Imperio
Bizantino y Arte Bizantino
Historia
del Imperio Bizantino
El
Imperio Bizantino premedieval
El
Imperio Romano se dividió en el año 395 tras la muerte
del emperador Teodosio, que legó a cada uno de sus dos hijos
una de las partes: a Acadio, la parte oriental, con capital en Constantinopla,
y a Honorio, la parte occidental, con capital en Rávena.
Esta división no fue
arbitraria. La economía, sociedad, lengua, que en la zona oriental
era predominantemente griega. La cultura e incluso los ritos litúrgicos
se diferenciaban mucho en las dos áreas del antiguo imperio.
Con la caída en el
476 del Imperio Romano de Occidente, este territorio occidental se
dividió en centros independientes de poder, los llamados reinos
germánicos, y en consecuencia el Imperio de Oriente se convirtió
en el único sucesor legítimo del Imperio Romano y principal
potencia del Mediterráneo, tanto en el plano político
como militar, económico y cultural.
Al Imperio de Oriente se le
va a denominar Imperio Bizantino porque Constantinopla era una antigua
colonia griega fundada en el Bósforo en el siglo VII llamada
Bizancio.
Constantino creó sobre
esta colonia una nueva ciudad a la que dio su nombre, convirtiéndola
en el centro político y militar de la zona oriental del Imperio.
Cuando éste se dividió, Constantinopla se convirtió
en la capital del Imperio de Oriente, que por extensión de
la palabra Bizancio fue denominado Imperio Bizantino.
Los propios soberanos germánicos
del Mediterráneo occidental mantenían la convicción
de que el emperador de Oriente era la autoridad suprema del poder
legítimo y, por ello, los distintos reyes germánicos
mantenían su lealtad a Oriente y se manifestaban vasallos del
emperador.
El Imperio Bizantino, por
su parte, seguía siendo el centro del mundo conocido, pero
a pesar de haber superado la avalancha de las invasiones bárbaras
sin sufrir grandes daños, puesto que las desviaron hacia occidente,
era un imperio bastante desintegrado por la herejía monofisita.
Dicha herejía aseguraba
que Cristo sólo tenía naturaleza divina. Este conflicto
teológico estaba provocando grandes divisiones en el Imperio.
Esta desintegración
del Imperio finalizó en el año 518 cuando Justino I
accedió al trono imperial y especialmente con su sucesor, Justiniano,
que accede al trono en el 527, momento en el que comienza la época
de esplendor político y cultural del Imperio Bizantino.
En este momento los territorios
del antiguo Imperio Romano estaban divididos en:
- Imperio Romano de Oriente,
presidido por Justiniano
- Reino de los Visigodos
- Reino de los Francos
- Reino de los Ostrogodos
- Reino de los Vándalos.
Justiniano,
motivado por la idea de renovar el antiguo Imperio Romano, emprende
la conquista del Mediterráneo occidental.
Como novedad, Justiniano concibe
el Imperio Romano como un imperio Cristiano, de ahí su obsesión
por librar a sus súbditos del poder de los cismáticos
arrianos, que conlleva poner fin a la soberanía de los germanos.
En el ideal de Justiniano
se ven unidos fe y política. De este modo, conquista Italia
a los ostrogodos, África a los vándalos y una parte
de Hispania, la Bética, a los visigodos.
Justiniano era un hombre de
excelente formación de procedencia latina más que griega.
Era un gobernante obsesionado por conseguir un poder ilimitado. Él
a sí mismo se considera representante de Dios en la tierra,
y asume en consecuencia tanto el poder político como el religioso.
Teóricamente,
él admite que existen dos instituciones de poder paralelas,
el político y el religioso, que no deben interferirse, pero
este deseo de poder le convierte en la práctica en un "rex-sacerdos",
un rey sacerdote, un césar-papa, creando un sistema político-religioso
llamado "cesaropapismo".
Aun siendo un hombre muy amable,
aparece en público con un ceremonial tan grandioso y tan inaccesible
que le convierte ante sus súbditos en el símbolo más
evidente del poder absoluto. Se casó con Teodora, una actriz
de teatro y prostituta de gran inteligencia, tanto que se convirtió
junto a Justiniano en el gran poder del Imperio Bizantino.
