Guía
del Románico en el Bajo Carrión y Ucieza
Las cuencas
bajas del Carrión y de su principal afluente, el Ucieza, se localizan
en el extremo nororiental de la Tierra de Campos, muy cerca de
la capital palentina y delimitadas al norte por el Camino de Santiago,
y al sur por la Comarca del Cerrato.
Sin llegar a alcanzarse
la admirable densidad existente en otros territorios provinciales,
son numerosos los edificios de origen románico aún apreciables
en varias de sus localidades.
Estamos ante un románico,
por lo general, de carácter tardío, de marcada impronta cisterciense
y en el que conviven, pese a rebasar en ocasiones los límites
cronológicos del siglo XIII, la tradición románica más pura llegada
a través de la cercanísima Ruta Jacobea, junto con novedosas tendencias
constructivas y decorativas que acabarían por imponerse en los
siglos del gótico.
En este apartado del románico de las comarcas
del Bajo Carrión y Ucieza de Palencia, nos ocuparemos
del impresionante monasterio premostratense de Santa Cruz de Ribas
o Santa Cruz de la Zarza, de las iglesias Husillos, Manquillos,
Amayuelas de Arriba, Amayuelas de Abajo, el conjunto monumental
de Amusco, formado por la iglesia parroquial de San Pedro y la
fantástica "ermita" de Nuestra Señora
de las Fuentes.
También nos ocuparemos de lugares secundarios
pero también interesantes como Fuentes de Valdepero, Villajimena,
Monzón de Campos, Valdespina, etc.
Monasterio
premostratense de Santa Cruz de Ribas (Santa Cruz de la Zarza)
Monasterio premostratense
poblado en 1176 por monjes provenientes de Retuerta. Actualmente
es de propiedad privada y se encuentra en estado de abandono.
Perdura su imponente iglesia y su sala capitular que está
considerada como una de las más importantes del románico
español
La iglesia tiene tres
naves, crucero y tres ábsides, el central de planta poligonal,
con contrafuertes y vanos apuntados con columnillas, mientras
que los laterales son de planta cuadrada.
En el interior, la cabecera
muestra diversidad de soluciones. El ábside central se
cubre con crucería cuyos nervios convergen en una clave
decorada con un disco donde se talló un florón.
Dichos nervios se prolongan hacia abajo hasta ser recogidos por
columnas adosadas al muro absidal entre los que se abrieron ventanales
estrechos de arco agudo. El presbiterio también se cubre
con bóveda de de crucería al que se añadió
un "espinazo" al estilo de la catedral gótica
de Burgos.
Pos su parte, los absidiolos
laterales son cuadrados, sencillos, pero no carentes de la habitual
monumentalidad de la arquitectura de raíces cistercienses
del 1200.
El conjunto sigue las
pautas del monasterio también palentino de San Andrés
de Arroyo. A pesar de que los premostratenses seguían la
regla de San Agustín y no estaban plenamente relacionados
con el Císter, en la iglesia se aprecian muchas de las
prácticas constructivas de las abadías de los "monjes
blancos".
La Sala Capitular está
en el lado sur, contigua a la sacristía, formada por un
rectángulo de nueve tramos con bóvedas de crucería
que caen sobre columnas exentas en el centro y otras pareadas
adosadas a los muros.
Se comunicaba con el claustro
mediante un vano de medio punto y dos ventanales laterales ajimezados
con mainel central. Hoy este acceso es el único que permite
la entrada, aunque para ello haya que saltar un escalón
de más de un metro de altura aprovechando que la valla
está roto.
Gran parte de este monumental acceso a la sala capitular
está invadido por vegetación que cubre arcos y columnas.
Todo ello muy romántico y pintoresco, pero a la postre
terminará por agredir, más si cabe, las maltrechas
piezas de su arquitectura y escultura.
Ya en el interior de la
sala apreciamos que se conservan bellos capiteles labrados tanto
en el interior como en los vanos ajimezados que comunicaban dicha
sala capitular con el desaparecido claustro: cestas vegetales,
leones, arpías, grifos y un combate entre caballeros.
