Guía
de la iglesia de Silió, Cantabria
Introducción
histórica
El
templo de San Facundo y San Primitivo de Silió se encuentra
situado junto al río Erecia, afluente del Besaya, constituyendo
uno de los monumentos románicos más importantes
de la Ruta del Besaya que cuenta con numerosos e interesantes
templos medievales.
En efecto, la importancia de Silió queda remarcada
tanto por su gran monumentalidad como por su despliegue escultórico.
Concretamente, Silió se ubica en el municipio
de Molledo y a algo menos de cuarenta kilómetros de la
capital autonómica, Santander.
Esta interesante iglesia románica del Besaya
fue iglesia de un monasterio dedicado a San Facundo y Primitivo
ya existente en el siglo XI que dependía de la antigua
diócesis de Oca (donado en 1068), para pasar al obispado
de la ciudad de Burgos cuando éste fue constituido en tiempos
del monarca Alfonso VI.
El edificio románico actual se ha fechado
en la primera mitad del siglo XII por su relación con otros
monasterios cántabros de esa época.
La iglesia de Silió, desde el punto de vista
arquitectónico, es la reina del románico besayano
por su gran tamaño y perfectas hechuras. Sin embargo, como
suele ser preceptivo, no se libró de las consabidas transformaciones,
como se aprecia en los muros de la nave puesto que su cornisa
no es románica. También se ha especulado con la
posibilidad de que tan magna obra iniciada por la monumental cabecera
no pudiera terminarse y se rematara en tiempos modernos. Todo
ello limita las partes auténticamente románicas
a la cabecera, la puerta sur y la pequeña entrada del imafronte.
La sacristía que oculta las zonas inferiores
del muro meridional de la cabecera fue levantada entre los siglos
XVII y XVIII.
Pero el acontecimiento más dañino y
destructor que sufrió el templo románico de Silió
tuvo lugar durante la Guerra Civil española del pasado
siglo. En ella, lamentablemente, fue incendiada y muchos de los
capiteles de las arquerías murales que engalanaban el interior
del hemiciclo absidal se deterioraron perdiendo grandes partes
de sus superficies esculpidas.
La iglesia de Silió
Exterior
Cabecera
Con diferencia, lo más sobresaliente de la
iglesia de San Facundo y San Primitivo de Silió es su soberbia
cabecera de gran tamaño y perfecta articulación.
El ábside es un semicilindro de gran altura
que continúa con muros rectos y paralelos hasta la nave,
de modo que hay un tramo presbiterial pero, en contra de lo que
es habitual, no resulta más ancho que el muro semicircular.
Verticalmente, se articula mediante cuatro finas columnas adosadas
(no entregas) que partiendo de altos plintos llegan hasta el alero
de la cornisa. Así se forman cinco paños o calles.
Los tres centrales tienes sendas ventanas tipo portada con guardapolvos
ajedrezado que se imposta y anilla todo el semicilindro. Otras
cenefa abilletada recorre el ábside a la altura de los
alféizares de dichos ventanales.
La cabecera también cuenta con numerosos canecillos
bien conservados. Su temática es, como es lo habitual,
variada y anecdótica aunque aportando símbolos trascendentes.
Encontramos, al margen de diversos motivos geométricos,
cabezas de animales, mujer y hombre desnudos, en éste último
caso tocando un instrumento musical de cuerda; un rostro humano
barbado, una cabeza de caballo, un felino engullendo la cabeza
de un humano (animal andrófago), una mano, serpientes,
un músico con arpa o arpa salterio, un hombre con un tonel,
otro con bastón y varios animales de cuerpo entero (posiblemente
jabalíes y cabras).
Dos de los cuatro capiteles de las columnas absidales
llevan temas figurados: pelícanos picando su propio cuerpo
y dos leones en combate que muerden el lomo de su contrincante.
La iconografía de los capiteles de los seis
ventanales es muy interesante. Uno de los capiteles de la ventana
meridional representa a la izquierda a dos personajes, uno de
ellos con la mano levantada, ordenando o bendiciendo. Al lado
derechos dos operarios llevan un cubo. Cobreros interpreta esta
escena como un momento de la construcción del templo. El
cubo llevaría mortero para la junta de los sillares. Los
personajes de la izquierda podrían representar al maestro
de la obra y al comitente o financiador. La escena es representada
bajo voluminosas volutas.
