El templo tipo de la arquitectura románica
Naves y transepto
A groso modo, un templo románico es un edificio
de piedra labrada orientado con la cabecera al este con una o
varias naves longitudinales que podían tener otras atravesadas
(se verá en el siguiente apartado). En ocasiones, la fachada
o hastial occidental estaba precedida de un nártex o antesala
abovedada monumental.

Cabecera
La cabecera es la parte más noble de los
edificios románicos puesto que es el lugar donde se ubica
el altar. De forma invariable en el románico y en otras
arquitecturas medievales, la cabecera se encuentra en el extremo
oriental de la iglesia. La razón de esta orientación
canónica es la de que los primeros rayos de luz del día
debían incidir en ella porque este Sacta Sactorum simboliza
a Jesucristo que es, según el Nuevo Testamento "la
luz del mundo".

Estructuralmente la cabecera románica suele
estar formada por un primer tramo llamado prebiterio, engarzado
al ábside.

Los ábsides (escalonados en el caso de cabeceras
poliabsidales) suelen ser de planta semicircular, aunque también
los hay rectangulares (bastante frecuentes en España como
influencia superviviente de la arquitectura prerrománica
anterior) o incluso tener girola con capillas radiales.

Cimborrio
Sobre el crucero (intersección del transepto
con la nave central) se solía levantar un cimborrio o torre-linterna
-de planta cuadrada u octogonal- con ventanales para iluminar
el interior.

Además de estos citados cimborrios sencillos,
existe un grupo llamado "Cimborrios del Duero" presentes
en catedrales y colegiatas situadas en el oeste del antiguo Reino
de León (Zamora, Toro, Salamanca y Plasencia) mucho más
elaborados. Se les ha atribuido influencia bizantina y/o poitivina
(Francia). El más primitivo de todos es el perteneciente
a la catedral de Zamora. Tiene bóveda gallonada, con cubierta
de lajas de piedra y cuatro torrecillas en las esquinas.

Campanarios románicos: torres y espadañas
También era frecuente la construcción
de parejas de torres campanario pareadas flanqueando la fachada
(lo que se denomina "fachada armónica") o torres
únicas en un costado del templo (con predilección
por el costado norte).
El campanario tenía muchas funciones simbólicas
más allá de la mera utilización como instrumento
sonoro para convocar a Misa. Se trataba de un símbolo de
unión entre Dios y los hombres y del poder de la Iglesia.
En ocasiones se trataba también de una especie de torre
fortaleza de defensa frente a los enemigos, como en algunos lugares
de la Castilla al sur del Duero. La torre románica solía
tener varios pisos definidos por impostas salientes con troneras
y ventanales para las campanas normalmente ajimezados.

Otra forma de campanario es la llamada espadaña,
muro vertical plano horadado de vanos para los campanas. Esta estructura
tuvo como foco difusor las iglesias de los monasterios cistercienses.
En España se han conservado numerosas espadañas en
el románico del norte palentino, burgalés y de Cantabria.
La más conocida, quizás, sea la de San Salvador de
Cantamuda (Palencia).

Fachadas y portadas
Las puertas monumentales o portadas ornamentadas
mediante sucesivas arquivoltas abocinadas que apoyaban sobre columnas
se abrían normalmente en el muro occidental o meridional
o en ambos. En los templos más ambiciosos podía
haber numerosas puertas de entrada para abarcar todos los muros
del edificio. En este caso, la puerta principal está normalmente
en el hastial occidental. Esta fachada, además de la puerta
monumentalizada, puede tener otros ventanales y óculos
o rosetones de iluminación (en el tardorrománico).

Si la puerta era muy ancha se colocaba como refuerzo
una columna central llamada parteluz o mainel. En templos importantes
se solían añadir estatuas de personajes bíblicos
a las columnas o/y a las arquivoltas (en sentido radial frente
a la orientación longitudinal del gótico). Otro
elemento destacado de las portadas románicas es la presencia
de tímpanos esculpidos bajo las arquivoltas.

Es en estas puertas, en los capiteles de las columnas
interiores y en los canecillos que soportaban los aleros del tejado
donde se concentraba la mayor parte de la escultura monumental
que acompañaba indisolublemente a la arquitectura románica
de los periodos pleno y tardío.

Otras dependencias adosadas a la iglesia
En el caso de catedrales y monasterios se adosaban
otros espacios y dependencias para la vida monacal: claustro,
sala capitular, refectorio, etc.

