Pórtico
del Paraíso de la Catedral de Ourense
Introducción
La catedral es el edificio medieval más relevante
de la ciudad de Ourense, y de toda Galicia. La fábrica se
comenzó a edificar entre los siglos XII y XIII, aunque posteriormente
se han sucedido diferentes campañas constructivas, como en
la mayoría de las catedrales.
El
Pórtico del Paraíso, situado en el costado
occidental, es la joya de la corona de la catedral. Se trata de
uno de los conjuntos monumentales más destacados del edificio,
tanto por sus dimensiones, como por la calidad de la imaginería,
que en gran parte, conserva la policromía del siglo XVIII,
cuyos colores han vuelto a ver la luz debido a una reciente restauración,
dado que el paso del tiempo y la humedad los había desvaído
en gran parte.
Tanto sus formas como su disposición muestran
la influencia que el taller del maestro Mateo del Pórtico
de la Gloria llegó a tener en toda Galicia.
Historia
La construcción de la catedral de Ourense fue
bastante regular. Hay cierto consenso entre los diferentes autores
al afirmar que esta catedral se construyó en tres fases,
cada una de las cuáles coincide con tres obispos distintos,
don Pedro Seguín (1157-1169), don Alfonso (1174-1212) y don
Lorenzo (1216-1248).
El templo se comenzó a edificar por su cabecera,
siendo el ábside central y los dos laterales lo primero que
se terminó. Posteriormente, en una segunda fase, se continúo
con la construcción del transepto, las dos portadas laterales,
y las naves. En el año 1188 se consagró el altar mayor,
por lo que en esta fecha las obras ya debían de estar muy
avanzadas.
La última fase constructiva de la alta Edad
Media se corresponde con el obispado de Lorenzo, y es en esta época
cuando la catedral se cerró por sus pies y se construyó
el Pórtico del Paraíso, aunque no se dispone de una
cronología más precisa para fecharlo. En su ejecución
pudieron participar dos talleres, uno primero, que quizás
trabajó antes de 1230, y que realizaría la parte baja
del Pórtico, incluyendo las figuras de los apóstoles
y los profetas, y otro segundo, posterior a esa fecha, con artistas
formados en la catedral de Burgos, de cuya portada del Sarmental
beben algunas figuras, y que ejecutaría la parte de los tres
arcos, y las esculturas que hay en los mismos.
Al observar en detalle las figuras de los apóstoles
y los profetas se pueden ver hasta tres manos diferentes, aunque
todas del mismo taller, que se aprecian en la ejecución de
los plegados de las túnicas, o en los rostros de las figuras.
Descripción del Pórtico
del Paraíso
La catedral de Ourense se encuentra edificada sobre
un terreno que no es completamente llano, sino que tiene un gran
desnivel hacia el oeste, que los arquitectos medievales supieron
salvar con el mismo sistema que utilizaron en la catedral de Santiago
de Compostela, mediante la alternancia de arcos de medio punto macizos
y bóvedas de cañón, sostenidos por gruesos
contrafuertes.
La solución es similar a la de la catedral de
Santiago, aunque allí este espacio se utilizó a modo
de cripta y aquí, en gran parte, se macizó. En la
actualidad, bajo algunas de las bóvedas que no son macizas
hay locales comerciales. Originalmente esta fachada, al igual que
la del Obradoiro en Santiago de Compostela, no estaba concebida
como un acceso al templo, sino como un gran balcón. Haciendo
alarde de un gran desconocimiento de la historia constructiva del
edificio, entre los años 1975 y 1981 se construyó
la escalinata actual, que permite el acceso desde los pies de la
catedral, destruyendo la última de las fachadas balcón
de las catedrales que se conservaban en Galicia.
El Pórtico del Paraíso se encuentra protegido
por medio de un nártex cerrado por medio de tres arcos de
medio punto peraltados. Los arcos de medio punto que permiten el
acceso son obra de Rodrigo Gil de Hontañón, y pertenecen
a una reforma del siglo XVI, originalmente la altura de los vanos
de acceso era superior. En el lado meridional de la fachada se encuentra
la torre de San Martín, que nunca llegó a concluirse
y en el extremo contrario, la de Campanas, construida en el siglo
XVII.