El
Imperio Bizantino en época medieval
A partir de la segunda mitad
del siglo IX el imperio bizantino alcanza su máxima expansión
desde Justiniano. Habían perdido, por supuesto, el Mediterráneo
occidental pero se habían asentado y logrado el dominio sobre
los Balcanes, hecho retroceder a los musulmanes hasta Palestina y
reconquistado Creta y Chipre. Llegan a dominar incluso la Italia del
sur, aunque los árabes tuvieron el dominio de Sicilia desde
el 827.
Bizancio se convierte, por
tanto, de nuevo en una civilización cristiana que irradia por
el sur de Italia, por la zona de Venecia a través de las relaciones
comerciales, por la corte de los emperadores germanos a través
de alianzas matrimoniales, por los Balcanes, Rusia (gracias a la actividad
misionera de Cirilo y de Metodio en los países eslavos).
Se trata de una cultura asentada
fundamentalmente en bases de la antigüedad aunque profundamente
cristianizada. Al igual que en el periodo de Justiniano, tanto la
cultura como el arte siguen siendo signos externos del poder imperial.
La Iglesia, por su parte,
se encuentra en vías de separación de Roma. A mediados
del siglo IX, Focio, patriarca de Constantinopla, establece ya la
independencia de su sede respecto a Roma, aunque el cisma definitivo
llegó en el 1054 cuando Miguel Cerulario, también patriarca
de Constantinopla, se negó a reconocer la autoridad de los
legados del papa León IX y funda la iglesia ortodoxa griega.
Esta fue la culminación
de las diferencias religiosas, políticas y culturales que existían
entre Roma y el Imperio de Oriente, aunque ésta escisión
no se refleje en el arte.
Historia
del Arte Bizantino
El arte bizantino constituye
uno de los episodios más grandiosos del arte universal. Se
fundamenta en el arte griego y muy especialmente en el paleocristiano,
con influencias orientales (persa y musulmana).
Para los templos, se usa con
preferencia la planta centralizada o de cruz griega con grandes cúpulas
sobre pechinas. Aunque los materiales constructivos no son especialmente
ricos, sí lo es su decoración a base de mosaicos y pinturas
murales, donde la representación de la figura humana, solemne
y hierática, genera una gran sensación de espiritualidad
que heredará posteriormente el arte románico.
El arte bizantino se va a
dividir en tres grandes etapas:
- Arte protobizantino: 527
- 726, año en el que aparece la querella iconoclasta. La época
dorada de este arte coincide con la época de Justiniano.
- La querella iconoclasta se
prolongó entre los años 726 - 843 y enfrentó
a los iconoclastas contra los iconódulos y fue tan violenta
que produjo una crisis artística acentuadísima, especialmente
en el arte figurativo.
- Primera Edad de Oro Bizantina:
913 - 1204, momento en que los cruzados destruyen Constantinopla.
- Segunda Edad de Oro Bizantina:
1261 - 1453, cuando los turcos toman Constantinopla.
El cesaropapismo va
a durar durante todo este periodo y este arte va a ser fundamentalmente
áulico, al servicio del poder político, y cuando represente
al emperador, hecho muy frecuente, será un arte que aparentemente
parece irreal, pero que es el reflejo de esa ostentación majestuosa
y solemne que rodeaba a los emperadores y les convertía en
símbolos del poder político y religioso.
Arte
y Arquitectura Bizantina en
el periodo premedieval
Los emperadores, y especialmente
Justiniano, utilizaron la arquitectura como un instrumento político
para impresionar a los pueblos, tanto del interior como del exterior
del Imperio.
Por tanto, es una arquitectura
imperial, normalmente costosa, puesto que el emperador podía
financiar los gastos necesarios para su programa constructivo.
Fue Justiniano el que buscó
a un historiador llamado Procopio para que relatara en un volumen
cuáles y cómo eran sus construcciones, llamado "de
edificis".