En estos casos el claustro se convertía en
el núcleo de estas dependencias y con él se comunicaban
mediante puertas.
El claustro románico suele tener forma cuadrada
delimitada por galerías con arquerías soportadas
por columnas.

Sin
embargo, no sólo en monasterios, colegiatas y catedrales
era habitual la asociación de otros espacios al templo.
Tenemos el magnífico caso de las galerías porticadas
románicas que son algo característico de la arquitectura
románica española, especialmente del sur de Castilla:
Soria, Segovia, Guadalajara y sur de Burgos, aunque también
las hay en menor número en otras provincias españolas.
Estos pórticos podían rodear hasta tres de los muros
del edificio y su función era múltiple: lugar de
refugio, reuniones, enterramientos, penitencias, procesiones,
etc. Su morfología fue similar a la de las pandas de los
claustros: arcos sobre columnas, normalmente pareadas.

Materiales de construcción de la arquitectura
románica
Los materiales básicos empleados en la la
arquitectura románica son:
Piedra de sillería o sillar
Bloque de piedra labrado como un paralelepípedo).
Frecuentemente estos sillares eran marcados por los canteros con
marcas para su posterior cobro. Las paredes así elaboradas
tenían dos finas capas de sillería y en medio una
masa de ripio (pequeñas piedras normalmente procedentes
del tallado de los sillares.

La colocación o aparejo de la sillería
puede ser a soga y tizón (alternando la disposición
en forma paralela y perpendicular a la dirección del paramento),
encintada, en hileras, etc.
Sillarejo
Piedra más pequeña, de peor labrado
y ajuste, realizada con martillo devastando directamente la piedra
bruta, pero sin pulir las caras.

Mampuesto
Piedra no labrada o de labrado tosco. frecuentemente
se usaba el "calicanto" a base de mampostería
aglutinada con argamasa (mortero de cal, arena y agua). Posteriormente
se enfoscaba para dar aspecto liso a la superficie previamente
irregular.

Otros materiales Otros materiales usados fueron el
ladrillo (sobre todo en España), la madera (para cubiertas
de templos no abovedados), la pizarra y el barro cocido (tejas
de tejados).
Plantas
Las plantas de las iglesias fueron muy variadas y
es imposible hacer una relación de todas ellas. Citaremos
las más importantes:
Plantas de salón o basilicales
Esta planta está relacionada con antiguos
edificios públicos romanos y sobre todo, por las primeras
iglesias paleocristianas y prerrománicas Se trata de iglesias
longitudinales con 1, 3 ó 5 naves paralelas (espacio entre
filas de arcadas) sin transepto y normalmente finalizadas en cabecera
de ábsides semicirculares escalonados.
Plantas de cruz latina
A la disposición anterior se le añadía
un brazo perpendicular saliente en planta (transepto) con lo que
el resultado era de cruz latina. Ello simbolizaba la cruz de Cristo.
Estas iglesias podían estar también rematadas en
cabeceras con ábsides escalonados.

Sin embargo, en iglesias de peregrinación
y otros grandes templos las naves terminaban en una cabecera compleja
formada por capilla mayor rodeada de una girola o deambulatorio
de una o varias naves que la rodeaba y a la que se abrían
capillas radiales. Un ejemplo español es la Catedral de
Ávila.
Plantas circulares o poligonales
Las iglesias de plantas circulares o poligonales
son menos frecuentes. Normalmente son templos al servicio de comunidades
de órdenes militares participantes en la Cruzadas, como
los templarios o los caballeros del Santo Sepulcro, por parecerse
al templo de Salomón y al del Santo Sepulcro de Jerusalén,
respectivamente.

Tenemos un claro ejemplo en la Iglesia de la Veracruz
en Segovia y también en las iglesia de Eunate y Santo Sepulcro
de Torres del Río (ambas pertenecientes a Navarra).
Planta de cruz griega
Otra planta ocasional es la de cruz griega, es decir,
formada por dos naves iguales que se cruzan perpendicularmente
en el centro. Un ejemplo en España es la de Sant Pau del
Camp en Barcelona.
Elementos sustentantes: arcos, columnas y pilares
El arco utilizado en la arquitectura románica
es el de medio punto (semicircular) y de sección rectangular,
enriqueciéndolo en su intradós (superficie interior)
con uno más estrecho, decorando sus ángulos con
dos molduras (saliente con perfil uniforme) de sección
semicircular.
A partir del siglo XII también se emplea el
arco apuntado u ojival, por dos segmentos curvos que forman ángulo
en la clave. Esta invención fue esencial para el desarrollo
de la arquitectura medieval posterior (gótico) pues los
empujes que trasladaban estos arcos (y por extensión las
bóvedas apuntadas) a los pilares y restos de estructuras
eran mucho más verticales y fáciles de resistir.

