El
Museo de Burgos, que antiguamente se llamaba Museo Arqueológico
Provincial, es una de las muchas agradables sorpresas escondidas
que ofrece la ciudad de Burgos.
Es uno
de esos museos que todavía quedan en España de
aspecto austero, pero que reúnen una cantidad y calidad
de piezas que superan de largo a otros muchos más modernos
pero donde el contenido flaquea a favor del continente y los
artificios multimedia.
Somos conscientes que
los turistas ocasionales, cuando llegan a Burgos, se centran
principalmente en la catedral gótica y en todo caso su
segundo punto de interés es el Monasterio de las Huelgas
o el moderno Museo de la Evolución Humana.
No obstante, recomendadamos
encarecidamente la amante del arte que no evite al Museo de
Burgos pues una tranquila visita a sus salas ofrece innumerables
alicientes y recuerdos inolvidables.
Historia del Museo de Burgos
Su
origen hay que buscarlo en el siglo XIX habiendo pasado por
distintas sedes hasta llegar al actual, ocupando la Casa
Miranda (para las Secciones de Prehistoria y Arqueología,
repartidas en dos plantas) la Casa de Íñigo
Angulo, (Sección de Bellas Artes con cuatro plantas
y entreplanta que abarcan nueve salas) más la Casa Melgosa,
destinada a futuras ampliaciones.
Durante mucho tiempo
se denominó Museo Arqueológico Provincial de
Burgos, pero en la década de los setenta del siglo
pasado pasó a denominarse, de manera más, concisa
Museo de Burgos.
La sección
de Prehistoria y Arqueología consta de ocho salas, distribuidas
en dos plantas.
El contenido abarca
desde la Prehistoria (Paleolítico) al arranque de la
Edad Media (Época visigoda). Entre las piezas que se
localizan en la misma cabe señalar los conjuntos prehistóricos
de la Sierra de Atapuerca, los ajuares de los dólmenes
de la Paramera de Sedano, las piezas de las necrópolis
de Villanueva de Teba y Miraveche.
Del mundo romano y paleocristiano
el Museo de Burgos conserva una gran cantidad y variedad entre
las que hay que citar los restos romanos de Clunia, los materiales
de las necrópolis tardorromanas de Cabriana y Hornillos
del Camino, así como los sarcófagos paleocristianos
de la Bureba.
También se exponen
obras de época visigótica como restos escultóricos
de la iglesia de Quintanilla de las Viñas.
Las
colecciones de Arte Medieval de las Sección de Bellas
Artes del Museo de Burgos
La planta baja de la
Casa de Íñigo Angulo está dedicada al arte
medieval desde el siglo VIII hasta la Baja Edad Media. Para
llegarnos hasta allí deberemos pasar por el magnífico
patio renacentista de la Casa de Miranda (mediados del siglo
XVI, obra del arquitecto Juan de Vallejo), donde podemos admirar
un gran mosaico romano y otras piezas arqueológicas.
Prerrománico
El
Museo de Burgos posee diversas piezas escultóricas prerrománicas
del arte Condal o de Repoblación (Mozárabe) desarrollado
al mismo tiempo que la expansión del Reino Astur-leonés
hasta el río Duero allás durante el siglo X principalmente.
Se trata de obras pequeñas
-la mayoría capiteles de columnas- que pueden pasar desapercibidas
(incluso en alguna guía se califican de poco valiosas)
pero tenemos que pensar que pertenecen a un estilo y unas fechas
de las que contamos con escasas obras conservadas, por lo que
se trata de una colección muy apreciable.
Entre el conjunto de
obras prerrománicas tenemos un voluminoso capitel
mozárabe procedente de Padilla de Abajo, un
pequeño capitel de parteluz de Busto de Bureba, dinteles
de ventanas de Valmayor de Cuesta Urría o un fragmento
de cancel de Valderánica de Tordomar, decorado
con una esquemática representación de una viña,
con sinuosas ramas, hojas y racimos de uvas.
Románico
Capiteles y canecillos
También podemos
contemplar en el Museo de Burgos una interesante colección
de canecillos y capiteles con figuración zoomorfa principalmente.
Concretamente, hay piezas
procedentes de las iglesias burgalesas de Santa María
de Tardajos (magníficos los capiteles de de cuadrúpedos
con cabeza humana y de cuadrumanos) y Santa Dorotea de Cigüenza
(muy expresivo el canecillo con pareja en plena actividad sexual).
También se expone
un magnífico y voluminoso capitel de hechuras
casi clásicas procedente del Monasterio de San Pedro
de Arlanza.
Del Monasterio de San
Martín de los Ausines queda un erosionado capitel
doble, posiblemente procedente de un claustro, y que muestra
dos grandes helechos en sus caras contrapuestas, que recuerda
vivamente a algunos capiteles de Las Claustrillas del Monasterio
de las Huelgas y Aguilar de Campoo.
Esmaltes: frontal
de Silos y otras piezas
Con todo, es obvio que
la pieza más destacable de esta sala dedicada al arte
medieval y que provoca la máxima admiración es
el famosísimo y extraordinario Frontal esmaltado de
Silos.
