Catedral
de Orense. San Martín de Tours
Introducción
La Catedral de Orense se encuentra en el corazón
de la ciudad, un tanto agobiada por las edificaciones urbanas. Es,
sin duda, después de la catedral de Santiago de Compostela,
el edificio medieval más relevante de toda Galicia.
Y sin embargo, su importancia histórica
y artística se halla bastante eclipsada por el foco religioso
y simbólico que supone la Catedral de Santiago de Compostela,
lo que ha mermado un tanto el prestigio a este importante monumento
del románico postrero español.
Historia y fases constructivas
En este solar, debieron existir anteriores edificios
religiosos pues según una pía leyenda, el rey suevo
Carriarico edificó un templo en el lejano siglo VI en agradecimiento
a un milagro de San Martín de Tours que libró a su
hijo de la lepra, aunque diversas expediciones habrían asolado
estas anteriores edificaciones.
Sin embargo, una nueva campaña constructiva
nacería en la segunda mitad del siglo XII. La catedral de
Orense es el resultado de más de ocho siglos de construcciones
y alteraciones, resultando -como ocurre en casi todas las catedrales
españolas- un conjunto un tanto ecléctico que es mejor
admirar por partes individuales, puesto que muchos de los elementos
tiene un gran valor por sí solos, como veremos a continuación.
El proyecto original sería una monumental iglesia
de tres naves, con un transepto muy largo y acusado en planta, con
una cabecera de tres ábsides escalonados de planta semicircular.
En cada brazo del transepto habría un absidiolo y se abren
dos monumentales portadas. El crucero original no tendría
linterna o cimborrio. El remate final sería la puerta occidental
conocida como Pórtico del Paraíso.
Diversos autores llegan a la conclusión de que
este edificio se habría materializado en tres fases sucesivas
coincidentes con la presencia de tres obispos en la diócesis,
lo que abarca un arco temporal desde la sexta o séptima década
del siglo XII hasta mediados del siglo XIII.
Por tanto, esta catedral pertenece a un estilo
románico tardío, influido por el mundo cisterciense
en algunos aspectos de la estructura arquitectónica y la
escuela mateana compostelana en lo relativo a lo escultórico
(especialmente la decoración repleta de imágenes ya
bastante naturalistas en las portadas).
Primera
Fase
La primera etapa correspondería a la del obispo
D. Pedro Seguín (1157-1169).
En este periodo se iniciarían las obras y se
llevaría a cabo la cabecera con los tres ábsides escalonados.
Segunda Fase
Corresponde al periodo del obispo D. Alfonso I (1174-1213).
Durante estos años se finalizaría completamente la
cabecera (según la escasa documentación conservada,
su altar mayor se consagró en 1188).
También se acometería la nave del transepto
con sus dos magníficas portadas y los dos primeros tramos
de la nave central.
Algo que hay que resaltar de esta etapa es que se introduce
en la seo orensana la influencia mateana (Pórtico de la Gloria)
de la cercana catedral de Santiago de Compostela.
Tercera Fase
Ocupa una gran parte de la primera mitad del siglo
XIII, desde 1218 a 1248, coincidiendo con el mandato del obispo
D. Lorenzo.
En este momento se acometería la finalización
de los tramos de los pies de la iglesia y la erección del
famosísimo Pórtico del Paraíso.
Otras transformaciones posteriores
Posteriormente, en el siglo XV, se construyó
el cimborrio gótico y en el XVI se alteró la fachada
occidental que cubría el Pórtico del Paraíso,
aunque quedan parte de la original.
La Catedral de Orense fue declarada Monumento Nacional
el 3 de junio de 1931 y tiene honores de Basílica desde el
año 1887.
Las partes de la catedral
Cabecera
La cabecera tenía una terna de ábsides
escalonados, aunque han desparecidos los laterales al haberse construido
la girola en el siglo XVII. Por otro lado, este deambulatorio apenas
permite ver el ábside central que tiene arquillos sobre ménsulas
en la cornisa, lo que influyó en otras iglesias gallegas
y zamoranas.
El ábside
principal tenía al exterior cuatro columnas y cinco ventanales.
Al interior,
existe un tramo recto presbiterial con bóveda de medio cañón
y el hemiciclo con columnas adosadas a los muros que recogen los
nervios de refuerzo de la bóveda de cuarto de esfera, que,
a su vez, se unen en la clave superior.