Hasta la llegada de Justiniano
al poder, las construcciones religiosas tanto en oriente como en occidente
se habían basado en la basílica romana paleocristiana.
Sin embargo, la situación cambia totalmente en el siglo VI.
Occidente continúa
adepto a la basílica, pero la arquitectura justiniana rompe
con esta tradición. El emperador prefiere iglesias de planta
central y abovedadas, inspirándose en modelos del Bajo Imperio
Romano que se habían desarrollado en torno a salones palaciegos,
pabellones de jardín y construcciones funerarias. Además,
desde el punto de vista del simbolismo cristiano, las cúpulas
que gravitan sobre espacios centralizados llevan a la percepción
del fiel a que el Cielo y la Divinidad han acampado junto al hombre.
Con Justiniano, pues, la planta
central cupulada con bóvedas de ladrillo se va a convertir
en norma para construir los edificios religiosos, independientemente
de cuál fuera su función litúrgica. También,
la influencia de la liturgia fue determinante para esta elección.
La liturgia que se había desarrollado en las costas del Egeo
(Acheiropoietos) requería la nave central como lugar exclusivo
para el coro. Un edificio de planta central en cambio no requiere
este tipo de separación. La zona central está ocupada
con el coro y el deambulatorio por los fieles. De este modo se facilita
enormemente el desarrollo de esta liturgia oriental que se manifiesta
distinta a la que se realizaba en Roma y en parte del occidente europeo.
Iglesia
de los Santos Sergio y Baco (Constantinopla)
Es una iglesia que mandó
construir Justiniano cuando todavía era príncipe heredero.
Estaba junto al palacio que habitaba por lo que se trata de una capilla
palatina al mismo tiempo que un martirium pues guardaba las reliquias
reales.
Es de planta centralizada,
formada por un núcleo central que es un octógono cubierto
con una cúpula que se apoya en ocho pilares y que está
inscrito en un cuadrado irregular que forma el deambulatorio envolvente.
La conexión entre el núcleo y el deambulatorio se hace
a través de exedras alternadas con tramos rectos configurados
por columnas que sustentan el piso superior o tribuna situado sobre
el deambulatorio, aunque el gran apoyo son los ocho pilares.
Nos encontramos con un presbiterio
orientado al este, bastante profundo y que consta de un tramo recto
que comunica con el deambulatorio y que está cubierto con bóveda
de cañón y una exedra. Todo el deambulatorio se cubre
con bóveda de cañón.
Al oeste hay un nártex
bastante pequeño pero al ser una capilla palatina seguramente
no se necesitara. Encima del piso de tribuna hay un tambor horadado
que sostiene una cúpula formada por 16 plementos alternos curvos
y rectos (los tramos curvos coinciden con el arranque de los pilares
y los tramos rectos con la clave de los arcos que sustentan estos).
Al exterior manifiesta una
estética horizontal; se trata de un edificio muy macizo y achaparrado,
con predominio visual de la cúpula.
Santa Sofía
de Constantinopla
Santa Sofía se construyó
entre los años 532 y 537, inmediatamente después de
la destrucción de la primitiva basílica constantiniana
debido a un incendio que brotó durante la llamada Insurrección
de Nika, en el mismo año 532.
Santa Sofía es una
iglesia palatina construida junto al palacio imperial y como el emperador
quería realizar una construcción eminentemente grandiosa
con el fin de manifestar así su poder, mandó llamar
a dos ingenieros especializados en construcciones militares porque
se consideraba que así podría ejecutarse una obra con
más innovaciones técnicas que si la dirigiese un arquitecto.
Estos ingenieros fueron Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles.
Trabajaron en este edificio
más de diez mil obreros y sabemos, especialmente por Procopio,
que prácticamente todas las provincias del Imperio enviaron
sus materiales más preciados para la decoración de esta
iglesia. El elemento más grandioso es su gran cúpula,
pero se hundió en torno al 550 y tuvo que ser reconstruida
entre los años 558 y 562 por Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro
de Mileto.