Más
información de Monasterio
de Santa Cruz de la Zarza
Husillos
De notable
relevancia durante los siglos medievales como confirma el hecho
de que en ella fueran celebrados dos importantes concilios en
1088 y 1104, la villa de Husillos conserva, algo adulterada, su
antigua Colegiata de Santa María de la Dehesa Brava, rango
que detentaría hasta que, en 1608, el colegio canonical
decidió trasladar su sede a Ampudia.
Consta de
una única nave de considerable anchura que desemboca, tras
un tramo recto muy desarrollado cubierto con bóveda de
cañón apuntado, en un ábside semicircular.
A ambos costados de la nave, cuyas bóvedas originales fueron
sustituidas por otras más modernas de lunetos, abren un
total de cinco capillas laterales, destacando las dos que, con
funcionalidad funeraria, asoman mediante arcos apuntados al lado
del evangelio.
La
fachada occidental, coronada por un óculo flanqueado por
dos ventanales de gusto goticista, alberga, bajo un tejaroz sostenido
por canecillos geométricos, una portada apuntada perfilada
por una chambrana de puntas de diamantes bajo la cual, voltean
cuatro arquivoltas aboceladas que descansan en una imposta horizontal.
La torre, elevada en el muro sur junto a un sencillo vano hoy
cegado, conserva, en su primer cuerpo, una estrecha estancia cubierta
con bóveda de cañón comunicada con la nave.
El proyecto
original del ábside, probablemente de finales del XII,
preveía una articulación exterior a base tres paños
separados mediante haces de columnas sobre un basamento muy desarrollado
aún hoy perceptible, sin embargo, el propósito inicial
nunca llegaría a ser concretado ya que, en una segunda
fase ya bien entrado el siglo XIII, se optaría por una
solución mucho más sencilla a base de potentes contrafuertes
y vanos en derrame.
En el flanco
sur del templo son aún palpables las huellas que delatan
la existencia de un claustro, hoy totalmente desaparecido y del
que procede una buena colección de piezas labradas custodiadas
en un museo de la capital.
Es
imprescindible reseñar el hecho de que fue en la Colegiata
de Husillos donde apareció el famoso sarcófago romano
de la Orestiada, en la actualidad depositado en el Museo Arqueológico
de Madrid y que, sin duda, sirvió como modelo para uno
de los capiteles más renombrados de la celebérrima
iglesia de San Martín de Frómista.
Manquillos
La iglesia
parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Manquillos,
localidad muy próxima al Monasterio de Santa Cruz de Ribas,
constituye uno de los escasos ejemplos castellanos de templo románico
proyectado en origen con un esquema de dos naves rematadas en
una cabecera dúplice.
Edificada
en dos etapas, se iniciarían las obras durante la segunda
mitad del siglo XII con la construcción de sus dos ábsides
semicirculares, de mayor relieve el meridional, y ambos precedidos
de su correspondiente tramo recto.
Al exterior,
quedan divididos en paños mediante semicolumnas cortadas
por una línea de imposta zigzagueante, abriéndose,
en cada uno de ellos, un vano de medio punto sobre columnas coronadas
por capiteles decorados con motivos geométricos y animalísticos.
En una segunda
fase constructiva, ya bien entrado el siglo XIII, se levantaría
el cuerpo de dos naves separadas por arcos apuntados sobre pilares
cruciformes. En la actualidad, su aspecto interior se presenta
bastante adulterado respecto a su conformación inicial,
ya que, en siglos posteriores, la nave norte fue compartimentada
con el fin de crear espacios individuales destinados a baptisterio,
capilla lateral y sacristía.
Amayuelas
de abajo
Pequeña
aldea que, tras quedar prácticamente despoblada, poco a
poco va recobrando la vida gracias a una iniciativa consistente
en levantar viviendas ecológicas y sostenibles mediante
técnicas y materiales tradicionales.
