Guía monumental de Rejas de San Esteban,
Soria
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Rejas
de San Esteban |
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Soria |
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El
Burgo de Osma |
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Introducción a la guía
de Rejas de San Esteban, Soria
En la comarca de El Burgo de Osma, se encuentra
la población de Rejas de San Esteban, a escasos kilómetros
de San Esteban de Gormaz, a cuyo municipio pertenece.
Se trata de una villa medieval enclavada
entre dos cerros, que fue declarada Conjunto Histórico-Artístico
en el año 2007, fundamentalmente por la importancia de las
iglesias románicas de San Martín y de San Ginés,
aunque la localidad alberga también unos ejemplos muy interesantes
de arquitectura popular, como las numerosas bodegas características
de toda esta zona o los tres molinos con los que llegó a
contar el pueblo, de los cuáles tan sólo se conserva
uno.
La existencia de estas construcciones,
así como la riqueza de las dos iglesias medievales, demuestran
el poder y la riqueza que antaño se acumuló en esta
localidad.
En
esta guía del pueblo de Rejas de San Esteban nos ocuparemos
exclusivamente de sus dos interesantes templos románicos
porticados dedicados a San Ginés y a San Martín, respectivamente.
La iglesia de San Ginés
La iglesia de San Ginés es una construcción
de origen románico, seguramente levantada a mediados del
siglo XII, pero que fue completamente modificada a principios del
siglo XVIII, hasta tal punto que lo único que conserva de
época medieval es su monumental portada, la galería
porticada que la cobija en el muro meridional, y una pequeña
ventana románica, en aspillera, que se encuentra a los pies
del templo, bajo la espadaña barroca.
La galería porticada
El pórtico medieval se encontraba en un estado
lamentable, hasta el año 1998. En un momento indeterminado
los arcos habían sido cegados, y se había abierto
uno de mayor luz, para acceder al interior, que se habilitó
como trastero, de forma que su aspecto se modificó por completo.
Gracias a una ambiciosa campaña de restauración
que finalizó en el año 2001, la iglesia de San Ginés
recuperó al menos una parte de su esplendor medieval, devolviendo
a esta galería porticada y la portada que cobija en su interior
el lugar que se merecen.
Originalmente este pórtico debía de contar
con seis arcos de similar luz, tres a cada lado de la portada, y
otro, más estrecho, en la parte occidental, por donde se
accedería.
Se cree que en el lado oriental pudo existir también
un doble arco de medio punto con una columna central.
Los cinco arcos medievales que han sobrevivido en el
frente del pórtico son de medio punto, con chambrana de tacos,
y que se apoyan sobre dobles columnas de fuste monolítico,
que rematan en capitel y cimacio. Estos últimos presentan
todos una decoración similar, a base de formas vegetales.
Todos los capiteles tienen motivos figurados, en el
lado occidental vemos, en el primero de ellos, dos aves que entrecruzan
sus cuellos y picotean las patas del contrario, y un pequeño
árbol con frutos esféricos entre los dos animales.
En el siguiente hay, sucesivamente en cada una de las
caras de la cesta, un centauro sagitario que dispara a un monstruo
de dos cabezas, y una tercera en la cola, y un cuadrúpedo
atacando a otro.
En el último capitel, el más cercano
al arco de acceso, se encuentra representadas tres figuras remando
en una barca, la escena de Sansón desquijarando al león,
y un animal de cuatro patas, con una larga y esbelta cola.
Al otro lado del arco de acceso hay otros cuatro capiteles
con motivos figurados e historiados. En el primero pueden verse
una pareja de bestias afrontadas, con cuatro patas muy alargadas.
En el siguiente se puede ver dos animales monstruosos
junto a dos seres humanos que, quizás puedan representar
a los condenados tras el pesaje de las almas por parte de San Miguel
(escena exterior deteriorada).
A continuación, en el siguiente capitel, vemos
una escena de martirio, tal vez el de san Vicente o san Lorenzo,
dado que parece que al personaje le están quemando en un
potro o una parrilla.
En el último de los capiteles de esta zona aparece
lo que para algunos podría ser un cordero que está
siendo ferozmente atacado por lobos o bien una escena cinegética
donde los perseguidores serían perros de presa.
La cornisa de la galería tiene una decoración
de bolas, y se apoya sobre canecillos de rollos, o con motivos figurados
un tanto abstractos. Si bien el de la esquina oeste muestra la cabeza
de un animal.
La puerta
La portada de la iglesia se abre al hastial meridional,
cobijada por el pórtico. Sus formas son muy similares a la
de la vecina iglesia de San Martín.