Detrás de esta fachada se encuentra el Pórtico
del Paraíso. Los pórticos en las catedrales medievales
eran, además de antesalas de las iglesias, espacios que servían
para usos funerarios, asamblearios, e incluso lugares en donde se
impartía justicia. Son lugares en donde la iconografía
conforma uno de los elementos fundamentales, aunque hay que tener
presente que el Pórtico del Paraíso no era un lugar
de acceso al templo.
La disposición del Pórtico del Paraíso
es similar al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago,
e incluso sus dimensiones son muy similares. Está conformado
por tres arcos dobles, el central más ancho y ligeramente
más alto que los dos laterales, separados por dos gruesos
machones, y un parteluz en el arco central. Estos pilares tienen
un basamento liso, que quizás en su momento se decoró
figuras zoomorfas, ya que todavía pueden observarse algunos
perfiles. Sobre éste se apoyan pequeñas columnas que
rematan en capiteles que sostienen cimacios, decorados con motivos
vegetales en su mayoría, aunque también se ven elementos
zoomorfos e incluso representaciones humanas. Sobre éstos
hay dieciocho esculturas, nueve apóstoles en el lado del
Evangelio y nueve profetas en el lado de la Epístola, que
funcionan a modo de columnas, y, sobre sus cabezas, capiteles con
cimacios que sostienen el salmer de los arcos, y otras esculturas
que sostienen los nervios de las bóvedas de crucería
estrellada que cubren este espacio, y que también fueron
realizadas en el siglo XVI por Rodrigo Gil de Hontañón.
Los tres arcos son diferentes entre sí, tanto
por sus dimensiones, como por su iconografía, aunque el ancho
y el alto de los dos laterales se diferencian tan sólo en
unos pocos centímetros.
A pesar de que la influencia del Pórtico de la Gloria es
indudable, tanto en la representación iconográfica
como en la disposición de las figuras, en el Pórtico
del Paraíso también se observan influencias francesas,
particularmente de las esculturas de París y Amiens, cuyos
ecos sin duda, llegarían a través del Camino de Santiago
y del foco burgalés.
El programa escultórico
La iconografía del programa escultórico
del Pórtico del Paraíso no narra escenas de los evangelios
o relatos hagiográficos de un santo, no se trata de una biblia
en imágenes, sino que las figuras representan a profetas
y apóstoles, los testigos de la vida de Cristo. Todo esto
debe entenderse en el contexto de las herejías que fueron
tan frecuentes a lo largo del siglo XIII y las que se intentó
frenar mediante el IV Concilio de Letrán (1215-1216) que,
en algunos de sus capítulos, recomienda expresamente este
tipo de representaciones.
En el lado septentrional se encuentran representados,
de izquierda a derecha, los profetas Oseas, Malaquías, un
profeta que no se ha identificado (quizás Amós, o
el patriarca José), Ezquiel, Habacuc, Jonás, Daniel,
Jeremías e Isaías. Los dos primeros se encuentran
en el muro lateral del nártex, mientras que los demás
se encuentran en el machón lateral.
Todos ellos portan en sus manos cartelas con su nombre,
a excepción de la figura que permanece en el anonimato, que
lleva una filacteria con unas líneas, sin caracteres gráficos.
Tienen grandes barbas, a excepción de Daniel y del profeta
desconocido, ojos almendrados, visten túnica y manto, y conservan
su policromía. Menos la figura que no se ha identificado,
todos tienen un nimbo sobre su cabeza. Daniel es el único
que muestra una leve sonrisa, aunque todos los rostros tienen rasgos
individualizados. Hay detalles que muestran un gran realismo.
En el arco septentrional del Pórtico, conformado
por una estructura de medio punto, con dos arquivoltas y una chambrana,
hay decoración formada por motivos vegetales, que muestran
una clara influencia de los modelos del Pórtico de la Gloria,
aunque allí, en este arco, está representada la bajada
de Cristo a los Infiernos. Algunos autores han aventurado que esta
representación de elementos vegetales aludiría al
Jardín del Edén, y estaría en relación
con la representación del Juicio Final, representado en el
arco del costado contrario.
Entre los dos machones se encuentra el arco central,
una gran estructura de medio punto, reforzada por un parteluz, en
donde hay una figura del apóstol Santiago del siglo XIII
y una Virgen de época moderna, que fueron instaladas en este
lugar en el año 1857.