Como característica
fundamental, se trata de un edificio en el que se compatibilizan a
la perfección la tendencia basilical con su sentido dinámico
y ritmo longitudinal y la tendencia centralizada con la cúpula
como elemento principal. La primera cúpula iba cubierta con
un mosaico de oro. La definitiva, al parecer, llevaba como decoración
una enorme cruz. Parece evidente que la iglesia de Santa Sofía
no presentaba mosaicos figurativos.
Las principales características
estéticas de la basílica son:
- Materiales ricos y exóticos
que buscan el destello de las piedras y de las teselas de los mosaicos
con el fin de diluir la estructura arquitectónica y de crear
un ambiente trascendente que fuese manifestación de Dios y
de su lugarteniente en la tierra, Justiniano.
- Perfección técnica
de la obra, irrepetible en la arquitectura del mundo Mediterráneo.
El exterior es similar a la
de los otros edificios de estilo bizantino: achaparrado, muy voluminoso,
donde destaca la cúpula pero no de manera estilizada, sino
muy baja y con un tambor poco desarrollado. Los minaretes son producto
de la invasión turca.
El interior es, sin embargo,
soberbio. Se accede desde un atrio y tiene dos exonártex. La
planta es cuadrangular (70 x 77 metros aproximadamente), en la que
hay dos ejes perfectamente diferenciados: este-oeste y norte-sur.
En el eje este-oeste es donde nos encontramos con el planteamiento
característico de una planta centralizada, pues está
presidido sobre una enorme cúpula que está levantada
sobre pechinas y se soporta sobre cuatro grandes pilares. Esta cúpula
mide 32 metros de diámetro y está formada por 40 plementos
curvos en cada uno de los cuales hay una ventana que ilumina directamente
la nave y que en determinados momentos del año y del día
provoca el efecto "cúpula colgante".
Pese a la centralización,
los ingenieros fueron capaces de desarrollar una serie de elementos
que hacen que impere el eje este-oeste hacia el ábside. Para
ello, lanzan de pilar a pilar unos muros que cubren totalmente las
naves laterales y que forman arcos sujetos por pilares. Además,
debido al gran tamaño de la cúpula, tuvieron que transmitir
los empujes a unas semicúpulas que a su vez los transmiten
a unos cuartos de cúpulas que hay en los extremos y que tienen
forma de nicho.
Todo ello termina en un presbiterio
formado por un tramo cubierto por bóveda de cañón
y una exedra semicircular cubierta por una bóveda de horno
que al exterior se muestra poligonal. Al otro extremo hay un tramo
cubierto por una bóveda de cañón que da al nártex.
Las naves laterales están cubiertas por bóvedas de arista
que alternan con tramos cubiertos por bóveda de cañón,
que coinciden con los contrafuertes. En el piso de tribuna la cubrición
se hizo a base de pequeñas cupulitas. Hay una gran diferencia
de altura entre las naves laterales y la central.
La iglesia primitiva era prácticamente
igual a la actual, por lo que se supone que lo que hizo Isidoro el
Joven cuando la cúpula primitiva se hundió fue agrandar
los pilares para que no volviera a ocurrir.
Probablemente en el siglo
VII u VIII se tuvieron que añadir unos enormes contrafuertes.
La decoración del interior se debe a reformas turcas, la decoración
vegetal destaca de manera especial.
Iglesia
de Santa Irene de Constantinopla
Fue reconstruida en torno al
740 tras un terremoto. Sin embargo, es un edificio del periodo Justiniano
que se estaba construyendo en el 532.
Su tipología es basílica
con cúpula, es decir, es una estructura que pretende imitar
a Santa Sofía pero que se queda exclusivamente en un ensayo
secundario de basílica presidida por una cúpula central,
mientras que en Santa Sofía se consigue una conjunción
perfecta entre planta centralizada y basilical.
Presenta como gran novedad,
respecto a la primitiva justiniana, tribunas en las naves laterales,
pero todo parece indicar que la estructura del piso de abajo no varía
sustancialmente.
Tiene un pequeño nártex
y la nave central presenta tres tramos, el central con la gran cúpula
y tramos extremos con bóveda de cañón que contrarresta
el peso de la cúpula. Las naves laterales se cubren con bóveda
de cañón. En el prebisterio, la exedra presenta un perfil
semicircular, mientras que el exterior presenta un perfil poligonal,
igual que el tipo Egeo.