Consta de un arco de medio punto rodeado por tres arquivoltas,
de las cuáles sólo la central apoya sobre columnas
con basas de tipo ático y unos capiteles sin decoración
(posiblemente raspados), mientras que las otras dos descansan sobre
jambas.
La más exterior, más ancha que las inferiores,
se adorna con decoración de baquetones y bandas de bolas,
la intermedia con puntas de diamante, y la inferior, con rosetas
inscritas en círculos. La portada se corona con una cornisa
apoyada sobre canecillos, algunos de los cuáles también
presentan decoración figurada como un sagitario, un eclesiástico
con capucha y libro, un animal agazapado y una pareja en lucha tipo
pancracio.
La iglesia de San Martín
Al contrario que San Ginés, la iglesia de San
Martín ha conservado su estructura original y, tras las diferentes
restauraciones emprendidas, su aspecto se asemeja bastante al que
debió de tener originalmente. Se encuentra en la zona occidental
de la localidad, sobre un pequeño altozano y fue construida
en torno al siglo XII.
Es una iglesia sencilla, sin grandes pretensiones,
con una nave única sin división en tramos, con presbiterio
rematado en ábside, un pequeño pórtico adosado
al hastial meridional, y una sacristía de reducidas dimensiones
de planta cuadrangular adosada en el muro septentrional.
El ábside
El ábside es semicircular, y, al igual que el
resto del edificio, de formas sencillas. Sobre un basamento pétreo
se levanta el muro, de mampostería, al igual que el resto
del edificio a excepción del pórtico.
En el centro se encuentra una ventana cegada, con un
arco de medio punto rodeado por dos arquivoltas con decoración
de bolas, que descansan sobre jambas y columnas, cuyos capiteles
tienen representación figurada con aves de doble cabeza y
parejas de leones.
La cornisa tiene decoración de bolas, y se
apoya en canecillos de rollos, y con formas vegetales y figuradas.
La galería porticada
La galería porticada se abre al muro sur, cobijando
la portada principal de la iglesia y, al igual que en San Ginés,
permaneció tapiada hasta que se recuperó en los años
80.
Consta de siete arcos en el frente, y otro más
en el lado occidental. Se accede por medio del arco central, y también
por el que se encuentra en el oeste.
A diferencia del resto de la iglesia, está construido
con aparejo de sillería. Los arcos son de medio punto rodeados
tanto en el interior como en el exterior por una chambrana decorada
con puntas de diamante y listel perlado. Los arcos apoyan sobre
columnas de fustes dobles o cuádruples, alternativamente,
con capiteles decorados con formas vegetales.
La puerta
En el interior de esta galería porticada se
encuentra la portada principal de la iglesia, cuya estructura también
es muy similar a la de San Ginés: tejaroz que descansa sobre
canecillos de rollos y formas vegetales, bajo el cual se encuentra
un arco de medio punto rodeado de siete arquivoltas, apoyadas en
jambas y columnas.
Los capiteles están decorados con una labra
tosca y un tanto primitiva, con formas figurativas. En el izquierdo
se puede distinguir a una pareja de leones, con largas patas y robustas
melenas.
En el derecho aparece una representación de
una bestia atacando a un hombre, junto a la figura de Sansón.
En el lado norte se abre otra portada, de formas más
sencillas, que consta de un arco de medio punto rodeado por dos
arquivoltas, con flores inscritas en círculos y decoración
de bolas, que descansan sobre jambas.
La espadaña
A los pies del templo, sobre el muro se levanta una
espadaña, que debió ser construida a finales del siglo
XII. Presenta dos vanos de medio punto que acogen en su interior
a las campanas, rematando toda la estructura con un tejadillo a
dos aguas.
El interior
En el interior, la única nave se cubre con un
tejado de madera a dos aguas. Ésta cubierta no es la original,
se colocó en el año 1912, siendo restaurada en la
década de los 80, pero originalmente el edificio también
debió de cubrirse con una estructura de madera, dado que
el exterior carece de contrafuertes en los muros de la nave. El
presbiterio al contrario, sí se cubre con una bóveda
de cañón apuntada, y el ábside con la característica
bóveda de horno.
El presbiterio se separa del ábside por medio
de un gran arco del triunfo apuntado, que descansa sobre capiteles
decorados con motivos vegetales. En ambos muros del presbiterio
hay dos arcos ciegos, apoyados sobre unos capiteles de factura similar.
Tanto en el presbiterio como en el ábside se conservan algunos
restos de pinturas murales, realizadas seguramente en el siglo XIII,
que representan, quizás, escenas hagiográficas de
san Martín de Tours.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)