Su iglesia
parroquial, bajo la advocación de San Vicente, se reduciría
en origen al prototípico modelo rural de nave única
rematada en ábside semicircular, siendo ampliada, durante
los siglos XVI y XVII, con la construcción de dos naves
laterales y una torre adosada al muro del testero que, en la actualidad,
oculta al exterior el perímetro semicircular de su cabecera
primitiva.
La portada,
abierta en el lienzo meridional, constituye sin duda el elemento
más sobresaliente del conjunto, desplegándose, sobre
columnas acodilladas rematadas en capiteles vegetales de sabor
cisterciense, cinco arquivoltas apuntadas de las cuales, las tres
centrales presentan una sencilla molduración de bocel y
media caña, mientras que tanto la interior como la exterior,
quedan resaltadas mediante baquetones radiales y dientes de sierra
respectivamente.
Amayuelas
de arriba
Al igual que
su vecino de abajo, el templo parroquial de Amayuelas de arriba,
dedicado a Santa Columba, fue objeto, en fechas tardías,
de importantes reformas que acabaron por camuflar su primitivo
planteamiento románico de nave única y testero semicircular
precedido de tramo recto.
Al interior,
añadida en el siglo XVIII una segunda nave y reformadas
las cubiertas de la ya existente, el origen románico del
edificio es apreciable tanto en las bóvedas de cañón
y de horno que cubren el tramo recto y el cascarón absidal;
como en el arco triunfal de ingreso al presbiterio, de medio punto
sobre columnas y capiteles de esquemática decoración
vegetal. Al exterior, además del ábside semicircular,
en el que una inquietante grieta amenaza su integridad, se conserva
una sencilla portada de tres arquivoltas apuntadas carentes de
decoración.
Ermita
de Nuestra Señora de las Fuentes de Amusco
Fuera del
casco urbano, la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes
es un edificio que, pese a su cronología eminentemente
tardía que bien podría fijarse a mediados del siglo
XIII, fue concebido, en algunos de sus elementos, respetando la
más pura tradición románica.
Presenta tres
naves separadas por pilares cruciformes con columnillas adosadas;
crucero no marcado en planta pero si en alzado; y cabecera de
triple ábside, siendo el central semicircular, y los dos
laterales de planta cuadrangular.
Las cubiertas
quedan resueltas mediante bóvedas de crucería nervada
en el cuerpo de naves, cañón apuntado en el tramo
recto presbiterial, y cuarto de esfera en el cascarón absidal.
Al exterior,
cuatro semicolumnas dividen en tres paños el ábside
central, abriéndose, en cada uno de ellos al igual que
en las absidiolas laterales, vanos de medio punto sobre impostas
billeteadas semejantes a las que recorren el alero.
Hay que fijarse
en la cornisa de los ábsides, soportada por canecillos
figurados un tanto desgastados por la mala calidad de la piedra
de la zona, pero que todavía nos sorprende por el expresionismo
de los animales -especialmente los monos-, los rostros humanos,
algunos muy grotescos, que seguramente intentan representar al
diablo.
De sus dos
ingresos, el meridional, bajo un tejaroz soportado por canecillos
figurados, despliega cinco arquivoltas apuntadas sobre columnas
y capiteles vegetales; mientras que en el occidental, algo más
tardío, sus cinco arquivoltas descansan sobre pilares cortados
por una imposta moldurada.
Iglesia
de San Pedro de Amusco
La iglesia
de San Pedro de Amusco, conocida popularmente como El Pajarón
de Campos por sus enormes proporciones, es un edificio de los
siglos XVI y XVII que conserva, de su primitiva fábrica
tardorrománica, dos magníficas portadas.
La meridional,
abocinada y protegida por un pórtico moderno, presenta
cinco arquivoltas sobre columnas acodilladas coronadas por capiteles
decorados con mascarones, animales monstruosos, motivos vegetales
y diseños geométricos.
De los cimacios,
también ornamentales, voltean cinco roscas de medio punto
en las que fueron representadas una cadeneta trenzada, esquemáticas
palmetas, y distintas escenografías entre las cuales, es
posible identificar un avaro, un combate entre dos guerreros,
seres fantásticos, escenas campesinas, una pareja abrazada,
así como el episodio de Sansón en lucha contra el
león.
El ingreso
occidental, algo más tardío, abre mediante siete
arquivoltas apuntadas decoradas con cuatripétalas, ángeles
en disposición longitudinal, y dientes de sierra; descansando,
cada una de ellas, sobre columnas de fuste cilíndrico rematadas
en capiteles figurados.
Valdespina
Lindante ya con tierras
cerrateñas, la pequeña localidad de Valdespina alberga
en su término dos buenos edificios románicos de
cronología tardía.
La iglesia parroquial
de San Esteban, muy reformada durante los siglos XVI y XVII,
conserva, de su primitiva fábrica, tanto la ornamentación
exterior de su cabecera cuadrangular a base de cuatro arquillos
ciegos con roscas resaltadas con puntas de diamante; como su hoy
inutilizada portada meridional, de cuatro arquivoltas apuntadas
sobre columnas rematadas en capiteles prácticamente irreconocibles
por su deterioro.
Enmarca el portal una
chambrana moldurada, mientras que cada una de sus roscas, queda
individualizada mediante boceles, fórmulas geométricas
y vegetales de relieve muy plano, y puntas de diamante.
En
una pequeña estancia destinada a baptisterio sobrevive
su primitiva pila bautismal, de copa semiesférica decorada
con un registro de arquillos abrazado por un lazo perlado en su
cara exterior, y con sencillos gallones cóncavos en el
interior de la cuba.
A las afueras del caserío,
la ermita de Nuestra Señora del Olmo es un armónico
edificio tardorrománico conservado en excelente estado.
Consta de una sola nave dividida en cinco tramos por fajones apuntados;
quedando cubiertos, cada uno de ellos, mediante bóvedas
de lunetos de cronología tardía. La cabecera, accesible
a través de un arco triunfal sobre pilastras, presenta
una planta ligeramente rectangular resuelta con bóveda
de cañón apuntado.
Los paramentos exteriores
se articulan mediante potentes contrafuertes coincidentes con
los arcos fajones del interior, abriéndose al sur, en el
centro de la nave, una buena portada conformada por un guardapolvo
decorado con puntas de diamante; mas cuatro arquivoltas biseladas
sobre columnas acodilladas de perfil cilíndrico rematadas
en esquemáticos capiteles vegetales de gusto cisterciense.
Támara
Coronando
un pequeño cerro que domina todo el caserío, la
conocida como Iglesia del Castillo por su probable vinculación
a una fortaleza templaria, es un sencillo edificio de una única
nave de cuatro tramos separados por arcos apuntados sobre los
cuales, reposaría una cubierta de madera hoy sustituida
por otra de factura más moderna. Llama la atención
el hecho de que su fábrica no respeta la canónica
orientación este-oeste de la mayoría de templos
medievales, circunstancia que podría explicarse en base
a su posible asociación, no documentada, con una construcción
defensiva de mayor relieve.
El ingreso
principal, abierto en el hastial septentrional, dispone dos arquivoltas
sobre jambas lisas: la interna desprovista de decoración
alguna, mientras que por la externa, coronada por una chambrana
floreada, discurre un grueso bocel adornado con botones y estrellas,
además de una moldura billeteada. Comunicando con un moderno
hospital de peregrinos, hoy en desuso, la portada sur abre mediante
un sencillo vano apuntado, mientras que en el hastial oriental,
bajo una espadaña de dos cuerpos de cronología tardía,
se adivina la silueta de un arco que, probablemente, comunicaría
con alguna estancia desaparecida y en el cual, se conservan capiteles
y cimacios decorados con entramados vegetales y mascarones zoomórficos.