Iglesia de San Vital de
Rávena
Rávena se convierte en el prototipo de ciudad para conocer
el arte de Justiniano porque la herejía iconoclasta se llevará
muchas obras de iglesias de Constantinopla, mientras que las de Rávena
permanecerán intactas.
La iglesia de San Vital de
Rávena se convertirá en la iglesia oficial del exarcado
bizantino y es, por tanto, la Iglesia Imperial del territorio del
Imperio Romano Occidental. Se termina entre los años 546 -
548. Está hecha de ladrillo. Es una iglesia palatina, por lo
que tiene planta centralizada; también es centralizada porque
es una iglesia martirium. Es semejante, por tanto, a la de los Santos
Sergio y Baco.
Está formada por dos
octógonos, uno inscrito dentro de otro. El octógono
central con pilares se extiende hasta el deambulatorio mediante siete
nichos formados por columnas. Tiene un gran presbiterio en el octógono
interior, formado por dos partes: tramo recto que ocupa la anchura
del deambulatorio y remate en exedra. Está encuadrado en dos
pequeñas capillas y dos más grandes formadas por un
tramo circular y tramo rectangular.
La iglesia presenta un atrio
y un nártex, que está unido al deambulatorio a través
de un ángulo del octógono y crea unos torreones y unos
espacios triangulares con el fin de unir el nártex con el deambulatorio.
Hacen que el acceso sea especialmente original. La decoración
se hace en mármoles, en mosaicos se desarrolla el ábside
(tramo recto y exedra) exclusivamente.
En sus inicios, la cubierta
del deambulatorio era de madera pero en la Edad Media se cubrió
con bóveda. La cúpula está sobre un gran tambor
con ventanas, sobre la parte central de la planta sobreelevada. En
torno a ella, está el deambulatorio que presenta dos pisos,
uno bajo y la tribuna.
Frente a una estética
horizontal característica de Oriente, se tiende a estética
vertical, al contrario que los orientales, permite ver cómo
podría ser el interior de la iglesia.
El programa iconográfico
de San Vital es de una belleza inimaginable.
Desde
el punto de vista histórico se inicia el programa con la historia
de Abraham, ya que fue el primer personaje del Antiguo Testamento
con la promesa de su alianza con el pueblo de Israel.
Continúa con Moisés,
el receptor de la Antigua Ley. Luego Jeremías planteando que
sus profecías son los eslabones entre la Antigua Ley y la Nueva
Ley de Cristo y culmina este proceso histórico con la figura
del Cordero, símbolo de la Redención, cuya universalidad
queda patente en la Epifanía que se observaba en el manto de
Teodora.
Cristo y los evangelistas
que aparecen en el arco triunfal, representan a la Iglesia que transmitirá
la Nueva Alianza y la Salvación a la Humanidad. A lo largo
de este proceso histórico la piedad de los hombres se manifiesta
de un modo reiterado: Abraham ofrece a Dios a Isaac; Abel y Melquisedec
haciendo sus correspondientes ofrendas; Justiniano y Teodora también
haciendo presentes y, por último, al propio obispo Eclesio
ofreciendo la iglesia.
Cristo, al igual que su padre,
premia al hombre piadoso, representado aquí en la coronación
de San Vital.
San Apolinar in Classe
En Rávena también, por mandato de Justiniano, se construyó
esta basílica, aunque era una mera imitación de San
Apolinar Nuovo: la torre está exenta y es de planta circular.
Tiene un exonártex y tres naves.
Sólo los mosaicos de
los intersticios y de la bóveda de horno son del S.VI. La bóveda
está presidida por un enorme clipio, que inserta una cruz gamada
sobre un fondo azul con estrellas, la bóveda celestial. Arriba
está la mano de Dios y a ambos lados hay dos figuras (Elías
y Moisés). Es el tema de la transfiguración, el momento
en el que Cristo se va al monte con tres de sus apóstoles:
Pedro, Juan y Santiago, y se les manifiesta a partir de luces y resplandores
como el propio Dios junto a dos personajes: el profeta Elías
y Moisés.