Anteriormente, la figura del apóstol se encontraba
en el entorno de la capilla mayor de la catedral. Este parteluz
remata en un capitel con representación figurada en sus cuatro
frentes, que representa las tres tentaciones de Jesús en
el desierto y en el lado que se asoma a la nave de la iglesia, los
ángeles sirviendo a Cristo. Este parteluz sostiene dos arcos
que permiten el acceso a la iglesia, sobre los que se encuentra
el tímpano, con una figura de San Martín de época
moderna, y una tracería calada, que también es posterior.
Seguramente en este lugar hubiese un gran tímpano,
que sería visible desde el exterior, como ocurría
en Santiago de Compostela, y cuya iconografía se desconoce,
aunque quizás fuese similar a la de Santiago, en donde está
representada la Gloria, el destino fiel de los justos. Sobre la
tracería calada que ocupa el tímpano en la actualidad,
en la arquivolta del arco central, están representados los
Veinticuatro Ancianos del Apocalipsis.
Al igual que en el Pórtico de la Gloria, se
encuentran tocando instrumentos musicales, con un repertorio más
amplio que el compostelano, y sosteniendo vasijas de perfumes. Las
figuras de Ourense muestran un mayor realismo que las de Santiago
y, a diferencia de aquel, se encuentran sentadas sobre una de las
molduras del arco y muestran una cierta relación entre ellos,
al mover sus rostros unos hacia otros, como si se estuviesen comunicando.
En el sur, las figuras representadas muestran a los
apóstoles, ubicados en la misma disposición que los
profetas, dos en el muro lateral del nártex, y el resto en
el machón meridional. De izquierda a derecha, se han identificado
las figuras de San Pedro, San Pablo, Santiago el Mayor, San Juan,
San Mateo, San Andrés, y otras tres figuras anónimas.
En sus manos llevan un libro, a excepción de
Santiago y San Pedro, que llevan una cartela similar a la de los
profetas. Todos visten túnica y manto, están descalzos,
y sobre sus cabezas hay un nimbo.
Sus rostros muestran cierta individualización,
aunque comparten características comunes, como los labios
finos, o los ojos almendrados. La figura de Santiago el mayor destaca
entre las demás, debido a la influencia que presenta con
respecto a la del Pórtico de la Gloria.
El arco meridional, de medio punto, con dos arquivoltas
y una chambrana, tiene una representación del Juicio Final.
La representación del Juicio Final también está
presente en el Pórtico de la Gloria, en la misma disposición
a la del Pórtico del Paraíso.
Este arco fue desmontado en el siglo XVI para ampliar
su luz, cuando Rodrigo Gil de Hontañón realizó
modificaciones en la fachada de la catedral y las bóvedas
del nártex. A consecuencia de esto la disposición
de las figuras pudo variar.
Para cubrir la ampliación se añadió
una figura de un ángel, que se diferencia claramente de las
esculturas medievales. En las claves de las dos arquivoltas se encuentran
representados los bustos de Cristo y el arcángel Miguel,
que ejerce como abogado de los elegidos a habitar en el reino de
los cielos. A la izquierda de Cristo están representados
los condenados a los infiernos y a su derecha los justos, tal y
como rezan las cartelas situadas a ambos lados de las claves.
Las almas de aquellos que se han salvado en el Juicio
Final aparecen representadas como cuatro figuras, que son llevadas
a los cielos por medio de ángeles que visten mantos y túnicas
policromadas. Algunas de éstas aparecen coronadas, y la fisionomía
de los ángeles también da muestra de una clara intención
naturalista por parte de los escultores. En la chambrana hay representadas
tres figuras, vestidas y sin ángeles, que podrían
representar los diferentes estamentos de la sociedad medieval.
A la izquierda de Cristo están los condenados
al averno. Se representan por medio de figuras desnudas, sufriendo
todo tipo de tormentos y castigos por parte de los demonios. Algunas
de las torturas que sufren podrían aludir a los pecados capitales,
como las figuras que están siendo devoradas por las manos
de un monstruo, que podría aludir a la lujuria. En la chambrana
se representa a una serpiente que está ahogando a un hombre,
y a una mujer cuyos pechos están siendo mordidos por dos
serpientes, que también podría aludir a este pecado.
El conjunto escultórico del Pórtico se
completa con las figuras de los reyes David y Salomón. El
primero se encuentra en la actualidad en la parte superior del parteluz
del arco de acceso al nártex, en la fachada exterior, mientras
que Salomón se encuentra ubicado en el mismo lugar, pero
en la parte interior. Se trata de figuras sedentes, con ropajes
de amplios plegados, cuya ubicación original se desconoce.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)