Pilas
bautismales románicas
Historia
Las
pilas bautismales, tal y como las conocemos, están
ligadas al Bautismo por inmersión, que perdura desde tiempos
paleocristianos hasta el siglo XV en que empieza a imponerse el
sistema de infusión.
A lo largo
de esta larga época, la tradición fue evolucionando
desde la construcción de de edificios separados de la iglesia
llamados baptisterios que albergaban piscinas o grandes cubas
a la inclusión del lugar del bautismo dentro de la propia
iglesia, mediante pilas más pequeñas. Originalmente,
éstas pudieron ser -en algunos casos- de madera o incluso
metal para ser reemplazadas posteriormente por otras de piedra
(que en algunos casos sus tallas simulan las tablas y cuerdas
de las de madera).
En el periodo románico
estaba ya popularizada la pila bautismal,
siendo su incorporación al templo una de las acciones más
importantes tras la edificación de la iglesia. Ésta
solía estar ubicada junto a la puerta, en el atrio, o bien
en el interior en la esquina constituida entre el muro de los
pies y del norte (lado del Evangelio)
Sólo
unas pocas pilas románicas conservadas en España
están fechadas, pero lo que parece aceptado es que existieron
talleres especializados -aunque de muy diversa cualificación-
en su realización por lo que se incorporaban frecuentemente
en fechas algo posteriores a la construcción del propio
templo. De nuevo, al igual que para la mayor parte de la arquitectura
románica rural española, han de ubicarse cronológicamente
de manera tardía, entre finales del siglo XII y todo el
XIII. La rudeza de muchas de ellas en el ámbito aldeano
no debe interpretarse como signo de antigüedad sino más
bien al contrario, como arcaización y popularización
progresiva de la escultura románica.
Durante
los siglos bajomedievales e incluso más tarde se siguieron
tallando pilas bautismales de "tradición románica"
con formas e incluso decoración muy relacionada con las
de tiempos románicos, lo que dificulta frecuentemente su
datación y adscripción concreta al estilo.
Hasta
hace poco, estos objetos artísticos del ajuar litúrgico
han sido ignorados. Afortunadamente con el interés creciente
que el románico está despertando desde hace unas
pocas décadas, su estudio y valoración crecen como
se merece.
Difusión
Si el
patrimonio arquitectónico medieval está lejos de
haber sido catalogado exhaustivamente (aunque ya se está
avanzando mucho por parte de autores particulares, fundaciones
y asociaciones culturales) más precario es el estado de
la situación en el ámbito de los bienes muebles.
Sin embargo,
podemos adelantar que el inventario de pilas bautismales románicas
o de tradición románica en España es vastísimo
ya que, en parte por su funcionalidad, y en parte por su peso
y consistencia, han sobrevivido a todo tipo de destrucciones y
expolios, de tal manera que es muy frecuente encontrar pilas bautismales
medievales como único vestigio románico en iglesias
completamente reformadas siglos después y cuya arquitectura
original ha desaparecido completamente.
Autores
individuales han aportado valiosa información sobre las
pilas de algunas provincias. Las mejor estudiadas han sido las
de Burgos, Palencia y Cantabria, aunque también hay importantes
referencias de ellas en estudios sobre Soria, Guadalajara, Cuenca,
Álava, Navarra, etc.
Tipología
Estructural
La
pila bautismal se talla en un gran bloque único de piedra.
El tipo de material pétreo suele ser arenisca o caliza.
Está constituida normalmente por tres partes: copa
o vaso, fuste y basa, pie o pedestal.
Atendiendo
a la forma de las copas, existen diferentes tipologías
estructurales: más o menos semiesféricas, poligonales
(con predilección por el octógono), cilíndricas,
troncocónicas e incluso cuadradas o combinación
de algunas de esas formas. Las más numerosas son las troncocónicas
y semiesféricas.
Los fustes
pueden ser cilíndricos, con columnas o múltiples
baquetones, etc.
Las basas
o pedestales pueden ser de forma cuadrada o circular, aunque también
las hay poligonales.
Tipología
decorativa
La copa
es la parte más grande y decorada y suele presentar, a
su vez, tres partes: borde superior, cenefa y la
gran superficie inferior.
El borde
superior puede ser una simple incisión longitudinal, pero
frecuentemente lleva tallado algún tipo de sogueado.
La
cenefa suele incorporar decoración geométrica y/o
vegetal a base de rosetas, estrellas, ondas, tallos entrelazados,
zigzags etc.
La superficie
inferior es la más importante y suele definir el "tipo"
de pila bautismal. Esta superficie frecuentemente es lisa en las
más sobrias, pero un elemento muy repetido es el de gallones
o gajos verticales. También es frecuente encontrar arquerías
sobre columnas. Estos arcos pueden ser de medio punto, de herradura
(una especialmente interesante es la de Santa María de
Riaza en Segovia) apuntados, lobulados, etc.
En algunas
pilas estos arcos cobijan personajes humanos, en muchos casos
Apóstoles. Citaremos las de San Martín de Unx (Navarra),
Villamiel de Muñó (Burgos) y Moarves (Palencia).
En los
casos más brillantes la superficie se encuentra esculpida
completamente con animales reales o fantásticos, edificios,
personajes inmersos en escenas bíblicas (son frecuentes
los Apostolarios y la escena de la Anunciación) o caballerescas,
etc.. La pila palentina de Colmenares de Ojeda es un buen ejemplo
de pila con intensa figuración y que tiene la particularidad
de representar el prorio Bautismo de un bebé en su correspondiente
pila.
Otras
pilas emplean esta superficie para decoración estrictamente
geométrica de tipo astral (estrellas, espirales, círculos
y semicírculos secantes...) o vegetal. La pila de Narvaja
(Álava) es una maravilla en este aspecto.
Simbolismo
Desde
la óptica irrefutable de que el arte románico es
un arte eminentemente simbólico donde las formas físicas
guardan y comunican verdades transcendentes, no es extraño
que la pila bautismal encierre en sus formas numerosos simbolismos
cristianos relacionados con el sacramento al que sirve: el Bautismo.
Por ejemplo,
el concepto de la salvación procurada por el Bautismo mediante
la "Fuente de Vida" y el agua vivificadora es representado
mediante ondas, zigzags (olas del agua) y los propios gallones
que simbolizan las bandas de la concha marina. Jean HaniI, en
su libro sobre "El simbolismo del templo cristiano",
nos dice: