Guía
monumental (arte e historia) de Miravet, Tarragona
|
|
Miravet |
|
|
Tarragona |
|
Ribera
del Ebro |
|
815 |
|
125 |
Introducción
a la guía de arte (monumentos y rutas) de Miravet, Tarragona
El
embrujo islámico da la bienvenida al visitante que se acerca,
curioso, a conocer Miravet y ya en la lontananza el gran
castillo deja entrever el alma recia y luchadora que caracteriza
el lugar.
Miravet, encantadora
villa localizada a 62 kilómetros de Tarragona en dirección
suroeste, conserva casi intacta la esencia del Medievo, cuando los
caballeros templarios dominaban el lugar cubriendo la ruta de peregrinaje
de Domus Templi, que atraviesa las tierras de la Corona de Aragón
en su camino hacia Santiago.
La ciudad se
presenta como una bucólica estampa en la que un cerro rojizo
se convierte en tapiz donde florecen decenas de casas de piedra,
protegidas por la fortaleza en la cima y con los meandros del río
Ebro serpenteando a sus pies.
Pero tan hermoso
paisaje esconde a su vez un pasado dramático y lúgubre,
pues durante la Guerra Civil fue el escenario por excelencia de
la Batalla del Ebro, que desoló la ciudad con los constantes
bombardeos entre julio y noviembre de 1938.
En esta guía
de Miravet nos centraremos en el emblema de la población
que no es otro que el castillo templario, además del casco
antiguo en su conjunto y de la Iglesia Vieja.
Castillo
Templario de Miravet
Estratégicamente
situado en la parte más alta de la ciudad, sobre una loma
divisando las aguas del Ebro, este magnífico castillo
templario se ha consolidado como la construcción más
emblemática de Miravet. La reciedad de sus muros, la rectitud
y pureza de sus líneas y la emblemática historia que
guardan sus piedras son sobrada recompensa al esfuerzo que hay que
hacer hasta alcanzar el lugar, justo al final de una empinada cuesta.
Las vistas del paisaje son también un aliciente en el trayecto.
Mole de piedra
sobria e inquebrantable, la fortaleza fue erigida por los musulmanes
hacia el siglo X, aunque su época de gloria comenzó
a partir de 1153, momento en que pasó a manos de los templarios,
gracias a la generosidad de Ramón Berenguer IV el Santo.
Los monjes guerreros mantuvieron el poder del castillo hasta 1835,
cuando fue ocupado por los hospitalarios, aunque la magia del temple
nunca ha desaparecido de la construcción, impregnada en escudos,
en la iglesia de Sant Martí, aún en pie dentro del
recinto amurallado, e incluso en el cementerio que allí se
mantiene, donde descansan los restos mortales de ilustres templarios.
Hoy día
el castillo conserva su porte solemne, siendo considerado como una
de las obras maestras de la arquitectura templaria gótico-románica.
Cap
de la Vila
Cap de la
Vila es el nombre con que se conoce al casco antiguo de Miravet,
ubicado en las faldas de la colina justo a los pies del castillo,
buscando su protección y resguardo.
El encanto medieval
impregna cada plaza, cada cuesta y cada una de las tortuosas y estrechas
callejuelas que conforman el lugar. Paseando por el Miravet más
antiguo podrá sentirse el alma de la ciudad, incluso su cara
más amarga, como las ruinas desvencijadas de las casas que
sufrieron el azote de la Batalla del Ebro.
La ciudad cuenta
con puntos estratégicos desde donde se tienen las mejores
panorámicas del lugar, de los alrededores y de los bellos
parajes que el río Ebro deja a su paso. Junto a la iglesia
barroca de la Natividad de la Virgen se encuentra uno de los miradores
más visitados. También es recomendable acercarse al
embarcadero de Molí Salat, desde donde se divisa el pueblo
al completo.
Ya a las afueras,
Miravet seduce con un nuevo secreto, escondido en el barrio del
Raval. Aquí se mantienen activos los antiguos talleres que
dieron fama internacional a la cerámica miravetana. Deambular
por las tiendas de artesanía y admirar los cántaros,
vasijas y platos cuyo diseño apenas ha variado desde la época
musulmana es un placer al alcance de cualquiera.
Iglesia
Vieja
El recorrido
por el casco antiguo de la ciudad no debe pasar por alto la visita
a la Iglesia Vieja o Església Vella, como se refieren a ella
los locales. Se trata de un majestuoso templo renacentista construido
por la Orden del Hospital en el siglo XVI sobre una antigua mezquita
allí ubicada.
La Iglesia Vieja
se mantiene en pie como testigo mudo de los devastadores bombardeos
que desolaron la ciudad en la batalla del Ebro, y su cúpula,
perforada desde entonces por la caída de un misil, continúa
sobrecogiendo a todo aquel que se acerca a contemplarla.
En la actualidad
la iglesia ha sido desconsagrada, y hoy alberga una sala de exposiciones
donde pueden verse fotografías de los tiempos de guerra y
objetos de la vida cotidiana del Miravet templario, entre otros
tesoros.
Paso
de Barcas
Miravet cuenta
con el privilegio de mantener activo el último trasbordador
del Ebro que aún hoy se utiliza para trasladar vehículos
y personas de una orilla a la otra, todo ello sin motor, tal y como
se hacía antaño.
Las dos barcazas
o llaguts que forman el paso son popularmente conocidas con los
nombres de Monturiol e Isaac Peral, y no en vano se han convertido
en una de las atracciones más emblemáticas del lugar.