Guía de la iglesia de San Pelayo de Guareña,
Salamanca
Introducción
San
Pelayo de Guareña es una localidad de la provincia de Salamanca
perteneciente a la comarca de Ledesma a una altura sobre el nivel
del mar de 800 metros. Cuenta con sólo 98 habitantes censados.
Se encuentra muy próxima la capital
salmantina -tan sólo a 28 kilómetros- y al río
Tormes y a uno de sus afluentes: el río Cañedo.
Este lugar debió nacer tras la repoblación
de Salamanca por el conde Raimundo de Borgoña por orden
del rey Alfonso VI. La primera cita documental es de 1136 con
el nombre de Sanctum Pelagium de Canedo.

Esta comarca es una de las que más iglesias
románicas (o restos parciales) se conservan de la provincia
salmantina, pues a escasos kilómetros encontramos los templos
románicos de Nuestra Señora de la Asunción
de Almenara de Tormes, San Justo de Santibáñez del
Río o la buena puertecita de San Román Mártir
de Torresmenudas.

Iglesia de San Pelayo de Guareña
De la iglesia de San Pelayo de Guareña,
lo primero que ha destacarse es que se encuentra al norte de la
localidad, en el límite septentrional del caserío
por lo que puede contemplarse con facilidad sin tener otras edificaciones
que lo dificulten.

Arquitectura
Originalmente, la iglesia de San Pelayo era
un templo románico probablemente de finales del siglo XII
construido en perfecta sillería de piedra arenisca y granítica.
Es fácil suponer que si la localidad ya existía
a comienzos de ese siglo, hubiera en este lugar un templo anterior,
supuestamente de dimensiones y características más
pobres.

Su planta es de una única nave muy ancha
y de forma trapezoidal que se prolonga hacia el este por una cabecera
con presbiterio rectangular y ábside de planta semicircular.
Lamentablemente, en el siglo XVI se suprimió
la nave románica (con su/s puerta/s originales) y se edificó
una nueva más baja que la cabecera, algo que resta armonía
al equilibrado escalado de volúmenes propio de la arquitectura
románica.

La puerta actual de sencillo arco de medio punto
y gran dovelaje también es moderna. El muro meridional
en que se abre se cobija bajo un sencillo porche sustentado por
muros y dos columnas ochavadas.

También es moderna la voluminosa pero maltrecha
espadaña que se adosó al imafronte.

Exterior
La cabecera románica está canónicamente
orientada. El tramo presbiterial es particularmente largo, aunque
se aprecian modificaciones evidentes en el muro meridional así
como una especie de cornisa horizontal que existe a la altura
de un ventanal rectangular de fechas obviamente modernas.

Del mismo modo, el mal alineamiento de los sillares
de este sector nos indica algún tipo de modificación.

El ábside es lo más notable y fotografiado
de esta iglesia. Es un gran semicilindro articulado verticalmente
mediante cuatro columnas entregas que lo dividen en cinco paños,
siendo los dos laterales más estrechos que los tres centrales.
Estas columnas llegan hasta el alero y sus capiteles
son vegetales y de volutas rematadas en bolas.

Los canecillos de toda la cabecera ofrecen relieves
de tipo geométrico: semiesferas, parejas de rollos verticales,
etc.

En cuanto a los vanos de iluminación existen
dos aspilleras y un óculo con moldura de de hojas con botón
central. El interior tiene una pieza formada por una cruz delimitada
por cuatro canos tetralobulados.

Observando bien este ábside se aprecia que
los citados vanos de iluminación se encuentran demasiado
abajo con respecto a la totalidad del muro del hemiciclo. Más
elocuente es el cambio de material de los sillares. Las zonas
bajas (dos tercios de altura) tiene sillares graníticos
mientras que la zona superior (un tercio aproximadamente) son
de arenisca más rojiza y oscura.

Parece evidente que existió un recrecimiento,
bien sobre un ábside anterior o en una campaña de
la misma época pero con el fin de hacerlo más alto
y esbelto.
Además, en la esquina meridional del alero
del presbiterio se encastró, con función de canecillo,
un capitel románico de volutas al que se retalló
el tambor del fuste con forma del cul de lampe. Se ignora el lugar
de origen de esta pieza, claramente reaprovechada.

Interior
En el interior, comprobamos la completa reedificación
de la nave en el citado siglo XVI con arcos diafragma y techo
de madera a dos aguas. El arco triunfal tampoco corresponde con
el original románico. A los lados encontramos pinturas
murales de esa misma centuria, estlísticamente a caballo
entre lo gótico y lo renacentista. Su iconografía
se ocupa de los ciclos de la Natividad y de la Pasión.