El Frontal o Urna de
Silos es así llamado pues procede de dicho Monasterio
donde estuvo hasta 1870, y se piensa que cubría el sepulcro
de Santo Domingo. Fue ejecutado a mediados del siglo XII en
el taller de esmaltes monástico. Respecto a su descripción,
en el centro se encuentra un Pantocrátor rodeado de almendra
mística y Tetramorfos, distribuyéndose el apostolado
a ambos lados.
Los esmaltes están
realizados en técnica mixta de base excavada y tabiques.
Sobre fondo dorado se disponen los distintos esmaltes de brillantes
colores en ropajes. La cabeza de Cristo y de los Apóstoles
sobresalen en relieve, con incrustaciones en los ojos. El frontal
está enmarcado por una serie de cabujones. Las placas
que lo enmarcan se adornan con un bestiario fabuloso.
La
otra joya románica que conserva el Museo de Burgos es
la famosa Virgen de las Batallas. Es una Virgen theotokos
de madera recubierta de cobre sobredorado con corladura (algunas
partes están perdidas combinándose el color dorado
con el rojizo del bronce).
También cuenta
con la base y parte del trono con esmaltes.
Se considera una obra
realizada por algún taller de Limoges en las primeras
décadas del siglo XIII.
Esta obra se encontraba
en el Monasterio de San Pedro de Arlanza y luego fue a parar
a al palacio Episcopal de Burgos.
Lamentablemente pasó
a una colección privada extranjera que quiso venderla
en una subasta aunque ello no llegó a materializarse.
Poco después fue adquirida por el Estado para el Museo
del Prado y depositada en el Museo de Burgos.
Se llama Virgen de las
Batallas porque la tradición explica que esta figura
era la que llevaba el mismísimo Fernán González
en sus batallas contra los moros. Es obvio el anacronismo pues
el buen conde vivió en la primera mitad del siglo X.
Otra pieza a destacar
una preciosa arqueta románica, de cobre esmaltado
procedente de Silos y atribuido a talleres de Limoges.
Por último, citaremos
dos candelabros románicos de bronce y esmaltes
que pueden pasar desapercibidos por la penumbra de la sala y
su pequeño tamaño. Sin embargo, si nos detenemos
a observarlos con atención, apreciaremos el mimo con
el que están trabajados.
Imaginería
en madera
En el terreno de la
imaginería en madera sobresale una maltrecha Virgen
con el Niño del siglo XII, de extraordinario hieratismo,
cuyo origen es el pueblo de Buniel. Conserva importantes superficies
policromadas
Periodo
califal
Se exhibe en este Museo
de Burgos una extraordinaria arqueta árabe del
periodo califal (1024) llamada "Arqueta de Silos"
obra de un Taller de Cuenca (atribuida a Muhammad Ibn Zayan)
y también procedente del Monasterio de Santo Domingo
de Silos, con exquisito trabajo en marfil.
Algunas de las placas
debieron perderse pronto por lo que se añadieron en el
citado monasterio otras sustitutivas de bronce con esmaltes
románicos.
De la obra musulmana
es especialmente espectacular la cara decorada con tres bandas
superpuestas con escenas de cacería y animales fantásticos
como grifos.
Las placas románicas de bronce esmaltado
representa al santo entre dos ángeles y al Agnus Dei
flanqueado por un águila y un dragón.
También
se conserva un estuche díptico con cinco espacios
esféricos que se data en el siglo X, fabricado en Medina
Azahara y trasladado desde el Monasterio de Silos.
Gótico
Numerosas son las piezas
bajomedievales expuestas también en el Museo de Burgos.
Escultura y orfebrería
Desde
el punto de vista escultórico sobresale el sepulcro
de Juan de Padilla, magnífica obra del gótico
flamígero de Gil de Siloé del siglo XV o los monumentales
sepulcros pétreos de Don Gómez Manrique
y Doña Sancha de Rojas, del siglo XV también.
Depositado por el Museo
Nacional de Escultura de Valladolid, se expone una buena talla
de la Virgen y el Niño, donde el naturalismo gótico
se aprecia en las sonrisas de los representados.
Aunque es una pequeña
pieza que pude pasar desapercibida, hay que fijarse en el frontal
de altar del Convento de San Pablo de Burgos, de comienzos
del siglo XIV, que muestra expresivas escenas de la infancia
y pasión de Jesús.
Llamativos
por su tamaño y hieratismo son los dos Bultos funerarios
de dama y caballero, de finales del siglo XIII o comienzos
del XIV, procedentes de la iglesia de la Natividad de Villasandino.
Una estatua policromada
de Gil de Siloé de Santa María la Mayor del último
tercio del siglo XV y procedente del Arco de Santa María
de la ciudad d Burgos cierra el repertorio de la escultura gótica
del museo.
En el campo de la orfebrería
de expone una cruz procesional del siglo XIII de Fuencaliente
de Puerta.
Pintura gótica
Citamos también
el retablo de San Pedro de Tejada, del Maestro de Oña
(Fray Alonso de Zamora) de comienzos ya del siglo XV.
Nota adicional
A quienes visiten el
Museo de Burgos les recomendamos que no se pierdan otros dos
museos burgaleses:
Museo
Catedralicio de Burgos
Museo
del Retablo