Cristo está repetido
en la cruz. Debajo hay tres ovejas que son los apóstoles, la
que está sola es Pedro ya que tiene más importancia.
Abajo está San Apolinar en un paisaje totalmente conceptual
y rodeado de 12 ovejas, quizá el conjunto de los bienaventurados
o quizá los apóstoles. San Apolinar está en actitud
orante. La cruz, aparte de gemas, presenta el rostro de Cristo, lo
que supone la primera vez que aparece una referencia figurativa de
Cristo.
San Apolino Nuovo. Mosaicos
Aquí se produce un
alineamiento de prototipos humanos del hombre cristiano (hombre -
esquema).
Los pliegues muy rígidos
y hieráticos que ocultan la figura. Tienen caras sin rasgos
verídicos, modelo ideal del rostro que expresa espiritualidad:
ojos muy abiertos y muy grandes. San Martino es el único que
se diferencia un poco más.
Las santas son incluso más
estereotipadas y menos volumétricas. En ambos cortejos el paisaje
es totalmente estereotipado y hay telón cromático.
Arquitectura
y Arte Bizantino Medieval
Tras la querella iconoclasta
se dan tres periodos según la dinastía gobernante en
Bizancio:
- Período Macedonio:
867-1057.
- Período Comneno: 1081-1204.
- Imperio latino de Constantinopla:
cuando llegaron los cruzados de occidente.
- Período Paleólogo:
contemporáneo al gótico en la Europa occidental.
Respecto a la arquitectura,
predominan dos tipos iglesia: la de cruz inscrita y la de octógono
cruciforme. En ambas se da la planta cuadrangular o rectangular, una
cruz inscrita y una cúpula central coronando el edificio. Esto
se debe fundamentalmente a que pretenden que el templo sea un compendio
del cosmos creado por Dios, por eso se denominan iglesias microcosmos.
La cúpula simboliza el cielo, el cuadrado representa la tierra
y la cruz es la forma geométrica que sirve de interrelación
entre el cielo y la tierra.
Desde el punto de vista de
las artes figurativas, hay que decir que llenan en su totalidad los
muros de las iglesias y constituyen una manifestación teológica
que pretende ser el compendio de la fe cristiana. Buscan, por tanto,
representaciones trascendentes y rechazan todo aquello que suponga
materia. Se trata de que todos los aspectos estilísticos y
estéticos de estas artes aproximen al hombre a lo divino. En
consecuencia, buscan la anulación espacial mediante:
- Fondos de oro como telón
de fondo y si no se usa el oro, telones cromáticos.
- Representación de
paisajes y arquitecturas totalmente conceptuales.
- Los suelos no tienen relación
real con los objetos o figuras que se depositan en ellos.
- Se usan perspectivas conceptuales:
las jerárquicas y las diversas fundamentalmente.
- Se buscan los arquetipos
intemporales, las figuras-esquema, que anulen el concepto de tiempo.
Esto lo logran mediante:
- Se suprimen los moldeados
y las sombras, que dan sensación de plasticidad y relieve.
Por el contrario, predomina la línea.
- Tendencia a figuras muy
estilizadas, ya que la estilización contribuye a manifestar
espiritualidad.
- Impasibilidad e inmovilidad.
- Las figuras siempre se
proyectan en dos dimensiones, anulan conscientemente la tercera
dimensión.
Generalmente todos los programas
iconográficos, del mismo modo que los recursos estilísticos,
se repiten constantemente en todas las iglesias. Esto se debe a la
elaboración posiblemente en la segunda mitad del siglo IX de
un tratado llamado "Hermeneia" en donde se dicta cómo
se deben realizar las escenas y que escenas deben colocarse en cada
lugar del templo. De este modo, surgió un proyecto decorativo
que va a ser común para todas las iglesias.
