Iglesia
románica de Nuestra Señora de la Asunción de
Sequera de Fresno (Segovia)
Sequera
de Fresno es una aldea silenciosa y tranquila situada a la misma
orilla de la carretera que conduce de Fresno de Cantespino a Grajera
y Boceguillas.

Sequera
de Fresno tiene una muy interesante iglesia parroquial, cuyo precioso
ábside es uno de los más elegantes del románico
rural de Segovia.
En su estado
primitivo, la construcción debía ser de una única
nave rematada con cabecera tradicional de ábside en hemiciclo,
y dos puertas en sus costados sur y norte. Más aventurado
es apuntar que tuviera galería porticada, pero es probable
su existencia y posterior sustitución por el actual porche
cerrado.

La cabecera
es lo que mejor se conserva, tras las graves modificaciones sufridas
a finales del siglo XVIII, en tiempos de Carlos III y de las que
sobresale la grandilocuente fachada meridional.
La cabecera
tiene fábrica de perfecta sillería, y se secciona
en tres calles con sendos ventanales por dos columnas y en tres
cuerpos por dos impostas, que como es habitual corren respectivamente
a la altura de cimacios y alféizares.

Especialmente
sobresale por la riqueza escultórica de ventanales, capiteles,
canecillos y metopas. En concreto, los ventanales son únicos
en todo lo encontrado en la provincia, al reunir dos originales
elementos de gran belleza. Nos referimos a los tímpanos esculpidos
bajo las arquivoltas y a los ricos guardapolvos que trasdosan el
conjunto.

Los
tímpanos tallados en ventanales no son habituales en nuestro
románico, más propios de comarcas del norte de Burgos
y Palencia. En Sequera hay tallados un combate entre infantes, un
grifo de inspiración silense y una lucha entre guerrero y
oso. Los anchos guardapolvos tienen una rica talla de róleos
y flores de aro, rematados en su parte baja por cabecitas humanas.
Los capiteles de las ventanas llevan representaciones de águilas
agarrando a sus presas, parejas de arpías que recuerdan algunas
tallas de Pecharromán, combate entre guerreros, la degollación
de los inocentes, etc.

El alero
va decorado con cuatripétalas inscritas en círculos,
y es soportado por canecillos de diversa iconografía, que
representan cabezas de animales, monos, y bustos de personajes.
También alternan con motivos geométricos: nacela,
proa de nave, bolas, etc.

Las metopas,
alternan los dibujos geométricos y florales de siempre con
figuración de personajes en diferentes actitudes, muy similares
a las cornisas del pórtico de Duratón y a la cornisa
del ábside de Sotillo. Por último, los capiteles de
las columnas muestran cuadrúpedos y cesta vegetal.

Tras
el porche posterior se abre una sencilla portada en el muro del
mediodía, de tres arquivoltas; la intermedia de baquetón
que descansa sobre una pareja de columnas con capiteles destrozados
en que se adivinan algunos personajes.
En el muro
septentrional se descubrió no hace mucho una portada que
se encontraba tapiada. Tiene la interesante disposición que
se repite en algunas construcciones de la comarca, consistente en
tres arquivoltas. La interior es polilobulada con flores talladas
en cada dovela. La segunda es de baquetón, y la exterior
muestra la moldura formada por baquetones paralelos en zigzag. El
único capitel a la vista lleva esculpidos unos personajes
con guerreros. La puerta, lamentablemente se halla medio tapada
por un muro y ha sufrido muchos destrozos.

En el interior,
lo más destacable es el arco de triunfo semicircular y doblado,
con grandes capiteles de buena talla, representando
aves afrontadas y cesto de hojas.

El retablo
barroco oculta el muro de la capilla, que por lo demás, muestra
arquerías ciegas en el presbiterio.

Parece
que diferentes influencias se cruzan en este templo, por un lado,
la burgalesa, de Moradillo y Gredilla de Sedano. Inés Ruiz
Montejo ha relacionada Sequera con este taller en base a la presencia
de tímpanos historiados en los ventanales y la presencia
en Sequera de Fresno de flores de aro, tan presenten en los talleres
silenses.

Por otro
lado, algunos artífices parecen venir de las iglesias del
alto Duratón, mientras que otras tallas muestran alguna relación
con el taller de Fuentidueña, en concreto con Pecharromán.