La columna y el pilar son los elemento arquitectónicos
esenciales para recibir el peso de las estructuras superiores
(arcos y bóvedas). La columna esta compuesta por basa,
fuste y capitel. La basa de la columna románica es de tipo
ática. El fuste, a diferencia de las columna romanas y
griegas y del resto de estilos posteriores al gótico no
es troncocónica ni tiene éntasis (diferente sección
en los extremos) sino completamente cilíndrica (salvo en
casos aislados).

Tampoco tiene normalmente acanaladuras verticales
como en la arquitectura clásica sino que son lisos o en
el caso más complejo lleva sogueados oblicuos o decoración
geométrica (zigzag) o vegetal. El capitel suele ser figurado
o de motivo vegetal y tiene collarino y ábaco en los extremos.

El pilar o soporte prismático de sección
cuadrada fue usado ampliamente como soporte, aunque adoptó
diferentes modalidades. La más frecuente fue la variedad
de pilar cruciforme (sección de cruz griega) o aún
más, el pilar cruciforme con semicolumnas embebidas para
recoger los arcos y sus dobladuras.
Abovedamiento
La bóveda es una obra de fábrica curvada
que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o
entre varios pilares.
En el periodo del románico pleno la bóveda
más empleada para cubrir la nave principal del templo es
la de medio cañón (bóveda de directriz continua
semicircular) con arcos transversales de refuerzo o fajones, cabalgando
sobre las arquerías inferiores. Esas enormes bóvedas
ejercían una fuerza no sólo vertical sino transversal
que tenía que ser contrarrestada con otras naves laterales
o la presencia en el exterior de los muros de poderosos y macizos
contrafuertes.

Aunque la bóveda de medio cañón
longitudinal fue -como decimos- la más ampliamente usada
para la nave principal, no se dejaron de inventar, durante el
período románico, nuevas e ingeniosas formas de
cubrición.
Por
ejemplo, en lugares del sur y oeste de Francia como Angulema,
Périgueux, Cahors, Solignac, Souillac, etc., durante las
primeras décadas del siglo XII, se construyeron edificios
de una sola y amplia nave, que se cubría con una serie
de cúpulas semiesféricas sobre pechinas.
Esta solución arquitectónica tuvo una
limitada difusión.(VER IMAGEN LATERAL DEL INTERIOR DE LA
CATEDRAL DE ANGULEMA).
En la iglesia abacial de San Filiberto de Tournus
(Borgoña), edificio de tres naves iniciado en el siglo
XI, la nave central se cubre mediante una serie de bóvedas
de medio cañón perpendiculares al eje de la nave,
apoyando sobre inmensos pilares circulares. Ello permitió,
aprovechando la superficie semicircular que queda bajo la intersección
de la bóveda con el muro lateral para abrir ventanales
de iluminación directa a la nave. (VER IMAGEN INFERIOR).
Por otro lado, en las naves laterales de los edificios
del románico pleno se emplea principalmente la llamada
bóveda de arista, construida sobre un espacio cuadrado
y formada por el cruce de dos bóvedas de cañón
de igual anchura. Esta bóveda, cuando se genera por el
cruce de arcos apuntados y se refuerza con nervaduras da lugar
a la bóveda de crucería.
Para
abovedar el crucero, espacio cuadrado de intersección de
nave y transepto, se emplea la cúpula, o bóveda
con forma de media esfera u otra forma aproximada. Para pasar
del cuadrado del crucero al círculo de la base de la cúpula
semiesférica se emplearon las pechinas (soportes en forma
de triángulo curvilíneo). También se usaron
las trompas (soportes de forma cónica) que convertían
el cuadrado en octógono como transición al círculo.
En los ábsides de planta semicircular se usó
de manera invariable la bóveda de horno o de cuarto de
esfera que se engarzaba a la de medio cañón correspondiente
al tramo presbiterial.

(VER IMÁGENES SUPERIORES DE LOS ÁBSIDES
SAN PEDRO DE CERVATOS Y CASTAÑEDA)
A partir de finales del siglo XI se comienzan a ensayar
las primeras bóvedas de crucería en Inglaterra y
Normandía (Francia), como en la catedral de Durham.