Santoyo
La monumental
silueta gótica -de dimensiones catedralicias- de la iglesia
de San Juan Bautista de Santoyo es uno de los más importantes
templos del gótico en la provincia de Palencia.
Este templo
se levanta, como es apreciable a partir de restos conservados
en los lienzos laterales de la nave, sobre una antigua construcción
románica de finales del siglo XII.
Dichos
vestigios se reducen a los soportes compuestos de los dos últimos
tramos de la nave hacia los pies, y a dos ventanales: uno en el
muro sur muy deteriorado, mas otro, orientado al norte, que abre
mediante un arco de medio punto coronado por un guardapolvo de
puntas de diamante, y cuya única arquivolta descansa sobre
columnas de fuste entorchado con capiteles zoomórficos.
Monzón
de Campos
A los pies
del cerro en el que se eleva su famoso castillo hoy convertido
en Parador de Turismo, la iglesia de El Salvador de Monzón
de Campos vio como en el siglo XV, era derribado su tramo presbiterial
románico en el contexto de un proyecto, nunca materializado,
de ampliar a tres naves su primitiva iglesia románica de
finales del siglo XII.
La nave original,
empequeñecida por las dimensiones de su cabecera gótica,
presenta cinco desiguales tramos cubiertos con bóveda de
lunetos separados por fajones apuntados que apean sobre pilastras,
en cuyos frentes, adosan semicolumnas coronadas por capiteles
muy deteriorados.
De sus dos
portadas, la sur, hoy cegada, consta de un sencillo vano dovelado;
mientras que la orientada al norte, cobijada por un pórtico
muy posterior, abre mediante cuatro arquivoltas apuntadas de las
cuales, segunda y cuarta fueron enriquecidas con diseños
entrelazados y motivos vegetales incisos. Enmarca el conjunto
el prototípico guardapolvo de puntas de diamante, mientras
que las columnas, elevadas sobre un prominente pódium,
culminan en capiteles vegetales de cuyas hojas, penden esquemáticos
frutos.
Fuentes
de Valdepero
La ermita
de San Pedro de Fuentes de Valdepero no es sino la antigua parroquia
del primitivo núcleo poblacional, que, debido a unas inundaciones
documentadas durante la segunda mitad del siglo XIII, hubo de
ser trasladado a su actual emplazamiento.
Se trata de
un edificio de planta rectangular estructurado en tres cortas
naves, de dos tramos cada una, separadas por dos contundentes
pilares de sección cuadrada, quizás posteriores,
que sostienen un armazón de madera. El cuerpo de naves
comunica, mediante un sencillo arco de perfil apuntado, con un
ábside cuadrangular cubierto con bóveda de crucería
nervada, siendo aún perceptibles en sus muros restos de
decoración pictórica. A los pies del templo y en
perfecta simetría con la cabecera, se eleva el campanario
en cuyo cuerpo bajo, una pequeña estancia cubierta con
bóveda de cañón apuntado, hace las veces
de baptisterio
En el muro
sur de la nave se conserva una portada sobre pilastras acodilladas
desde cuya imposta horizontal, nacen tres apuntadas arquivoltas
decoradas con esquemas vegetales de idéntica factura a
los representados en las vecinas iglesias de Monzón de
Campos y Amusco.
Villajimena
La iglesia
de Santa Eulalia de Villajimena es un sencillo edificio rural
de dos naves separadas por arcos apuntados sobre pilares, que,
durante la Edad Moderna, fue objeto de una profunda reforma en
la que su primitiva cabecera, fue derribada para erigir una más
moderna.
De su fábrica
original tardorrománica, sobreviven, además de una
interesante colección de canecillos, algunos de ellos figurados;
sus dos accesos.
El orientado
al sur, protegido como en tantas otras iglesias por un pórtico
moderno, consta de un arco doblado sobre pilares, mientras que
el dispuesto en el muro septentrional, presenta tres arquivoltas
apuntadas sobre jambas lisas.