Naves y transepto
El conjunto de las naves es muy armonioso gracias a
su homogeneidad. Dispones de tres naves que se abovedan con sencilla
crucería rematada por discos y florones en las claves. Los
nervios de estas bóvedas caen sobre los correspondientes
pilares de sección de cruz cuadrada con columnas en las cuatro
caras externas.
Hay que decir que probablemente las bóvedas
de crucería no estaban pensadas en plan inicial, puesto que
hubo que añadir a los lados de los capiteles de las columnas
situadas entre los arcos fajones, parejas de ménsulas para
recoger los arcos cruceros. Tal solución no es exclusiva
de Orense, sino que la vemos, por ejemplo, en la abulense basílica
de San Vicente de Ávila.
Muchos de los capiteles superiores del interior de
la catedral son vegetales pero hay otros historiados donde cobran
especial protagonismo animales del bestiario imaginario como las
arpías.
Por encima del nivel de los arcos formeros, existe
un claristorio o piso de vanos de luces que permiten la iluminación
directa, debido a la mayor altura de la nave central con respecto
a las colaterales.
En cuanto al transepto, se trata de una larga nave
abovedada con medio cañón que disponía de una
absidiola en cada brazo, hoy ocupadas por la Capilla del Santo Cristo
y la sacristía
El cimborrio gótico
Como ya indicamos anteriormente, el proyecto inicial
de la catedral de Orense no disponía de cimborrio en el crucero,
puesto que éste se cubría con una bóveda nervada
a la altura de la nave principal y la del transepto.
Sin embargo, a fines del siglo XV se suprimió
este abovedamiento y se erigió un cimborrio tardogótico
ciertamente llamativo, gracias a su espigada altura, a las siluetas
que conforman los nervios de su bóveda estrellada y, sobre
todo, a los dos pisos de vanos calados con tracerías, que
confieren gran luminosidad a este área del templo catedralicio.
Las dos puertas del transepto
Sin duda las partes más llamativas del exterior
de esta catedral son sus portadas románicas, que en número
de tres engalanan sus muros.
Dos de ellas son muy similares y se abrieron en los
respectivos hastiales sur y norte del transepto en la segunda de
las etapas mencionadas, aunque la norte sufrió las consecuencias
del combate de 1471 y hubo de ser recompuesta en la parte superior.
Disponen de tres arquivoltas muy decoradas más
la inferior angrelada. Tanto las columnas de apoyo, los capiteles,
las mochetas y las arquivoltas están repletas de esculturas
muy bien talladas y con una clara relación con la escuela
compostelana del Maestro Mateo. Ello se aprecia en la belleza formal
que se busca deliberadamente, así como la pérdida
del hieratismo simbólico del románico en beneficio
del bello naturalismo que se anuncia en el gótico.
El Pórtico del Paraíso
No obstante, es la monumental puerta del oeste (conocida
como Pórtico del Paraíso) la más espectacular
y llamativa de las entradas a la seo orensana, gracias a sus más
que respetables dimensiones, a su enorme colección de estatuas
pétreas y a los restos de policromía que conserva.
Consta de tres grandes arcos, uno para cada nave. El
central tiene parteluz.
Es
posterior al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago
de Compostela (mediados del siglo XIII) y se inspira claramente
en él. Lo paradójico es que siendo varias décadas
"más moderna" que la compostelana su escultura
se muestra bastante más románica, como se comprueba
en la geometrización de los cuerpos y la rigidez de los rasgos
y gestos.
Desde el punto de vista iconográfico, nuevo
en el interior de la catedral nos encontramos con el Pórtico
del Paraíso, en sintonía con el compostelano de la
Gloria al mostrar los ancianos del Apocalipsis con sus instrumentos
musicales en la arquivolta central. Consta de tres arcos, uno para
cada nave, y en ellos se representan a los apóstoles, así
como a otros personajes bíblicos (Profetas). también
aparecen los veinticuatro ancianos del Apocalipsis de San Juan y
un conjunto de ángeles y demonios portando a bienaventurados
y condenados respectivamente.
El arco central disponía de un gran tímpano
que fue desmontado en el siglo XVI.
Más
información de la Pórtico
del Paraíso de la Catedral de Ourense