Guía
del Museo Diocesano de Jaca
Introducción
El actual Museo
Diocesano de Jaca es fruto de varias campañas de edificación
y recuperación de obras de arte pertenecientes a la diócesis
de Jaca (Huesca). En la actualidad es uno de los más interesantes,
en lo relativo a pintura medieval, de todo el mundo.
Si bien el Museo
Diocesano de Jaca está asociado a las famosas pinturas de
la iglesia de los santos Julián y Basilisa de Bagüés,
un error imperdonable sería acudir a la sala donde se exponen
y dedicar poca atención al resto de la exposición,
repleta de pinturas murales diversas, escultura en piedra y madera
del románico y el gótico, orfebrería, etc.
Ubicación
del museo
Se
ubica en las antiguas dependencias claustrales de la catedral -que
se ubicaba al norte del templo- y son las propias estancias las
que constituyen los recintos o espacios donde se exponen las piezas
museísticas. De modo que el acceso al mismo se realiza por
una de las puertas del costado norte de la seo jaquesa.
Por tanto, catedral
y museo componen un conjunto extraordinario, que hace las delicias
del amante del arte medieval. Recomendamos vivamente que el visitante
a la seo jaquesa no se marche sin haber dedicado, al menos, una
hora a este museo.
Panda
Oeste del Claustro
En la panda
oeste del claustro se exponen interesantes capiteles procedentes
-en su mayoría- del propio y destruido claustro románico
de la catedral jaquesa.
Entre ellos
hay que destacar el de un hombre que lleva atado a un oso, otro
en que serpientes muerden (o maman) de pechos femeninos, o el de
sagitarios lanzando flechas.
Refectorio
El refectorio
de la catedral era un espacio alargado y articulado mediante arcos
diafragma. En él se expone una excelente colección
de pinturas murales románicas y góticas:
San Juan
de Ruesta: se conservan pinturas románicas de mitad del
siglo XII procedentes del ábside de esta iglesia con un Maiestas
Domini, rodeado por el Tetramorfos, un Apostolado y una Crucifixión.
Al margen, también
se conserva un pequeño panel con el primer Cristo en Majestad
que tuvo esta iglesia y que luego se sustituyó por el actual.
Nuestra Señora
del Rosario de Osia: en el otro extremo, se exponen las pinturas,
pertenecientes al llamado gótico lineal (siglo XIII), de
la iglesia de La Virgen del Rosario de Osia. Por un lado están
muy completas pero, de igual modo, se ha perdido la mayor parte
de la policromía restando, sobre todo, las líneas
de contorno de las siluetas. En la parte del cascarón absidal
se encuentra la inhabitual escena de la Coronación de la
Virgen y, en otros registros, algunos momentos del martirio de Santa
Lucía.
La Asunción
de Navasa: en una de las paredes tenemos un fragmento de las
pinturas románicas del de la iglesia de la iglesia de La
Asunción de Navasa. Son magníficas estéticamente,
gracias a su buena figuración y las tonalidades azuladas
dominantes. En ellas aparece una Adoración de los Magos y
parte de la Huida a Egipto.
Iglesia de
Urriés: el fragmento expuesto de esta iglesia pertenece al primer
tercio del siglo XIV y se adscribe el estilo gótico lineal,
no demasiado alejado de la pintura románica, pero con más
vivacidad en las posturas. La escena expuesta es el prendimiento
de Cristo y la traición de Judas. Los soldados que detiene
a Jesús llevan cotas de malla y una buena colección
de armamento medieval, como una espada, un hacha y una pica.
Ermita de
Concilio: de este antiguo templo románico se exhibe una
pequeña parte de la decoración mural, pintada alrededor
del año 1300 y que se encuentra muy desvaída salvo
las líneas de contorno. Iconografícamente, corresponde
al Descendimiento de Cristo por Nicodemo y José de Arimatea,
en presencia de la Virgen.
Iglesia de
Sorripas: Del segundo cuarto del siglo XIV. Son dos escenas
las que mejor se interpretan por conservase casi completas.
La primera muestra
el momento en que las Tres Marías se encuentran vacío
el sepulcro de Cristo en presencia del ángel.
La segunda es
la escena del "Noli me tangere", con María Magdalena arrodillada
ante Jesús.
Además
de las ya citadas, también se exponen diversos fragmentos
de pinturas murales góticas de las iglesias de , Sieso de
Jaca, Ipas, Cerésola, etc.
Sala
Bagüés
Adosada a la
sala anterior está la llamada "Sala Bagüés"
que contiene las excepcionales pinturas murales románicas
de esta iglesia, que ocupaban buena parte de la cabecera y los muros
meridional y septentrional del templo.
Las pinturas
de la cabecera tienen la particularidad de no ofrecer el habitual
Maiestas Domini rodeado de los Evangelistas (Tetramorfos) en el
centro de la bóveda absidal, sino la escena de la Ascensión
de Cristo. La directora de este museo piensa que en el muro de los
pies existiría la representación del Juicio Final
presidida, en la parte superior, por el Cristo en Majestad citado.
Los muros laterales
están divididos en bandas superpuestas donde se recorren
los episodios más relevantes de la Biblia. El maestro de
Bagüés muestra una gran capacidad narrativa, más
propia del gótico que del románico.
Capillas
claustrales
En las capillas
claustrales del lado este, el Museo Diocesano de Jaca atesora magníficas
obras de imaginería románica y gótica, además
de otras obras de arte como orfebrería y el sepulcro del
conde Sancho Ramírez.
Es muy destacable
la verja de la Ermita de Iguacel, un fragmento de la pintura mural
de la iglesia de Santa Eulalia de Susín, donde dos apóstoles
aparecen afligidos llevando una mano a sus ojos, motivo por el que
se conocen popularmente como "los llorones de Susín".
Posiblemente se trata de un fragmento de una escena de la Ascensión
de Cristo o de la Dormición de María.
En lo relativo
a imaginería, destacamos la talla románica de madera
conocida por la Virgen de Iguácel, dos Cristos románicos
estupendos, como el de la catedral de Jaca y el de la Ermita de
San Vicente de Ardisa.
También
hay que citar aquí, algunas Vírgenes góticas,
relicarios, aguamaniles, etc.
Sala
Capitular
en el pasillo
que comunicaba el patio claustral con la sala capitular se expone,
singularizado, el extraordinario capitel del rey David Músico,
cuya réplica se encuentra en la Lonja Chica del muro sur
de la catedral.
El prestigio
de este capitel se debe a su relativa buena conservación,
a su iconografía, especialmente por mostrar e este personaje
veterotestamentario coronado tocando un rabel y, sobre todo, a la
compañía de músicos empleándose con
una amplia colección de instrumentos, abarcando toda la superficie
del capitel, para lo que adoptan posturas forzadas, casi escorzos.
De la propia
sala capitular se salvó la puerta de ingreso y los ventanales
ajimezados que la flanquean, con sus columnas y capiteles.
Algunos de estos
capiteles se atribuyen al Maestro Esteban, que sería discípulo
del Maestro de Jaca-Frómista.
Patio
del claustro
Desde
el museo se puede acceder al patio cuadrado del original claustro.
Lo más interesante es que desde él se tiene una visión
perfecta y detallada del costado norte de la catedral, que hasta
hace poco era inaccesible.