El capitel opuesto a este ventanal aparecen otros
cuatro hombres con vestimenta y actitud corporal similar a los
de la izquierda del anterior capitel.
En el ventanal central, el capitel izquierdo muestra
cabezas humanas entre volutas por encima de hojas rematadas en
piñas. Interesante es el cimacio que incorpora cinco cabezas
humanas casi idénticas, con el cráneo completamente
redondo, como si sufrieras alopecia. La cesta opuesta se simplifica
al carecer de figuras humanas o zoomorfas, llevando sólo
bolas con caperuza.
Por último tenemos el ventanal septentrional.
El capitel de la columna izquierda es de gran interés.
Se esculpió a un hombre en postura vertical pero cabeza
abajo que agarra con sus manos las patas delanteras de dos felinos
que se encuentran engullendo sus piernas. De nuevo es asociable
esta iconografía a la de los leones andrófagos.
Por ultimo el capitel contiguo de esta ventana norte
muestra una serie de expresivos monos en cuclillas colocando sus
extremidades delanteras en el collarino. Encima, además
de las consabidas volutas, emergen dos cabezas de felino.
Las puertas
La puerta principal es la que hallamos en el costado
meridional. Consta de seis arquivoltas de medio punto trasdosadas
por un guardapolvos con taqueado. Dichas arquivoltas son muy austeras
decorativamente. Los apoyos son las jambas con la esquina abocelada,
rematadas en incisiones con forma de volutas o espirales.
Dos son las impresiones que genera esta puerta. Por
un lado, su potente abocinamiento que obligó a sus constructores
a erigir un profundo arimez o cuerpo resaltado.
La otra sensación que provoca es que la evidente
irregularidad en la conformación de los arcos, la falta
de rectitud en el alero y en las hiladas superiores del arimez
tuvo que obedecerse a un desmontaje y recomposición posterior
del conjunto en tiempos modernos.
Otra puerta tenemos en la fachada oeste, mucho más
sencilla y de inferior tamaño. Posee dos arquivoltas planas
de aristas vivas y gruesa chambrana. De nuevo los apoyos son las
jambas, sin disponer de columnas. Solo tienen decoración
las impostas.
Interior
Cabecera
Por las obras de renovación de la nave por
las que pasó esta iglesia de Silió, de la
arquitectura románica primitiva sólo nos queda la
cabecera, pero de hechuras soberbias. El arco triunfal doblado
da paso a un breve tramo con bóveda de medio cañón
seguida de la de cuarto de esfera del ábside, sin solución
de continuidad.
En el hemiciclo aparecen sus tres ventanales tipo
portada y debajo de ellos una arquería de nueve arcos sobre
columnas adosadas.
Como indicamos al comienzo, los capiteles están
muy rotos, lo que dificulta su lectura. Ahora bien, parece que
hay dos tipos de iconografías que se repiten con mayor
o menor frecuencia en las cestas del arco triunfal, de los ventanales
y de la arquería absidal. Una es la interacción
entre los seres humanos con los leones, incluyendo el ya citado
tema de la muerte iniciática mediante la devoración
por los felinos. Sabemos que en el románico cántabro
el gran protagonista es el león con todo su riquísimo
acerbo simbólico.
El otro grupo iconográfico incide en personajes
eclesiásticos y posiblemente de los integrantes del taller
de construcción del templo. Mucho más no se puede
progresar en su interpretación.
Bienes muebles
Entre los bienes muebles que atesora la iglesia de
Silió podemos destacar dos pilas bautismales y una lauda
sepulcral.
Una de las pilas que se guarda en el templo, posiblemente
románica, es de forma caliciforme, con la copa cortada
en caras ligeramente cóncavas animadas por una somera arquería.
La otra es cuadrada y pudiera ser de época
altomedieval.
En cuanto a la tapa sepulcral, sabemos a quien perteneció
por una inscripción en uno de sus frentes menores, que
dice así: