El primer
arte islámico en España: Arte Califal en Andalucía
y Toledo
Al-Andalus
y la invasión musulmana del siglo VIII supuso un hecho
diferenciador con relación al resto de Europa.
En España
nace un arte islámico único e irrepetible: el arte
andalusí o hispanomusulmán, que tiene en sus primeros
siglos un representante magnífico: el arte califal.
Si bien
es verdad que esta denominación, en sentido estricto, sólo
debería aplicarse al periodo que va desde el ascenso al
poder de Abderrahmán III hasta la disolución del
Califato a comienzos del siglo XI, lo haremos extensivo a todo
el periodo Omeya, es decir desde la subida al trono de Abderrahmán
I en el corazón del siglo VIII. Por tanto, abarcaremos
los peridos emiral y califal.
Los tres
monumentos más representativos del arte califal son la
Mezquita de Córdoba, el palacio de Medina Azahara y la
Mezquita del Cristo de la Luz (Toledo).
Antes
de abordar estas importantes construcciones hay que citar siquiera
el origen de los lexemas artísticos de este nuevo arte.
La expansión del Islam desde Arabia en el siglo VII supuso
la rápida conquista del Imperio Persa Sasánida y
del sector meridional del Imperio Romano de Oriente (mal llamado
Imperio Bizantino). La pobre cultura árabe supo absorber
rápidamente los avances de estas dos brillantes civilizaciones,
incluyendo su arte.
Del mismo
modo, los árabes y bereberes que dominaron con rapidez
los despojos del Reino Hispanovisigodo tuvieron el acierto de
asimilar el arte del vencido. De modo muy resumido, podemos decir
que el arte emiral y califal de Al-Andalus es el resultado de
la evolución y reinvención musulmana de lo aprendido
en la Siria Bizantina y en la Hispania hispanorromana y visigoda.
Mezquita
de Córdoba
La
Mezquita de Córdoba no es sólo el símbolo
de Al-Andalus, sino un monumento fundamental de todo el Occidente
islámico y uno de los más asombrosos del mundo.
Es el reflejo
artístico del poder de uno de los estados políticos
más importante de occidente en los siglos IX y X: el Emirato
y Califato de Córdoba
La construcción que ha perdurado es la sucesión
de edificaciones iniciada por Abderrahmán I sobre la iglesia
cristiana de San Vicente, en la que reaprovechó abundante
material, ampliada posteriormente por Abderrahmán II, Alhaken
II y Almanzor. La reforma más desastrosa se lleva a cabo
en los siglos XVI y XVII con la eliminación de parte de
los trabajos de ampliación de Abderrahmán II y Almanzor
para construir la catedral cristiana. En suma se trata de un enorme
cuadrilátero de suntuosas arquerías de 24.000 m2
de superficie.
Las partes
más importantes del edificio son el antiguo alminar o torre,
el patio y la sala de oración.
Alminar.
El alminar fue levantado por Abderrahmán III y convertido
en la actual torre barroca a fines del siglo XVI.
Patio
de los Naranjos.
El patio original fue ampliado sucesivamente por Abderrahmán
III y Almanzor en el siglo X. Los claustros actuales son producto
de la remodelación total llevada a cabo en las primeras
décadas del siglo XVI. Bajo los naranjos existe un amplio
aljibe que aseguraba el agua necesaria para las purificaciones
de los musulmanes.
Sala de
oración. Etapa de Abderrahman I: Sobre la antigua iglesia de San
Vicente, se inician las obras en la novena década del siglo
VIII y posiblemente se construiría en un periodo no superior
a siete años, de ahí su gran homogeneidad estilística.
El resultado
fue una mezquita de once naves creadas a partir columnas de diferente
procedencia (romanas, bizantinas, visigóticas...) que soportan
arcos de herradura decorativos y pilares que soportan por encima
los arcos estructurales de medio punto, creando una original arquería
superpuesta de arcos de sillería blanca y ladrillo rojo.
Etapa
de Abderrahman II: Durante el reinado de este emir cordobés
(821-852) y en momentos de paz y prosperidad se añaden
siete tramos más a la mezquita de Abderrahmán I,
ampliándola considerablemente hacia el sur. Los soportes
siguen siendo viejas columnas visigodas reaprovechadas, aunque
también aparecen los primeros capiteles árabes de
modelo corintio.
