El Museo Provincial de Lugo tiene su sede
en el antiguo convento de San Francisco, junto a la iglesia de
San Pedro. El origen legendario del cenobio se encuentra en una
hipotética peregrinación de san Francisco a Santiago
de Compostela en el 1214, aunque lo cierto es que los primeros
datos sobre la presencia de monjes franciscanos en Lugo no se
encuentra documentada hasta la década de 1270.
En 1835 los decretos de desamortización autorizados
por Mendizábal permitieron su venta, que pasó a
manos privadas. Sin embargo poco tiempo después, en 1880,
tanto la iglesia como el convento pudieron ser recuperados, y
el templo se volvió a abrir al culto. Del antiguo cenobio
se ha conservado el claustro gótico, y el refectorio y
la cocina, realizados en el siglo XVIII.
Historia
del Museo
El Museo de Lugo abrió sus puertas en el año
1932, con el objetivo de conservar y exponer los diferentes restos
arqueológicos y artísticos de la provincia. En un
primer momento se instaló en el Pazo de San Marcos, un
antiguo hospital construido en la segunda mitad del siglo XIX,
y que en la actualidad es la sede de la Diputación Provincial.
Este edificio pronto se quedó pequeño,
y en 1957 se decidió acondicionar el convento de San Francisco.
El recorrido se divide en tres secciones: arqueología,
etnografía y bellas artes.
El claustro
El claustro del convento se sitúa al norte
de la iglesia de San Pedro, con la que originariamente se encontraba
comunicado. Fue construido en 1452, tal y como puede leerse en
una inscripción situada en sus arcos. Tiene una planta
cuadrada, y es un magnífico ejemplo de arquitectura mendicante.
Cada panda presenta un total de nueve arcos de medio
punto, divididos en tres bloques por medio de dos pilares, con
dobles columnas muy estilizadas, y capiteles decorados, en la
mayoría de los casos, con formas vegetales. El piso superior
fue construido posteriormente.
En la panda septentrional pueden verse los arcos
de ingreso de la sala capitular. Tanto la cocina como el refectorio
fueron reconstruidos en el siglo XVIII sobre las dependencias
originales, y en a actualidad se encuentran integradas en el recorrido
expositivo del Museo.
El lapidario y la colección epigráfica
En una de las pandas del claustro se expone una colección
de relojes de sol, datados entre los siglos XVI y XIX. Pero lo
más destacado de este espacio es la colección de
capiteles, aras y placas votivas, con epigrafía romana,
tardoantigüa y medieval que se expone en las galerías
del claustro, y en la antigua sala capitular.
También pueden verse numerosos emblemas heráldicos,
así como algunos túmulos funerarios, como los de
Juan y Paio Salgado Gondin, ambos del siglo XVI; así como
los fragmentos de un baldaquino gótico con escenas del
Nuevo Testamento. En la antigua sala capitular, la mayor parte
de las piezas que se exponen son aras votivas. Destacan dos placas
con inscripciones honoríficas a Roma y a Augusto César
por Fabio Máximo, fundador de la ciudad. Fueron halladas
en la muralla de Lugo, y se han fechado en el siglo I d.C.
El refectorio y la cocina
La visita comienza en el antiguo refectorio del convento,
en donde se exponen algunas maquetas arquitectónicas de
edificios singulares de la provincia. Desde allí se accede
a la cocina, presidida por una gran chimenea que ocupa buena parte
del espacio, y en donde se exponen los fondos etnográficos.
Las salas de arte sacro
En el piso bajo se sitúan también las
salas de arte sacro con numerosos ejemplos de escultura y pintura
medieval, renacentista y barroca, así como obras de orfebrería
y Bellas Artes, entre las que destaca una magnífica colección
de cruces procesionales.
La sala de los Mosaicos y de la plástica
romana
En la última sala del piso bajo se exponen
algunas de las obras maestras del Museo. Aquí puede verse
un magnífico mosaico romano datados en el siglo III d.C.
y procedente de una domus localizada en la calle de Armañá.
Se trata de una pieza rectangular de 38 metros cuadrados. En el
centro del mosaico se pueden apreciar las figuras de Dédalo
y Pasifae, si bien en esta parte muchas de las teselas se han
perdido. El héroe se encuentra sentado en un banco al lado
de un caldero, mientras que la figura de Pasifae se distingue
por su larga túnica, único resto conservado, y por
debajo se aprecia la cabeza de un toro. Junto a la dama se aprecia
una construcción, que puede identificarse como el Laberinto
que construyó Dédalo, o con la torre que construyó
la reina para encerrar al Minotauro. Enmarcando este espacio se
encuentran dos cenefas decoradas con motivos geométricos,
mucho mejor conservados que la escena figurativa.
En las paredes de la sala también pueden verse
dos de los mosaico de Batitales, datados en el siglo III-IV d.C.,
y que complementan a los que se encuentran en la Casa de los Mosaicos,
en la calle del Doctor Castro. En uno de ellos se aprecia la cabeza
del dios Océano con dos patas de cangrejo a modo de cuernos,
y rodeado de peces y otros seres marinos, mientras que en el otro
la decoración está formada por un pulpo y motivos
geométricos.
Además de estos mosaicos, en la sala se exponen
diferentes estelas funerarias, relieves y esculturas romanas,
procedentes de diversos puntos de la provincia. La más
destacada es la estela funeraria de Crecente, datada en el siglo
I d.C., y hallada en San Pedro de Mera. Sus 2,8 m. de altura,
la convierten en la protagonista de este espacio. Su frontal se
encuentra dividido en tres bandas horizontales. En la parte superior
se aprecia un grupo escultórico de una familia, y en el
centro una inscripción, mientras que la parte inferior
se encuentra sin labrar. El texto epigráfico ha permitido
identificar a los miembros de la familia, y por él sabemos
que la estela está dedicada a Apana, que murió a
los 25 años de edad.
Otras piezas destacadas son las estelas bifrontes,
como la de Adai, la de Atán, la de Hércules, o la
de la Loba Capitolina. El espacio se completa con algunas esculturas
de busto redondo, como el Togado de Saa, realizado en granito,
y algunos relieves como el de Vilarín, o el de Júpiter.
La colección de orfebrería y de
numismática
En la planta superior se puede ver una interesante
colección de piezas de orfebrería y numismática
de diferentes épocas, entre las que destaca el Tesorillo
de Agrade; o la sala de las lucernas, procedentes de diversos
yacimientos.
Las salas de arte gallego
El recorrido finaliza con una serie de salas temáticas
dedicadas al arte gallego de diferentes etapas históricas,
así como salas monográficas, dedicadas a pintores
locales.
Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)