballeros
de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Otros
autores también han lanzado hipótesis sobre su
fecha de edificación, dentro siempre del siglo XII.

Estos autores, extrañamente, no citan una
inscripción pintada situada en el muro interior norte,
sobre la puerta correspondiente. Abarca varios sillares y su
texto en latín, traducido al castellano, dice:

El texto de la inscripción cita la consagración
del templo en la era de 1239, y por tanto en el año 1201.
Se ha comprobado la identidad de los personajes citados que
vivieron en la época mencionada, por lo que se ha dado
la fecha por válida. Como sabemos que la consagración
de una iglesia no correspondía con la finalización
de la obra sino de la parte más importante que era la
cabecera, se puede pensar que la construcción se llevó
a cabo entre finales del siglo XII y comienzos del XIII.
Por tanto, hay que descartar la hipótesis
de Gómez-Moreno de su comienzo en 1139, al menos del
edificio que ha llegado hasta nosotros. Además, hay un
elemento que por sí mismo descarta esta fecha tan temprana:
la cabecera -primera parte construida- tiene el arco triunfal
y la bóveda presbiterial muy apuntada, mientras que el
empleo de arcos ojivales no comenzó en España
hasta la década de 1160 aproximadamente.
Arquitectura
San Juan de Barbalos es una iglesia no demasiado
grande, pero bien edificada con sillería de piedra arenisca
de color rojizo por su contenido en hierro. Orientada canónicamente,
tiene una única nave y una cabecera con un presbiterio
bastante largo y un ábside semicilíndrico más
estrecho, como marcan los cánones del románico
internacional.

Escritores del pasado informaron de la existencia
de un claustro ubicado en el costado norte del templo del que,
desgraciadamente, no quedan restos en la actualidad.
Exterior
Nave y puertas
El exterior de la nave muestra varias modificaciones,
sobre todo en el muro sur donde se abrieron tres ventanas rectangulares
modernas y se retocó la puerta original que ha quedado
sin gracia como un vano rodeado de un par de arcos semicirculares.

La puerta románica mejor conservada es,
si duda, la del costado norte. Tiene dos arquivoltas de medio
punto algo irregulares con una chambrana decorada con palmas
y dos columnas cuyos capiteles son de diseño vegetal.

Encima hay dos ventanales retocados posteriormente
pues los arcos de medio punto originales se modificaron para
convertirlos en escarzanos.

Por su parte, los canecillos del muro meridional
son los que más elementos figurados ofrecen de toda la
iglesia. Aquí encontramos cabezas de cuadrúpedos,
un músico, una contorsionista, etc.

Cabecera
De la cabecera de la iglesia de San Juan de Barbalos
de Salamanca nos importa especialmente su bonito ábside
de semitambor. Tiene cuatro columnas entregas que parten casi
del suelo. Sus capiteles son fitomorfos y de volutas.
Las citadas semicolumnas articulan verticalmente
el tambor en tres paños o calles verticales.
En cada uno de ellos se abrió un ventanal
de tipo portada con arquivolta de medio punto
sobre parejas de columnas cuyos capiteles son troncocónicos,
lo que conllevó que los cimacios fueran de base circular,
lo que es bastante infrecuente.
Los canecillos de la cabecera son -salvo uno que
tiene una cabeza animal- de relieves geométricos, casi
todos de proa de barco.
Interior
La nave se cubre con techumbre de madera y no contó
nunca con bóvedas medievales de piedra.
El arco triunfal es doblado y de perfil muy apuntado.
Arranca de dos semicolumnas de gruesos fustes y capiteles vegetales.
La bóveda de medio cañón apuntado
del presbiterio tiene un arco fajón en el medio que cae
sobre pilastras con capiteles también vegetales. El ábside
se cubre con bóveda de cuarto de esfera sin apuntamiento.
Por fortuna, el muro del hemiciclo
absidal no está tapado por retablos. Así podemos
admirar la armonía de sus tres ventanales que guardan
total correspondencia en sus formas con los exteriores.
El Cristo de la Zarza
Uno de los mayores alicientes de visitar el interior
de la iglesia de San Juan de Barbalos es contemplar la imagen
románica en madera de un Cristo crucificado conocido
como "Cristo de la Zarza". Se encuentra
a los pies del templo y si no se está atento puede pasar
desapercibido.
Es una talla románica
del siglo XII que muestra a Jesús vivo y sin la más
mínima mueca de sufrimiento. Se encuentra semidesnudo
con un paño de pureza que le alcanza por delante hasta
las rodillas y por detrás a las pantorrillas.
Notable es la postura completamente
geometrizada y antinatural de los brazos totalmente horizontales,
lo que niega la sensación de colgar, pareciendo que está
acostado sobre la cruz. Pectorales y costillas están
representados de forma esquemática. Como todo Cristo
románico tiene cuatro clavos.