La gran utilidad de estas bóvedas es que los
empujes que generan sobre las estructuras inferiores son más
verticales y localizadas lo que permite un mejor contrarresto.
A lo largo del siglo XII se suceden iglesias con
planta y soportes plenamente románicos (el habitual pilar
cruciforme con cuatro semicolumnas en sus caras) que sin embargo,
al transcurrir el tiempo de su construcción, se modificó
el plan incicial para establecer un abovedamiento de crucería.
Ello obligó en algunos casos a improvisar ménsulas
para las nervaduras de la bóveda.
En España hay un sinfín de ejemplos
(VER IMAGEN SUPERIOR DE SAN PEDRO EN ÁVILA).

Estas construcciones de la arquitectura románica
madura nunca han de considerarse góticas sólo por
el abovedamiento. El gótico es un concepto arquitectónico
y estético diferente. Los soportes góticos se hacen
más complejos -con multitud de columnillas adosadas unas
a otras o al pilar- para recibir los numerosos nervios de la bóveda
de crucería y este avance se emplea para "desmaterializar
el muro" y convertirlo en un mundo de cristal (VER IMAGEN
DE LA CATEDRAL DE ÁVILA)
Alzado
Atendiendo a la planta y al alzado, podemos hacer
una sencilla clasificación de las iglesias románicas,
que si bien es insuficiente dentro del complicado universo de
sus posibilidades, puede resultar útil.
Iglesia de una sola nave
Son las más abundantes de nuestro románico,
especialmente en el entorno rural. Pueden estar abovedadas con
medio cañón reforzados con fajones o tener cubierta
de madera. El ábside suele ser semicircular.
Iglesia de tres naves sin alzado superior
Pueden tener o no crucero. Tienen bóveda de
medio cañón en la nave principal que se eleva inmediatamente
sobre el nivel de los arcos formeros (sin piso superior con ventanales)
por lo que la nave central no tiene iluminación directa.
Un hermoso ejemplar de este tipo arquitectónico es la iglesia
monástica de San Martín de Frómista (Palencia)
(VER IMAGEN INFERIOR).
Iglesia de tres naves con alzado superior
Igual que el caso anterior pero la bóveda
arranca de un muro con ventanales o claristorio que arranca por
encima de los arcos formeros. En este tipo de iglesia, la nave
central sí goza de luz directa. Aunque con bastantes irregularidades
podemos citar como ejemplo importante la Basílica de San
Isidoro de León.
Iglesia de tres naves con tribuna
Es el típico alzado de las iglesias de peregrinación.
El alzado de estas iglesias tiene el nivel habitual de los arcos
formeros y por encima una tribuna abierta o galería situada
sobre las naves laterales. Este pasillo superior se abre a la
iglesia mediante vanos geminados y al estar los muros exteriores
abiertos con ventanales, también hay luz directa a la nave
central. Por último, sobre el piso de la tribuna arranca
la bóveda de medio cañón.
Este sistema de tribuna tenía como utilidad
albergar mayor número de peregrinos en las ocasiones de
máxima afluencia. La elegancia estética es de primer
orden y su sentido de verticalidad, logradísimo. En Francia
un hermoso ejemplo es Santa Fe de Conques y en España,
sin duda alguna, la catedral de Santiago de Compostela. (VER IMAGEN
INFERIOR)

Iglesia de tres naves con tres niveles
Además del nivel de arcos formeros y el de
la tribuna, se eleva un tercer nivel de claristorio (piso de ventanales)
. es el más vertical y arriesgado de los modelos de alzado
románico. Un espléndido ejemplo es Saint-Etienne
de Nevers.

Iglesia de tres naves con bóveda de crucería
como se vio antes, es bastante frecuente encontrar
en la fase tardía del estilo, iglesias de planta y arranque
románico rematadas con bóvedas de crucería.
A esta arquitectura de plantas románicas y bóvedas
de crucería u ojivas se le ha dado en ocasiones el nombre
de "románico ojival". La bóveda de crucería,
además de mejorar la estabilidad y disminuir el peso, permitía
abrir vanos en lo muros superiores, como se puede ver en la foto
anterior de San Pedro de Ávila, o en la lateral de la Catedral
de Salamanca.
La
bóveda de crucería, en algunos casos de mayor ambición,
puede arrancar de un nivel superior al de la tribuna, como en
San Vicente de Ávila, una de las obras de mayor enjundia
del románico español, aunque con varias fases en
su construcción, desde el románico pleno a un románico
avanzado de transición al gótico. (VER IMAGEN LATERAL)
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