Etapa
de Alhakén II (961-976): se vuelve a ampliar la mezquita.
alargando doce tramos de la sala de oración. Las arquerías
repiten básicamente el modelo de Abderrahmán I aunque
también surgen arcos polilobulados entrecruzados.
En ella hay
que destacar la cúpula de la antigua capilla de Villaviciosa,
así como la que precede del mihrab, recubierta de rico
mosaico. Alternan los capiteles corintios y compuestos, así
como los fustes de mármol azul y rosa.
El lujo de
la decoración se concentra en la capilla del mihrab, destacando
los suntuosos revestimientos de mosaico. El interior del mihrab
se cubre con una enorme concha de yeso de gran valor decorativo.
Inscripciones en loor del califa fechan esta obra en 965.
Etapa
de Almanzor: La extensa ampliación que desarrolla Almanzor
sobre la Mezquita de Córdoba, llevada a cabo entre los
años 987 y 990, no ofrece ya especiales novedades arquitectónicas
y se considera un alarde propagandístico para afirmar su
omnímodo poder político.
Medina
Azahara
La ciudad
- palacio de Medina Azahara, a 7 Kms. de Córdoba, fue levantada
por orden del califa cordobés Abderrahman III en el siglo
X (entre los años 936 y 976) para ser la capital del Califato,
residencia real y sede del gobierno con el fin de reflejar el
esplendor del califato y todo el lujo, magnificencia y poder del
último de los grandes califas cordobeses.
Las
obras de Medina Azahara duraron algo más de 25 años.
75 años después estalló la Guerra Cicvil
en Al-Andalus y los saqueos, los enfrentamientos y los incendios
destrozaron la ciudad.
Medina Azahara
estaba rodeada de una imponente muralla. Está dispuesta
en tres terrazas: la superior (la que ha sido totalmente descubierta),
la intermedia y la tercera, parte destinada al pueblo, que aún
permanece sin excavar.
De todo este
hermosísimo complejo de arte islámico palaciego
destaca el Palacio de Zahra, y de éste sus dos grandes
salones. El primero de ellos de forma rectangular dividido en
cinco naves y un gran patio porticado. El segundo conocido como
el Salón Rico, se encuentra también dividido en
cinco naves precedidas de un pórtico.
La
naves de los laterales se convierten en estancias independientes
del Salón gracias a las puertas cuyas jambas llevan pilastras
de mármol blanco espléndidamente adornadas.
El complejo
urbano y residencial fue realizado con arquerías, capiteles,
columnatas, muros, pavimentos cubiertos en su inmensa mayor parte
por mármol blanco.
Destaca asimismo
la extraordinaria decoración geométrica y floral.
Se conserva en buenas condiciones el Edificio de Alcobas de la
época de Al-Hakan II, así como una extraordinaria
red de alcantarillado y aguas, fuentes jardines, paseos en mármol
y estancias del ejercito y guardia del califa.
Mezquita
del Cristo de la Luz de Toledo
Además
de la Mezquita cordobesa y Medina Azahara,la Mezquita de Bib-Al-Mardum
de Toledo, convertida posteriormente en la ermita cristiana del
Cristo de la Luz, es otro importantísimo monumento del
arte islámico en España.
Fue erigida
en el año 999, en las postrimerías del periodo califal.
Se conserva
la sala de oración como un cuadrado de nueve tramos con
cuatro columnas visigóticas (una moderna) sobre la que
se levanta una estructura vertical de tres pisos.
El primero
son los arcos de herradura, de separación de los tramos,
que caen sobre las citadas columnas. Por encima un cuerpo de vanos
lobulados y por encima el de las cúpulas, de crucería
cordobesa, todas ellas diferentes.
La fachada
es de ladrillo sin enlucir con tres puertas de herradura sobre
la que corre un friso de arcos entrecruzados, una red de rombos
y la inscripción fundacional.
El quibla
y mihrab de la antigua mezquita desaparecieron en la adaptación
como templo cristiano (Ermita del Cristo de la Luz) al sustituirlos
por una cabecera de estilo románico mudéjar.
En
Toledo hay otros restos árabes de época califal.
Uno de los más espectaculares es la Puerta Vieja de la
Bisagra, también llamada Puerta de Alfonso VI, con espectacular
arco de herradura de dovelas graníticas.
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Arte Musulmán