(abril
2002) La
excavación arqueológica del paseo Independencia
no sólo ha sacado a la luz un barrio musulmán del
siglo XI, sino la cimentación de los ábsides de
una iglesia románica de tamaño monumental cuyas
obras fueron repentinamente abandonadas. Así lo aseguró
ayer a este diario el director de las obras, el arqueólogo
Javier Gutiérrez, quien se llevó una auténtica
sorpresa el pasado día 11 al hallar los primeros vestigios
de la cimentación del templo en la zona de "avance".
Desde entonces, los técnicos del grupo Entorno, adjudicatario
de los trabajos, han retirado toda la tierra para lograr que,
desde ayer, se pueda observar la piedra.
La jefa del servicio de Museos y Exposiciones, Carmen Aguarod,
no dudó en resaltar la importancia de este hallazgo histórico,
al igual que el profesor de Historia Medieval y del Islam de la
Universidad de Zaragoza, José Luis Corral. Este experto
medievalista consideró que esta obra religiosa supondría
"el primer elemento de la cristianización urbanística"
de la ciudad tras su conquista por Alfonso I El Batallador en
el 1148. Además, destacó su orientación,
norte-sur, muy distinta al resto de templos cristianos.
MAS DE UN METRO DE PROFUNDIDAD
El arqueólogo que dirige la excavación manifestó
que la iglesia se podría datar en el siglo XII, aunque
por las cerámicas encontradas en su entorno también
podría remontarse al siglo XIII. La cimentación
del ábside central y de uno lateral, el del este, se encuentran
a la altura del antiguo Coliseo Equitativa y tienen un 1,15 metros
de profundidad. "La planta es romámica y habría
sobrepasado los 20 metros de anchura. Por la potencia de la cimentación,
estaríamos hablando de una obra seria y muy ambiciosa.
Habría sido una iglesia tan grande como La Seo de la época
románica", sentenció.
Gutiérrez señaló
que ningún experto de la ciudad le ha sabido precisar la
existencia de este templo, del que se carece de referencias documentales.
De lo que está seguro es de que no se llegó a construir,
ya que no se ha encontrado ningún resto de sillares en
su entorno. "No ha salido nada más, como también
lo demuestra la estratigrafía del terreno", añadió.
La cimentación de la iglesia "corta" parte de
los restos musulmanes, pero se adecúa a la propia configuración
del barrio y de sus calles. "Cuando se empezó a construir,
se adaptó a su estructura porque seguía habiendo
vecinos", explicó.
José Luis Corral
apuntó como posible causa del abandono de las obras de
la iglesia el pánico que causó en Zaragoza la muerte
en el año 1134 de El Batallador, que pudo haber finiquitado
el proyecto. "Durante años hubo pánico y la
población se refugió dentro de la ciudad porque
se temía una invasión de almorávides. Con
posterioridad se construyó San Pablo", dijo.
(Noticia procedente de
Diario de Aragón)