Guía
de la iglesia de Santa María la Nueva, Zamora
Introducción
histórica
La
iglesia de Santa María la Nueva es una de las más
interesantes iglesias románicas que se conservan en la
ciudad de Zamora tanto por la fecha probable de su construcción
como por la historia a la que está ligada.
Está situada en el límite oriental
del casco antiguo dentro del primer cerco amurallado de la ciudad.
Es sin duda una de las construcciones románicas
más antiguas de la capital zamorana, dadas algunas características
de su escultura, con resabios todavía prerrománicos.
Podría fecharse en las últimas décadas del
siglo XI y comienzos del XII.
El Motín de la trucha
La iglesia de Santa María la Nueva fue escenario
en el siglo XII de un acontecimiento civil del que ha quedado
alguna documentación por lo que no parece que sea un relato
legendario. Para algunos, correría el año de 1158,
para otros 1168. Se produjo un altercado entre un plebeyo y el
criado de un noble en el mercado de la ciudad. El plebeyo, hijo
de un zapatero, había pagado ya una trucha pero el criado
quiso imponer el derecho de la nobleza de tener prioridad en la
compra. Los nobles prendieron al muchacho y cuando estaban reunidos
en la iglesia -por aquellos tiempos llamada de San Román-
para decidir el castigo merecido por la afrenta, el pueblo se
amotinó e hizo arder el templo. Más tarde huirían
de la ciudad provisionalmente y pediría perdón al
rey y al papa.
Problemático proceso constructivo
La iglesia quedaría muy destrozada, incluso
en la arquitectura, por lo que hubo de ser restaurada probablemente
a finales del siglo XII o comienzos del XIII. Pero ésa
es la especial dificultad que ofrece este templo a arqueólogos
e historiadores: su proceso constructivo.
De alrededores de 1100 sería el ábside
semicilíndrico que aparece en el centro de la cabecera.
A sus dos lados hay dos estancias cuadradas que algunos creen
que se trataría también de ábsides románicos
coetáneos con el central. Pero también se piensa
que pudieran haberse construido en una campaña mucho más
tardía, aprovechando material de acarreo del edificio antiguo
semidestruido. Tampoco se sabe a ciencia cierta si la iglesia
plenorrománica tenía tres naves o si éstas
fueron construidas tras el incendio. Lo que parece evidente es
que en época gótica fueron suprimidos los pilares,
arcos y bóvedas de dichas naves para dejar el templo como
un gran espacio unitario de una sola nave.
Exterior
Lo más notable de esta iglesia es su magnífico
ábside de sillería arenisca zamorana (parte de ella
restaurada) con su arquería superior que voltea sobre finas
columnillas cuyos capiteles tienen ábaco ajedrezado. Esta
disposición de arcos sobre columnas no es propia del ámbito
zamorano. Lo encontramos en otros territorios románicos
hispanos, especialmente en la provincia de Burgos.
Los capiteles de las citadas columnas están
muy desgastados pero todavía se pueden identificar hombres
y felinos.
En tres de los seis paños hay tres rudos ventanales
con columnillas decoradas con escultura extraordinariamente ruda,
casi de tradición visigótica.
La técnica es de bajorrelieve y la figuración
muy sumaria, con motivos como un hombre entre dos árboles,
otro personaje cuya cabeza parece picada por dos águilas,
otro hombre con las manos dentro de las fauces de leones, etc.
También se convierte en protagonista la serpiente.
Otro elemento importante y controvertido de esta
iglesia es la portadita meridional. Para algunos es una de las
obras originales del templo románico anterior al incendio
por sus formas casi prerrománicas. Sin embargo, ahora se
piensa que fue rehecha en una fase muy tardía utilizando
piezas (dovelas) de la obra derribada.
Muestra dos arquivoltas, la exterior de acentuada
herradura y dos columnas, cuyos capiteles tienen relieves de una
sirena de doble cola y aves con sus cuellos entrelazados y una
cabecita humana en el medio.
Del exterior del templo también hay que añadir
la existencia de otra puerta en el muro septentrional. Debe ser
de la fecha de la reconstrucción realizada entorno al año
1200 o incluso posterior. Tiene finas arquivoltas muy apuntadas
de escocias y boceles y cuatro columnas con capitales prácticamente
lisos.
En la fachada occidental tenemos una puerta sencilla
de arcos de medio punto y por encima un ventanal tardorrománico.
Interior
El interior no nos ofrece tanto interés. Como
dijimos, en la actualidad es una nave muy ancha que englobaría
el espacio de las tres naves románicas que serían
bastante más estrechas. El arco triunfal es muy apuntado
fruto de la reforma gótica, como lo son los arcos diafragma
de la nave sobre la que en tiempos modernos se añadió
una bóveda de lunetos barroca
Esta nave diáfana está comunicada con
la torre de los pies que deja ver uno de los ventanales.
Precisamente en este espacio occidental se conserva
una bonita pila bautismal románica de cubeta con personajes
nimbados bajo arquerías.
También hay un pequeño lapidario, y
restos de una techumbre de decoración figurada y policromada
(interesantes, los dragones). En el muro meridional de la nave
hay restos de pinturas murales góticas.
Aunque fuera del contexto románico, a la iglesia
de Santa María la Nueva de Zamora se la conoce especialmente
entre sus paisanos por el espectacular Cristo yacente de mediados
del siglo XVII, obra de Francisco Fermín, uno de los discípulos
aventajados de Gregorio Fernández.