La Hermeneia no se conserva,
pero la conocemos muy bien porque en el siglo XIX se encontró
un manuscrito que recogía la Hermeneia en un monasterio del
monte Athos, en Grecia. En función de la Hermeneia las escenas
y las figuras disponen de la misma manera:
- El nivel inferior (en los
muros): deben aparecer exclusivamente patriarcas del Antiguo Testamento,
profetas, apóstoles, mártires y obispos.
- En el nivel medio (trompas,
pechinas, tímpanos...): deben aparecer historias de la vida
de Cristo que recojan sus momentos más trascendentales.
- En el nivel superior (cúpulas
y bóvedas de horno en los ábsides): debe aparecer Cristo
en majestad, la Vírgen y los ángeles.
Monasterio de Hossius Lucas
Este monasterio es ejemplo de los dos tipos de plantas que se dieron
en Bizancio. La más pequeña es de cruz inscrita y está
dedicada la Vírgen Teotocos; la de San Lucas es la iglesia
de octógono cruciforme.
La iglesia de la Vírgen
Es una iglesia de planta con una cruz inscrita en un cuadrado (prescindiendo
de la cabecera y del nártex). En el tramo central aparece una
cúpula pequeña y esbelta soportada por pechinas y por
cuatro soportes, en este caso y generalmente columnas, aunque también
pueden ser pilares, que producen un gran efecto de ligereza. La cúpula
además es contrarrestada por las bóvedas de cañón
que cubren los brazos de la cruz. Los tramos de esquina se suelen
cubrir con bóvedas de aristas, como sucede aquí, o con
pequeñas cupulillas que junto a la cúpula principal
configuran un modelo de iglesia de cinco cúpulas característica
del templo bizantino.
Al éste hay una triple
cabecera formada por tres ábsides, el central más amplio.
Su estructura es igual y comprende un tramo recto cubierto con bóveda
de cañón y un tramo absidial cubierto con bóveda
de horno. El perfil de estos ábsides al exterior es poligonal.
A los pies aparece un nártex doble, de seis tramos, cubiertos
con bóveda de cañón y articulados en torno a
dos soportes centrales, aquí columnas.
Iglesia de San Lucas
San Lucas es la iglesia de planta rectangular presidida en el centro
por una gran cúpula que se trasdosa al cuadrado en el que se
inserta mediante trompas. Debido a su gran tamaño, necesita
un mayor número de soportes. Así, está soportada
por ocho grandes pilares, por esto se llama octógono. También
se llama cruciforme porque en los ejes ortogonales de la planta aparecen
cuatro tramos más grandes que los restantes tramos de la iglesia
cubiertos con bóvedas de cañón o de aristas más
elevados del resto de los tramos y que sirven de contrarresto del
peso de la cúpula. El tramo oriental es el tramo recto del
ábside.
En muchas de estas iglesias
puede aparecer una tribuna sobre los tramos laterales. Al oeste hay
un nártex cubierto con bóveda de aristas.
Mosaicos: en la bóveda
de horno aparece la Vírgen Theotokos (Madre de Dios) y en la
cúpula que cubre el tramo recto aparece el pasaje de Pentecostés.
En las trompas, aparece el Nacimiento, la Anunciación, la Adoración
de los pastores y de los Reyes Magos.
Esta conjunción de
temas es debido al calendario litúrgico bizantino. Además,
está ambientada en una gruta. También aparece la Anástasis,
el descenso de Cristo a los infiernos, en el tímpano del nártex,
una crucifixión con la deesis y Cristo muerto y un sol, que
simboliza la naturaleza divina, y una luna, que simboliza la naturaleza
humana.
Monasterio de Dafne
Iglesia de cruz inscrita en un octógono de pleno siglo XI.
La cúpula es grande y achaparrada. Los mosaicos están
peor conservados. En la cúpula central, aparece el Pantocrátor,
es un fragmento del Cristo apocalíptico.
El artista está claramente
influido por el arte del bajo imperio: Cristo aparece serio y hay
un cierto modelado. La mandorla tiene numerosos colores a modo de
arco iris. En el nártex aparece la Anástasis. En una
trompa aparece el bautismo de Cristo y en el tímpano aparece
la escena de María presentada en el templo.
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